[21: Fairytale & Time left]

Lisa y Jisoo esperan prudentemente a que el rubio salga de su impactante realización, negando repetidas veces y  con respiración acelerada; no era para menos, les es razonable su estado de shock.

–No, no, no puede hacer algo así – las palabras salen atropelladas y temblorosas. Ni siquiera le salen los gritos exaltados que quiere, estaba hecho un manojo de nervios y angustia – ¿En qué está pensando? ¿Por qué lo haría?

–Está agotado de todo y teme a estar sin ti de por vida... Y bueno, su vida es más eterna de lo usual, considerando la prisión donde está atrapado – Lisa suspira tendido y con total pesar, apuntando las cartas en el sofá frente a ella –. Me lo dijo, te lo escribe ahí. No quiere tener otra opción, si no eres tú.

–Tu abuela hizo esto – acusa con repulsión, horrorizado del destino que le otorgó la estúpida maldición. La rubia se calla y agacha la cabeza apenada, él se limita a negar aún para sí mismo, viendo las cartas que ahora le queman la piel –. E-es muy cruel, esto... Él n-nunca me contó n-nada de esto...

–Porque Soobin apesta expresando sus sentimientos.

–Lalisa.

–Yo dudé de él – cubre su boca, ignorando la disputa entre las dos. Le remuerde la conciencia con cada sentencia que le dijo al azabache por teléfono, con cada barbaridad que pensó sobre él, ahora le pesa en el pecho con mortificación. Jala sus cabellos al peinarlos intranquilo –. Dios mío, ¿Cómo pude hacerlo después de todo lo que vivimos?

Estuvo cegado, dudó de Soobin, ni siquiera sospechó otras posibilidades. ¿Por qué? ¿Tanto se odia a sí mismo como para cegarse y no ver que alguien lo amara? ¿Por qué no le hizo caso a las señales de que aquello era mentira? Se siente un idiota por no percatarse antes.

Soo ni lo enfrentó a la cara, lo hizo por teléfono, le dio excusas vagas y fuera de lugar, actuó de maneras contradictorias. Todo estuvo ahí, y Yeonjun no se dio cuenta.

Jisoo se sentó al costado del rubio para frotarle la espalda con lamento, era obvio que estaba sufriendo con todo aquello.

–No fue tu culpa, él te hirió. A veces el dolor nos nubla, tu jamás pensaste que semejante cosa sucedería, no es una situación usual, Yeonjun-ah.

–Tiene razón, ademas, lamentarse no sirve ahora de nada, Yeon. 

–¿Y-y cómo lo arreglo? – escapa un sollozo mortificado, impotente –. No sé cómo, por favor díganme ustedes.

–Para eso estamos aquí, bobo – intenta consolarlo a su forma, antes de volver a recibir un pellizco de su unnie, prosigue :–. Él piensa que no lo amas, le asusta pensar que el hechizo no se romperá y que todo fuese en vano. Cree que tú quieres a Kai, que sólo estabas confundido por cómo se dieron las cosas entre ustedes – sisea por lo bajo –. En pocas palabras, Soo cree que sólo te gusta él, pero que no esas enamorado, y eso no es suficiente para romper el maleficio.

Yeon bufa exasperado.

–Pero no es cierto, está muy equivocado.

–Los dos están muy ciegos y equivocados con sus percepciones, amigo – corrige con una mueca –. Optó por herirte así, alejarte.

–No quiere que sepas lo que hará, quería ahorrarte eso – Jisoo ahora se une, dando otro caricia a la espalda de su afligido amigo –. Prefirió que creyeras que era un egoísta que nunca te quiso, Yeon.

Claro, lo hizo para que no se enterara nunca de su prácticamente acto de suicidio.

–Sabe que no podrías vivir con esa culpa, con saber lo que haría, porque piensa que te encariñaste con él, como lo hicimos todos –inhala en medio del silencio triste y denso que se formó por unos segundos –. La única alternativa que tenemos es que te vea cara a cara, nada ni nadie más lo hará cambiar de parecer.

–Eres la única persona que puede convencerlo para no atentar contra sí mismo – Kim secunda con igual convicción que porta la menor –. Eres su debilidad, Junnie, debe hacerte caso a ti.

Yeonjun lo cavila por pocos segundos, asintiendo rápidamente y limpiando sus mejillas para levantarse con inmediatez. Ellos tienen que hablar, debe decirle todo lo que siente y piensa, merecen una charla sincera que solucione todo aquel desastre.

No iba a permitir que todo acabara de esa manera.

–Sí, es c-cierto, debo regresar. Tengo que ir con Soobin ahora mismo.

En pleno intercambio hace presencia la figura de Taehyun con cabello húmedo y una toalla, quien está saliendo del baño con ropa fresca. La interrupción hace que todos los pares se enfoque en él, y éste pardeó confundido por la repentina aparición de las menores.

–Hey, chicas... ¿Qué hacen aquí?

La puerta se abre y, de misma manera, Beomgyu irrumpe en plena interrogante, luciendo el mismo desentendimiento del semblante de Kang.

–¿Chicas? No avisaron que... Ay, no, ¿Mamá está bien?

Ellas asienten rápidamente para tranquilizarlo, y con entornar impaciente la rubia agrega:

–Está excelente, no estamos aquí por eso.

–Chicos, tengo que irme – Jun no quiere perder minutos en una explicación que bien le pueden impartir las otras, tiene la preocupación plasmada en su rostro, y eso es suficiente saber para sus amigos –. Necesito ir con Soobin.

–¿Qué? –  Gyu tuerce el gesto – ¿Soobin? ¿Qué le pasó?

–Creí que el tonto estaba de viaje – Tae enarca una ceja inquisitivamente –, ¿Por qué irás con él después de lo que te hizo?

–Oigan, no tengo...

–No, no nos dejes con la intriga, hyung. 

El mayor del grupo supo que aquella era la ocasión idónea que postergó por semanas, porque ya no es posible pasar por alto lo que ocultó de sus amigos, la única realidad. Ellos están de brazos cruzados e intrigados, también comenzando a impacientarse y a preocuparse, impidiéndole el paso. Merecen conocer la verdad, el pelinegro de igual forma era su amigo a la final.

Toma una inhalación para prepararse, les señala con un ademán el sofá, su nerviosismo palpable mientras ellos le siguen con la ansiedad incrementando.

–Hay algo que debo contarles... 

