[15: Actions Of The Heart ]
Yeonjun fue el primero en despertarse con una sensación de desorientación ante su inmovilidad, procesa entonces que se debe al gran cuerpo a su lado que se aferra al suyo como todo un pulpo debajo de las sabanas, el rostro sereno del pálido sumido en sueños, con su boca medio abierta y labios resecos. Puede contar sus largas pestañas desde dada postura, su brazo aferrado a su cintura era reconfortantemente aterrador, pues estaba siendo abrazado por el chico con el que amaneció y mismo por el que su corazón late mucho más acelerado de lo normal. No sabe por qué se levantan sus comisuras con ternura mientras con un dedo aparta mechones del oscuro cabello que cae en el atractivo rostro.
Recuerda que oficialmente marca la fecha que no es celebre para el chico al que detalla embobado y su goce se borra momentáneamente, porque anhela poder hallar un método para hacerlo sentir mejor. Se le ocurre ir por el regalo en su habitación y despertarlo, tal vez traerle el desayuno, mas todo intento fue desplazado cuando el agarre se afianza en su cuerpo y Soobin dice con su voz profunda:
–Ni se te ocurra moverte, joven Choi. Hoy estás confiscado por mi.
–¿Estabas despierto? – exhala descolocado por el que sonríe con sus atractivos hoyuelos, aún con parpados cerrados y expresión adormilada. Chasquea intentando escaparse del agarre sin verdadero esfuerzo –. Eso es molesto ¿Y si te confesaba algo mientras tú me oías sin mi autorización?
–¿Ibas a confesarme que mueres por besarme? – abre uno de sus ojos para continuar con coquetería: –. Porque prefiero optar por las acciones antes que las palabras.
Yeonjun libera una risa aireada en medio de su sonrojo, escondiendo su rostro en la almohada.
–¿Sabes? Otros dirían buenos días primero y dejarían el descaro para luego del desayuno.
Soobin finalmente le observa completamente y se atreve a acariciar la mejilla del mismo al hacerlo voltear con tacto.
–Buenos días, Yeonjunssi.
En realidad, Soobin había despertado diez minutos antes que su hyung, lo analizó como si de una salvación se tratase, porque todos los veinticinco de diciembre su primer pensamiento había sido el terrible recuerdo del fallecimiento de su madre, pero aquella mañana se ensimismó tanto en el precioso rubio que dormía con el rostro enterrado en su cuello antes de que se removiera entre sueños, su aliento cosquilleándole la piel. No despertó solo ni congelado, tampoco deseando estar muerto junto a su progenitora, sino con una plenitud casi desbordante, deseando plasmar infinitamente en su memoria aquella imagen, su aroma, su temperatura contra la suya en contraste, y si fuera su elección no se levantaría de la cama en todo lo que queda de día.
Pero de eso Yeonjun no tiene que enterarse de sus vergonzosos pensares.
–Buenos días, Soobinssi. ¿Dormiste bien?
"Mejor que nunca"
–Hm, te mueves mucho, roncas y pateas dormido, pero pudo ser peor.
Con las orejas rojas, le da un golpe en la nuca al menor, haciendo un mohín por sus fastidiosos comentarios.
–No eres encantador por las mañanas.
–Tú tienes baba seca en la barbilla y no te digo na- ¡Auch! ¿Por qué me pegas por un chiste?
–Porque eres un desconsiderado.
Soobin pestañea en confusión por lo furioso que luce de pronto el ofuscado Yeonjun, quien ya estaba hasta incorporándose para irse, mas lo detiene por el brazo al pararse velozmente y lo hace girar hasta chocar y caer accidentalmente en el colchón nuevamente.
El cuerpo del más bajo queda sobre el suyo, los dos se observan tal como la anterior vez en la nieve, y es el de hoyuelos quien le regala un atisbo de sonrisa.
–Sinceramente dormí mejor que en siglos, Yeonjun.
El rubio no logra esconder su sonrisa y agita la cabeza vagamente.
–Yah... Vamos abajo para abrir los obsequios, mocoso.
Cepillan sus dientes y hacen sus necesidades en el baño para reunirse en el pasillo e ir juntos a la sala donde estaba el arbolito con los regalos que depositaron el día anterior. Sólo hallan a Jisoo, Lisa y Taehyun cuando llegaron, al rato la señora Choi se une con un adormilado Beomgyu que se deja caer en el sofá más amplio con un oso de peluche que trajo consigo para abrazarlo. El entusiasmo era general, unos lo denotan más que otros y se organizan para abrir los presentes en orden.
Soobin presencia el intercambio con ese mismo asombro ante lo novedoso que le invade cada que está con el grupo; porque no hay obsequios pomposos, costosos ni enormes, son cosas tan simples como valiosas en un sentido distinto. Cada quien entrega algo que intencionalmente pensó para la persona que lo recibe, algo sencillo como un montón de dulces, perfumes, un par de calcetines, cajitas artesanales de madera tallada, pendientes, un libro, acuarelas, e incluso se conmueve al momento que Moon les regala bufandas personalizadas a cada uno. Lo que más le gusta son las sonrisas sinceras, los abrazos o palmaditas afectuosas que se comparten en agradecimiento.
Claramente al ser tantas personas por regalar no invierten tantísimo dinero, los de mejor posición -como Tae, Jisoo y él- son los que más han gastado. Justamente, en su turno los encandila por sus regalos tan caros, no eran de un gran tamaño pero sí de reconocidas marcas. La mayoría lo agradecen apenados y otros -como Gyu y Lalissa- lo hacen con un chillido emocionado y sin rastro de remordimiento. Hasta corresponde con cierta torpeza el abrazo que le lanzó el de cabellos más largo.
–¿No hay regalo para Yeonjun hyung de tu parte, Soobin hyung? – beom ladea la cabeza en confusión al separarse del cuerpo más grande, feliz al regresar con su nueva colección de todos los colores de la paleta universal, en una caja de madera sumamente elegante y bonita –. Creí que sería el primero en abrir algo tuyo.
–¿Que no te diste cuenta que ya Yeonjun lo trae consigo? – Jisoo se ríe entre dientes, señalando el collar en el cuello del cohibido ojos miel –. Se lo tuvo que dar apenas despertaron o antes de dormir.
Yeon no había dicho nada en el rato que los demás abrieron sus presentes por parte de Soo, porque estaba fascinado con el esfuerzo que puso su dongsaeng para darles algo que fuera de su agrado, con todo y que no les conocen en demasía, se percata de que fue atento cuando le conversó de los gustos de estos. Por ello, cuando fue expuesto tan sencillamente, su mano viajó al collar que olvidó de ocultar bajo su pijama de Vectorman, escondiéndose por reflejo detrás de la amplia espalda del otro Choi.
–¡Pero que collar más hermoso, Yeonjun-ah!
–Gracias, eh... ¡H-hay que abrir los demás regalos!
Se apiadan del abochornado estudiante, continuando con el intercambio de obsequios, tendiendo los que tocaban por parte del rubio.
