[17: Learning To Love Against The Odds]
Moonbyul bate sus pestañas repetidas veces y no porta reacción alguna en su rostro, a diferencia del par al que anteriormente atrapó besándose en la desarreglada cama cuando entró sin avisar, mismos jovenes que ahora están sonrojados, despeinados y tan erguidos como unos soldados. Iba a carcajearse, y sólo desiste porque es chistoso que le teman.
–Vaya, eso explica por qué no bajaban a desayunar...
–M-mamá...
–S-señora Choi...
–Los esperamos, apresúrense o les dejaré sin tostadas – corta con sencillez, cerrando la puerta y soltando la risita al eliminar su fachada seria, negando para sí en lo que regresa por el pasillo –. Niños bobos. Como si fuera la primera vez que les descubro haciendo sus cositas indecentes.
Bueno, no fue tan "indecente" en realidad, todo ha sido producto de una improvisada guerra de cosquillas y risotadas que acabó con un Taehyun plasmando besos cortos en los labios rosados y resecos de Beomgyu tras salir de cepillarse los dientes -higiene ante todo-, besos que viajaron poco a poco a varias partes de la sonrojada cara. A la final, durmieron juntos por primera vez en meses, mutuamente lo ansiaron en demasía, por lo que no se resistieron la noche anterior a buscarse como dos adolescentes enamorados haciendo una travesura.
¡No podían culparlos cuando estuvieron muriendo separados del otro, y ahora viviendo bajo un mismo techo! Era una tentación grande.
En el comedor todos estaban comiendo pacíficamente, y no tardaron las dos chicas en ser las primeras en escanear a Kang y Choi con cejas elevadas y sonrisas maliciosas en lo que ellos toman asiento con algo de pena.
–Se les pegaron las sabanas.
–Más bien se pegaron otras cosas, Unnie.
–Yah, qué dices – Beom fulmina a su amiga, tomando unas tostadas para untar la mermelada de frambuesa sobre estas –. Nos hemos quedado dormidos.
–Creí que irían despacio – Yeonjun se une a la broma, manteniendo un tono sereno y mirada burlesca al señalar el cuello de Gyu con un movimiento de cabeza –. Veo algo ahí de color morado y no es mermelada, lindo.
Beomgyu tiene nuevamente las mejillas calientes y por inercia comete el error de tocar con dedos llenos de dulce la zona señalada, siendo despistado porque él bien sabe que no tendría que existir tal chupetón si no se lo ha hecho Taehyun; era injusto, lo delatan por unos simples besitos.
Las risitas se escuchan a su alrededor, así que Gyu da una mueca enfadosa.
–¡V-vamos despacio, nos besamos nada más!
–Ujum. por todas partes.
–¡Tú igual dormiste con Soobin anoche!
Yeonjun detiene sus sonrisas y se arrepiente de haber jugado con fuego, porque ahora las miradas sugerentes e interrogantes van dirigidas a él. Beom ahora luce satisfecho con su venganza.
Mocoso tramposo y traicionero.
–¿Soobin y Yeonjun duermen juntos?
–¿También se hacen marcas?
–¡Pero qué hablan! – Yeon no resiste el bochorno, palmea el brazo de Soobin a su lado para que aporte a su defensa –. Explícales, idiota.
–¿Qué puedo añadir? – Soobin luce relajado, pero por dentro estaba igual de apenado por ser expuesto, sin embargo, contraria a la manera de la que hubiese actuado antes, se regocija por ver un poquito más ofuscado a su hyung; le es tierno –. Yeonjun y yo no nos besamos ni hacemos marcas... – pausa para darle un sorbo a su taza, con expresión inmutada y desinhibida – Él es más del tipo cursi que me aprecia durmiendo y balbucea mi nombre por las madrugadas mientras me abraza como un gatito babeante.
Las carcajadas y las mofas en su contra estallan, Jun abre sus ojos y boca por igual, sin dudarlo golpea el brazo del mayor y luego le da un zape en la frente, no hace más porque le gusta la sonrisa que éste lucha por esconder en lo que se soba los sitios que golpeó. Termina por resoplar y se centra en su desayuno de nuevo, con las mariposas acompañando a los alimentos en su estomago.
–Imbécil...
–Ya, no se rían. No entiendo el alboroto si ustedes dos también duermen juntas – Taehyun salva a su amigo con una sonrisita, tomando una servilleta para ayudar a limpiar el cuello manchado de Beom –. Lisa ni siquiera fue parte del trato con Soobin hyung y aún así viene casi siempre a quedarse por Jisoo.
Lalisa entrecierra los ojos apuntando con su cuchillo de untar.
–Pierde la gracia cuando me expones a mi, Kang.
–Ok, ok, nadie más va a exponer a nadie – Moon intercede por todos –. Terminen de comer y lavemos todo esto antes de que se pasen las horas y pierdan la oportunidad para aprovechar su día.
Jisoo afirma con su cabeza, comiendo de las fresas en su tazón con una dulce sonrisa malévola al tararear con un pestañeo inocente:
–Bien, sólo diré que los que duermen juntos, se aman~
Nadie más comenta sobre el tema, demasiados avergonzados por el asunto, mas el comentario hace que Soobin y Yeonjun hagan una mueca pensativa. Ninguno de los dos tiene un estatus definido, ni han hecho una declaración explicita más allá de un "Me gustas".
Yeonjun conoce acerca del amor, sólo que no uno profundo.
Soobin nunca tuvo siquiera una experiencia en el ámbito romántico.
¿Por qué un simple chiste les hace pensar tanto?
–Chicos, ¿A qué hora les parece ir a la feria? – Taehyun saca de sus cavilaciones al par que guarda los platos ya lavados en los estantes –. Son las ocho y cuarenta, la feria está abierta desde el mediodía y termina a las diez.
–Sería genial ir en la tarde y quedarnos hasta la función de fuentes – Beom secunda animadamente –. Soobin hyung seguramente lo amará.
–No, no, amará las atracciones de altura y adrenalina pura.
Soo observa cómo ambos menores se contraatacan con predicciones sobre él, y hasta ya se pelean por el que guiaría al mayor por la feria; se siente halagado por el interés que tienen ambos en él. Admite que adora captar la atención, sí, es algo nato en su ser, pero más si viene de personas que le están apreciando sin portar una fachada. Les detiene con cierta diversión, gesticulando con sus manos:
–Oigan, oigan, tal vez deban permitirme opinar primero a mi, ¿Verdad?
Yeon chasquea, interviniendo con una sonrisa:
–Son un par de mocosos revoltosos, ya te acostumbrarás a sus parloteos.
Kang y Choi contradicen al mayor en unísono, disculpándose por ser tan insistentes.
–Creo que ir a las dos y treinta es la mejor opción – Soobin termina por decidir, saliendo a la sala junto al resto –. Podemos ver algo de televisión por los momentos.