–Ok, ya estamos sentados.

–Te escuchamos.

–No les dije la verdad, yo no conocí a Soobin por internet, menos lo hacía desde hace meses – empieza sin meditarlo demasiado, sin anestesia –. Fue realmente iniciando el mes que lo conocí, cuando Beomgyu estaba enfermo por el resfriado. Me desvié del camino al comprar las medicina y fue cuando encontré la mansión en medio del trayecto.

Ambos estaban en misma medida desconcertados, intercambiando miradas entre los tres.

–Pero ahí no vivía nadie, ¿Por qué de pronto Soobin estaba ahí? ¿Qué razón tenías para mentirnos?

–Sí vivía alguien, él lo hacía – antes de que lo vuelvan a interrumpir con sus interrogantes, levanta la mano y completa: –. Soobin tiene un hechizo encima que lo ha mantenido encerrado en un espejo por ciento diez años, estaba dentro de la mansión, y sólo salió porque yo lo saqué ese día por error. 

La sentencia salió tan veloz y fue tan increíble, que los menores se tomaron un minuto para reponerse y procesarlo. Beom da una risita incrédula, como si captara un mal chiste apenas.

–Hyung, no hay motivo para inventar semejante cuento de hadas, es absurdo.

–No quiero sonar mal, pero Beomgyu tiene razón – Kang aporta, escéptico –. La magia no existe, Yeon.

–Oh, sí que lo hace – Manoban truena sus dedos, riendo con suficiencia al importunar la charla de los amigos –. Ya que no hay tiempo que perder, se los demostraré. Ah, y es una prueba gratis.

Antes de que su novia la detuviese, la muchacha ya ha dado vida a la paloma que enmarcaba dentro de uno de los cuadres de la dueña del hogar, haciendo que el ave volase por sobre sus cabezas hasta que volvió a adentrarla en el sitio de donde provino.

Todos los ojos y bocas estaban en forma de "O" ante la fascinación y la perplejidad del acontecimiento.

–¡Wow! ¿Q-que mierda?

–¡¿C-cómo hiciste eso?! ¡¿Y cómo yo no sabía si soy tu mejor amigo, Lalisa?!

–Soy una hechicera, es algo que nadie lo sabe, Beom – se encoge, evitando la mirada del otro rubio, estaba acostumbrándose a esa clase de reacciones cada que confesaba su naturaleza. De reojo capta al rubio en la sala, sintiéndose apenada ante los hechos –. Mi bisabuela encerró a Soobin en el espejo que menciona Yeon. Todo lo que les dice Choi es total y completamente real.

–Pero, no entiendo. ¿Cómo funciona eso del hechizo? ¿Cómo es que hyung lo sacó del supuesto espejo?

–Soobin posee un mes para romper el hechizo antes de regresar al espejo, nada más alguien de corazón puro puede conseguir que salga del espejo, que es el objeto donde se concentró la maldición o maleficio – confirma Jisoo, captando los pares del Choi mayor –. La persona que lo sacó debe de amarlo absolutamente por todo lo que es, incluso hasta querer y aceptar sus defectos. Eso el lo único que rompe el encantamiento.

No hay opiniones por unos segundos, hasta que Beom apunta a Yeonjun con confusión.

–Pero si tú estás aquí, y si ya va a transcurrir el plazo pautado...

–Me engañó diciendo que ya estaba libre, terminó lo nuestro porque quería mantenernos apartados de él. Lo hizo porque creyó que regresaría al espejo y que era mejor que nos alejáramos para no hacernos daño, sobre todo a mí, por fracasar en nuestro propósito – Yeon no sabe de dónde saca la fortaleza para exponerle aquello, su garganta se cierra como si la presionara con una mano, sus ojos se nublan incontrolablemente –. P-planea destruirlo, lo que en otras palabras significa que...

–Él dejará de existir – completa Lisa en voz baja, pues el rubio no lo consiguió verbalizar.

El shock inicial se liberó rápidamente al ambos comprender la magnitud del asunto.

–¡¿Qué?! – Taehyun se alarma.

–Debes detenerlo ahora mismo – Beom completa en mismo estado.

Yeon estuvo más que de acuerdo, afirmando repetidas veces.

–Por eso necesito que se queden con mamá, ¿Sí? 

Sin mucho más que decir, los chicos le tranquilizan prometiendo encargarse de la mujer, pero nuevamente la salida del ojos miel se obstruye al justamente la mujer aparecer desde su recámara, contrariada por la presencia de tantas personas de aura angustiada, y sobre todo por el estado de su hijo.

–Vaya, no sabía que tendríamos visita, disculpen.

–Señora Choi, no se preocupe, no avisamos con antelación – intercede la mayor de las chicas con dulzura y una reverencia que siguió su novia a su costado – ¿Cómo se siente?

–Mejor, Jisoo, un gusto verte– corresponde con una sonrisa titubeante y apagada, aún examinando los rostros de todos  –. Sólo que no comprendo qué sucede... ¿A dónde vas con tanta prisa, Healing?

–Mamá, sé que esto es super raro y repentino, pero en serio debo regresar a Daegu ahora mismo, lo lamento – Yeon se aproxima con pesar hasta Sooyoung, sujetando sus hombros con delicadeza –. Prometo volver, los chicos te cuidarán bien mientras no estoy.

–De acuerdo, tranquilo – acuna en una palma la mejilla del chico, preocupada por su semblante casi aterrado; conoce demasiado a su hijo y obviamente no se encuentra bien –. ¿Todo en orden?

Jun quiso lanzarse a llorar en brazos de su progenitora, estuvo a punto de hacerlo, pero no posee el tiempo para darse tal lujo, además de que eso la angustiaría en su estado. Así que le queda murmurar con voz aprensiva:

–Es Soobin, debo ir ahora. 

Young no necesitó explicaciones inmediatas, no iba a retenerlo, ya los demás le dirían. Le da una caricia entonces antes de sugerirle:

–No pierdas tiempo de ser así, ve con él, cariño.

Yeonjun agradeció l comprensiva que era su madre, la abrazó antes de irse con una breve despedida con el resto.

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–Cielo, no estés tan triste, mi alma se destrozará en pedacitos si lo estás– Jieun se agacha para entrar en el escondite de su pequeño hijo, portador de un puchero y un ceño adorablemente fruncido. Al ser ignorada por el refunfuñón niño, usa un tonito dramático, acompañado de un suspiro desolado:–. ¿No quieres ver los ojos de mami?