–¿Ah? – Soobin no contiene su asombro al recibir una caja plana forrada en una envoltura de conejo con motivo navideño que le hace sentir como un pequeño al abrirlo, con sumo cuidado de no dañar del todo el papel. No esperó nada de Yeonjun, siendo francos, le sorprende de que éste le tuviese un detalle a cada uno a pesar de su difícil situación económica actual, por lo que supuso que se trataban de sus ahorros -los cuales mantuvo porque él mismo se lo pidió, pues pagó en su lugar la deuda en su totalidad, y al mayor sólo le quedó aceptar-. Indudablemente se emociona por ver lo que el chico le compró, sin embargo, queda pasmado al extraer un Cárdigan de cuadros negros y blancos, sumamente suave y de su talla exacta –. E-esto...
–¡Cielos, eso debió costarte mucho!
–Cierra la boca, Gyu – Jun reprocha con un pellizco corto en la pierna de su amigo, viendo al perplejo azabache con un gesto para restarle importancia al asunto –. No te preocupes, me quedó bastante del dinero que reuní, ya le había comprado algo al resto antes, así que quise darte algo lindo. Me recordó a ti apenas lo vi, no fue tan costoso como aparenta.
Lo fue, sólo que ni loco se lo admitiría a Bin cuando éste miraba con un tierno entrecejo fruncido la etiqueta de marca. En realidad, fue complicado ubicarle el obsequio perfecto, y el precio le sacó prácticamente todo de los bolsillos, pero es que no se resistió por darle algo así al tan atractivo y elegante chico.
Algo que él le diera, que portara pensando en él...
–Es... Me encanta – formula finalmente, todo lo que le han dado le es realmente preciado, pero aquel abrigo era especial entre lo demás regalos al ser otorgado por el chico que hace a su pecho saltar como nunca antes lo había hecho. Se encarga de conectar miradas para transmitirle su sentir .– Gracias, Yeonjun-ah.
Taehyun carraspea por la atmosfera aislada del par y algunos dan un risilla discreta. Es el último en entregar, pasando sus regalos a todos, menos a uno, el cual repentinamente está cabizbajo y mudo en su asiento.
Cada quien reacciona y agradece por los presentes mientras Gyu juega con sus dedos como si fueran de lo más interesante, tratando de darse ánimos y convencerse en que ya llegaría su turno, sólo que no llegó. Se contuvo de no irse exclusivamente para no ser tan obvio y grosero con los demás...
–Oigan, hay un paquete todavía – Yeon inocentemente se aproxima al pino y saca una última caja envuelta –. Dice "De Beomgyu para Taehyunnie"– se muerde la lengua tras leer la etiqueta, incómodo – ...Oh.
"No, no, por favor, no..." Beomgyu traga en seco en lo que la caja va directo al regazo de un atónito Tae.
–¡Ah, sabía que faltó alguien en ese intercambio!
Nadie más emite sonido alguno después de que la madre del involucrado dice lo anterior. Hay mucha tensión para el momento en el que Beom se zafa apresuradamente:
–¡A-acabo de recordar que tengo que h-hacerle una llamada a Hoseok hyung! P-permiso.
Las pisadas apresuradas hacen eco en la sala, y el primero en cortar la pesada atmosfera es quien involuntariamente la causó:
–Por dios, ¿Por qué no le diste un regalo también, Taehyun?
–¡Claro que le tengo un regalo, Yeonjun!
–¿Y dónde está?
–I-iba a dárselo en privado – argumenta con el shock aún palpable ante toda la repentina situación –. No sabía que me daría uno, menos delante de todos ustedes.
–Kang, no sé qué demonios haces aquí diciendo estupideces cuando Beomgyu se fue de esa manera– Lisa es dura en su entonar, no ocultaría su desacuerdo –. Debe de creer que no te importa en lo absoluto.
–Claro que me importa, es lo que más me interesa – se exalta con rapidez, levantándose sin soltar el obsequio del mayor –. Joder...
Sale corriendo prácticamente escaleras arriba, el grupo exhala en conjunto, el momento se ha opacado un poco por tal incidente. Permanecen ahí esperando a que se resuelva de la mejor forma posible.
Taehyun fue hasta su habitación y tomó consigo el regalo del mayor, salió y tocó la puerta de éste.
–Estoy ocupado, no quiero ver a nadie.
–Hyung, por favor... Sé que no quieres verme ahora, pero dejaré algo aquí afuera ¿Ok?
Beomgyu espera un minuto, odiándose por ceder a su impulso y abrir la puerta para ubicar a sus pies una caja perfectamente decorada, con un lazo azul a juego con el papel de ositos. Bufa entre dientes y divisa al pelirrojo en una esquina, muy mal escondido.
–¿Buscaste algo entre tus cosas para no hacerme sentir mal?
–No, por supuesto que no. Yo... Lo compré desde hace tres meses.
La sentencia no causa más que estragos en el de mechones claros. Se agacha para tomar el presente y mira agotado nuevamente al ojos grandes que yace estoico en su sitio.
–¿Por qué no me lo diste en el intercambio?
–Porque quise hacerlo en privado – explica sincero–. Te lo juro, no me olvidé.
–Bien... Entonces déjame verlo en privado, y solo.
Cierra la puerta en las narices de Kang, impidiéndose a sí mismo de disculparse por hacerlo. Del lado opuesto el más bajito suspira tendido y regresa a su habitación para descubrir el contenido de su propia caja con papel de Alvin y las ardillas, con un nudo terrible en su garganta que, por más que traga, no mejora... Y se acrecienta con lo que tiene en manos con un suspiro tembloroso.
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Yeonjun se lanza sobre el cuerpo cubierto de sabanas, estrechándolo con sus brazos y haciendo un bulto con su desganado dongsaeng.
–La cena de navidad te hizo subir de peso, hyung.
–Estoy esforzándome en ser un mejor amigo considerado, no seas ingrato, amas los abrazos aplastantes.
–¿Por eso estás aquí y no con Soobin? – se remueve para reincorporarse, el opuesto capta su señal y se aparta para permitirle salir de su nido con expresión tan decaída como su entonar: –. Van a salir, luces lindo.
Jun sonríe apenas, agitando su cabello más largo con cariño.
–Vine a invitarte. Las chicas irán con la familia de Lalisa, tu madre saldrá a reunirse con unas amigas de su vecindario y... Bueno, no quería que te quedaras solo aquí.
Beom corrige con un mal sabor:
–Con Taehyun, querrás decir... Aunque es lo mismo.
–Beom, no estaba enterado del obsequio, de haberlo sabido...
–Está bien, fui yo quien lo colocó ahí como un idiota – pausa con inseguridad, viendo con recelo el regalo que dejó encima del sofá de dos plazas en su alcoba, como si le quemase tocarlo siquiera –. Me trajo uno después, no lo he abierto.
–Deberías de hacerlo, cuando estés listo. Sé que lo ha escogido con aprecio para ti. Taehyun es un asco expresándose en voz alta, pero siempre te ha querido mucho, Beomie – afirma con suavidad, frotando su espalda –. ¿Entonces...?
–Vayan ustedes, no tengo ganas de salir a ningún lado – tras un breve silencio, suspira tendido, intentando formular una sonrisa decente que alivie al contrario –. Diviértanse, es navidad. No te olvides de enviarme fotos.
Ambos saben que lo último es improbable, al menos en cierta manera, como el que le sería casi imposible al Choi más alto no preocuparse por su amigo, sin embargo, no tiene más alternativa que aceptar y salir únicamente con Soobin.