Todos concuerdan y debaten ahora por lo que sintonizarían, optando por un justo juego de "Piedra, papel y tijeras" que posiciona el orden en el que pondría las elecciones que les diera tiempo de colocar. El ganador es Tae en primer lugar, luego Yeon, seguido de Bin y al final Gyu.
Ninguno podría quejarse en todo caso, porque comparten gustos a fine; de igual forma escogieron lo que más era probable que todos aceptaran para evitar que alguien se aburra, a pesar del trato. Pasan un rato placentero entre los cojines y sabanas puesto que se agruparon en el sillón grande, los dos menores en el suelo abrazados sin cohibición alguna, recostados del borde del sofá, y ambos mayores sentados en el mismo.
Yeonjun se debate demasiado si era correcto el permitirse guiar por sus impulsos de recostarse en el hombro o pecho cómodo de Soobin, es decir, ya durmieron juntos y compartieron besos ¿No es esto algo diminuto a comparación? No entiende por qué le da tantos rodeos, quizás porque están acompañados. Duda que al pelinegro le importe si lo hace, pero ¿Qué tal si en realidad le estorba? El chico le llamó cursi durante el desayuno, aunque fue en juego. Detesta sentirse así de inseguro con cosas tan absurdas como aquellas.
Al inicio no le importó mostrarse tal como era con Bin, no tendría razones para ahora reprimirse, no... Porque se recuerda que eso exactamente es lo que hizo mal con Kai.
Soobin, por su parte, está desconcertado consigo mismo, complicándose por algo tan normal como lo era abrazar a Yeonjun, o por lo menos recostarse en él, ¿Era algo inadecuado? Han hecho muchas cosas que en su época no eran bien vistas, los cortejos en ese entonces eran lentos y respetuosos, pero ellos han roto ciertamente varias reglas, sin mencionar que son dos chicos -a pesar de que honestamente es lo que menos le interesa-, y no sabe si en su "relación" existen los roles. No es experto en el tema, los dos son hombres y entiende que no había que ser afeminado o alguien suave mientras que el otro era lo contrario, así que... ¿Por qué piensa que se verá muy empalagoso si se permite recostarse en los hombros de su hyung?
Es simple, los chicos tienen esos acercamientos hasta como amigos, pero personalmente no es fan del afecto físico, a excepción de con Yeon, a quien de pronto desea mimar, o incluso dejarse mimar por éste. Definitivamente no entiende sus nervios y titubeos.
El par adquiere valor a la vez, inclinando su cabeza con velocidad y causando un choque inmediato que les hace exclamar adoloridos y sobar el golpe en sincronía, observándose como tomates después.
–¿Qué les pasó? – Beom pausa el episodio con una risa aireada, observándolos por sobre su hombro, como le imita Tae –. ¿Están bien o quieren hielo?
Los Choi contrarios farfullan y se hunden en el sofá, apresurándolo para que retomen la serie. Muerden sus labios y de reojo se examinan, terminando por reír bajito.
–¿Quieres recostarte como un conejito sobre hyung, Binnie?
–Pff... No.
Yeonjun sonríe porque Soobin hace un puchero adorable en lo que, no concordando con su sentencia, se inclina más hacia él. Lo atrae con su brazo y este permanece estático, hunde sus dedos en las oscuras hebras y el chico de a poco se relaja como la mantequilla al fundirse. Se recuesta en éste y ninguno dice nada más, disfrutando la cercanía, el aroma y sensación del otro.
¿Por qué se habían preocupado tanto por algo tan bobo?
Al finalizar su maratón de series van apresurados a arreglarse, comerían afuera antes de ir a la feria, por lo que la señora Choi almuerza junto a las chicas únicamente. Yeonjun le abre su puerta a Jisoo cuando ya está listo, la chica tomando asiento en la cama con una sonrisa amena en sus labios en lo que él termina por peinarse.
–¿Van a la feria?
–Sí, ¿Por qué no nos acompañan?
–Detesto las alturas, vomito mucho y me mareo, así que prefiero ir a las arcades con Lisa y a comer pollo frito.
–Ustedes dos están muy cerca ahora, ¿No?
La contraria juega con un hilito de su camisa para evitar darle la cara a su amigo.
–Ya ella te cae mejor.
–Cambias de tema, niña astuta... Ya que te interesa mi opinión, diré que la tolero y es alguien ocurrente, le concedo eso.
–Nunca me contaste cómo detuvieron sus insultos – destaca con curiosidad –. Fue desde la noche del bowling.
–Resumiré con que me ayudó a ver con un poco de claridad ciertos asuntos – formula tras meditarlo, colocando algo de hidratante labial en su boca. Aprovecha de sacar una peculiaridad: –. Aparentemente se lleva de maravilla con Soobin, con todo y que discutan.
–Estuve celosa, pensé que se gustaban – admite con una carcajada que aumenta por la cara del rubio –. No me digas que no te fijaste.
–Honestamente me preocupé más por otra chica – confiesa casi en un susurro, dejando en el tocador los objetos que usaba.
–¿Y ya no? – ladea su cabeza cuando su mejor amigo niega, sonriendo al percatarse de un grato detalle: –. Escogiste un atuendo que te gusta a ti y no estás estresado corriendo de un lado a otro. Tampoco tienes celos y luces tranquilo.
–Ni tan tranquilo, pero supongo que sí – se encoge de hombros con una risita apenas audible –. ¿Es algo bueno?
–Es genial. No tienes que forzarte, no pienses tanto, ¿Sí? – se toma un minuto antes de volver a interrogarlo, repentinamente muy atenta: – Junnie, ¿En serio te gusta? ¿Cómo van las cosas con él?
–¿Y esa curiosidad? – inicia con tonito gracioso, hasta que suspira y encara a la menor con más sensatez –. Está siendo muy agradable, ¿Sabes? Mi primera impresión de él no fue nada bonita, ni siquiera le toleraba, pero ahora él...
–¿Cambió? – insiste ante la interrupción.
–Tal vez, o quizás nunca fue lo que mostró – masculla dubitativo.
Jisoo tuerce su boca y se incorpora, luciendo muy concentrada en examinar al chico.
–¿Soobin todavía va a...Irse?
Yeonjun pestañea saliendo de su mente y se enfoca ahora en su amiga. Analiza la pregunta y debe apartar la vista con un amargor en su garganta ante el peso de la mentira y la incertidumbre.
–Eh, n-no estoy seguro. Dijo que su estadía aquí planeaba ser temporal.
–¿No crees que él se comporta bien contigo por eso? – ante la poca comprensión del estudiante, aclara con cautela: –. Es una idea, no me hagas mucho caso, simplemente me sorprende que las cosas evolucionaran tan distinto a como iniciaron.
Era algo que llegó a cruzársele por la mente, el cambio casi radical de actitud y aura que adquirió Soo, sólo que no lo comprendía.
