[18: Letting Go]
Un suspiro ensoñado se cuela por sus labios ante la imagen de un pálido pelinegro que duerme plácidamente a su lado, cubierto por edredones gruesos, debajo de estos su cuerpo aferrándose al suyo en un abrazo que le es comparable como el de un cachorrito mimoso. Desde ahí aprecia sus rasgos perfectamente, la noche anterior apenas tuvo chance de procesar cada detalle en las antiguas fotografías, ahora sí le es posible alegar que el pequeñito con grandes mofletes y sonrisa de conejito, era ese mismo que ahora luce como todo un modelo esculpido por los dioses Griegos. Además, considera a la mujer que posaba junto al infante, realmente se parecía bastante al muchacho.
La madre de Soobin fue hermosa, la fotografía era vieja y no se apreciaba del todo, y como dijo, tampoco pudo verla prolongadamente, pero enmarcaba a una mujer con rasgos justos como los de su hijo, preciosos y pulcros, era impresionante el parecido. No ha visto fotos del padre del menor, pero no duda que la mayoría de su herencia física viene de la progenitora.
Yeonjun se debate brevemente si despertarlo, sin embargo, desiste y se levanta con cuidado, con un mejor plan para empezar la mañana, riendo bajito cuando el menor gruñó adormecido por su ausencia, tanteando con su gran mano entre las sabanas; lo reemplazó con una almohada que le pasó en silencio.
Se caminó y cepilló sus dientes para ir descendiendo por las escaleras hasta la primera planta, yendo rumbo al comedor donde únicamente estaba un Beomgyu desayunando solo y tranquilo. Al divisarlo, el dongsaeng sonrió con un saludo escandaloso bastante innecesario, pero que le hace sonreír por inercia.
–¿Cómo estás? Anoche nos quedamos preocupados por lo que pasó. No pudimos hablar – va sin rodeos pero cauto, no saciando su inquietud ante el asunto. Revisó hace un rato y su amigo no retiró la publicación de su cuenta, y ahora le extrañaba verlo ahora tan normal –. Nos asustamos mucho cuando escuchamos los gritos, pero mi mamá dijo que era mejor que lo resolvieran entre ustedes, y después en el pasillo ambos lucían ocupados.
La vedad, es que al salir del tercer piso se toparon con sus amigos bastante consternados, les aliviaron con una breve evasiva y se metieron a la habitación del Choi alto, sin explicaciones. Era de esperarse que este interrogatorio sería imposible de evitar.
Sin embargo, las cosas no marchan como esperaba, pues Yeonjun siente su rostro más caliente al instante que Gyu viaja su vista hacia su cuello, teme a que tal vez exista una visible marca de las "atenciones" de Soobin en su desenfrenado estallido de anoche. Intenta aparentar serenidad con una tosecita.
–Estoy bien, me calmé con una charla honesta que tuvimos. ]Justo salíamos de tenerla cuando los hallamos en el pasillo.
Beom no dejaba de ver el mismo punto de la piel del mayor, con más gracia.
–¿Sólo fue una charla?
–Beom, hubo unos besos, nada más. Ninguno está listo para ir más allá, si eso quieres saber – bufa subiendo el cuello de su suéter con cierta diversión ante las muecas sugerentes del contrario –. Fue muy lindo conmigo anoche.
Más que eso, si ya el azabache se había metido en su piel, ahora con todo aquello se instaló completamente más allá de los limites.
Sí, sabe bien lo que significa.
–Mm, si tu lo dices, te creeré. Me alegro de que te tratase como te mereces, pero es raro que no vino comer contigo – le deja zafarse por ahora, sin refrenar todo su entusiasmo –. Taehyun se está duchando porque insistió en estar listo antes de comer, quiere salir conmigo a dar un paseo en el parque porque al parecer hay un evento de perritos.
–Suena fantástico, tal vez nos unamos a ustedes por la tarde – se contagia del buen humor y por el plan, sirviéndose un bocadillo de pan –. Soobin tiene el sueño ligera a diferencia de mí, generalmente despierta primero, pero esta vez lo dejé durmiendo porque creo que no descansó mucho... ¡No pongas es cara, pervertido!
Beomgyu se carcajea y defiende de los golpes de su mejor amigo, viéndolo luego con genuina alegría.
–No sé qué te hizo, pero me gusta verte tan radiante. ¿En serio te gusta tanto?
Yeonjun lo medita más poco de lo esperado, sonriendo sincero:
–Hay muchas cosas que no le he contado de mí, no estoy listo del todo, pero me gusta estar con él. Me gusta lo que me hace sentir...
"Aunque a veces me asusta".
–¿Y por qué no te quedaste con él en la cama, hombre?
–Porque le tengo una sorpresa. ¡Y quita esas muecas de diablillo travieso!
El par continúa desayunando y conversando un rato más antes de separarse para sus actividades. Yeon se dirige hacia el salón de baile - el cual no había sido abierto desde que limpiaron lo de la fiesta navideña-, pone el reproductor e inicia sus ensayos tras calentar, con la anticipación burbujeante en cada paso de la coreografía que conoce de inicio a fin.
La sorpresa es que, tras unos treinta minutos, Moonbyul se adentra con un saludo cálido, antes de lanzarle una bomba:
–Huening Kai vino a visitarte, está en el salón de té. No me dijo qué deseaba, pero parece que necesita hablar contigo, querido.
Jun agradece plenamente desconcertado y se arregla un poco debido a su anterior actividad, yendo con cierto nerviosismo hasta la estancia, estaba aturdido, no lo negaba.
Sentado en la mesa elegante de color blanco, con los rayos del sol invernal que se cuela por los grandes ventanales que dan al jardín, se halla un castaño que observa el paisaje, bebiendo de una taza humeante. El chico vestía abrigadamente en tonos mostaza, luciendo tan atractivo como la primera vez que Yeon se lo cruzó. Apenas se aproxima, éste posa su atención en él y le sonríe ladino.
–Hyung, hola. Feliz navidad.
–Feliz navidad, Kai – corresponde sin ocultar su intriga, sonriendo por mera cortesía –. ¿Cómo supiste ubicarme?