A Yeonjun se le va el aire con una sonrisa al divisar a su "cita navideña" vistiendo el Cárdigan que le ha entregado hace apenas dos horas, luciendo tan apuesto como era usualmente, pero honestamente, no se acostumbra a su porte tan encantador y varonil.
O a las sonrisas ladinas que este le otorga cuando le saluda y a sus hoyuelos en esas suaves mejillas de pan.
–¿Estará bien?
–Lo espero, no quiso venir y no vi conveniente presionarlo... Te queda increíble, soy un gran maestro de la moda.
–Lo admito, eres un genio – reconoce con hilarancia, tomando su mano con naturalidad, como un acto habitual que no nota y hace sonreír a su mayor –. Confiesa que también he sido un experto al entregarte una prenda que te encaja bastante.
–Hmm, lo diré si me llevas a donde te pida.
–A donde quiera, joven Choi.
"Estaré encantado de complacerte si no borras esa bonita sonrisa, hyung"
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Por un instante gruñe frustrado y deja el objeto de lado, gritando en la almohada por su impotencia al no ser más valiente. Se convence por enésima vez de que no era la gran cosa, que sería sencillamente una revisada educada para no despreciar el obsequio del pelirrojo y ya.
Claro, es jodido cuando te mientes a ti mismo sabiendo la verdad.
Cuenta mentalmente y se decide en hacerlo rápido y sin anestesia, agarra la caja y la desenvuelve sin cuidado, insultando al chico por decorarlo tan bonito y así mismo por tener que romperlo todo como un mocoso impaciente sólo porque estaba de malhumor, entonces se paraliza casi un minuto entero por lo que consigue.
Su ex le ha regalado una caja musical personalizada, y es precisamente eso lo que la hace diferentemente dolorosa; tiene sus nombres grabados en la cubierta blanca con letra cursiva negra, adentro descubre que hay una pareja de chicos muy similares a ellos bailando, y lo peor es que, cuando con respiración inestable y dedos temblorosos se atreve a girar la manivela, la melodía que emite le roba toda contención. Solloza mientras la canción se reproduce en una versión de sonata, la pareja girando y el fondo de atrás siendo un cielo estrellado que es la replica de un cuadro que él le ha regalado anteriormente al menor en su primer aniversario de noviazgo, tres años atrás.
No tiene la suficiente fuerza y cordura para quedarse ahí llorando ahogadamente, cierra la caja y se la lleva por impulso afuera de la habitación después de limpiarse el rostro con su manga, yendo hasta el cuarto de Kang con el corazón martilleando, deteniéndose en seco justo antes de tocar, pues éste sale con misma prisa y su regalo en las manos, tal como él.
Los dos comparten miradas y el mayor retrocede por espacio, de repente sus sentencias se mueren y piensan que permanecerían como un par de idiotas en pleno pasillo.
Antes de arrepentirse, Beomgyu atropella las palabras con voz recriminante y afectada:
–¿Por qué mierda me diste esto?
Taehyun contraataca, a diferencia de que su tono es triste:
–¿Y por qué tú me diste esto?
Ninguno halla el cómo contestar sin temer al resultado, precisamente su gran problema todo ese tiempo. El más alto resopla, agachando su cabeza a la vez.
–¿Q-quieres lastimarme acaso?
–Jamás he querido lastimarte, nunca ha sido mi intención, Beomgyu.
–Es lo que te has empeñado en hacer desde hace meses, Taehyun – exclama con respiración nuevamente inestable, enfrentándolo con todo el rencor y dolor –. No pongas esa cara de cachorro herido cuando el único que pareció afectado con todo esto he sido yo.
–Te equivocas, no es así y lo sabes. He sufrido como tú desde el principio – apela con firmeza a pesar de que le estaba costando mucho mantener la compostura con los ojos llorosos que le ven y acrecientan más su malestar –. Sé que soy una mierda, no me excuso, cometo errores, pero no asumas que no me importas o que no me siento mal por todo lo que ocurrió entre nosotros.
–¡Entonces di algo, maldición!
–¡Yo te quiero, Beomgyu!
–¡No, e-eso no!– retrocede un paso, no conteniendo más sus lágrimas, su labio inferior tiembla y debe morderlo ante ello, aunque ningún dolor le distrae del que carga adentro. Detesta que el otro le mire tan roto, tan desesperado, eso le recuerda a su ruptura, y todo es como un precipicio del que nunca deja de caer. Las oraciones salen rápidas y titubeantes, no es capaz de ordenarlas del todo: –. ¿Quieres saber por qué te regalé eso? Porque intenté... I-intenté salvar nuestra amistad, porque lo empecé antes de romper nuestra relación, y s-si lo continué... Si lo completé y te lo entregué es porque finjo como tú que estamos bien.
»F-finjo que somos amigos y que nada malo sucede a nuestro alrededor, porque no q-quise rompernos a los tres... Me aferro a los pedazos que dejamos porque pensé que podría pegarlos – le mira directamente, soltando un sollozo roto: –. Pero me corté las manos, solo, Taehyun.
Tae sacude su cabeza y sus propias lágrimas descienden, busca acercarse a consolar a quien estaba lastimando -otra vez-, pero éste se aleja y abraza su caja musical incluso cuando la misma parece quemarle por dentro. Se está quebrando como su hyung, quiere decirle tanto, pero hay muchas voces advirtiéndole que se calle; sería de nuevo su culpa si hería irremediablemente al chico que tanto adora.
Taehyun ama a Beomgyu con cada parte de su corazón, sólo que piensa que gritarlo estaba mal, ya no era correcto de esa forma...
Y calla, silencia de nuevo sus sentimientos y desliza la felicidad propia de sus dedos porque no le interesa, siempre que eso le haga bien a su Beomie.
–No fuiste tú – suena lejano, reprimiendo todo y luciendo vacío en medio del despecho –. No nos rompiste a los tres. Perdóname si fue inapropiado darte el regalo, yo... – aprieta sus puños en una mano y con la otra seca sus húmedas mejillas, obligándose a callar –. Gracias por tu obsequio, es... Es precioso.
"Como todo tú, cariño"
Choi piensa que es todo lo que obtendrá del más bajo, se siente un idiota por seguir esperando de él cosas que sólo en cuentos de hadas acontecen. Cree que su cariño es de amigos, que a estas alturas ya es unilateral su amor, y por primera vez no lo reconoce ni entiende su carencia de expresión verbal, por lo que se rinde con hombros gachos y con el pecho apretado en un punzante lamento.
Se rinde en serio ahora.
Taehyun es testigo de cómo Beomgyu se marcha a su recamara sin decir nada, tal como lo hace él, y cuando éste desaparece, libera todo el llanto desgarrador que acallaba. Se derrumba con el álbum de fotografías y recuerdos tan preciados como hermosos que el chico ha hecho para él, con decorados adorables y momentos de oro plasmados. Él, Yeonjun y Beomgyu son los protagonistas de las fotos, de los escritos, cuando eran unos tontos felices, un grupo de tres amigos, cuando fue pareja del adorable azabache... Y hasta ahora se da cuenta de lo devastador que era entender que éste tenía toda la razón.
Porque nada ha sido lo mismo desde que terminaron, involucraron en medio del desastre hasta a su hyung, y toda esperanza se desvanece en ese momento de temor, de acongojo y pesar puro que le devora.