–No es eso... – Soobin no se resiste de voltear con expresión desganada, muerde sus labios antes de musitar desganadamente:– Yo quiero que alguien me ame, que te amen.

La mujer se conmueve ante las palabras del infante. Ríe con ternura y lo arrulla contra su cuerpo al lograr sacarlo del escondite.

–Amor mío, si yo te amo con todo mi ser, así como Nayeon y todos los demás en la mansión lo hacen. En cuanto a mi, ya yo soy amada por ti y por las personas que tienen mi aprecio en igual medida. Y

–Pero papá no te ama... 

Los niños eran tan observadores, como brutalmente honestos e inocentes.

–Lo hace, querido – trata de no sonar dolida, retomando sus caricias en el cabello negro de su niño –. Cada persona tiene distintas formas de amar, y  así mismo de expresarlo.

–No es cariñoso como los príncipes lo son con sus princesas en los cuentos que me lees – farfulla con un mohín obstinado, levantando su rostro desde su posición para verla –. Mami, tú eres una reina, quiero que te traten como tal.

–Y tu eres mi príncipe – sonríe con cariño, besando su frente –. No todo es como en los cuentos, cielo, y eso no es tan malo.

Soobin abre su ojitos con impacto, exclamando con casi indignación:

–¿El amor verdadero no existe entonces? ¿Es una vil mentira de los cuentos?

Jieun parpadea antes de reír y atraerlo de nuevo contra su pecho. A veces quiere aplastarlo con su alma debido a la ternura que le origina el pequeño Binnie.

–Claro que sí existe, y es lo más mágico que jamás ha rondado en la tierra. 

A Soobin le fascinaba la idea cada que se la leían, no sabe qué es el amor exactamente, pero le suena tan bonito que se ilusiona con conocerlo algún día, cuando sea grande. Aunque le confunde que las cosas no sean como en aquellas historias de hada, porque si fuese así, todos serían felices, cantarían y se querrían tanto como para rebosar de amor. ¿La gente puede rebosarse de amor? Quien sabe, pero a él le parece idóneo. 

Si él adora cómo su madre le demuestra aprecio, tal como los demás en la mansión, como Nayeon, entonces debe ser igual de lindo... 

–¿Cómo es el amor, mami?

Ella  no era partidaria de dar respuestas banales a los demás, no por ser niños hay que tomárselos a la ligera, todo lo contrario; debes enseñar bien para que crezcan bien. Se toma un minuto para resumirlo con voz serena y dulce:

El amor  es impredecible y muy dificil de explicar, hijo. Vuelve a una bestia en alguien dócil, hace que hospedemos en nosotros cosas que no imaginamos en un principio, y a veces nos desconcierta por no saber cómo identificarlo. Puedes conseguirlo en un lugar solitario, de quien menos esperas tenerlo, incluso si no comparten nada en común tú y esa persona, pues sus diferencias se volverán una linda armonía. Es como dar y recibir. 

–¿Sí? ¿Siempre es como los colores?

–Bueno, tiene matices variados, Soobin – da una mueca triste por tener que romper un poquito esa ilusión del niño . Tal como es lindo como los colores, puede ser algo doloroso en ciertas ocasiones, nos hace celar a la otra persona, pero no es amor real si permitimos que eso nos domine y vuelva criaturas posesivas. El amor debe ser libre, no tomar lo mejor de nosotros para transformarnos en algo malo, sino inspirarnos a mejorar. 

–Eso da algo de miedo...– era tan complicado que casi se marea, dio un puchero inconsciente ante la implicación de todo.

–¡Oh, pero no todo es malo, Soobinssi! El amor también te hace flotar, reír, sonreír sin planearlo. Puede ser un remedio, a pesar de que sentimos que en algunas oportunidades sea igualmente nuestra enfermedad, pero el amor correcto te hace sanar sin importar nada – prosigue con más entusiasmo . Nos puede asustar porque nos hace ser diferentes, porque nos cambia un lado de la percepción al ser inspirados adecuadamente por la persona correcta, tesoro. 

»Tomar malas decisiones es un accionar de nuestra naturaleza, no somos seres perfectos, pero florecer en pleno invierno es lo importante. Justo pasa en el amor – pausa para suspirar con melancolía, rememorando cuando su vida era las partes floreadas de ese matiz colorido, que con el tiempo se marchitó y drenó –. Es una danza en navidad, cálida y cargada de melodías preciosas, es una acción de tu corazón que nace sin esfuerzo, como la verdadera amistad. El amor es compartir, enseñar y crecer. Ah, y el amar a través de las adversidades, es el acto más noble y maravilloso... 

–Es confuso, mami –  se aparta con cuidado, haciendo un movimiento con su nariz debido a la inseguridad –. No creo que pueda amar a alguien algún día, sentir todo eso que dices suena muy escalofriante.

Ni entendió la mayoría, Binnie es muy pequeño todavía. Su madre lo tiene presente, pero quiso no dejarle esa dudita.

–Lo harás, y será la persona más afortunada de tenerte, ¿Sabes la razón? – señala cariñosamente, dándole un toque en esa naricita de botón que arrugaba como un conejito. Porque, por más escalofriante que sea amar, serás valiente para hacerlo, lo aseguro.

–¿Y si no me ama igual? – se horroriza – . ¿Y si me arriesgo yo solito?

–¡Por supuesto que te amará, tontito! Por ser tú, prometo que esa persona lo hará.

–Es que... – da una respiración, dudando levemente en preguntar, hasta que se decide con ojitos expectantes: – Lo que sigo sin entender, es que si papá siente amor por ti de la forma en como lo dices, ¿Por qué pelean tanto tú y él? ¿Por qué te deja ir molesta siempre, como hoy en la cena? Amar no puede ser dejar ir... ¿O sí?

Tan inocente cuestionamiento , es como una puñalada para Jieun , mas no lo denota para evitar algún malestar en su pequeño primogénito. Sonríe ladina, acomodándole mechones desordenados detrás de sus orejas.

–Es complejo explicarte nuestra relación, bebé... Lo que te puedo asegurar, es que tu padre te ama inmensamente, a pesar de que no lo demuestre tanto, o lo haga de una forma inusual.