¿A qué se podía acreditar tal hazaña?
–No sé, dijo que le gusto.
Para no preocupar al rubio, agita su cabeza y se le acerca para sujetar sus inquietas manos.
–Entonces es por eso, Yeonjunssi.
Precisamente en aquel instante la puerta es golpeada ligeramente, se apartan y el dueño de la recamara abre para hallar a un impecable azabache que le examina discretamente, con su usual gesto impasible.
Sin embargo, Jisoo divisa una sonrisa en los orbes negros que se centran en Yeonjun.
–¿Estás listo?
–¿No luzco listo, Choi?
–Luces como siempre.
–Ya, no seas tímido, Soobin-ah – Kim interrumpe con una risita antes de que su mejor amigo se queje del más alto, el último ahora atendiendo a su llamado mientras ella pellizca las mejillas del rubio a su lado –. Dile que realmente está precioso, así cuides que nadie te lo robe en la feria.
Yeon se sonroja y se aparta de su amiga con un resoplido.
–No digas ton...
Soo les impresiona, jalando suave pero firme el brazo del mayor.
–Efectivamente, es una tontería considerar siquiera que permitiré tal abuso de otros. Si nos disculpas, vamos tarde y nos esperan los chicos.
Jisoo parpadea en el sitio antes de reírse con una mano en su pecho, divertida con el sonrojo y los quejidos de Yeonjun al irse con Soobin por el pasillo. Escapa el aire y examina el cuarto donde está, sonriendo melancólicamente al toparse con el espejo que su amigo siempre cargaba, y ahora ha dejado de lado.
Espera que todo siga marchando tan correctamente.
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La feria era tan grande como increíble para los cuatro, todo estaba ambientado de una forma alegre y colorida, había gente de todas las edades yendo y viniendo de lado a lado con risas y charlas, puestos de comidas, dulces, atracciones y stands de juegos, igual unas que otras máquinas de fotos.
Soobin en el siglo veinte no tuvo tantas opciones de entretenimiento, fue el inicio de un buen centenar, indudablemente, pero no se compara en lo absoluto con cada cosa que se cruza ahora en este presente, no comprende el cómo le es posible adaptarse tan bien a semejante cambio y el que le esté siendo tan fácil hacerlo, pero no se queja en lo absoluto.
Le emociona, sobre todo el compartirlo con personas que le guían sin juzgar y que son bastante amables.
–Vamos a jugar un poco – Beomgyu se guinda insistente del brazo izquierdo de Taehyun –. Quiero peluches, gánalos por tu hyung.
–¿En serio? – Tae eleva una ceja para molestarlo, porque claro que no se negaría a la petición –. Creí que eras el chico independiente.
–Soy capaz, pero tu nunca fallas y eso me garantiza que ningún niñito llorón me robe lo que quiero.
Yeon se mofa del par y le pide a Soo que le acompañe a otros juegos similares. Sus ojos se iluminan al cruzarse con los peluches de Nick y Judy en uno de los puestos de juegos, jala al orbes negros y casi le obliga que gane por él encestando las canasta con las pelotas, pues era más alto. Al final se carcajea por lo pésimo que es su dongsaeng en deportes, pues se golpeó intentando encestar varias veces y fue él quien terminó ganando los peluches tras intentarlo con esmero.
–Ten, es tal como tú, conejito.
–No repitas un apodo tan vergonzoso – masculla abochornado, pero sonríe por lo radiante que luce su hyung con el peluche del zorro naranja en sus brazos –. Te ganaré en los de puntería y reflejos.
–¡Ja! Inténtalo.
Comparten algunos juegos juntos los cuatro, otros en parejas formadas, cambiando la dinámica. Posteriormente se reúnen para comprar unas bebidas calientes.
Por suerte no estaba tan baja la temperatura y no estaba nevando, por lo que la feria estaba acondicionada y limpia, daba una sensación de comodidad y goce entre sus tanta atracciones, al menos las que estaban abiertas, pues otras cerraron por mantenimiento debido al invierno.
Seleccionan la casa de los espejos, pero el recelo de Soobin es notado de inmediato por Yeonjun.
–No tienes que hacerlo si no te sientes cómodo con la idea – tranquiliza al alejarse de sus amigos en la fila, siendo comprensivo –. No es problema si no te gusta, Soobin-ah.
–...Son sólo espejos, ¿No?
–Bueno, lo son, pero sé que...
Soobin inhala para inflar su pecho en valentía, mirando con decisión el salón pequeño donde sería el recorrido.
–Puedo hacerlo... Quédate a mi lado.
El vacilar, y lo dicho por el menor, hacen que el más bajo se conmueva y afirme. Los dos se adentran junto a la otra pareja de amigos.
Jun se encarga de no separarse del ojos negros, que examina con recelo los diversos espejos en la zona, distorsionando sus aspectos y reflejándolos. Sujeta su mano cuando le percibe inquieto, otorgándole una caricia en el dorso de la piel, acompañado de una sonrisa que logra serenarlo un poco.
–Podemos regresar, no hagas esto por nosotros.
–Lo hago por mí, es un motivo egoísta – intenta sonar gracioso, pero no controla cierto nerviosismo. Se concentra en aspirar aire y no soltar la mano que sostiene la suya, repitiéndose que estaba todo bien, que no está dentro del espejo encerrado; no, porque Yeonjun está a su lado, Taehyun y Beomgyu igual lo acompañan, el frío espacio no es tan pesado ni silencioso, su reflejo no le asusta ni le asquea. No tiene que regresar ahí, ¿Cierto? Abandona el hilo de pensamientos ansiosos y prosigue: –. Sigamos.
Bin consigue relajarse por las distracciones del par de menores ocurrentes y divertidos que les acompañan en el recorrido, incluso ridiculiza en su mente los espejos debido a las siluetas que forman, y ya no le dan tanto pavor. De hecho, hay una parte donde los espejos no poseen ningún efecto o distorsión, son reales, y cuando capta la figura de un sonriente rubio a su lado, sosteniéndole la mano mientras ríe de Gyu, su pecho salta en un goce placentero que le hace querer quedarse ahí por un buen rato.
"Lucimos bien juntos, Yeon luce esplendido, podría apreciarlo por varios minutos así..."
Al girarse y percatarse del escrutinio sobre él, Yeon se pone algo nervioso, pero se limita a terminar el trayecto con el chico que tiene agarrado, sin darle tanta relevancia.
Al salir, se les antojan los famosos Bumper cars, se carcajean chocando entre sí y persiguiéndose, dándose masajes mutuos al salir con algunos músculos sentidos, pero nada grave. Posteriormente siguen hasta un carrusel, luego a las naves que se alzan en la maquinaria- donde van en parejas Tae con Soo y Gyu con Yeon-, siguiendo por el trencito con recorrido, y al final deciden descansar para disfrutar de unos cuantos dulces.