–Taehyun me ayudó – se limita, ambos se sientan al lado del otro. Es educado al haberle sacado la silla al rubio, tal como solía hacer cuando eran más cercanos –. ¿Qué tal las fiestas?
–Todo fue esplendido, todos la pasamos muy bien. ¿Y qué tal las tuyas?
–Grandiosas, mi familia y yo nos juntamos a celebrar con la de Jungkook-ah.
–Me alegra mucho saberlo.
–Ujum... Vi que subiste unas fotos ayer, lucías bien junto a los chicos – comenta sutilmente –. Me agrada verte así.
Yeonjun da un sonido afirmativo, simulando la incomodidad ante la inusual situación. Todo era ajeno. Decidió que la resolución de todo sería ir al directamente al punto:
–Kai, ¿Qué haces aquí?
Huening escapa una risita aireada y algo nostálgica.
–Vaya, que directo... No eras así cuando salíamos.
–Huening...
–Hyung, necesito que me des un minuto para expresarme ¿Ok? – interrumpe con casi urgencia, logrando captar el interés en el opuesto. Relame sus labios y añade: –. Lo lamento, por todo, yo fui un imbécil y no supe actuar de la mejor forma. Mi intención nunca fue lastimarte, eso te lo juro – suspira tendido, arrepentido –. No quise que acabara el año sin que supieras lo que siento.
–¿Sabes? Estuve por mucho esperando que aparecieras y leyeras entre mis mentiras cuando rompí contigo, diciendo que no quería que lucharas por lo que ya estaba roto – contesta tras una pausa, con sus dedos rodeando la taza que estaba intacta y servida para él en la mesa, detallándola fijamente para buscar las palabras exactas que había reflexionado recientemente –. Soñaba que aparecías a decirme que me amabas, que no fue cierto lo de Jungkook, y que todo estaría bien...
–Te amaba, en serio lo hice, Yeonjun – indica con firmeza, con mirada apenada –. No fuiste tú, yo...
–También cometí errores, Hyuka – acorta con una exhalación, encarando ahora al torturado castañito. Le sonríe apenas, triste al admitir: –. Mi problema, es que yo era el que estaba roto. Estaba tan enamorado de ti que me cegué, comencé a adaptar conductas que no iban conmigo porque pensé que eso te haría feliz a ti. Aunque jamás me lo pidieras, te hice caso en cada cosa y nunca me negué. Muchas veces fui falso, me mortificaba por mi aspecto, por aprender de lo que tu adorabas, y cuando nada fue suficiente, creí que yo fui el error – antes de que el menor le respondiera, termina con una palma en alto: –. No estuve bien, nada de eso lo estuvo, y lamento pensar que quizás te enamoraste de un Yeonjun falso.
–No, no es así. Debí darme cuenta antes, fui muy inexperto y eso no me hizo un buen novio para ti – le mira directamente, enfatizando cada rase que dice con plena sinceridad –. Pero a pesar de lo que dices, hay parte del Yeonjun real que ninguna fachada escondería, porque siempre has sido alguien con un corazón de oro, hyung. Yo me enamoré de ti, tal vez no de todo porque no lo mostraste, pero posees partes tan radiantes que son imposibles de no percibir.
Para Yeonjun aquello era un alivio y una gran resolución, algo que requería para sanar y cerrar esa página, algo que le hubiese hecho llorar meses atrás, pero ahora sólo le hace sonreír con gratitud.
–Gracias por hacérmelo saber, lo aprecio mucho, Hyuka, pero... No viniste sólo por eso ¿No?
Kai asiente con leve diversión por lo bien que le conoce su hyung.
–Quería asegurarme de cómo van las cosas con Choi Soobin. Cuando te comenté que estaba preocupado por ustedes, era cierto. Sé que es tu vida y no tienes que darme explicaciones, sólo... ¿Él te hace feliz?
El menor claramente le está dando la opción de zafarse, sin embargo, se encuentra pensándolo, con ligera timidez y un incesante revoloteo de recordar al chico siquiera.
–Lo hace, supongo...
Mientras la charla se daba, en la habitación donde el rubio durmió cómodamente, Soobin despertaba confundido y algo gruñón por la ausencia del mismo, desperezándose y arreglándose para bajar en su búsqueda. Las chicas estaban en el comedor con Tae, le saludan y comparten miradas cuando les pregunta por Yeonjun.
–Él está en el salón de té.
–¿Qué hace ahí? – enarca su ceja, pero al no obtener respuesta, se dispone a ir. Su andar se detiene en medio camino con un jaloncito en su muñeca, proviniente de la rubiecita que le persiguió–. ¿Qué quieres, Manoban?
–Yeonjun está conversando con Huening Kai, vino de visita – confiesa sin más. Inmediatamente da una mueca ante la reacción del más alto –. Estás muy tenso, no vayas a...
–¿Quién diablos le dio la dirección?
–Taehyun, pero no lo mates sin que tenga lindas ardillitas de descendencia.
Soobin mascullo entre dientes, masajeando su puente con impaciencia. No le hace nada de gracia la presencia del joven, menos cuando estaba a solas con su hyung.
–¿Qué carajos quiere? ¿A qué vino?
Lisa se cruza de brazos, con labios torcidos en desaprobación.
–Relájate, quería resolver las cosas con Choi.
¿Relajarse sabiendo tal barbaridad? ¿Qué cosas quiere resolver con su Choi?
–Resolver una mierda – sisea listo para ir allá.
–Wow, wow, ¿A dónde crees que vas? – se coloca en frente para impedirle el paso apenas nota sus intenciones – No los vas a interrumpir.
–Entonces voy a oír.
–Escuchar conversaciones ajenas es de mala educación ¿No vienes de una época decente, niño? – al ser brutalmente ignorada y rebasada por el mayor, resopla con una ultima advertencia: – Es muy mala idea, Soobin.
Claro que Soobin descarta los llamados, yendo a paso decidido hasta la estancia. Apenas llega, cierra su boca y se detiene en seco, escondiéndose para ser participe de lo que conversaban.
–Ustedes son muy diferentes – Kai aclara al segundo: – Me refiero a Soobin y tú.
–Sí, lo somos – ríe bajito, dando un primer sorbo a su té – . Es muy complicado de explicar.