–¿Piensas que me amaría más bonito si soy como su reflejo en el espejo?  – susurra quedamente, se entristece constantemente de no sentirse suficiente como hijo de su padre, era normal que el hombre sea duro con su persona, desde que recuerda. Antes era más cariñoso, pero a medida que crece, se torna distante, de su madre y de él –. Suele decir que desea eso.

–Soobin, tu nunca tienes que ser como tu padre, ni como nadie. Eres tú mismo, hermoso a tu manera, con tus defectos y virtudes – le sujeta ambas mejillas regordetas con seriedad, pero manteniendo su suavidad al hablar –. Jamás te mires en el espejo queriendo ver el reflejo de alguien que no sea el tuyo, y hazlo con orgullo, con mentón en alto.

El de pares negros asiente con sus mejillas abultadas por la acción de su madre, apartándose para abrazarla y refugiarse en ella, olfateando su aroma a vainilla y nueces, creyendo fielmente en sus palabras, las cuales, lamentablemente, olvidó durante mucho tiempo... Hasta que conoció en el siglo siguiente a un chico que cumplió con cada característica expuesta por la sabia y hermosa Jieun.

Soobin abre sus ojos resecos e irritados -producto del complicado día anterior-, aferrado a la almohada que antes usaba Yeonjun. Se le va un suspiro largo contra esta, lamentando profundamente que el aroma se esté desvaneciendo tan deprisa. 

Hace mucho no soñaba con recuerdos de su madre, pero fue grato hacerlo después de tener tantas pesadillas seguidas con el rubio al que trata de hallar entre las sabanas, a conciencia de que no sería posible encontrarlo, pero fantaseando en ello. Se levanta a ejecutar la tediosa rutina del día, siendo participe de que sería su última mañana en la tierra, y poco lo importaba en aquel instante, siéndose franco.

Tomando el desayuno, que consiste en un poco de leche y pan tostado, se dispone a apreciar por los ventanales la nieve cayendo en una carrera apresurada, apenas se divisa algo afuera debido a la bruma helada y blanquecina, pero no era comparable tampoco con una tormenta; ha visto peores épocas. 

Tuerce el gesto al rememorar la vez en la chimenea junto a Yeonjun y el resto, ya ni siquiera la había encendido más desde que todos se fueron, no hallaba ánimos para nada, así que desplazó el frío en sus manos y cuerpo con suéteres largos y pantalones gruesos. Si se afeitó fue para no espantar a nadie, y era una costumbre que conservaba más por inercia. Y es que se obligaría a salir de la mansión por primera vez en días, sólo porque se prometió que haría valer su último día en la tierra.

Antes de irse, se paseó por el estudio y se sentó un rato en el escritorio para escribir un poco; había dicho que no redactaría más cartas, pues era como si la tinta y el papel se volvieran en un puñal o daga mortal para su alma torturada, pero a su vez, era un método infalible para desahogarse todo lo que se estaba tragando. Además, piensa que es mejor dejarle cartas a los demás como disculpas, si es que se atrevía a entregárselas a través de Lisa, porque todavía no cree ser capaz de enviarle a Jun las que le ha escrito. En realidad, todo lo que le escribió luce más como un libro entero, y de ser por él, habría escrito mucho más para el mayor, de no ser porque estaba exhausto. 

Al culminar su caligrafía, está por abrir el cajón donde guardó el resto de sus cartas, de no ser por una voz femenina:

–Si tus planes son estar todo el día afuera con esta temperatura, deberías de alimentarte mucho mejor, como mínimo. Hace días no comes ni descansas apropiadamente, Soobin.

El joven expulsa el aire para incorporarse, inmutado del comentario. La pelirroja se cruza de brazos, manteniéndose igual de neutral.

–¿Qué haces aquí, Irene?

–Vigilando que no cometas ninguna locura.

–No tengo en mente romper el espejo hasta la medianoche – sonríe ladino, con amargura –. Es irónico que precisamente sea en año nuevo.

–¿Por qué no antes? – cuestiona con un musitar débil, casi esperanzada –. Lo postergaste por un motivo ¿No? Tú no quieres hacerlo.

–Porque merezco sufrir hasta el último minuto después de lo que le hice a Yeonjun, a  Nayeon y a todos los demás.

Soo se encargó con ello de bajarla de sus anhelados deseos, con esa sombra en su aura, y a Irene no le quedó de otra que reprimir el malestar que eso le causa.

–Estás siendo muy duro contigo mismo.

–Tal vez, pero quien fue mi verdugo desde el inicio, fuiste tú – ataca con ese ácido en su paladar, del cual se retracta tardíamente ante la cara afectada de la hechicera; no era su intención, pero ¿Le culpan de estar tan lastimado por una decisión precipitada que tomó esa mujer frente a él?.  Se levanta depositando las cartas a un lado con cansancio –. No quiero discutir sobre eso, debo irme.

–Se enterarán en algún punto, te aseguro de que Yeonjun estará furioso y muy lastimado contigo por hacer esto, por mentirle.

–No tiene que hacerlo si Lisa y Jisoo no hablan. Además, de ser el caso, ya no estaré aquí para verlo.

–No piensas así  – le detiene por el brazo con delicadeza, suplicante –, no eres tan egoísta como quieres aparentar.

–Fue ese uno de los motivos por los cuales me encerraste – esta vez, el comentario se coló sin malicia, fue un desahogo de su ser. Verdaderamente, sí le importa la opinión de su hyung, más que nada, pues le estaba mortificando la reacción que tendría cuando se entere de lo que fue su plan original, el imaginarlo destrozado por su decisión, pero no es valiente para enfrentar lo que venía; supone que a la final, sí es muy egoísta... Aparta la mirada por pena, añadiendo con un susurro ronco:–. Detestaré la idea de que Yeonjun salga herido por mi culpa, más de lo que ya lo ha hecho por involucrarse conmigo, así que, encarecidamente te ruego que convenzas a las chicas de no abrir a boca, jamás, bajo ninguna circunstancia – se zafa del agarre con cuidado –. Es lo menos que puedes hacer por mí, Irene.

La aludida le permite partir de la propiedad, sin moverse de su sitio en lo absoluto, repitiendo la charla reciente que le martillea por dentro, con toda las cargas. Es así hasta que recibe un abrazo por su espalda, unos brazos fuertes, grandes y leales que la arman un poquito al menos.

 Namjoon relaja su cuerpo mientras ella sigue rezando porque las chicas estén teniendo éxito, y de prisa.

–A nosotras nos fue muy complicado conseguir un vuelo para Seúl, hay que tener paciencia.