Con estómagos más llenos, caminan un poquito hasta llegar a una cabina de fotos ya despejada. Los dongsaengs se emocionan y corren a sacarse unas cuantas instantáneas, los mayores esperan afuera pacientemente, tan callados que parecen perdidos en sus mentes.
El más alto voltea a examinar al que muerde sus labios distraídamente y sin consideración, le sostiene el mentón para acariciar con su pulgar el labio inferior, con intención clara de detener su maltrato.
–¿Q-que...?
–Los pones apetecibles, y no creo que ninguno de nosotros desee dar un espectáculo en público – comenta más para romper la consternación del ojos miel, siendo más suave al inquirir: –. No los lastimes, ¿Qué te preocupa?
–...Quiero unas fotografías contigo y con los chicos – se armó de todo el coraje para expresar algo que, para cualquiera es bobo y tan simple, pero a él le cuesta tanto como sostener la mirada con el contrario, quien aún le sostiene el mentón con delicadeza –. No suelo hacerlo, pero... Me gustaría tener recuerdos de hoy.
Todos habían sacado un montón de fotos, pero casi no estaba saliendo en ninguna, y en las que lo hace, sus amigos son más que conscientes que deben avisarle antes de subirlas a alguna red o etiquetarlo; no le incomodaba si era entre ellos, pero mientras más transcurre el paseo y la pasa con ellos, más ganas tiene de capturar mejor los instante, quiere plasmar cada detalle para cuando necesite revisar sus memorias y sonreír, animarse en los días tristes...
Yeon anhela fuertemente de tener muchos recuerdos tangentes guardados estando con Soobin, un recordatorio de que existe y están viviendo todo aquello, porque estaba algo angustiado con el tic tac constante del reloj que le advierte de una posible ida que le aterra.
Soobin capta la añoranza en los preciosos orbes miel, y no duda en sonreírle discretamente al atraerlo con su brazo y pedirle a los dongsaengs que les den un minuto para entrar juntos a la cabina. Taehyun y Beomgyu están más que alegres con la propuesta, entran a la cabina los cuatro y ponen las opciones para iniciar.
Yeonjun se suelta y comienza a posar de distintas formas, carcajeándose con todo goce porque la pasan demasiado bien adentro, Soobin le divierte en demasía con sus expresiones torpes y repentinamente graciosas, como si debatiera en qué parte de su personalidad escoger; la de modelo estrella o la de un chico más.
El mayor ni siquiera se preocupa, no quiere dejar de sacar tiras y tiras de fotos, pero el tiempo se acaba y es el turno de Soo y suyo, a solas.
Beom le guiña a ambos y Tae le jala con una risita para lanzar un sugerente chiste para el par:
–Si se tardan mucho, asumiremos que les ganó la pasión y vendremos a sacarlos.
–¡Dense besos para aliviar las tensiones, hyungs!
–¡Son unos idiotas! – Yeon cierra la cortina bruscamente, con una mueca enfadosa debido a los mocosos que se marcharon con malos chistes a su costa. Encara al que está a su derecha, dando un suspira con una sonrisita tímida –. ¿Listo?
–Nací listo y apuesto, Yeonjun – responde en un tono hilarante que aliviana más las cosas, selecciona las opciones con su mayor y luego da al botón de inicio –. Sólo sé tú mismo.
El comentario fue hecho a la ligera, pero acarrea un inmenso significado que disuelve toda inquietud en el corazón de Yeonjun, mismo que se halla posando junto a Soobin sin esfuerzo, sólo dejándose llevar por quienes son, ahí y ahora.
Hacen diversas caras y expresiones, sonríen a costa del otro. Cuando el rubio se busca sentar de nuevo ante su reciente pose, se tambalea y cae en las piernas del más alto, éste le sostiene la cintura con rapidez. Ambos se observan detenidamente en las últimas tiras, perdiéndose en el otro, sin apartarse.
El de cabellos oscuros acciona primero, arriesgándose a reposar una palma en la mejilla contraria y no resistiendo al ver cómo el opuesto relame sus labios de color cerezo, besándolo corto, repetidas veces. El mayor lo sujeta de los hombros con risitas y un estremecimiento, apartándose entre quejidos para sentarse con piernas casi temblorosas en su anterior asiento.
La sesión culmina y el rubio se apresura a apoderarse de cada tira de fotos, porque Beom y Tae esperaban como unos diablillos para revisarlas y llevárselas, cosa que no les permite, ni siquiera a Soobin, puesto que las guarda con un tenue rubor y les indica que sigan a la próxima atracción.
–No me quejaré sólo porque adoro que te des oportunidad de apreciarte, hyung – Gyu le sonríe honesto a su mejor amigo una vez quedan atrás del par de conversadores Choi y Kang –. Le doy otro punto a Soobin por convencerte.
Yeonjun le corresponde, con un orgullo surgiendo en su pecho al responder:
–No lo hizo él, fui yo quien quiso hacerlo.
Beomgyu indudablemente se asombra.
–¿De verdad? ¿Fue porque querías complacerlo o...?
–Quería recuerdos de todo – simplifica sin deje de mentira –. Creo que se trata de divertirnos y guardar los recuerdos valiosos, ¿No?
El azabache no puede estar más de acuerdo y feliz, abrazando al más alto con aprecio.
El sudor les recorre la frente en lo que jadean a la par por el cansancio de su actividad, comparten miradas intensas y luego se carcajean al unísono.
–Te gané, Unnie.
–Yo te gané a ti, niña. Soy más resistente y duré más.
–Es una pelea de baile, no lo hagas sonar como sexo, Chicken.
–¡Lisa! – exclama con una risa contenida en medio de su reproche –. Sólo quieres robarte el crédito de la batalla de baile.
–Lo único que deseo robarme es otra cosa – masculla para ellas dos, observando discretamente a los lados; el local estaba lleno, pero las personas se dispersaron apenas terminaron su duelo en la pista de baile, siendo aplaudidas por el empate justo. Da unos pasos más cerca entonces y relame sus labios cuando ve los contrarios –. ¿No necesitas algo de aire?
Kim asiente, fingiendo ser ajena a los descarados comentarios y actuares de la rubia, saliendo para embargarse del frío ambiente que seca más rápido su sudor. Van hasta una banca y aprecian el inicio de la noche en el firmamento, a sus espaldas el centro de arcades se está cargando más de vida.
Era una noche agradable donde podían pasar tiempo de calidad juntas y charlar un poco. Claro que ya de por sí estaban pasando una temporada bajo el mismo techo, pero era distinto tener su propio espacio, afuera.
–Hablé con Yeonjun acerca de Soobin – cambia de tema tras terminar el anterior, captando el enfoque de la menor –. Creo que está algo confundido por el cambio que tuvo, pero ya no me preocupa tanto.
–¿Por?