–Por como te refieres a él, significa que son algo.
"Sí, dile que sí, hyung"
–Bueno... Somos amigos, no tenemos nada establecido.
Bin frunce el entrecejo, contrariado por la contestación, experimenta algo similar a una patada en su orgullo y otra en su pecho. Sin embargo, todo empeora -junto a sus ganas de salir a reclamarle al castaño por su presencia y de expulsarlo de su mansión-, al presenciar cómo Huening sostiene la mano de Yeonjun con delicadeza, acercándose en su silla y observándolo con detenimiento.
–Yeonjun, ¿Tú me superaste? ¿No tiene que ver con eso?
Jun parpadea producto del tacto y las preguntas, había estado cohibido porque, tratar tal tema con su ex pareja no era nada sencillo, pero aquello fue motor para que, de pronto, cualquier neblina se apartase y permitiese que se liberara.
–No... – susurra pensativo, pero desde donde está el chico de cabellos negros, se escucha con claridad. Éste se marcha sin soportar más la situación, sin terminar de captar el resto de su discurso, lamentablemente. Prosigue, totalmente ajeno a lo anterior: – Te superé, no tiene que ver con eso. Sé que él y yo somos diferentes, pero eso lo hace maravilloso, está bien – sus comisuras se levantan involuntariamente –. Soobin siempre me sorprende, no pienso cuando estoy con él, sólo me dejo llevar. No he ocultado como soy con él, no lo he hecho desde el inicio. Me hace reír a pesar de haber discutido, y luego trata de arreglar las cosas con torpeza, pero con cada palabra correcta. No es complicado hablarle, a pesar de que luzca intimidante, porque es genial escuchando, también muy inteligente. Es generoso y hasta afectuoso, aunque lo niegue.
» Soobinnie puede ser como el sol de verano en pleno invierno, con todo y sus gruñidos de mocoso, pero no te quema en lo absoluto, a menos de que se sienta atacado y actúe por impulso, pero jamás por maldad. De hecho, cada vez que tengo miedo o me siento herido, él me impulsa, y no creo que sea sobre hacer algo para complacerlo, sino por los motivos correctos ¿Entiendes? Como inspirarte por una persona a hacer algo, pero por ti, por ambos – gesticula emocionado, inspirado en su explicación –. Me gusta mucho su sonrisa de hoyuelos, su risa, y me contagia de ellas cada que aparecen, ¡Y ama mis gritos random a la nada! ¿Lo puedes creer? Hasta se me une y... No sé, simplemente me gusta él.
Kai permaneció en silencio, apreciándolo hablar con tanta seguridad y soltura, con un brillo que nunca antes percibió en el mayor, casi fascinado e identificado; claro que lo comprende, sabe perfectamente a qué sentimiento se refiere, y es incapaz de no sonreír al descubrir que su hyung siente tanto por alguien más, tal como el con Jungkook.
–Vaya, tú si que estudias literatura. Te pedí un resumen y me diste un poema entero de sus virtudes.
Yeonjun sale de su ensimismamiento y entrecierra sus ojos al captarlo todo.
–¡Lo hiciste a propósito!
–Tenía que provocarte para sacarte la historia completa – defiende con humor que le pega al más bajo –. De haber sido el Kai de hace meses, estaría muy celoso por cómo te refieres a él.
–Y yo hubiese estado celoso de Kook por cualquier cosa – secunda con mismo aire; nota entonces que, efectivamente, ya no siente ninguna presión ni pesar por la relación de su amigo. Corroboró una vez más que lo ha superado, y ahora sólo le queda ser honesto: –. Perdón por no haber sido quien te buscara para resolver todo desde un principio.
–Era mi deber, hyung. Eso no significa que no seas valiente, si es lo que piensas.
No, significa que estuvo muy pendiente de otras cosas, de alguien con su mismo apellido que le tuvo ensayando una rutina de baile desde temprano, y con quien durmió plácidamente horas atrás, tan acostumbrado como si fuera natural compartir con él tal cercanía. Se recuerda que debe aprender a manejarlo, porque, probablemente, sólo habría dejado que pasara el tiempo y que lo de Kai se resolviera sin charlar, cómodamente sin afrontarlo, esto por estar refugiado en Soobin.
No, Yeonjun quería hacer las cosas bien, como le mencionó al muchacho anoche, en todo aspecto de su vida.
–A partir de ahora hablaremos, nada más de falsedad ¿Sí?
Hyuka sonríe radiante y satisfecho, tal como Jun, compartiendo un abrazo que finalmente disipa la tensión y los malos ratos, aquellos malos entendidos y remordimientos que ahora se disipan como un aprendizaje e historia bonita en común.
Mientras, Lisa intenta seguirle el ritmo al apresurado Soobin cuando éste regresó del salón de té con expresión inescrutable, a paso cortante y apresurado.
–Hey, ¿Qué...?
–Tenías razón, no era buena idea escucharlos.
Sin explicación, el chico se perdió en algún rincón de la enorme mansión.
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Yeonjun se sorprendió de no hallar a Soobin en su habitación, tampoco tomó el desayuno, sólo le dijeron que se había ido a algún sitio de la propiedad sin dar aviso. Le pareció totalmente inusual, esperó un rato y luego lo buscó un poco, hasta que se golpeó mentalmente por no ir primero al sitio en el que seguramente estaría.
Efectivamente, estaba ahí cuando abrió la puerta con cuidado.
–Hey, te estuve buscando desde hace unos veinte minutos – Yeonjun saluda con extrañeza al silencioso ojos negros que leía un libro, sentado en el sofá más amplio de la imponente biblioteca. Al éste voltear, nota sus lentes de lectura, y debe tragar por lo apuesto que luce con ellos puestos, tan concentrado y con aquel porte elegante que parece tener de nacimiento. Se obliga a concentrarse en su idea principal:– ¿Hace cuanto despertaste?
–Hace no mucho – masculla quedo, quitando sus lentes con lentitud y cerrando el libro de poesía con fingida indiferencia. Se debate si debe preguntarle, pero no se contiene de hacerlo al ser escocido por la incertidumbre: – ¿Por qué te fuiste sin avisarme?
–Lucías cansado, no quise molestarte – explica con obviedad.