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Estaban teniendo una salida maravillosa, su plan de distraer a Soobin y reemplazar las malas memorias, asociar la navidad con el goce y no sólo con la perdida, está funcionando mientras, en algunas ocasiones, van de la mano por el centro de Daegu.
El veinticinco de diciembre era conocido por un día alegre y hogareño, cada quien tiene sus tradiciones o la pasa tranquilo, pero la mayoría permanece en casa durmiendo, comiendo las sobras recalentadas, viendo maratones de películas navideñas así fuesen anticuadas y bien repetidas, junto a sus familiares o seres queridos, y claro que apreciando sus regalos. Sin embargo, también hay vida en las calles, muchísima. Esto lo comprueba Soobin cada que visitan un local, era extraño presenciar tales sucesos cuando él solía anteriormente ignorar la fecha, o al menos la detestaba tanto que la pasaba por alto, viendo celoso al resto del mundo por ser felices cuando él se hundía en su vacía mansión costosa.
Y sí, no para todos era una fecha a celebrar o buena, pero para muchas personas sí lo era, nadie tenía la culpa.
Yeonjun se carcajea de Soobin cuando éste se queja de los niños que lo rodean cantando en círculo como si fuera un gigante para ellos, le es sumamente divertido y hasta le saca una foto en su celular. Recuerda algo justo con el llamado de las madres para los pequeños, por ende da un quejido totalmente consternado ante su pésima memoria.
–Debo llamar a mi madre.
–Oh... ¿Te doy espacio?
–No, le dije anoche que saldría contigo hoy. Aún así, creo que mejor la llamo más tarde.
Había una duda rondando la cabeza del pelinegro desde hace unos días, porque anhela ser capaz de conocer más acerca de su hyung.
–Ella... ¿Ella acepta tu orientación?
El cuestionamiento le extraña por ser tan fuera de contexto, pero no tiene ningún problema en contestarle:
–Lo hace, no lo entiende, pero no me juzga tanto como en un inicio... Le conté de tí.
–Me di cuenta, y que bueno que te apoya – contiene la sonrisa tonta que pretende colarse en su expresión, pero se siente ciertamente tímido como para sostener la mirada con el rubiecito sentado a su lado –. ¿La extrañaste anoche?
–Las navidades no solían ser las mejores en casa en un inicio. Papá llegaba ebrio, mi madre y él discutían mucho, y por sus deudas no nos alcanzaba para una cena o regalos decentes, pero no es sobre ello que se trata, como dijo la señora Choi... Después llegaron los chicos, y casi siempre estaba con ellos – relata tras unos segundos de meditarlo, eran cosas privadas que no solía conversar con muchas personas, por no decir que con nadie -más que sus mejores amigos-, pero con Soobin fluyó fácil. Sonríe rozando los dedos del menor con los suyos sobre la banca de madera –. La extrañé, claro que lo hice, pero me da tranquilidad que ella ni yo estuvimos solos. Ha sido una de las mejores navidades en mi vida, en gran parte es gracias a ti.
–¿Es en serio? – corresponde imitando sus caricias discretas y juguetonas, con un cosquilleo instalado en su estomago y calidez en su pecho –. Ha sido una de las mejores navidades para mí igualmente. Sé que es imposible borrar los malos recuerdos, sólo... Me es gratificante saber que puedo robar tu atención de todo lo malo, como lo haces conmigo.
Yeonjun casi desfallece por el adorable cumplido, ríe con tales ganas que sus ojos se vuelven medias lunas en lo que jala las mejillas de su menor para molestarlo un poco por su romanticismo. Es increíble para él que ambos tengan un sentir mutuo con el tema, porque no era necesario que el azabache expresara en alto que extrañaba de misma forma a su madre, y agradece poder ser capaz de aliviarlo al menos un poquito, que los dos se ayuden.
–¿Soobin-ah?
Los Choi voltean y se levantan por educación al toparse con la chica que porta un abrigo mostaza de cuadros a juego con el resto de su atuendo, sonriendo dulcemente para el más alto de ellos. Se acerca al mismo y le toma desprevenido con un amistoso abrazo para desearle una feliz navidad, posteriormente va por cortesía hasta el otro muchacho y se inclina más discreta, sin tanta efusividad para darle mismas felicitaciones.
–Gracias, igual para ti, Arin – Yeonjun sonríe algo tenso con la presencia de la linda cabello corto que lo intranquiliza en cierto aspecto –. ¿Qué tal la pasaste anoche?
–¡De maravilla! Salí para comprar unas cosas y regresar a casa. Estoy agotada por dormir tarde, honestamente – dramatiza con unos soniditos agraciados que son acordes a su personalidad animada – ¿Y ustedes? ¿Celebraron juntos?
–Sí, con Beomgyu y nuestros amigos – no estaba seguro si podría llamarlos así, mas ya lo ha hecho y prefiere proseguir sin darle tanta relevancia:–. Si gustas podemos acompañarte, ¿Vienes sola?
–¿No es mucha molestia? Es que me escapé para no incomodar a nadie, menos a Woojin – le informa a quien conoce al chico del que habla. A su vez, ve la cercanía en las manos de los dos y muerde su labio algo apenada –. ¿No interrumpo?
Yeonjun contiene su impulso por darle una afirmativa e irse jalando a Soobin, porque aquello no sería más que infantil, inmaduro e irracional, no tiene justificativo para ser cruel con una chica simpática cuyo único pecado era ser tan hermosa que era imposible de odiar. ¿Y por qué lo haría? No hay motivo, más que los celos e inseguridades que se le colaban en el fondo desde que observó su conexión con Soobin noches atrás. Era un tema zanjado, pero le da cierta punzada cuando su menor responde sin meditar:
–En lo absoluto, no estábamos haciendo nada ahora mismo. Vamos, te ayudaremos.
¿Desde cuando era tan servicial y por qué es tan endemoniadamente caballeroso al cargar las bolsas de la ojos café, apenas salen de la tienda de convivencia? No dejaban de charlar, y aunque Bin no le ignoró en lo absoluto y buscó involucrarlo junto a Arin, es inevitable no creer que está sobrando entre el par.
Soobin se excusa unos minutos cuando les deja en la cafetería a la que invitó a ambos para calentarse un poco, yendo a los baños y dejándolos en un pesado silencio. Arin juega con sus uñas en la madera, tararea bajito para disipar la atmosfera.
–Soobin-ah es un chico muy especial, ¿Cierto?
–¿Por qué lo dices?
–Porque no hay demasiados caballeros hoy en día que sean cultos, te digan señorita apenas se presentan, te abran la puerta y además te inviten a una cafetería tan costosa sólo porque quiera calentar la garganta, sin tener dobles intenciones – explica con una pizca de gracia, aunque nota que al rubio no le es muy divertido, pues ni siquiera la encara. Inhala y decide soltarlo con desilusión: –. No te caigo nada bien, ¿No?
De haber estado bebiendo algo probablemente lo hubiese escupido todo ante la osadía de la chica. Niega con culpa por darle una idea errada, porque no era correcto ser así con ella.
–No... No tendrías porqué caerme mal, Arin.
–Yeonjun-ah, me fijé desde la noche que nos conocimos que no te simpatizo – expresa sin ningún reproche, sólo con una sonrisa apenada –. Y sé perfectamente que es por Soobin, porque nos mirabas bastante y creí que toda esa noche quisiste golpearme con una bola de boliche.