–Porque Soobin ve a Yeonjun como si fuera el único ser alrededor – le regresa la mirada con un entona dulce –. Eso no puede fingirse.
–Estoy de acuerdo. No lo leo del todo, creo descifrarlo y luego conozco otra faceta, pero pienso que siente algo fuerte por Jun – confiesa con un suspirito, un poco perdida en la belleza de la chica. Recoge un mechón de su pelo y lo coloca detrás de su oreja, aprovechando de acariciar cariñosamente la mejilla sonrosada de la mayor, esta le regresa la sonrisa –. Sea como sea, fuera de la manera en la que fuera, pienso que son lo mejor para el otro, se complementan.
Jisoo afirma en medio de su embelesamiento.
–Lo son...
Las chicas se inclinan poco a poco con una maraña de sensaciones y emociones adentro, hasta que terminan por cerrar la distancia y comparten un beso que las deja flotando en una nube de azúcar. Sonríen en los labios contrarios y repiten el acto, varias veces.
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Yeonjun emite nuevamente una carcajada por el cómo Soobin maldecía cada que volteaba a los cristales que mostraban la altura a la que están.
–¿Qué, no habías insistido en que yo sería la damisela en apuros que odia las alturas? – remarca con suficiencia. Resulta que el que estaba algo mareado ante la altura de la Noria, era Soo y no él – No me gustan los juegos de acción ni soy adicto a la adrenalina o a los deportes de riesgo, pero no me dan miedo estas cosas, Choi. Te lo dije y no me creíste.
Soobin asiente sin verdaderamente absorber sus palabras, insultando a quien fuese el que inventó aquella atracción, y a sí mismo por aceptar salir del seguro establecimiento para montarse en la cabina junto a su hyung el burlón.
¿Por qué imaginó que sería bonito y romántico? ¡Estaba por devolver su comida y desmayarse!
–Ujum, que bueno.
–Hey, está bien – apacigua con sus comisuras levantadas, palmeando el asiento a su lado para que se le acercase. Al obtener una negativa olímpica, se ríe entre dientes y se coloca junto al menor, dando un apretón en su mano, esta reposaba en el regazo del alto –. Es seguro, la han diseñado para esto.
Era comprensible que le asustaran o generaran desconfianza los novedosos inventos, lo comprende, no imagina a él mismo viniendo de otro siglo y topándose con cosas tan inmensas. Soo no era cobarde, desde su punto de vista. Sí, podía tener cierto lado miedoso que oculta cuando ven películas de terror, pero considera que es un chico con nervios de acero. Sencillo, todos tenemos un límite y flaqueamos, es natural.
Desde su periférico, Bin capta un brillo diferente en los pares color miel que le aprecian, y si bien las alturas no son mucho lo suyo, más intranquilo está su pulso por culpa de aquel gesto. Nunca tuvo problema con ser admirado, pero, de nuevo, es distinto con Yeonjun.
–¿Ya no te soy horrible? – ante el desconcierto del contrario, aclara con un sutil pesar que demuestra lo que le afectaron aquellas palabras: – Dijiste que era feo hace semanas.
–No me refería a eso, lo sabes – musita ahora culposo, porque en definitiva se retracta de todo lo que una vez dijo, hizo y pensó sobre el menor.
–¿Entonces...? – persiste, tan cerca que no es capaz de apartar su vista del rubio.
–Hm, puede que seas el chico más atractivo que he conocido – cambia el aire con un chiste, actuando como si se lo debatiese mentalmente –. Digo, hay unos cuantos, pero...
–Sólo me interesa que me veas a mí – ignorando su broma, se presiona para ser más transparente –. Sólo me importa que tú me veas bien. No sólo físicamente.
Está convencido de que la falta de aire en sus pulmones y su incremento cardiaco no es consecuencia de lo elevador que están, sino de todo lo que el Choi de cuencas oscuras dice y hace. La realización de su sentencia, lo real que se escucha, y el cómo se esfuerza en hacérselo participe, le hacen suspirar y contestar sin duda:
–Lo hago.
Soobin está en mismo estado, desplaza a segundo plano cualquier cosa que los rodea, porque los llamativos labios le llaman. Se inclina y con su palma libre acuna una de sus mejillas.
–¿Puedo besarte?
–¿Vuelves a pedir permiso? – intenta bromear, pero sale un habla titubeante – Los besos se roban, Soobin.
–¿Te dejarías robar un beso por cualquiera?
"No, sólo por ti" Y la idea le aturde.
–Agh, ven aquí.
Era más fácil responderle con un jaloncito y una colisión de sus pares que acalle cualquier cuestionamiento. Ninguno se lamenta ni protesta, soltándose en la unión que es lenta pero profunda. Recobran el aliento al apartarse sonrojados, luchando por enfocarse al paseo en descenso cuando la Noria retoma su curso.
Una vez con pies en el suelo, no mencionan nada a sus amigos al estos analizarlos sospechosamente.
Tampoco es como que Beom y Tae tengan moral, ambos son participes de que si se mofan a costa de sus mayores, ellos los delatarían también porque, efectivamente, se besaron aún más en su cabina de La Noria, y jurarían haber empañado los vidrios de lo intenso que fue.
La atracción final que les queda por probar y es de su interés, es la casa embrujada. Aquella le pone los pelos de punta a Yeonjun en especial, todo a causa de que de niño tuvo una muy mala experiencia de la cual sólo Jisoo es participe; la razón por la que sus amigos no tienen ni idea de esto, es porque ellos adoraban esos lugares, y no quiere arruinarles la magia, porque los conoce mucho como para prevenir que no entrarían sólo por él.
Pero el intuitivo Soobin, que le presta tanta atención a los gestos pequeños del rubio, le descubre.
–No tenemos que ir. Hay unos puestos de flores por allá.
–Estoy bien, no es... Ok, no me gusta, pero no es para tanto.
–Yeon...
–Nunca has ido, me dijiste que te emocionaba entrar.
–No lo hagas si es por mí.
Mismas palabras, distintas personas.
Jun agita su cabeza brevemente, sonriéndole para calmarlo. No lo hace por él, no del todo, sino que se trata de animarse a disfrutar nuevas experiencias y afrontar sus temores junto a alguien que le comprende.
–Tal como me expresaste en la casa de los espejos, es por motivos egoístas para superarme.
Bin infla su pecho para sacarle una risa, con seriedad.
–Te protegeré.
El contrario rueda sus orbes y le imita:
–Y yo a ti.
A la final, el recorrido fue sumamente divertido por los gritos, insultos y discusiones; Taehyun fue quien más les defendió en sus ataques heroicos cuando se trataba de empujar o usar fuerza, Beom espantaba a los enemigos tenebrosos con sus gritos cada que se les acercaban, Soo les reunía como todo un líder para asegurarse que estuviesen a salvo, y Yeonjun era el hyung preocupado que les brindaba palabras de lógica o aliento.