–Ahora mismo no poseo mucha paciencia, perdón. 

–Ok, pero al menos no estás solo aquí...

Yeonjun le examina de reojo, no pretende ser malagradecido cuando fue por ella que se enteró de todo, pero se le revolvió el estómago con el comentario de la muchacha al colarse cierto azabache por su mente, y el reloj que les juega en contra. 

Después de dar aviso a su madre de que se iría, preparó un bolso velozmente y partió al aeropuerto, pasaron la noche ahí debido a que los vuelos estaban más que agotados para esas fechas, únicamente les dieron la vaga esperanza de conseguir uno al día siguiente. Le fue una noche terrible, no sólo porque conciliar el sueño en una silla pública no era absolutamente cómodo, sino porque estaba inquieto con el tema del otro Choi.

Eran las nueve de la mañana y todavía no había respuesta de las aerolíneas, a parte de por ser año nuevo y que no tuvo reservación con antelación, se estaba iniciando una tormenta de nieve en toda la extensión de Seúl y varias zonas de Corea del sur, según oyeron en la televisión. Comió por obligación de la rubiecita obstinada, quien no le ha abandonado desde que salieron de casa de su madre, los demás estaban cuidando a esta última y esperando por información nueva y gratificante. 

Yeon se soba el cuello, sus músculos adoloridamente agarrotados y tensos por las malas posiciones y horas sentado, exhalando al final con desgano.

–Debió decirme cómo romper el hechizo desde un principio.

La jovencita se encoge con semblante agotado.

–Tendría sus razones para no contarte, no lo sé.

 –También escribió acerca de mi conversación con Kai. Juro que de haber sabido que estaba ahí...

–Los escuchó, le advertí que no era adecuado espiar, pero ya sabes lo terco que es.

–Sí, pero el asunto es que no escuchó toda la charla – remarca con exasperación, el no obtener respuesta de nada le tiene obstinado. 

–Bien, claramente no tengo idea de todo lo que ustedes conversaron, pero debo preguntarte algo, Yeonjun – Lalisa se endereza tras una pausa, logrando capturar el enfoque del contrario por su repentina seriedad –. ¿Lo amas? Porque de no ser de ese modo, el hechizo no cederá, y Soobin ha sufrido mucho como para ilusionarse a último minuto.

La pregunta le toma desprevenido, no obstante, no es como si no hubiese meditado toda la noche respecto al asunto, ya se había planteado esa misma interrogante tras leer todas esas cartas, se cuestionó y autoevaluó para saber si toda aquella carga de sentimientos que el azabache le dirigió en palabras tan preciosas era unilateral o correspondida. No le toma más de unos leves segundos en contestar con sinceridad la conclusión a la que llegó en un instante:

–Sí, lo hago. 

–¿En serio? Es decir, ¿Completamente seguro?

–Soy un idiota al no darme cuenta antes, pero es completamente real lo que siento por él, Lalisa.

Ella no es capaz de dudarlo por la forma en la que los orbes intranquilos parecen tener una tormenta desatada, es perceptible el estado en el que estaba el chico, no hay ironía ni falsedad en su sentir. Fue precisamente eso la base para quedarse con el otro rubio en la travesía, a la final, ella igual se cree responsable del maleficio -indirectamente-, impotente de no ser capaz de ayudarlos más.

Lisa está igual preocupada por su amigo, como todos lo están.

Transcurren más horas y la tormenta empeora, para agregar la cereza al pastel, Yeonjun siente que un vértigo le alcanza cuando declararon final e irrevocablemente cancelados todos los vuelos hasta el año entrante. 

–Carajo, ¡¿Cómo que ya no hay vuelos?!

–Oigan, ustedes dijeron que hoy habrían posiblemente asientos disponibles.

–Era una posibilidad, usted mismo lo ha dicho, señorita. El clima no hace viable una salida de la ciudad, es un riesgo – la mujer cuarentona de lentes está estoica, sin inmutarse siquiera de los ofuscados jovencitos que reclaman en su módulo –. Lo sentimos, escapa de nuestras manos y les pedimos cordialmente que vuelvan a su lugar de asilo para resguardarse.

Ambos rubios, resignados a no montar un escandalo cuando los guardias les vieron con advertencia, van a la salida arrastrando sus pasos, más que desorientados.

–Maldición, ¿Y ahora qué? – Yeon gesticula con sus manos en palpable muestra de su creciente ansiedad – ¿No puedes hacer un truco o algún hechizo para que el clima mejore?

–No llego a ese nivel de hechicería – chasquea con su lengua, frustrada en misma manera, ya hasta migraña tenía.

–¿Y qué hay de teletransportación y esas cosas?

–Sólo se me permite estando cerca de los lugares.

–¡¿Para qué sirven los poderes entonces si no hay variedad de opciones?!

–Uy, perdóname por no poseer un amplio catálogo para cuando tus amigos se alocan, Choi.

Jun mueve su pies en el suelo con nerviosismo, tratando de resolver el conflicto con pensamientos aleatorios apresurados. De pronto, salta con una idea.

–¡Ya sé! Vamos al tranvía, y si no conseguimos nada, a la estación de tren.

Lisa asiente en acuerdo y toma el primer taxi que se dispone a salir con el clima actual. Sin embargo, apenas ponen un pie en la estación, la misma está cerrada, y para colmo, la siguiente está en igual de condiciones, además de que investigando por sus teléfonos descubren que los trenes de toda la ciudad agotaron los asientos por la temporada festiva. 

–Esto parece karma – refunfuña la chica, su ojo ya le palpitaba.

–¡La estación de buses a la ciudad! – Jun titubea, pero estaba más que dispuesto a no rendirse – Y-ya debió de abrir.

–Dudo que hayan boletos a esta hora en pleno año nuevo – opina, el rubio se deprime al instante, por lo que añade con más convicción:–, pero no perdemos nada con ir a chequear.

Buscan otro taxi y emprenden rumbo hacia la estación central de buses de Seúl. Tampoco corren con mucha suerte en el sitio, ni en otras dos estaciones de buses, porque, como ocurrió con los trenes y tranvías - sin mencionar los aviones-, estaba todo cerrado, asientos vendidos o viajes cancelados por la tempestad de nieve que les estaba helando los huesos.

–Mierda – Yeonjun jala sus cabellos y va de un lado a otro, fuera de sus casillas –, ¡¿Por qué tienen que suspender los viajes precisamente hoy?!