–No me gustó despertarme solo.
–Lo siento, no quise hacerte sentir mal – sincera con atisbo de culpa, no imaginó que algo tan simple le afectara. Aún así, ese comportamiento demandante era raro, al menos en el Soobin de ahora –. Creí que era libre de estar por mi cuenta sin consultarte.
Yeon se contuvo de agregar que no le gustaba el control, todo por no causar un retroceso en su relación, una pelea como antes.
Soo lo captó, porque de inmediato se retractó; no debe pagarla con él, no es justo.
–Descuida, no es para tanto – desiste con un suspiro largo –. No eres mi prisionero tampoco, no te quiero forzar a nada.
–No lo haces, estoy aquí por mi cuenta.
Bin se incorpora para ir hasta el rubio con una sonrisa apagada, muy apenas visible.
–Supongo que sí.
Yeonjun observa la acción, no quiere complicar más las cosas y se cuestiona si es importante darle el dato o no, no luce tan de buenos ánimos ahora. Sin embargo, opta por hacerlo porque no desea acarrear secretos con Soobin, se supone que confiarían en el otro, a pesar de que le pone nervioso su posible reacción.
–Yo... Quiero que sepas que estuve conversando con Kai, vino a visitarme hace un buen rato. No tenía idea de que lo haría, pero así fue.
Francamente, el pelinegro no esperó el comunicado, pero le quitó algo de peso y le resaltó aún más el porqué no debe de enfadarse por algo que escapó de las manos de Yeonjun. De hecho, la punzada de arrepentimiento crece por haberle espiado y hasta pensar que se lo ocultaría. Trata de actuar ajeno al hecho, viendo a cualquier otro lado.
–¿Ah, sí?
–Su intención era arreglar las cosas entre ambos, y por fin pudimos hacerlo – expone con énfasis, estando ya a pocos centímetros del más alto. Le emociona de cierta forma darle la noticia, como un gran logro, porque lo ve necesario y relevante para su persona, e incluso para su relación con el ojos negros –. Quedamos en buenos términos, charlamos asuntos pendientes y acordamos en que somos amigos ahora.
–Es grato saberlo – susurra con voz más profunda, con un temor escondido que espera no se refleje en sus orbes al atreverse a inquirir: –. ¿Te hace feliz?
–Por supuesto – sonríe confundido, ladeando su cabeza. Era totalmente ajeno a lo que abruma al contrario –, pero no vine a precisamente discutir sobre eso, fue algo que pasó de pronto... Quiero mostrarte algo que planee con antelación.
Soo sale de su laguna de angustiosas emociones al captar la repentina timidez del mayor ante su misteriosa propuesta.
–¿Mostrarme algo?¿Aquí? ¿Ahora?
–Pues, tu me mostraste cómo tocabas piano cuando te lo pedí. Cumpliste tu promesa ¿Cierto? – se encoge, obteniendo un asentimiento quedo que le hace sonreír más grande, sujetándolo de la mano para guiarlo afuera –. Yo igualmente tengo una promesa que te hice, y yo cumplo todo lo que prometo, joven Choi.
Soo se rinde mientras es transportado al salón de baile, no es como si pudiese negarle nada al rubio tampoco. Al entrar, las cortinas estaban cerradas, la luz del día se cuela entre las partes que Yeonjun abre apenas, manteniendo baja la iluminación. Le examina con curiosidad, se fija en el reproductor a un lado y se queda pasmado cuando el más bajo le encara, quitando su suéter de tortuga para mostrar la camiseta delgada que porta debajo, ceñida a su figura.
–Un baile – aventura, tragando al sentir su boca de pronto seca – Pensé que con el de navidad bastaba.
–Bueno, eso es diferente... – suspende la frase al aire.
–¿Por...?
–Dijiste que querías apreciarme bailando, yo amo hacerlo, y aunque no es mi fuerte estar seguro de lo que hago, esto es especial para mi – aclara con gesticulaciones de sus inquietas manos, estaban sudando de los nervios, por la anticipación –. Me sé la coreografía completa, la inventé yo... Nunca se la he mostrado a nadie, pero pienso que eres el indicado para darme tu opinión al respecto.
–¿Y-Yo? – se señala torpemente, pestañeando en asombro. Eso le tomó totalmente desprevenido –. ¿Por qué yo?
–Nunca me has mentido desde que nos conocimos – ríe por lo tierno que se mira el azabache en su estado –. Me dices las verdades amargas, y cuando me das algún cumplido con tu cara toda recta, siento que es realmente un comentario honesto.
Soobin no sabe cómo tomarse la confianza, está muy halagado, y no puede más que regalarle una sonrisa sincera.
–Me encantaría admirarte entonces.
Yeon inhala profundo y con las mejillas acaloradas, le regresa el gesto para ir a colocar la música. Se posiciona a tiempo y se concentra en la danza contemporánea con fusiones líricas, sumergido totalmente en esta, tal y como cuando estaba solo en el estudio; sin embargo, aquí es más que consciente del espectador en el salón, le mantiene extasiado al punto de que no siente ganas de escondérsele, ni siquiera los nervios le hacen fallar, al contrario:
Se inspira a mostrar lo que más ama, dando su mejor versión, una real de ese Choi Yeonjun que esconde casi siempre del resto del mundo.
Los matices de la melodía, los pasos limpios y elegantes, tan preciosos como un cisne y tan apasionado como un ave fénix, no halla descripción exacta que encaje y englobe todo lo que estaba representando el rubio ante él, por él, porque le parece inefable, una epifanía maravillosamente esplendida.
Durante su vida había sido participe de diversas actividades artísticas, desde luego que por su estatus y época estuvo en miles de funciones de bailes, celebraciones pomposas, orquestas y shows, mas nunca observó algo como lo que el chico frente a él muestra; puede sentir las emociones, su propio corazón está desbocado como de seguro el de éste, la emoción le invade cada fibra. Sonríe embelesado sin percatarse, se conmueve con ojos brillando en pura admiración por el bailarín tan talentoso que abrió sus alas en libertad.
Yeonjun siendo libre en su belleza nata sería la versión más hermosa y preciada que guardaría Soobin en su alma.