Eran una combinación rara y genial. Un equipo.
La salida debe llegar a su fin al reunirse afuera para el espectáculo de las fuentes con luces de colores. Gyu saltaba entusiasta como un pequeño, cargando sus peluches y premios, Tae sacaba su teléfono cada que desea capturar algo con la cámara, Bin observa todo con ojos curiosos e impresionados, y Jun es una mezcla de todo un poco. Fue precioso, y los cuatro se sintieron más cercanos al ser participes de tales instantes en su vida.
Regresaron a la mansión sin remordimientos y con muchos recuerdos gratos, contando todo a las chicas y a la señora Choi.
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Más tarde, Yeonjun se anima de subir unas fotos cuando está en su recámara. Probó varios filtros, hizo muchos zooms para verificar detalles, y se aseguró de examinar minucioso cada selca, porque después de tanto tiempo, actualizó varias suyas. Sintió una especie de alivio al publicar, pero a medida que transcurren minutos y oye las notificaciones, la ansiedad se apodera de él, sus dedos van de aplicación a otra en su dispositivo, muerde sus labios, y se debate si fue buena idea... Al revisar los comentarios y likes a la media hora, sonríe porque son agradables y lindos, sobre todo sus amigos le comentaron, el mismo Soobin reaccionó y usó una tonta carita simple porque aún no usa emojis, se sorprende de que Kai igual mandó algo...
Hasta que hubo una chica que se burló de sus mofletes y otro chico que comentó acerca de su ghosteo en redes y un "lol" absurdo y sin contexto, ahí se acabó su paz. Apartó el celular con el pulso incrementado, sudaba frío de repente y siente la presión en su pecho. Apaga los datos cuando las notificaciones continúan y se contradice a cada segundo al querer borrar las publicaciones y luego dejarlas, pero aquello era ridículo cuando ya tantos las vieron, ¿No es así?
Deseara no ser así.
Deseara que no le importaran cosas tan patéticas.
Deseara no sentirse insuficiente.
Comenzó a experimentar ese hormigueo en su cuerpo, en sus rasguños ya cicatrizados, y sin contenerse, se quita la camisa y sus pantalones, yendo al espejo al lado de su armario para examinar su cuerpo con inseguridad. Rememora lo que le dijeron y se cuestiona si de verdad aumentó de peso por la constante comida de Moonbyul, por las salidas, las fiestas...
–Mierda, Choi Yeonjun...
En el piso de abajo estaban los otros dos Choi y Kang leyendo todo con enojo y preocupación, más los que eran mejores amigos del rubio y conocían su punto débil.
Soobin aprovechó el momento para aclarar sus dudas sobre la actitud que adapta Jun con las fotos, los cumplidos y demás cuestiones que, durante ese tiempo juntos, ha notado.
Se contagia de la inquietud del par cuando estos le contestan:
–Hyung hacía dietas porque no estaba satisfecho con su peso en preparatoria.
–Nunca ha tenido una autoestima muy estable, ¿Sabes? Busca muchos defectos en él, se critica mucho, y a veces se vuelve un enemigo para sí mismo.
–No es que no puede sacarse fotografías o cosas así, pero no suele hacerlo si no se siente suficientemente cómodo con quienes está, tampoco las postea cuando lo hace, o archiva todo a los pocos minutos. Estuvo mejor al graduarnos, hasta que...
–Comenzó a salir con Kai, ellos tuvieron muchos problemas por eso – admite con pesar el de cabellos más largos –. Hyung se moldeaba en parte para él... Pero no debemos hablar de eso sin su autorización, lo importante es que él no vea esto.
–Si no es que ya lo vio – Tae suspira tendido, apartando su celular –. Tenemos que...
–No, yo iré – no les da chance de apelar a nada porque ya ha salido disparado con un mal presentimiento encima, siente que no es toda la versión, y ya de por sí aquello lo que le contaron no le agradó en lo absoluto. Por primera vez, no usa los modales al tocar una puerta, no tiene el seguro colocado y sólo entra a la habitación –. Yeon, si viste esa basura, no les...
Ambos Choi se paralizan en su sitio al cruzar miradas, todo transcurre de prisa y a su vez en cámara lenta, procesando la situación que se dio; una donde Yeonjun voltea, estando semidesnudo, y Soobin permanece en medio de la recámara observándolo con perplejidad. El primero en espabilarse es el más bajo, cubriéndose con una bata y exclamando con voz temblorosa y angustiada:
–¡¿Qué carajos haces aquí?!
–Y-yo no...
–¡Sal, sal de aquí! ¡Vete! – interrumpió con voz rota, gritándole mientras le lanzaba cojines con su mano libre, todo lo que tuviese al alcance, con su vista nublada y su garganta quemando – ¡Lárgate, Soobin! ¡Déjame solo!
El menor no tuvo opción más que salir a empujones, la puerta se cierra en su cara y escucha el cerrojo colocado, sale de su shock y golpea, intentando por reflejo mover la manilla. Los sollozos al otro lado le erizan la piel y le revuelven el estómago con mortificación.
–¡Yeonjun, abre! Está bien, no vi nada, ¿Sí? Por favor, no hagas ninguna estupidez.
–¡Cállate! ¡Dios, cállate, cállate!
–E-escucha, golpéame a mí, ¿De acuerdo? – tartamudea con un nudo opresivo, hay ruido del lado opuesto y se siente terriblemente impotente, asustado – Cualquier cosa que quieras hacer contra ti mismo, h-házmela a mí, Yeon.
El aludido lucha por regular su respiración, estaba temblando y las nauseas se apoderan de su cuerpo, producto de la crisis de ansiedad. Se cubre el cuerpo con dedos nerviosos y camina de lado a lado, no queriendo escuchar al angustiado dongsaeng en la entrada.
–Ya, ya no...
–No me iré, me quedaré aquí, Yeonjun. No me interesa si decides no abrirme en toda la jodida noche, pero no me voy a mover.
Muerde sus labios con el remordimiento creciendo, es participe de que cumplirá su promesa. Sintiendo las piernas como gelatina, se dirige a la puerta y se deja caer para pegar su oreja, sabe que está ahí. Escapa las lágrimas que le quedan, las emociones se drenan poco a poco, y el raciocinio le embarga; no puede permitir que Soobin permanezca ahí por más rato.
Soo no tuvo la culpa de entrar así, él fue el idiota que no colocó el cerrojo, quien se quedó en ropa interior para escanearse de pies a cabeza por una estupidez, arruinando el día tan lindo que compartieron, todo por sus inseguridades. Terminó maltratando al azabache y lo echó de su propia habitación -porque todo le pertenece en la propiedad-, y él sólo quedó como un maleducado.
Por unos estúpidos comentarios de personas crueles y sin vida propia.