¿Por qué convenientemente el plazo del espejo era hasta medianoche de año nuevo? Vaya desdicha y burla cruel.

–Ya es tarde – Lisa observa el reloj de su muñeca con un escalofrío, igual de alterada al fijarse que eran pasadas la 1 pm –. Tienes que irte ya mismo como sea, Yeonjun.

Una carcajada quejumbrosa se le cuela.

–Oh, que genial idea, ¿Ves acaso cómo? 

Manoban entrecierra sus ojos con malhumor.

–A veces me vuelves a caer muy mal, Choi.

Desplazando su malgenio, se dispone a salir de la estación de buses sin trayecto fijo, tajante y sin importarle a quien se lleve por el medio.

–Iré a alquilar un auto, a robar uno, ¡Lo que sea!

–Hey, hey, ¡Ni siquiera hay alquileres abiertos hoy!  – le detiene por el brazo, razonando con tono alto para hacerse oír – Además, no puedes manejar en ese estado, y perder tiempo buscando a Taehyun o a Jisoo no es opción, yo no sé manejar.

–Un taxi entonces. 

–Nadie te llevará a las afueras de la ciudad, Yeon.

Efectivamente, ningún taxi ni transporte público está decidido en salir de Seúl, ni siquiera a las líneas conocidas a las que marca con dedos ya temblorosos. Tranca el teléfono con un bramido alto.

–¡Dios, alguien debe viajar en auto para Daegu hoy!

Como si fuese un milagro y el cielo se hubiese apiadado de sus deseos, hay un grupo de chicos que se ríen cerca de ellos, en una Van vieja con pegatinas graciosas en los vidrios laterales, el grupo de jóvenes parecen estar por partir por las cosas que cargan de la tienda a su costado, mientras se dan calor con los abrigos, guantes y gorros de lana. Hablan tan alto, que los dos rubios captan los comentarios de estos acerca de su viaje a Daegu.

Quizás no escucharon correctamente, pero una chispa de esperanza ya se instala en ellos, sobre todo en Choi.

–Al parecer no eres el único suicida – era más una broma, pero al no obtener contestación, voltea para descubrir que Yeonjun ya estaba yendo con el grupo de desconocidos –. Eh...

–Disculpen mi atrevimiento, ¿Se dirigen hacia Daegu?  – no pierde oportunidad apenas se acerca, interrumpiendo la charla amena y captando toda la atención sobre él, ni siquiera siente vergüenza alguna por el arrebato – No quise entrometerme, es que tengo urgencia de partir hacia allá cuanto antes.

–Sí, iremos en una hora – afirma uno de los más fornidos, amable pero con curiosidad –. ¿Te encuentras bien?

–Tengo una emergencia con una persona allegada, necesito llegar como sea hasta él, hoy mismo.

El mismo que le dirigió la palabra primero, le echa una mirada a sus amigos al notar el estado del chico, y propone con cierta vacilación:

–Lamento eso, si gustas podemos llevarte, pero será un viaje lento con esto del clima y por el auto, es prestado...

–De acuerdo, no hay problema, se los agradecería enormemente – expulsa el aire contenido y asiente repetidas veces, sonriendo con alivio y dando una reverencia torpe y rápida –. Un gusto, soy Choi Yeonjun.

–Soy Jay Park, él es mi novio Yang Jungwon – vuelve a representar a todos, sonriéndole mientras abraza por los hombros al adorable chico tímido que acaba de mencionar, posteriormente señala al resto con un dedo –. Ellos son Lee Wonho, Oh Sehun y Kim Seon Woo, pero todos le decimos Sunoo.

–Hola, disculpen por interrumpirlos, ¿Me prestan a mi amigo el imprudente por un minuto? Gracias – Lisa aparece con una sonrisa y jala a su acompañante a la entrada de nuevo, frunciendo el entrecejo con recelo – Oye, ¿Piensas irte con unos extraños por la carretera? 

–Estoy desesperado, no tengo más alternativas – defiende con toda firmeza, no se iba a retractar –. Tengo que ir con Soobin ya mismo, tú misma lo dijiste, ¿Qué más alternativa tengo?

Manoban lloriquea masajeando sus cienes, tampoco hay más opciones, como expresa el mayor.

–No dejes de responder tu celular, ¿Ok? – es lo último que ordena, discretamente chasquea sus dedos para brindarle un hechizo de calor de larga duración al ojos miel, pues estaba casi castañeando como ella, también se los otorga a los chicos de la Van. Yeon lo nota con extrañeza, ella suspira con resignación, dándole un breve abrazo que le toma por sorpresa– Cuídate, nos llamas apenas llegues a Daegu o hables con Soobin. Jálale las orejas de mi parte.

Yeon se separa de la estudiante con una sonrisa apenas visible, asintiendo una vez.

–Gracias, Lisa.

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La campanita suena para anunciar la entrada de un cliente en la vieja biblioteca. Estaban trabajando solamente el turno de la mañana, puesto que cerrarían a las dos de la tarde por motivo de año nuevo. A pesar de ello, el aroma a pino y canela, la calidez del sitio y la sonrisa genuina de la ancianita en  mostrador son un incentivo para que cualquiera se sienta atraído al local de tonos marrones y mostaza, pasando un momentito del último día de aquel año.

Soobin precisamente se aparece en el mostrador para saludar a la mujer de lentes, su pequeña nieta estaba coloreando a su lado, la misma le regala a él una galleta con forma de estrellita al verlo mirar distraídamente el plato que estaba en la madera, sonriendo radiante.

Tras agradecerle, una vez su abuela se ocupa en algo más, la pequeña le pide que se acerque para susurrarle algo al oído, divisa un rubor en sus mofletes mientras le dice:

–¿Dónde está el lindo oppa con mejillas estirables que te estaba dando un besito en el pasillo?

Ante el recuerdo se le escapa una sonrisa nostálgica, una punzadita en su pecho ya herido.

–Él no pasará las fiestas aquí, linda.

–¿No? ¿Y por qué no te fuiste con él a donde está? – ladea su cabecita con coletas en confusión –. ¿Sus padres no te invitaron o los tuyos no te dieron permiso de acompañarlo?

–No se trata de ello – sus comisuras decaen porque no logra mantener el gesto, a pesar de la ternura que le provoca la niña, sus inocentes interrogantes le eran tristes; ojalá fuera tan fácil como aquello que ella cree –. Es complicado, pero realmente desearía que estuviese aquí conmigo, ¿Sabes?