Todo es personal, no existe tiempo, no hay nada más que Yeonjun y Soobin en el salón de baile, ellos junto a la música y a sus sentimientos floreciendo más y más.
Apenas la presentación culmina, el mayor recobra el aliento con su pose final, regresando su enfoque hacia su único público, con los latidos en sus oídos y el sudor corriendo por su cuerpo. Ante la falta de contestación del dongsaeng, se levanta con una risita ansiosa, peinando sus rebeldes mechones hacia atrás con una mano, jadeante.
–¿Cómo estuvo?
–¿Es real que nadie más ha sido participe de esto?
–Eh, n-no...
No se siente digno de haber visto tal magnificencia, ni siquiera ubica las palabras, pero se obliga a pararse de su silla para tomar las manos del ojos miel cuando este luce inseguro.
–Yeonjun, eso fue simplemente artístico. Fue esplendido, juro que nunca vi nada que se le asemeje.
Boquea breve, escapando el aire con un titubeo.
–No seas exagerado, Soo.
–Es en serio – reafirma con convicción, estaba experimentando tanto que no halla cómo expresarlo, las emociones le embargan rebosantes. Relame sus labios resecos y mantiene las dos manos sujetadas en medio de sus pechos, escaneando su sonrojado y preciado rostro, dejándose fluir con naturalidad: –. Lo amé, completamente.
Yeonjun pensó que algo andaba mal en su pecho, pues saltaba tan apresurado -peor que cuando bailó un minuto atrás- ante los oscuros pares que brillan al verlo, como si le adoraran y fuese lo más bonito del cuarto. La misma idea le estremece, y debe liberar una risilla temblorosa al negar sus bochornosos y patéticos pensamientos.
–Amar es una palabra muy fuerte, Binnie...
Soobin entra en conciencia de lo que se le esfumó de la boca antes de percatarse, hay una punzada en su pecho tan grande como la que sufrió en el salón de té, tal vez hasta mayor. La inseguridad mortificante empieza a rasguñar su pecho, porque la palabra "Amor" le aterra, sobre todo cuando, como ha verbalizado su hyung, es tan fuerte. Su voz sale apenas es audible, casi aprisionada en su garganta:
–Es claro para mi...
–B-bueno, sólo quise agradecerte por lo de ayer, por ayudarme a estar algo más seguro... – aporta tras unos segundos de tenso silencio, dando un paso en retroceso y rompiendo el contacto porque se siente a flaquear por tantas sensaciones que no sabe manejar ahora. Sonríe de medio lado – Pensaba que hoy podríamos adelantar el invernadero.
El azabache da una diminuta afirmación, regresando la sonrisa, pero siendo esta menos amplia.
–Claro, lo que desees está bien para mi, Junnie.
Ignorarlo todo era mejor que enfrentarlo...
–Entonces ya lo solucionaste.
–Listo, hyung.
–Estoy muy orgulloso por eso, de ambos – la carcajada de su amigo arruina su discurso, da un chasquido apartándose el celular para reprocharle con un tono infantil al mayor: –. Hobi hyung, no seas tan ruidoso. Trato de hablar con Hyuka.
–Es que Jiminie me envió un meme – justifica limpiando las lágrimas de goce antes de darle un manoteo en el aire –. Sigue, sigue, Kookie. ¡Saludos, Kaissi!
Kai se ríe en el taxi, oyendo la divertida discusión del par.
–Perdón, creo que sí me volví cupido.
–Descuida, no creo que seas el único.
–¿A que te refieres?
–A que puede que le diera un pequeño empujoncito a Yeonjun hyung con Choi Soobin.
–Pensé que no estabas seguro de ellos – no evita su sorpresa.
–Aún está en periodo de prueba – aporta con simpleza–, pero aunque mi plan era hablar con Soobin hoy, desistí cuando lo hice con Yeonjun hyung.
–¿Verdaderamente lo hiciste?
Huening se acomoda en su asiento, agarrando mejor el teléfono al percibir un atisbo dudoso en su novio.
–Jungkookie, si estás pensando que estoy celoso, te equivocas. Puede que luzca como un hermano sobreprotector, pero no más – informa con suavidad, pero convencido –. Yeonjun hyung y yo concordamos hoy que nos hemos superado, incluso creo que él lo hizo desde hace más tiempo de lo que él mismo se había dado cuenta. Te amo a ti, hyung.
Jeon muestra sus hoyuelos con un suspiro enamorado.
–No dudo de tus sentimientos por mi, bebé, sólo me gusta oírte decirlos. Claro que confío en ti, sólo me preocupaba que estuviesen bien.
Hoseok interrumpe con gracia, una vez más:
–No sean tan cursis, luego te quejas de mi.
Los tres se ríen inevitablemente porque, en efecto, es cierto.
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En su trayecto de regreso a la sala, el rubio fue proponiéndole al otro Choi una salida por la tarde, en el parque donde sus amigos estarían, animando al chico con la idea de los cachorritos y animalitos que estarían ahí; con algo de suerte planea convencerlo de adoptar alguno, ya imaginando cuál cara suplicante ponerle a su dongsaeng para lograr su objetivo. Aunque sabe que Soobin tiene un corazón grande, por más que se empeñe en ocultarlo, y se lo pida o no, el menor no se resistirá ante unos pequeños cachorritos.
Incluso considera capaz el que Bin sea quien proponga la adopción de uno, y la imagen mental le es tan tierna que le avergüenza estar conteniendo una sonrisa en presencia de precisamente el chico que se la origina.
A mitad de su planificación y cavilaciones mentales, Jisoo se cruza en su camino con cierta prisa y luciendo algo preocupada. Ambos fruncen el ceño y la detallan desconcertados.
–¿Qué pasa, chicken?
–Yeonjun, tu madre está al teléfono buscándote, o mejor dicho, su vecina te llama – informa con cautela, pero eso no impide que el muchacho palidezca ante la noticia. Muerde su labio nerviosamente, le entristece ver a su amigo así –. Al parecer está enferma.
–Mierda... – ahora se maldice por haber dejado su teléfono cargando en la habitación de arriba. La angustia crece en su ser e inmediatamente se mueve apresurado –. G-gracias, iré a ver. Soo, espérame aquí.