Con preocupación desbordante, hundiéndose en un sin fin de teorías desde su posición, jaloneando un poco sus hebras negras entre insultos a la nada, y pensando miles de ideas de cómo derribar la puerta a sus espaldas, Soobin se incorpora con tal velocidad que se marea al ser atendido por un ya vestido y cabizbajo Yeonjun.
Hay un breve silencio, no aparta su mirada del rubio.
–Perdón... No debí tratarte así – masculla con ronquera, tragando el amargor que siente hasta n la bilis –. Soy un...
Yeonjun queda pasmado cuando Soobin le abraza de repente, le corresponde saliendo del asombro y casi jura que lo oyó temblar en medio de un jadeo de aparente alivio. El acto no dura mucho, pues el más alto se aparta y le mira con clara aprensión.
–Ven conmigo, necesito mostrarte algo.
Vacila, no descifra las intenciones del menor, sin embargo, no le refuta al seguirlo cabizbajo hasta el tercer piso, incapaz de modular nada por la vergüenza. Arriban a una habitación que al parecer perteneció a una mujer, el azabache rebusca entre un baúl y tarda unos segundos en volverlo a encarar.
Soobin se aproxima con una expresión indescifrable, extendiendo una vieja fotografía en sepia que muestra a un niño regordete muy sonriente, con hoyuelos en sus abultadas mejillas, junto a una mujer alegre que le es extrañamente algo familiar.
Esos ojos, hoyuelos, cabello...
–¿Eres tú? – reconoce con ligera sorpresa. Cuando el opuesto afirma, añade aún perplejo: –. Cambiaste mucho.
–Dos personas diferentes. Era algo relleno de pequeño, mis dientes de leche eran enormes como los de un conejo, mi cabello era un desastre rebelde, tuve acné desde temprano y solía ser muy rechazado por mi personalidad – relata con ambas manos en sus bolsillos, apretando sus puños para darse valor; lo pensó, nunca abrió esas partes suyas a nadie, pero consideró, en los minutos angustiosos que estuvo esperando a que su hyung le abriera la puerta, que sería sensato contarle aquello –. Casi no hay fotografías de esa etapa, las que aún existen, las escondí. Esta era de Nayeon noona, la mujer de la cual te comenté, y esta otra es con mi madre... – sonríe ladino, sin gracia, porque el otro no detiene su curioso escrutinio en la foto nueva que le entrega y señala – No luzco tan apuesto y como el chico seguro de hace semanas, ¿No?
–No, y probablemente estas sean las mejores fotografías que he visto de ti – por la confusión del pálido, aporta con una leve sonrisa:– Estás sonriendo con todo tu ser, luces radiante. Te ves adorable, en serio, no veo nada malo en ti.
–El mundo suele ser una mierda, y no es excusa, pero posiblemente me contagié de él – admite con arrepentimiento, conmovido por lo que dijo el mayor –. Lo que te dije sobre la belleza interior es lo que mi padre solía decirme. Comencé a hacer ejercicio, comprar tratamientos costosos, me cuidé en exceso y comencé a considerar que el único atractivo que valía era el físico ideal. Me obsesioné con agradarles a todos, con complacerlos...
–No eres igual, ya no. El Soobin que está frente a mí ahora mismo, no es el mismo narcisista de hace semanas – se aproxima al más alto, dejando en una repisa las fotos y observándolo con convicción –. No eres como tu padre, no es cierto nada de lo que te dijo.
–¿Cómo estás tan seguro? Fui tan cruel al inicio y no merez...
–Hey, ya no recuerdes el pasado. Ambos hemos dicho y hecho cosas de las cuales nos arrepentimos, ¿Sí?
Soo muerde el interior de su mejilla y medita si lo siguiente sería correcto, pero se convence de que estaba a salvo con Yeon, que él necesitaba esto. Retrocede levemente, alejándose a su pesar del tacto reconfortante en su brazo, y desabotona su camisa frente al descolocado mayor, sacando la prenda para, con una inhalación, voltearse y detener sus preguntas en seco.
Sabe que Yeonjun le examina con perplejidad, por lo que contiene su impulso de huir, de cubrirse. Le escucha suspirar inestable, y se concentra en relatar:
–A finales del siglo diecinueve y a inicios del siglo veinte no habían muchas consideraciones de parte de todos los profesores, tutores, cuidadores o padres, en sí, de los adultos. Yo era muy rebelde y obstinado, eso me costó caro en muchas ocasiones – pausa para dar una risita sarnosa, el opuesto se acerca más a él en lo que prosigue: –. Unas veces fueron reglas de madera, cinturones de cuero o hasta látigos en los casos severos. Muchos consideraban que al ser un chico adinerado con un padre de sociedad y prestigio me exoneraba de las barbaries, pero es todo lo opuesto, nada es lo que aparenta ser a veces.
Yeonjun no fue capaz de mediar palabras en medio del shock, la ancha y fornida espalda blanquecina de Soobin se mostraba a él por primera vez, luciendo cicatrices de diversos tamaños, no eran cientas ni muy profundas, pero sí notorias. Le estremece y remueve el corazón pensar en el dolor que le habría causado cada una, esas y las que no dejaron marca. Sus dedos tiemblan al alzarlos y recorrer la piel, los músculos se le tensan al pelinegro en el trayecto, pero no se gira ni aparta a pesar del hecho.
Jun estaba conteniendo las ganas de llorar, las ansias de besar cada marca con desesperación y cariño siendo un torbellino de emociones encontradas.
–Dios... D-de haber estado, Soobinssi, de haber podido...
El menor rechista con una negativa agria.
–No hagas eso, no sientas lastima, por favor. No llores.
El rubio corrige con aplomo:
–No es acerca de eso, Soobin. Yo quiero curarte.
"En todo el sentido de la palabra"
–...Ya lo haces – confiesa en un susurro, los dedos cálidos y reconfortantes trazan sus cicatrices y siente la honestidad en estos, no siente que lo juzga, sin embargo, escapa con una risita triste:–. Es horrible, ¿No?
–He visto cosas mucho peores y horribles, Binnie – contesta con suavidad, sin mentir, causando que finalmente el dongsaeng se gira hacia él. Por inercia, ahora dirige sus manos al rostro de éste para acunarlo, sonriéndole con afecto –. No me asustan tus cicatrices, no me repugnan. Seas como seas, si eres el Soobin de ahora, el que está frente a mí y bailó conmigo en navidad, el mismo que me ha defendido de unos matones, incluso recibiendo una herida por salvarme, y ese que ahora me muestra algo tan personal para que me sienta comprendido, para mí siempre serás una persona hermosa, más allá de lo físico.
No lo dudaba, la miel brillando en sus ojos se lo confirma, los toques suaves en su piel, la sonrisa sincera y cada palabra dulce, todo Yeonjun le grita que no desea cambiar nada de él, que lo acepta así, y sabe que, para alguien tan puro como su hyung, no importaba algo como el aspecto.