–Dicen que hoy habrán estrellas fugaces, como la de la galleta que te di – da un saltito entusiasta que hace mover sus lacitos rojos, como si su idea fuera brillante –. En el cuento de hadas que leo, la princesa pidió un deseo a una, y la estrellita le envió a un sapito príncipe de regalo. No creo que exista diferencia porque ustedes sean dos príncipes, ¿O sí?

–No, no la hay – musita abatido, quisiera tener esas ilusiones infantiles que ya no posee hace tanto, porque las estrellas nunca cumplían deseos, pasan riéndose en el cielo mientras él las admiraba con devoción –. Extraño leer esa clase de cuentos, son lindos.

Al menos es lindo pensar que en un mundo perfecto y ficticio, todo es idealmente bonito.

La niña infla sus mejillas y pone ambas manos en sus caderas, sacando el pecho para dar un discurso:

–Hay muchos en la sección infantil, aunque es tonto ponerlos ahí si a los adultos también pueden gustarles ¿Cierto? No tienes que dejarlos de leer, así se burlen de ti por ser grande, Soobin oppa. No dejes de creer en ellos, ¡Jamás de los jamases!

Quisiera poder hacerle caso a la tierna chiquilla, le sonríe apenas como respuesta para no romper sus ilusiones. Justo su abuela aparece nuevamente.

–Querida, lleva esto por mi a la sección de recetarios – le extiende un libro a la de coletas, y esta asiente antea de salir corriendo, a pesar de que la regañó por ello. Vuelve con el de cabellos oscuros a la recepción, en voz cantarina –. Le caes muy bien, igual que Yeonjunssi.

–A nosotros igual nos cae muy bien, su nieta es un encanto. 

–Un día puedes pasar a leer con ella, siempre ha querido un hermano mayor.

Soobin sintió otro pinchazo en su pecho, no quiere aportar más promesas que sabe que serán en vano. Mejor cambia de tema al sacar de y bolso el libro con cubierta que cargaba consigo.

–En realidad, vine de paso por aquí y quise aprovecha para entregarle el libro de poesía moderna que retiré el otro día.

–Puedes quedártelo, casi nadie lo lee, sé que tú lo apreciarás más. Es un desperdicio que esté en esos viejos estantes ensuciándose de polvo – sacude su mano con desdén, fascinada con la educación que tiene el apuesto chico, le recordaba a los jóvenes de su época –. Es una lastima, tiene contenido valioso que sólo los enamorados empedernidos comprenden.

Bin tuvo calor en sus mejillas, agachó la mirada avergonzado.

–No quisiera hacerlo sin pagarle algo... 

–Considéralo un regalo de navidad, querido. 

Es imposible rechazarlo cuando se lo da con tan buena fé y con una sonrisa tan noble, desiste al guardarlo de regreso en la bolsa café y le da una reverencia en cortesía a la ancianita.

–Gracias, señora Park. Debo irme, pero me ha sido muy grato verla.

–Igual a mi, Soobin-ah – se adelanta con una palmadita cómplice en las manos mas grandes –. Pero antes, ¿Cuál fue tu frase favorita del libro? Dime, anda, anda.

Hay demasiadas esplendidas, pero una de ellas es la de Sam Keen – confiesa tras un rato de meditarlo, recitando con melancolía: –. "Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta" 

–Ah, es tan cierto – concuerda con ensoñación, le complace que el chico sea tan inteligente. Al mismo despedirse tras un breve comentario al respecto, ella aporta -jalando su mejilla con afecto- antes de  permitirle partir: – ¡Oh, y feliz año nuevo, Soobinssi! Eres bienvenido cuando quieras, y dile lo mismo a Yeonjunssi cuando regrese.

–Por supuesto, señora Park – traga su malestar y se obliga a sonreírle, saliendo del local con todo el pesar. Una vez afuera, suspira con una nubecita que se escapa de sus labios, emprende camino a la siguiente parada, sin olvidar el anhelo de estar junto al chico que le había enseñado y acompañado por esas calles en todas sus salidas desde semanas anteriores; nota la gran diferencia andando solo, ya ni siquiera le es cómodo tener sus manos escondidas en los bolsillos, no sin sostener las del otro, no le halla gracia a detallar los adornos navideños, de hecho, es más consciente del paisaje que de la decoración. Entiende que todo ese tiempo casi no captó nada que no fuera Yeonjun, y se siente un idiota y desdichado enamorado –. Orfanato Jeong, concéntrate en llegar ahí y deja de pensar en él, Choi Soobin.

En su travesía no hace uso de ningún vehículo porque prefiere la caminata para apreciar mejor todo, era una oportunidad que no perdería; todo luce tan distinto a su época, se siente por primera vez ajeno, realmente hasta ahora el cambio le es bastante perceptible, lo había pasado muy por alto al tener compañía a su lado. Cada sitio le recuerda que su vida anterior y después del espejo, eran paralelos absolutamente opuestos.

Al entrar en la propiedad del estado, el orfanato le da la bienvenida con los pequeños jugando adentro, abrigados y resguardados de la temperatura exterior. Le sorprende recibir abrazos y el reconocimiento de varios, puesto que sólo estuvo durante navidad junto a su hyung, y tampoco fue tan suelto con ellos.

No le iba tan bien como a Yeonjun con los infantes en general, pero ese día se permitió ser como uno de ellos, relajado y sin preocupaciones, compartiendo a su lado y abrigando su desolada alma con la presencia de los inocentes niños.

Además, había llevado donaciones en su gran saco, como ropa de la mansión y artículos de valor, los directivos se lo agradecen encarecidamente y le proponen quedarse a almorzar, cosa que acepta tras sus juegos con los pequeños. Le hubiese gustado disponer de más tiempo para hacer muchas otras cosas, entre ellas servir al orfanato y encargarse de cubrir más necesidades de los huérfanos, tal vez podría redondear algo de la fortuna que le dejaría a los demás, o pensar en alguna manera de donar más al edificio... Cuando ya no esté, como una constancia.

Se sorprende a sí mismo llevándose maravillosamente hasta con el niñito que quiso "robarle" a Yeonjun, puesto que este le cuenta anécdotas graciosas y bonitas del rubio, todos los demás lo hacen, y al menos aquello, si bien no repone su quebrantado corazón, le ayuda a mitigar un poquito su abatimiento. Las niñas le peinan y le enseñan a hacer trenzas como la primera visita la semana anterior, pero se rinden a la final.