–Claro, tranquilo – contesta sin dudar, viendo al contrario partir a la cocina. Voltea hacia la chica con total seriedad, igual de preocupado –. ¿Qué ocurrió?
Kim exhala cruzándose de brazos.
–No lo sé, aparentemente estuvo mal toda la noche y esta mañana la llevaron al hospital para hacerle unos exámenes.
Justo en ese momento, Beomgyu y Taehyun hacen aparición en la estancia en busca del celular del mayor de ellos, ya listos para salir a su paseo por el parque y charlando en alto. Ante la atmosfera que rodea el sitio se detienen confundidos.
–Hey, ¿Sucede algo?
–Lucen nerviosos, hyung.
–La madre de Yeonjun está enferma –explica sin rodeos –, no tenemos detalles aún.
Claramente ahora todos comparten la misma incertidumbre que les ancla a permanecer ahí en espera de información. Soobin estaba a punto de ir a la cocina cuando, a los pocos minutos, el mortificado ojos miel regresa junto a la señora Choi.
–Mamá está en el hospital por unos exámenes, estuvo t-toda la noche tosiendo y sin mucho oxigeno – informa con un titubeo intranquilo –. Tiene fiebre y malestar, n-no saben si es una posible bronquitis o neumonía.
–Dios mío – la de cabellos morados cubre su boca con consternación –, ¿Y qué harás?
–Debes ir con ella – Beom secunda en mismo estado.
–N-no lo sé...
Soobin sostiene la mirada de Yeonjun lo poco que éste se la dirige, tan conmocionado que no halla respuestas para el resto. En su sitio, aprieta sus puños, dándole vueltas a la única solución razonable; no es la que desea, le aterra por la cantidad de cosas que acarrea, pero...
–Es lo que tienes que hacer. Pagaré el viaje, y creo que es conveniente que Tae y Beom te acompañen también – se armó de toda la valentía en su ser para decir aquello con voz templada y sin trasbilar –. Yo cubriré todo, no se preocupen por el apoyo monetario.
Yeonjun está estático ante lo escuchado, frunce su entrecejo por inercia.
–Pero...
–Alístate, debes apresurarte para conseguir vuelo.
–Ni siquiera sé si hay disponibles para hoy – sisea con mismo tartamudeo, estaba totalmente descolocado entre tantas cosas.
–El dinero lo compra todo, Yeon – musita en voz ronca y ausente, sabiendo que aquello que creyó por tantos años no era para nada real, es consciente de que el dinero no podía comprarle lo que más añoraba, no a ese mismo chico que le ve con ojos perplejos y contrariados, de un color tan dulce y precioso para él. Antes de arrepentirse y ceder ante el deseo, se da media vuelta para irse a su estudio –. Permiso.
–¿Soo? Soo... ¡Soobin!
Oye los llamados que toman fuerza a sus espaldas cuando los ignora, se adentra en el sitio. Es participe que fue seguido por su hyung por los sonidos de éste.
–Debes...
–Soobin, espera – gruñe impaciente, sosteniéndole el brazo para que le de frente en medio de su desasosiego –. ¿Por qué no me dejaste opinar al respecto?
–Porque no hay tiempo para eso – espeta con dureza, zafándose del agarre sin brusquedad –. Yeonjun, tu deber es estar con tu madre ahora mismo.
–Lo sé, ¿Crees que no quiero? ¡Lo hago, quiero estarlo!
–¿Qué te lo impide entonces? – presiona, la intensidad penetrando al claramente abrumado rubio.
"Por favor no, seré egoísta si lo dices, pero..."
–Yo no... – traga el nudo en su garganta, todo le estaba saturando y superando por completo, estaba dividido entre dos cosas distintas. No encuentra una forma bonita de decirlo, pero atina a resumirlo con intranquilidad: – N-no puedo irme sin saber cuándo regreso.
Ahí estaba el asunto, ese era, no estar ahí a tiempo.
Son participes del mismo agobio. Sin embargo, Bin no quiere dejar a su egoísmo ganar, no de nuevo, no cuando cambió. Ni siquiera tiene nada que pensar.
–No tienes que preocuparte por eso.
Jun refuta exaltado:
–¿Cómo que no? Si me voy así sin resolver lo del hechizo vas a...
–El hechizo se rompió.
Salió tan de prisa que le tomó desprevenido, abre sus ojos y cierra su boca al segundo. Sin embargo, al procesarlo le invade con interrogantes:
–¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuando?
Se encoge de hombros, dando una actuación tan perfecta como si esa fuese la única realidad y no una mentira.
–Esta mañana, me di cuenta y lo comprobé.
Quien estaba completamente perplejo era Yeonjun.
–P-pero yo no hice nada...
Bin exhala todo su malestar, suavizándose ante lo perdido y precioso que luce Jun ante él. Alza una de sus manos para acariciarle la mejilla, reprimiendo el temblor que quiere colarse en la acción y sonriéndole con tristeza.
–Hiciste más de lo que imaginas, Yeonjun.
Su corazón se calma poco a poco por la sentencia y el tacto, cree en lo que ha dicho, no hay razones para no hacerlo, aunque sigue con muchas dudas encima. Sonríe más aliviado, quitándose el peso de encima y sujetando la mano en su cara.
–Entonces significa que estarás aquí, que te quedarás – espeta ilusionado, estaba muy feliz a pesar de su malestar, ya tiene más claridad –. Debo ir con mamá si es así.
Asiente con una sonrisita sellada, tratando de no denotar su malestar.
–Por supuesto, así que apresúrate para ir con ella.
Yeon se aparta tras darle un beso en su palma y corre hacia afuera, yendo con sus amigos para alistar todo rápidamente. En el estudio, Soo deja caer su máscara, pero rechaza la voz que le grita que estaba siendo un idiota, que estaba dejando ir su oportunidad de salir del espejo, escapando de sus dedos como la nieve. Sin embargo, no acciona, no arregla las cosas, sino que permanece en su lugar con una sensación extraña y desagradable, muy amarga... Definitivamente, está luchando contra sus demonios, sin entender su respuesta tan nata al ponerse debajo de su hyung.
Pero no se va a retractar, es lo que sí tiene claro.