Entonces aquello le duele, porque a pesar de todo eso, el mayor era tan duro consigo mismo. Le acogen tantas emociones, que no entiende cómo verbalizar sus sentimientos, por ende se limita a unir sus labios con los contrarios, siendo correspondido al instante con misma necesidad.
Los dos se pierden en el anhelo y el deseo, la unión cobra más vida y sus lenguas se enlazan, sus corazones martillean, su respiración se atasca y sus cuerpo se calientan, cosquilleando. Ya han compartido varios besos a esas alturas, mas ninguno era como el de ahora, tan desenfrenado y a la vez calmo. Sus manos acarician al otro con ímpetu, sus cuerpos se acercan sin espacio alguno de escape, el tiempo se detiene y todo pasa a segundo o hasta tercer plano.
Se funden en otro, Yeonjun jadea cuando Soobin besa su rostro y, posterior a ello, desciende por su cuello. No lo detiene, mete y enreda sus dedos en las hebras oscuras de su nuca, traga pesado con el pulso desbocado y acalla un gemido cuando la lengua y las succiones del menor atacan su piel junto a los besos, erizándole.
Soobin jamás en su vida se sintió de tal manera, nunca estuvo en una situación de tal magnitud, todo le era nuevo y abrumante, pues su ser toma su juicio y acciones, sólo siente la urgencia carcomiéndole para adorar al rubio, esas ganas de probar cada rincón y perderse en este y sus maravillas. Lo carga por las caderas y éste enrolla sus piernas en la suya, le lleva al viejo tocador oyendo las cosas sobre este caer, pero poco importa ahora. Siente que el mayor acaricia su pecho mientras sus propias manos viajan bajo su camisa al abdomen plano del mismo, buscando más contacto con la piel de su hyung.
Yeon escapa un sonidito, y es ahí que los dos se detienen con respiración entrecortada, frentes unidas y pupilas dilatadas, labios hinchados y brillosos.
Oh, y bastante sonrojados.
–Lo siento, n-nunca... Estamos yendo muy deprisa.
–Soo, yo... ¿N-no quieres seguir?
Soobin abre de golpe sus ojos, casi con una mueca desesperada para que su mayor no se haga una idea errónea.
–Demonios, sí, pero... No quiero que hagamos esto precipitadamente sólo por el tiempo que tenemos disponible – le escanea con parsimonia, controlando sus impulsos para que coincidan con sus sentencias; es difícil ante la preciosa vista que le regala el opuesto. Pensar coherentemente con Yeon invadiendo cada rincón de su ser no es sencillo –. Sé que posiblemente ya lo has hecho antes, ya sabes, eso... Pero no quiero arruinarlo, es nuevo para mí. Quiero que vayamos despacio, como dijiste al principio, y podrá sonar anticuado, pero deseo hacer las cosas bien, Yeonjunssi.
Yeonjun sintió ternura por la forma de ser de Soobin, por primera vez recordando lo inocente, en ciertos aspectos, que puede ser. Eran épocas muy distintas, y Soobin es un caballero correcto.
–Tienes razón – escapa una boconada, muy apenado por su descontrol. Claro que añora estar en ese sentido con el menor, en todos, fue la causa por la que el deseo se apoderó de él y no lo pensó, pero sabe que, en parte, el pelinegro leyó en su temor: El tiempo que les queda, y de verdad se quiere convencer de que sí habrá más. Regula su pulso y se sujeta de los amplios hombros desnudos, viéndolo directamente a los ojos –. ¿Crees que sí será posible tener más oportunidades?
–Eso espero – da una caricia en su rubio cabello, acomodándolo con algo de ternura –. Porque quiero seguir conociéndote, aprendiendo de ti y estando contigo.
–Y yo contigo, Binnie – expresa con añoranza, con cariño. Le conmueve el cómo el chico le miraba y hablaba, inevitablemente se sintió mal por todo lo que le dijo media hora atrás –. Hay... Tengo mucho que callo también...
–Sé que también tienes cicatrices, entiendo que tienes inseguridades y muchos miedos, no tienes que compartirlos ahora, ¿Ok? Sólo quiero que consideres que aquí estoy, Junnie.
–Quiero contártelo todo. Lo haré, lo prometo.
Soobin se aparta con una sonrisita, acomodando sus mechones sueltos con una mano.
–Si eso deseas, está bien. Ahora deberíamos de descansar, ha sido un día largo.
Yeonjun no logra formular su respuesta cuando de pronto es cargado por el pelinegro, se aferra por reflejo a él y su rostro se calienta ante el contacto.
–Yah, no soy una princesa o damisela.
–Dame el gusto de llevarte así.
–Ponte algo encima primero, no saldremos así.
Con una carcajada, el dongsaeng cede y le baja, colocándose su camisa para regresa juntos al dormitorio. Cuando ya Yeon duerme en su cama, él permanece despierto pensando en cada cosa del día, su hyung le abraza protectora y cariñosamente, oye sus latidos al tener la cabeza recostada en su pecho, y no evita darle un delicado beso a éste, porque posiblemente eso era lo que más adoraba del muchacho...
Su corazón.
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–Es cuestión de tiempo para que se de cuenta de lo que ya siente – musita emocionada–. Lo logró, Yeonjun tiene su corazón. Están aprendiendo lo que es amar contra todas las adversidades y los defectos, ¿Te das cuenta, Joonie?
–Es difícil no fijarse – se muerde la lengua para no arruinarle la celebración, porque, que Soobin quiera a Yeonjun, no era algo que resolvía el hechizo –. Todavía hay esperanza, Irene.
–Claro que la hay, querido – sonríe radiante –. Cuando se ve más allá de una fachada, la esperanza es lo que más prevalece.
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Este es uno de mis episodios favoritos de escribir, es muy hermoso y da una muy bonita enseñanza sobre el amor propio. No es algo que se adquiera en un segundo, toma tiempo y dedicación, así como será un largo camino para Yeonjun y Soobin, al menos ambos se ayudan. La falta de amor propio juega un papel protagónico en este fic, la mayoría de los problemas han ocurrido por esto :(
¿Ustedes, siendo sinceros, se aman a sí mismos? Está bien no hacerlo al 100%, todos tenemos defectos y cosas que no nos agradan, pero no dejen de ser ustedes y nunca se opaquen por otros; la belleza de algunos no es la ausencia de la propia ❤
Ah, y no se guíen por comentarios en redes, suban todo lo que les guste, no teman a la cámara. Nunca crean en las redes, todos lucen perfectos, pero nadie lo es uwu
Lisoo es oficial, Taegyu va en proceso, Yeonbin, hmm...
YeonBin casi tuvo una escena INTENSA asjksmo Tranquilos, este fic tiene muchas sorpresas y etapas ;)
https://youtu.be/d7s1dMSrZ_E
¡Voten y comenten! 💖
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