–Eso es muy drástico... – masculla arrepentido por su actuar irracional, pero tampoco tiene agallas para negárselo –. No es nada personal, sólo...
La más bajita le interrumpe, conteniendo una sonrisa:
–¿Sabes? Yo creí que eran novios al inicio, luego pensé que no era posible porque no se dirigían palabra alguna siquiera. Después, Soobin me lo confirmó.
Él permanece completamente atónito en su silla, apenas formulando:
–¿S-Soobin te dijo que somos novios?
–Lo hizo, y me imaginé que estaban peleados o algo así, lo que explicaba porqué me mirabas como un gato enfadado – libera una risita despreocupada y dulce como los postres de las vitrinas cercanas –. Oye, no tienes que tener celos de mi, confía en lo que digo. Soobin está encantado contigo, y basta con verlos a los dos para saber que es mutuo. Además, en casa tengo un novio esperándome dormido con un gorro de santa y una pijama absurda de Rodolfo el reno que yo le compré por catálogo.
Apenas procesa cada sentencia en su cabeza, le arde el rostro y le incomoda el montón de sensaciones en su cuerpo. Antes de al menos contestarle a la de tez pálida, Soobin se aproxima y toma asiento a su lado, chequeándolos en lo que toma la carta con su tipico porte.
–¿Ya ordenaron?
–No, te esperábamos a ti – Yewon es cómplice y sostiene su propio menú con un sonidito escandalizado–. ¡Wah, todo es muy caro, vaya!
Soo da un gesto de desdén.
–Ordenen lo que gusten y no miren el precio. Yeonjun, si quieres las galletas especiales, no te preocupes, valen la pena.
La muchacha le lanza una mirada juguetona al rubio con la carta en su rostro, éste usa la suya para ocultarse por la vergüenza, además de que la mimosidad de su dongsaeng al complacerlo delante de la linda ojos café le abochorna y hace a su vez feliz, contradictoriamente.
Se despiden de la jovencita tras salir de la cafetería, y Jun no se aguanta para inquirir:
–¿Le dijiste a Arin que somos novios?
–¿Te lo mencionó? – frunce su ceño, rascando su nuca al estar atrapado; dios, le pone nervioso la atención de su mayor – Bueno, no lo sé, creí que ella podría sentir atracción por mí apenas la conocí, fue para contenerla.
La respuesta fue tan divertida y vaga que el orbes miel escapa una risa.
–Tiene sentido tu lógica.
Algo asustado por haberlo importunado, le cuestiona:
–¿Te molesta?
–No, claro que no – refuta tan de prisa que debe enfocarse en cualquier cosa para no exponerse más. Su voz se torna desanimada mientras escanea el paisaje: –. Yo pensé que ella posiblemente te gustase. Es hermosa, tienen muchas cosas en común que nunca comprenderé, es inteligente, carismática y...
–Yeonjun, espera – le interrumpe con desconcierto –. ¿Por qué me gustaría alguien más, si ya me gustas tú?
–¿A-ah?
–Es que no descifro el sentido. Deduje que te había quedado claro que ella era solamente mi amiga, Jun.
Para el nombrado todo lo que ha sido expresado por el opuesto debe ser un bálsamo aliviante, sin embargo, se mezcla con sus temores, porque escala tan profundo en él que se siente peligrosamente vulnerable; eran muchas emociones contradiciéndose entre sí, todo por un chico que está derrumbando sus murallas cada vez más, tan deprisa que a veces no se da cuenta, tanto que le aterra, y por otros ratos sólo confía, sin saber si está haciendo lo correcto al sentirse en cierta medida protegido.
Por ahora, disipa las sombras en su cabeza para no estropearlo todo.
–Perdón, a veces me pierdo en mis bobas divagaciones – una risita apagada sirve para aplacar la situación, dando un movimiento con su cabeza –. Vamos mejor al orfanato que te comenté antes de que la función acabe.
A Soo le cuesta convencerse de que Yeon estuviese bien, pero no es opción refutar cuando luce tan ilusionado con visitar aquella localidad. Van directamente a las instalaciones y disfrutan de un lindo y enternecedor espectáculo de los niños que, para sorpresa del menor, conocen bastante al rubio que les saluda entusiasta y conversa con ellos detenidamente.
Para Soobin era rara tanta atención de parte de los infantes apenas le son presentados, nunca fue muy cercano a los niños, era alguien reservado y con poca paciencia, sin embargo, los chiquillos son tan encantadores -a pesar de sus carencias- que le remueven algo dentro.
Además, le gusta cómo hacen sonreír a su hyung, y el cómo le sonrojan por sus burlas, porque cantarinamente apelan a que los dos son novios, y es hasta gracioso el tema. Con todo y que también ruborizan un poco a Bin, sobre todo una niñita con dos dientes faltantes por su edad y dos coletas amarradas, que parece estar enamorada y apegada en un parpadeo con el alto azabache.
–¿Te pondrás celoso de una niña que no suelta mi pierna y está jalándome el cabello creyéndose mi estilista personal?
–No, sólo si no te pones celoso de este niño que no deja de besarme las mejillas y decir que se casará conmigo cuando sea grande.
Soobin detiene sus chistes y su entrecejo se cruza ante lo mencionado, fulminando al pequeño castañito que le trae chocolate caliente en una taza de mickey mouse a su mayor. Por reflejo se acerca y lo atrae por la cintura, causando confusión en el mayor y posteriormente una risa que le hace refunfuñar bajito, más cuando el pequeño le saca la lengua.
–Es mío, búscate a otro, mocoso.
–¡No le saques la lengua a un niño, mocoso! – Yeon le reprocha con algo de pena ante su comportamiento irracional contra un infante de diez años, mas no se aparta, sino que acaricia la mano en su cintura con gracia. Usa un tono meloso para jugar con el menor: –. Binnie, no seas cruel.
Muy a su pesar decide liberarlo y compartir con los infantes con una exhalación resignada, ya que, aunque no lo confiese, le agradó mucho estar ahí y poder ser útil en el ayudarles. Sí, es torpe por lo novato que era con dados temas, pero se siente muy cálido con cada "gracias" que emiten los encargados del humilde orfanato, sobre todo los sonrientes niños con caras redondas y ojitos de medias lunas, incluso se ha involucrado en conocer sobre los proyectos benefactores.
Cuando salen dispuestos a regresar a la mansión, se cruzan con una desgarradora escena que opaca un poco el sentimiento positivo por su hazaña anterior, puesto que habían indigentes luchando por mantenerse en calor con un fuego improvisado en un barril metálico, bajo unos techos en una zona empobrecida del vecindario. Habían menores de edad, ancianos, y madres claramente agotadas, era algo tan triste que a cualquiera le movía el alma.
Soobin lamenta no traer más dinero encima porque Yeonjun le obligó a no cargar tanto con su hábito de ahorro. En igual de condiciones, el segundo luce muy abatido por la escena, hasta que parece tener una brillante alternativa:
–Hay algo que podemos donar ¡Nuestros regalos!
–¿Qué? Por supuesto que no – no duda siquiera en refutar, como si acabase de ofenderlo con su proposición –. Me lo diste a mí, y yo te di el tuyo para que lo conservaras.