Transcurre una hora cuando todos están listos en la sala, llamaron un taxi, y el dueño de la mansión aparece para darles un sobre con un poco más del dinero que seguramente requerían.
–Tengo todo, los chicos igual – Yeonjun suspira con la ansiedad oprimiendo en su pecho, en todo el rato no ha detenido sus pensamientos hacia su madre –. No sabes lo mucho que te agradezco por esto.
–No es nada, además de que es necesario – Soobin le apacigua con una sacudida delicada en sus rubios cabellos, aunque queme en sus yemas y a la vez le sane; que contradicción –. Todo irá bien, no te preocupes demasiado.
–Eso trato – suspira una nubecita de humo – ¿Seguro que no quieres venir?
–No, ve y yo me quedo con las chicas – dice con una negativa, debe persuadirlo –. Puede que vaya luego si no has regresado.
No estaba tan convencido, ni siquiera comprende por qué el azabache quería quedarse ahí.
–No sé, Soo...
Bin lo aprecia tan inquieto que se debate mentalmente por un segundo antes de sacar de su chaqueta el ángel de su madre, tomando desprevenido al mayor cuando se lo entrega.
–Llévalo contigo, cuídalo por mi.
–No, Soobinssi, no podría...
–Por favor, quiero que esté contigo y con tu madre. Así sentirás que estoy allá, ¿Sí?
Yeon, tras aceptar, aún inseguro, el objeto de valor y guardarlo con sumo cuidado en su abrigo, coloca una palma en el pecho opuesto, dando una caricia con expresión lamentosa, pues le enternece demasiado que le diera algo tan preciado.
–Prometo que trataré regresar para año nuevo. Lo traeré de vuelta para ti.
El menor se tensa brevemente, sacudiendo su cabeza con desdén.
–No hay prisas, tu madre es primero.
–Aún así quiero intentarlo – persiste con un mohín, sin embargo, ante el escrutinio profundo que le daba su dongsaeng; no sabe cómo explicarlo, es como si escanease cada parte suya, sin decir nada, y hay algo escondido que no comprende en sus orbes oscuros. Libera una risita apenada y le da una palmadita al hombro, sonrojado en un estremecimiento que trata reprimir –. Oye, no actúes como si fuese una despedida, mocoso.
–Sólo estaba observándote – excusa con una entonación suave, casi aprensiva. Quiso grabarse cada detalle y facción del mayor en la memoria.
–Ya habrá más oportunidad para hacerlo cuando nos reencontremos, ¿Sí? – asegura, acunando su rostro con cierta ternura –. Tú lo has dicho, todo estará bien.
Soobin por un minuto se debate contra las fuertes ganas de retenerlo, como un pequeño aterrado de soltar lo más valioso que tiene, su tesoro más preciado, pero viendo sus ojos miel brillando con ese inmenso cariño y una confianza que se instaló con los días que han convivido, se convence de que está haciendo lo correcto, lo mejor para Yeonjun.
Ya no importan él ni sus necesidades, no si eso le hacen prisionero al rubio, la realización de aquello le invade fuertemente... Y lo único que se le ocurre para acallar su tormento, es sostener el rostro preciosos de su hyung y atraerlo en un beso tan necesitado como ningún otro que han compartido, plasmando todos sus sentimientos, una mezcla de gratitud, aprecio, tristeza, añoro y...
Yeonjun regresa el beso con misma intensidad, desestabilizado por tantas emociones que colisionan en explosiones dentro suyo; nunca le besaron de tal forma, jamás se sintió tan indispensable, tan deseado, y su pecho saltaba ante tanto anhelo. Pierde el aire, lo recupera al apartarse un segundo para volver a unirse a los pares contrarios, como si fuesen ox{igeno. No entiende por qué se le dificulta tanto alejarse, no le interesaba su alrededor, se aferraba a Soobin como éste lo hacía con él.
El claxon y la voz de Taehyun a sus espaldas es la que les saca de su burbuja.
–Chicos, perdón por interrumpir su sesión para entrar en calor, pero el taxi espera.
Los Chois recobran el aire con rostros encendidos, sus frentes juntas, llenándose del aliento contrario, se apartan como si les pesara, y se aprecian en silencio. Jun sonríe apenado, a punto de irse.
–Yeonjun – le llama para detenerlo, y no desiste de estrechar con todas sus fuerzas el cuerpo más pequeño en un abrazo que intenta usar para no decaer, para conservar su calidez y aroma, para recordarlo y decirse que vale la pena el sacrificio. Su cuerpo tiembla, está conteniendo sus lágrimas mientras traga el amargo nudo que no quiere ceder. Hunde su nariz en el cuello del mayor, besando ahí castamente y susurrando con voz ronca y afectada:–. Gracias, por todo.
–Agradéceme cuando regrese, tonto – exhala en el cuerpo grande que le cubre por completo, se reconforta de su calor y esencia, acariciando la ancha espalda. Vuelve a experimentar algo de preocupación al apartarse para examinarlo –. ¿Estás bien?
Soobin se obliga a sonreírle y mentirle, disculpándose por dentro con su hyung.
–Sí, lo estoy.
Yeonjun dura unos breves segundos para imitarlo, creyendo en él, despidiéndose con voz dulce:
–Hasta luego, Binnie.
Claro que Bin no se atrevió a contestarle, porque sería mentirle aún más vilmente el darle un "Hasta luego" imposible.
Lo ve irse al auto, lo ayuda con la maleta en la cajuela y aprovecha de hacerle una petición a los otros dos antes de que partan:
–Cuídenlo, ¿De acuerdo?
Beomgyu le da un abrazo, afirmando sin rechistar:
–Siempre, hyung.
Taehyun secunda, dándole un abrazo más corto y una palmadita amistosa.
–Trataremos de volver antes de año nuevo, como dijo hyung.
Soobin les da una última sonrisa afectuosa que no llega a elevar sus pómulos.
–Gracias, amigo.
El auto se pierde por la calle con las tres personas que tanto había comenzado a querer. Soo estaba apasivo, pero apenas queda en la entrada de la inmensa mansión, junto a Jisoo y Moonbyul, empieza a percibir el abrumador frío adentro de la inmensa propiedad.