Soobin estuvo casi toda la tarde en el orfanato, hasta que el cielo estaba naranja y fue hora de irse, todos iban a iniciar los preparativos de comida para la cena de año nuevo que los donativos de los ciudadanos, y los suyos, permitieron.

–¿A dónde pasarás año nuevo, Soobin-ah? 

–¿La próxima vez vendrá Yeonjunnie hyung?

–¡Debes venir más seguido y traer a oppa!

Aquellos comentarios le siguieron en su nuevo trayecto, fue hasta la zona donde anteriormente había donado el cárdigan y el collar, viendo que habían algunos de los pobres indigentes de esa ocasión. Se aproxima a los mismos que recibieron dichos obsequios, éstos le saludan con respeto y jovialidad, eran muy agradecidos. 

–Ciertamente, vine a darles un par de cosas de nuevo – su alegación es dada en lo que extrae lo que quedaba del saco que cargó con él hasta el orfanato, su espalda y cuerpo lo agradecían tanto deshacerse del peso, como así hace feliz a los ciudadanos a los cuales les regala el contenido –. Hay abrigos, igual dinero y artículos de valor que pueden vender para cubrir las necesidades de varios. Me comentaron que un empujoncito les auxiliaría para conseguir trabajo, además de que tengo la dirección de un centro gubernamental al que pueden acudir por refugio en lo que solventan sus demás problemas. No tienen que estar afuera en pleno invierno.

–Soobin-ah, esto es un gesto increíble y muy gentil de tu parte. 

–¿Cómo pagarte todo lo que has hecho por nosotros, muchacho?

–Por favor, no deben sentirse en deuda conmigo, ni mucho menos pagarme – niega con inmediatez, conmovido por su sincera gratitud –. Que estén bien es más que suficiente. No siempre hay que dar para recibir algo a cambio.

Las mujeres le abrazan y aprietan sus mejillas, no le molesta, pero sí le sonroja tanta atención de parte de todos, los niños igual le rodean y los hombres le agitan la mano o dan reverencias.

No hay malas personas ahí, todas eran humildes, trabajadoras, unidas y serviciales, no eran delincuentes ni nada parecido, pero eran juzgados sólo por no tener un techo o trabajos, ni un buen nivel de educación debido a su estatus social. La vida era injusta para muchos.

–Que dios te bendiga, eres un ángel.

–Feliz año nuevo, Soobinnie.

Se despide con la misma sonrisa que ofreció durante todo el día, dejando de a poco la calle y encaminándose de nuevo a la zona de su vecindario. Divisa la casa de la señora Choi en su trayecto, no se atreve a acercarse por miedo a que la mujer le invite a celebrar con ella, o a hacer algo que estropee sus planes, por lo que se desvía hacia el parque un rato, no queriendo todavía llegar a la mansión.

Observa los faroles encendiéndose en automático, la gente andaba de un lado a otro, el cielo le acompaña con sus distintos tonos entremezclados, pequeños luceros empiezan a divisarse en el mismo, y unos pocos copos de nieve cayendo veloces, los suficientes para cubrir superficies de más blanco, todo crea un aura invernal muy solitaria... Al menos para alguien como él, ahí solo, en pleno parque, en víspera de año nuevo.

Se sienta en un café cercano cuando decide que requería más compañía. Por la ventana aprecia el paisaje, ya los locales estaban cerrando en su mayoría y todos se resguardaban para las fiestas, alistándose para la celebración.

Soobin vuelve a escapar una boconada de aire y se pregunta cómo estará su hyung, cómo estarían los chicos ahora.

Al menos estaban bajo el mismo cielo.

–Ojalá sí fuera un cuento de hadas como los que me leías para dormir, mamá...

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–No es...

–Debo intentarlo, Nam.

Sin refutar más, se mantiene en su puesto en lo que la de cabellos rojos, totalmente decidida, convoca un hechizo de comunicación entre su bisnieta y ella. Se concentra con ojos cerrados y el movimiento de sus manos en el aire, toda su energía en el acto. En el viento, desde lo lejos, finalmente se oye un susurro de la jovencita:

–¿Abuela? ¿Cómo logramos esto? Sentí tu llamado...

–Es un vinculo de unión – explica con prisa –. ¿Cómo van las cosas? ¿Yeonjun ya está en camino?

–Lo está, tuvo que irse con un grupo en una camioneta, pero no sé cuanto va a demorar con este clima. 

–Aún hay tiempo, é-él... 

–¿Abuela? 

Irene se tambalea y la comunicación se rompe, Namjoon actuó justo al momento indicado para sostenerla e impedir su caída al suelo. La mujer estaba pálida y débil, respirando aceleradamente por el aturdimiento, el hechizo le drenó mucha estabilidad.

–Te dije que no era adecuado en tu estado – reprocha con preocupación, llevándola al interior de la vivienda –. Ya no puedes realizar hechizos tan grandes y poderosos. 

–Sí, lo siento... – ríe con desgano, sentándose en el sofá y siendo acobijada por su leal amigo –. A la próxima consideraré eso de comprar un celular, Joonie.

El cambia forma suspira con una sonrisita.

–Todavía hay tiempo, aunque creí que te resignabas a no tener esas cosas que no existían en los cuentos de hadas.

La ojos verdes asiente quedamente, divertida por el chiste.

–Sólo espero que el cuento de hadas tenga la suficiente duración para culminar con un final feliz, Namjoonie...

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Ya ni me disculpo por la demora 😭 De verdad que me retrasé mucho con la actualización, como con otros fics, es que estoy en mil cosas a la vez x.x

Los recuerdos de Soobin me dan en el alma, lo juro TT

Ya quería que conocieran más de la madre de Soo y su historia, tengo planeada una sorpresa, si les interesa más adelante ;;

Jieun es perfecta para el papel, es hermosa y da un aire dulce, además de que nuestro Binnie es su fan uwu Así que no dudé en ponerla como la imagen de su madre.

¿Qué les pareció el cap? ¿Cuál es su escena favorita?

https://youtu.be/dXRxTF0dNVE

¿Les gusta Enhypen? Me encantan sus canciones, adoro el ship de Jay y Jungwon, creo que se nota porque los puse juntos ajsksmp 

¡Voten y comenten! 💖

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