–Soobin, es algo material – busca razonar, señalando a las pobres personas –. Esto es más importante ahora.
–No, no lo es – mantiene obstinadamente –. Podemos esperar a volver con...
–Seguramente cuando volvamos ya se habrán ido, o les podría suceder algo peor.
–Un collar y un abrigo no harán la diferencia.
–¡Por supuesto que pueden! Los empeñarán mientras la tienda esté abierta y les darán suficiente dinero – persiste con impaciencia – ¿Y si no tienen nada que comer hoy? ¿Si mueren de frío? ¿Si no podemos regresar?
–No es nuestra culpa.
–No te comportes como antes, joder.
Bin se aparta, abrazado a su Cárdigan como un pequeño berrinchudo y asustado de que le separen de su mayor tesoro, a sabiendas de que está haciendo mal, pero siéndole difícil desprenderse de algo tan importante.
–Así soy yo.
–No, no es cierto, no vuelvas a actuar así – se rehúsa, lo habría creído una semana atrás, ahora que conocía tantas etapas del menor, es participe de que no era alguien malo, sencillamente tiene costumbres inculcadas y algunas heridas, partes de su personalidad que chocan con lo que hay más dentro. Para llegar a esto, se le acerca y acuna su rostro con suavidad –. ¿Qué te preocupa? Si piensas que no me gustó el collar o que no lo aprecio, no es así. Lo hago, lo adoro tanto como adoro que uses el abrigo que te obsequié, pero ayudarles a ellos es más valioso, Binnie.
–Es sólo que... Es una forma de... Bueno, para que nunca me olvides – musita perdiendo fuerza en su punto ante esos ojos dulces y sus lindas palabras. Habló con toda transparencia, un anhelo profundo que le hace retirar la vista del otro por lo real que era, porque es un tema que intenta desplazar, pero que no por ello deja de existir: –. Quise asegurarme, por si yo...
–Hey, no digas eso. Todo irá bien – interviene al ser incapaz de aceptarlo, manteniendo su aplomo a pesar de que también le angustia pensar aquello. Actúa como su hyung, afianzando el agarre en sus mejillas con la mayor delicadeza posible, sonriéndole con ternura ante una verdad:–. Además, no necesito ninguna cosa para recordarte, mocoso.
Era demasiado para Soo, alguien tan noble y puro como no lo sería él jamás, un ser que en un abrir y cerrar logra derribar su guardia y le convence de lo que afirma; era tan impresionante la forma en la que tiene poder sobre su persona, no es capaz de negarle nada. Se desprende de la gran prenda con lentitud con algo de ayuda del mayor, a cambio le quita el collar con una expresión de cachorro deprimido, sin embargo, cuando su hyung le lleva de la mano y le sonríe tan radiante a la gente, dándole sus donativos y viendo los rostros de felicidad y gratitud genuina de estos, que por su cuerpo se expande una emoción increíble y nueva.
Estaba haciendo lo correcto, y descubre que la felicidad de otros puede llenarlo a él por igual, algo que viajó directo hasta su corazón para hincharlo en su pecho.
–Deben de estar todavía en casa de Lisa, probablemente duerman allá y regresen mañana. La señora Choi me comentó temprano que se quedaría en su casa de igual forma por esta noche – Yeonjun tuerce sus labios por el inusual silencio en la residencia –. Los chicos deben de... ¿Taehyun? ¿Qué traes ahí?
El de bufanda verde termina de rodar su maleta al haber hecho su aparición, posteriormente suelta un suspiro largo acompañado de la contestación:
–Me iré al departamento. Sé que aún no he terminado de pagar mi parte del trato aquí, pero prometo darte el dinero de los días que no esté, Soobin.
El rubio se adelanta con desacuerdo:
–Espera un minuto, esto no se trata de la deuda, sino de que esto es muy repentino y...
–Hyung, perdón – ante el desconcierto de su mayor, va hasta éste y muestra todo su remordimiento en cada gesto y palabra:–. Tú has estado en el medio de nosotros intentando apaciguar las circunstancias, y no me había fijado que también ha sido muy duro para ti, por nuestra culpa. Yo... Pienso que es mejor si me aparto de Beomgyu por un tiempo, estar en el mismo techo no es sano para ninguno, y no quiero incomodarlos más con mi presencia.
–¿Tae, qué...? ¿Hablaste con Beomgyu? – formula desconcertado ante la sobrecarga de información – ¿Le contaste el cómo te sentías por él?
–Él habló – concede con un breve negar –, yo no tengo nada que decir al respecto.
–Mierda, claro que sí, Tae – bufa impaciente –. Comprendo que saber que sigue enamorado de ti es duro considerando todo lo que...
–¿Qué? – corta de inmediato el discurso, apretando su maleta en un vago intento para sostenerse en su sitio tras el golpe de la noticia –. ¿Beomgyu te dijo que estaba enamorado de mi? – hay silencio, Jun parece retractarse al entender que mencionó demasiado, entonces no le queda de otra que sisear estrujándose la cara con su temblorosa palma libre –. Por supuesto, ¿Qué esperaba? P-por eso está tan dolido, soy tan estúpido que no debo estar cerca de él.
Yeonjun estaba afectado ante aquello, su preocupación se acrecienta y ve al alto azabache que permaneció callado a unos pocos pasos de ellos, como pidiéndole auxilio para sacarlos del aprieto. Precisamente se dirige hacia éste para resolver el conflicto, o intentar al menos,
–Escucha, necesito que te quedes un minuto con él – gira hacia el más bajo a sus espaldas, señalándole –. Voy a buscar a Beomgyu, pero no puedes irte de aquí ahorita. No lo dejes irse, Soobin.
No hay siquiera una negativa de nadie porque el rubio sale corriendo escaleras arriba, la puerta de su mejor amigo estaba abierta para su sorpresa, detrás de esta lo descubre recogiendo sus cosas en la cama, volteando a él con aura desolada.
¿Qué carajos pasó con sus amigos mientras estuvo afuera?
–Soy un idiota, hyung... Debo irme de aquí, l-lo siento.
–¿Qué tonterías dices? Ustedes dos me volverán loco, Beom.
–Mira su ingenioso regalo – justifica apuntando a la caja musical que yacía en su colchón, sus ojos picaban nuevamente –. ¿Captas lo que es? Es como un puñal para mi.
–Gyu, se esforzó en escogerlo y mandarlo a hacer – indica con sutileza, ya comprende el problema –, no pretendía herirte.
–¿Tú lo sabías?– deduce con indignación.
–Sí, es decir, como sabía del tuyo, pero – se atora con las palabras ante la presión. Termina por rendirse gesticulando con frustración –. Taehyun igual quiere irse, está abajo con sus cosas.
Beomgyu se alerta, olvidando su anterior actividad.
–¡Pues no se irá si yo me voy primero!