Inhala profundo, sin mediar palabra alguna con las mujeres, encerrándose en su habitación por lo que queda de día.
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–Estoy algo preocupada por él. No ha salido ni a comer desde que entró a su recamara.
–Los chicos ya están en Seúl, pero no parecen haberse comunicado con él todavía.
–No entiendo, ¿Por qué están tan desanimado? – Moon termina de preparar la bandeja con la cena que le llevaría, sí o sí, al muchacho que se niega a bajar del segundo piso – Los chicos van a volver tarde o temprano, ¿Será por año nuevo?
Jisoo muerde su labio inferior, revisando su bandeja de mensajes en el teléfono; le había escrito a Lisa, estuvo en contacto con ella, pues esta se fue temprano por una emergencia familiar, incluso desde antes de lo que aconteció con la madre de su mejor amigo. La rubia le prometió ir al día siguiente para conversar con Soobin, pero eso no la tiene muy relajada ahora mismo.
–Creo que...
El par enmudecen cuando la figura alta e imponente del propietario de la mansión hace presencia en la cocina. Se enderezan y le examinan con detenimiento, pero era complicado deducir las emociones en el impasible y serio rostro de ojos ensombrecidos.
–Soobin-ah ¿Por qué no habías venido? Ya iba a buscarte para que cenaras.
–Lo lamento, señora Choi. Estuve ocupado y no tuve apetito – improvisa con voz impasible, de reojo captó la bandeja de comida, pero realmente continúa sin hambre, su estomago rechaza la idea debido a su malestar –. De hecho, vine porque debo informarles algo.
Jisoo y Moon comparten miradas para posteriormente afirmar con la cabeza.
–Adelante.
–Dilo, por favor.
Soobin carraspea y posteriormenteinforman toma aire antes de soltar lo que tanto se le dificultaba decir:
–Mañana pueden retornar a sus casas. En todo el caso el plazo está por acabar, y prefiero que sean libres de escoger dónde celebrar año nuevo.
Asombro invadió las expresiones de ellas.
–P-pero... ¿Estás seguro?
–Soobin-ah, los chicos van a volver. Nosotras...
–No está confirmado que lo hagan – acorta antes de que prosiga, ya le dolía bastante ilusionarse como un idiota –, y aún si fuera el caso, pueden celebrar en casa con ellos.
–¿Y tú? Imaginé que celebraríamos todos juntos como lo hicimos en navidad – Moon insiste, totalmente contrariada –. Si es necesario ir con ellos a Seúl, entonces...
–No, no iré hasta la ciudad – acorta con tono borde, luchando por mantenerse sereno –. Si gustan ir, adelante, pero yo no me incluyo en su viaje. Tengo otros planes, y anteriormente nunca estuve en los suyos, no debe cambiar ahora.
–Pero, Soobinssi... – Byul se aproxima con confusión.
–Dije que no – aterrado del afecto que terminaría por hacerlo caer, eleva su voz con autoridad, paralizando a la mujer. Pasa la espesa saliva en su garganta y recobra la compostura, con más tacto –. Excusenme, les daré el dinero por todo lo que trabajaron, no se preocupen por eso.
La señora Choi estaba perpleja, pero también preocupada.
–Esto no se trata del dinero – le enfrenta, con mentón en alto en decisión –, ¿Por qué actúas así?
A pesar de lo mucho que le afecta tratarlas así, culmina con un tono frío:
–Porque puedo, señora Choi. No tengo nada más que aportar, buenas noches a ambas.
No hay más intercambio, el chico se perdió nuevamente escaleras arriba. Kim se acerca a darle una caricia en el hombro a la adulta para reconfortarla, ella libera un suspiro y da una palmadita cariñosa en su dorso.
No insistirían, claramente el muchacho estaba decidido, y ellas no pueden hacer nada, no era su casa después de todo.
–No le digamos nada a los chicos, no aún. Yeonjun debe estar muy ocupado con su madre como para tener que angustiarse más.
–Sí, estoy de acuerdo, señora Choi...
Soobin se encierra una vez más en su recamara, yendo al balcón para abrirlo y llenarse del aire invernal.
Él nunca comprendió lo que decían acerca del dejar ir, le era absurdo el cómo alegaban amar y soltar a su vez, no lo entendió durante su charla con Tae.
Soo era alguien apegado, egoísta, todo era suyo desde su perspectiva...
Hasta que lo descifró aquel día, cuando actuó sin pensarlo demasiado, al momento en el que rechazó su instinto, porque comenzaba a descubrir un sentimiento que era mayor y opacaba a cualquier otro, algo que leyó en el libro de poesía antes de que Yeonjun lo buscara para mostrarle aquel hermoso baile:
"Ama a quienes amas mientras los tienes. Eso es todo lo que puedes hacer. Déjalos ir cuando debes. Si sabes cómo amar, nunca escaparás". - Ann Brashares.
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Nam observaba la espalda recta de la de cabellos rojizos, su capa negra se movía por la ventisca, pero ella no se inmutaba mientras miraba el punto fijo de la vivienda de los Choi.
Tomó una boconada para dirigírsele con cautela.
–Irene...
–No sé si esto es bueno o espantoso, Namjoon. ¿Te das cuenta de lo que está haciendo?
–Lo dejó ir – confirma con un susurro –. No lo esperaba tampoco.
–¿Sabes lo que implica esto? – se gira finalmente, contrariada –. Lalisa debe resolverlo pronto, Soobin debe entrar en conciencia...
–¿Y qué pasa si no es así?
–...Tendré que intervenir.
Porque Irene está más que iluminada acerca de lo que Choi Soobin está experimentando, puesto que es exactamente lo mismo que ella hizo alguna vez:
Dejar ir por amor.
Aunque Soobin no comprende del todo que eso es lo que siente ahora mismo, y lo estaba destrozando en vida.
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Bueno... ¿Cómo se sienten? Sinceramente, se vienen episodios FUERTEs.
Lo siento, también sufro escribiendo ;;
¿Qué creen que ocurrirá ahora? Soobin ha demostrado un sentimiento inmenso por Yeonjun, y se confirmará más en lo que se viene.
https://youtu.be/7-mWGkoAXZk
¡Voten y comenten! 💖
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