Yeonjun maldice en lo que va detrás del Choi con cabello más largo, ambos uniéndose al otro par en el recibidor, ya prevé la tormenta que se avecina. De hecho, la ex pareja comienza a discutir por quien se va a marchar, es todo tan absurdo, que no lo soporta:
–¡Ya basta ustedes dos, maldición! Ninguno de los dos se va a marchar esta noche de la mansión, ¿Ok? Sean racionables. Entiendo que pasan por un muy mal momento, pero la solución no es esta. Piensen las cosas hoy, y si mañana siguen con la decisión después de meditarlo fríamente, de acuerdo – les observa con severidad, al fin se callaron con su cabeza gacha ante el regaño. Intenta mantener algo más de calma ahora: –. Los quiero mucho a los dos, soy su mejor amigo, pero me lastima que no sean capaces de resolver sus diferencias. Si he estado en el medio de ustedes es por evitar esto, pero no puedo... Agh, no puedo remediarlo por ustedes, lo lamento.
A los dos les remuerde el involucrar tanto a su amigo en sus diferencias, lo mínimo que hacen es disculparse y acatar la orden totalmente apenados. Una vez los dongsaengs se marcha, Jun expulsa el aire en plena estancia, ahora Bin sí interviene, por primera vez en un buen rato:
–Esto te afecta mucho, ¿Cierto?
–Sí, y ya ni siquiera tengo idea de qué hacer por ellos.
–Ya hiciste suficiente, Yeonjun-ah – consuela con una palmadita en su hombro, no le gusta hallarlo tan decaído. Se le cruza una solución por la mente, misma que participa con cierta cautela:– Creo que puedo hacer algo por ustedes.
–¿A qué te refieres? – parpadea en confusión.
–Charlaré con Taehyun. Sé que ya lo has hecho, pero creo que me va a oír mejor a mí– sonríe ladino por la mueca recelosa que hizo el contrario ante lo último. Sólo atina a guiñarle para apartarse –. Espérame aquí.
Yeonjun se resigna a permitirle su plan porque ya estaba desesperado, innegablemente le parece lindo el gesto del de hoyuelos, sirviese o no, demuestra que se preocupa por él y los chicos.
Por su parte, Soobin se frena en lo que medita las circunstancias en el pasillo de la segunda planta, no va hasta la recamara del pelirrojo, sino que sube al tercer piso y acierta al encontrarlo en el ático.
Tae se gira ate el ruido y hace una mueca desganada.
–Lamento irrumpir aquí sin autorización.
–Querías estar solo en otro sitio que no esté cerca de Beom, lo intuí. Yo habría hecho lo mismo, honestamente.
–¿Viniste para reclamarme por hacer sentir mal a Yeonjun hyung?
–No, vine a decirte que eres un idiota.
Bin casi se ríe de la expresión contrariada del bajito.
–¿Gracias?
–No agradezcas, es gratis.
Tae cierra los ojos y truena su cuello.
–Eres un asco levantando el ánimo.
–Todavía lo amas – ataca directamente, desplazando el anterior comentario.
–...No imaginé que seguía enamorado de mi.
–Es obvio lo que ambos sienten. ¿Por qué creíste que ya no te quería de esa manera?
–Porque él mismo me lo aseguró la noche que terminamos. Los dos dijimos muchas cosas y decidimos romper por todo, para conservar la amistad.
–son un asco en eso – da una mueca torcida que hace que el otro le fulmine con la mirada. Busca ser menos duro, exponiendo su punto:–. Aunque no lo parezca, tú y yo compartimos similitudes, por ese motivo comprendo algo de lo que sientes. Te es difícil expresar tus sentimientos en voz alta, piensas mucho y hablas poco, y sé que no poseo tanta moral para opinar cuando igual callo muchas cosas, pero considero que estás cometiendo un grave error – explica con una pesadez en su garganta –. Los errores no se revierten por más que queramos que así sea, permanecen ahí y sólo queda aprender de ellos... Te arrepientas por mucho más tiempo del que crees, así que detente.
–¿Y qué hago? – resopla con impotencia, claro que sabía todo aquello – Decir lo que siento implica lastimarlo.
–¿Y cuál es tu plan? ¿Seguir con esa estrategia de pretender ser amigos? Claramente no está funcionando.
–Tal vez estando lejos del otro la situación mejore – intuye sin mucha seguridad, lastimándose de siquiera pensarlo –. Beomgyu saldrá con Hoseok o alguien más, lo superará y quizás podamos dejarlo atrás.
Choi asegura con total seriedad:
–Te engañas a ti mismo, eso no es lo que tu quieres.
–No importa lo que quiero yo, sólo lo deseo ver feliz – exclama con clara mortificación–. Incluso si no soy yo su felicidad.
–Estás siendo egoísta contigo, y eso te hace ser egoísta con él sin darte cuenta – persiste con algo de preocupación. El chico se había quedado mudo, meditando lo que dijo –. Merece conocer lo que sientes, como tú mereces saber lo que él siente, es la única manera de cerrar o abrir las cosas. Posiblemente puedan hasta retomar su noviazgo.
–...¿Crees que es posible?
–Lo sabrás sólo si lo intentas.
Hay un rato donde no aportan nada más, cada uno sumido en sus divagaciones. El más joven suelta un suspiro para encararlo nuevamente.
–¿Por qué haces esto?
–Porque te estimo.
Taehyun no controla una risita por la rara respuesta.
–¿Es tu forma de decir que somos amigos?
Soobin se limita a dar un chasquido para zafarse.
–Ujum.
–¿Sabes? Todos me han dicho lo mismo que tú todo este tiempo.
–¿Y por qué te dispones a hacerme caso a mi?
–Porque siento que me entiendes muy bien – simplifica con una leve sonrisa al levantarse, lucha por dejar encerrados a todos sus miedos ahora que toma valentía –. Gracias por los consejos.
–Agradécemelo cuando resulte – ríe aireado.
–Eso espero, amigo – imita el gesto antes de retirarse.
Soobin se queda un rato más, sonriendo ante el apodo final. Es la primera vez que le dan con tanta genuinidad aquel moto, y realmente espera que sus palabras fueran suficiente para resolver todo el desastre del par de testarudos.
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Beomgyu se paró de un salto y con el corazón acelerado mientras corría con el celular fuertemente agarrado hasta el balcón del tercer piso. Al llegar con respiración agitada hace una mueca descolocada porque Taehyun estaba perfectamente bien, apoyado de las barandas, con su teléfono igualmente sujetado y luciendo -lamentablemente- muy guapo mientras su cabello era soplado por la brisa nocturna.
Todo eso le hace enojarse más, retrocediendo en su esfuerzo por tranquilizarse.
–¡¿Por qué demonios me escribiste que ibas a lanzarte del balcón, idiota?!
–Porque era la única manera que hallé para que vinieses.
–Mira, si vas a convencerme para ser tú quien se vaya, entonces...
–No, quiero convencerte de que me escuches hablar esta vez – acorta dando un paso al frente y guardando su celular en el bolsillo, obligándose a no flaquear ahora y mantenerse decidido –. Soy un idiota, o no, el más monumental imbécil del planeta tierra...
–Ya eso lo tengo claro...
–Pero no tienes claro que no hay un día que no transcurra sin arrepentirme de haber terminado contigo – consigue que el chico permanezca estoico en su sitio, a lo que prosigue: –. Beom, las inseguridades que tenía es porque tú eres perfecto, eres una maravilla de persona y yo no creía merecerte, aún no lo hago. Dudo que alguien lo haga – confiesa con una exhalación agobiada que captan los ojitos brillosos que le enloquecen. Definitivamente se convence de que su hyung merece conocer los detalles –. Mierda, todo este tiempo he estado muriéndome de los celos al verte con Hoseok, cuando él te veía en el campus y captabas tantas miradas del resto lo único en lo que pensaba es en que estabas desperdiciando tu tiempo conmigo. Canalicé mal todo y fui contra ti erróneamente.
–Yo siempre estuve bien contigo, eras lo único que quería, Taehyun – masculla con un nudo oprimiéndole ante sus oraciones –. Sólo trato de superarte porque creí que tú así lo querías, que ya no sentías lo mismo por mí.
–Porque dijiste que perdiste tu enamoramiento por mí cuando peleamos esa vez. Fui idiota al no cuestionarte, ¿Pero cómo no iba a ser real? – se aproxima con las ganas de llorar muy presentes, desesperado al sacar cada cosa guardada:– Permitimos que los miedos nos rompieran, nos distanciamos, no hablamos nada de lo que sentíamos. Yo fui el principal causante de la desconfianza en nuestra relación – pausa para tomar aire y contenerse –. Nunca, te lo juro, nunca he mirado o querido a nadie más, aunque creyeras lo contrario. Dios, ni siquiera esforzándome te he olvidado, y dudo poder hacerlo alguna vez, hyung.
Beom apenas procesa la cadena sin fin que le es ofrecida, está mareándose y su respiración se atora en su tórax, dando un paso atrás cuando el pelirrojo está tan cerca de él, viéndose tan suplicante como nunca antes.
–Tae, ¿Q-que...?
–Te hice ese regalo porque nunca te sales de mi mente, recuerdo cada cosa nuestra y tuya, no hay nada que te opaque. Jamás pretendí herirte con ello, quise darte la caja para que supieras lo que siento por ti, pero lo que he debido hacer es hablar con el corazón.
–Tae...
–Te amo, Beomie. No he dejado de amarte, de estar enamorado de ti, no te quiero solamente como amigo – no contiene más cada sentimiento que rebosa de su ser, gritándolo al viento mientras el pelinegro aguanta el llanto –. ¡Estoy loco por ti, Choi Beomgyu!
–T-tú...
–Y sé que soy lo peor, que tal vez es tarde para regresar juntos, pero yo quiero merecerte y...
Finalmente detiene su confesión cuando Beomgyu agarra su rostro y une sus labios entre las únicas lágrimas saladas que salen por el movimiento de los dos, aliviadamente suspirando al unísono contra los pares contrarios, derritiéndose como hacía meses lo hacían, como con cada beso que han compartido en su vida, con diferencia de que nunca ninguno se experimentó tan necesitado y anhelado como aquel.
–Dios, cuando hablas no te callas – susurra una vez se distancian por oxigeno, no apartándose de su boca y respirando erráticamente contra el lindo chico que luce aturdido. Oye sus pulsaciones incrementado junto a las contrarias, más al arriesgarse: –. También te amo, y quizás estoy siendo muy condescendiente y tonto cuando me rompiste el corazón, pero...
–Te prometo repararlo – saca voluntad para salir de su embelesamiento y se encarga de acunar las manos que sujetan sus mejillas, tal como hizo el opuesto, uniéndolas con las suyas y besándolas para darles calor, proyectándole su convicción –. Te daré el mío si tú me das el tuyo, los dos podemos componer todo, hyung.
–Iremos despacio ¿De acuerdo? – acepta tras unos segundos, pegando sus frentes y sosteniéndose del otro porque estaban temblando, rogaba que no fuese un sueño más producto, de sus anhelos – No me hagas arrepentirme de esto, por favor...
–No lo haré, iremos al ritmo que más te parezca y te demostraré lo que digo... Sólo dame un minuto más.
Taehyun comienza por repartirle besos en todo el rostro, con adoración, con cada sentimiento que se reprimieron, y Beomgyu le corresponde con ojos cerrados, dócil y regresando los mismos, ambos agarrando el rostro contrario como un par de clásicos amantes en plena película.
Los besos del de cabellos rojizos viajan al cuello contrario, aspira su aroma y estremece al mayor por la acción, quien toma entre sus dedos sus hebras y escapa un jadeo.
–Tengo ropa interior negra – musita en sus labios, logrando que el más bajo se aparte con ojos abiertos y pupilas enormes. Se ríe entrecortado por lo tierno que es, ahora sonrojándose por sus propias palabras –. Es broma, t-tuve que romper la tensión.
Kang lo iguala, habiendo extrañado aquella complicidad y ocurrencia de Choi. Le da un último beso en su mentón y otro en su frente antes de sujetar su mano.
–Debemos regresar adentro.
Beom agita su cabeza y se aparta, confundiendo a su dongsaeng por su posición.
–Cárgame.
Tae escapa una sonrisa boba y se pregunta cómo es que soportó tanto tiempo sin él. Se agacha para que este se trepe en su espalda, y al hacerlo, lo sostiene firmemente.
–A donde quieras, bebé.
Beomgyu se derrite y se recuesta como un osito mimoso en la espalda de Taehyun, los miedos ahora no siendo mayores que su amor por el otro.
Más tarde de aquello, Soobin en su habitación, teniendo a Yeonjun durmiendo a su lado, revisa una notificación de su teléfono y no evita sonreír divertido porque se trata de una solicitud en instagram de Taehyun, la acepa y se le ocurre investigar si su hyung tiene una cuenta. La consigue sin mucho esmero, pero se extraña de no hallar fotos suyas, sino de cualquier otra cosa de su gusto, claramente evitando mostrarse.
Voltea hacia el rubio y deposita el aparato en la mesita de noche, prefiriendo dormir por ahora y no darle muchas vueltas, aunque algo le daba una mala espina en lo que abraza al cuerpo más pequeño.
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–Acciones del corazón, está haciendo acciones del corazón. Nunca fue tan bondadoso, y ahora hasta tiene amigos ¿Puedes creerlo? – la orgullosa sonrisa de la parlanchina Irene no se borra de su semblante –. Se desprendió de algo material, ayudó al prójimo, y salvó una relación en plena navidad. ¿No es estupendo, Joonie?
–Lo es, señora Irene.
–¿Sabes lo que más me conmueve? Que todo lo que ha vivido hoy hizo que desplazara el dolor de la perdida de su madre. Sé que ha pensado en ella, pero Yeonjun y los demás le han aliviado, son como un parche – suelta un sonidito feliz –. Espero que siga descubriendo su corazón y conociendo cosas buenas... Todavía hay tiempo.
Namjoon asiente a todo, convenciéndose de que debe relajarse y de que, posiblemente, la mujer sí estaba en lo cierto. Es un anhelo de su propio corazón para que su dueña sea libre del suyo...
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La parte de Soobin y Yeon donando sus regalos fue preciosa de escribir, como la de los niños TT
TaeGyu al fin está arreglándose:') Amo mucho este ship en la historia.
Perdón por la demora, he estado ocupada con otros proyectos en borradores (Estoy editand fics y escribiendo otros para subirlos) ;;
¿Vieron las entrevistas de YeonBin y TaeGyu en las revistas? YO ELIJO CREER JAJANIKALSP
El Cárdigan de Soobin es el que le regaló Yeonjun durante su cumpleaños y fue mostrado en uno de los lives ¿Lo reconocieron?
https://youtu.be/QkaGlTx4SbQ
¡Voten y comenten! 💖
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