[13: Blooming In The Winter]

–Debes de estar demente, ¿No chequeaste la hora?

–Son las once, y no quejes porque sé que no te es complicado venir hasta aquí con tus poderes.

–¿Por qué te haría caso cuando hiciste lo que hiciste y te diriges a mí así? – da un puchero enfadoso del lado opuesto de la línea– Le gritaste a mi linda chicken unnie.

–Porque trato de reparar las cosas precisamente, Lisa – suspira largamente –. Por favor, te necesito aquí.

Lalisa a pesar de sus protestas ya estaba afuera de la propiedad en dos minutos, con una cara malhumorada en lo que se adentra a la misma.

–Eres afortunado de que conozco el hechizo de aparición. ¿Me hiciste regresar hasta aquí porque quieres...?

Soobin la encamina a la sala, mostrando con un gesto las cajas de adornos y cosas navideñas que hacen que la rubia enarque una ceja.

–Quiero decorar de nuevo todo. Me refiero, todo menos al árbol, no soy bueno en ello.

–¿Y quieres que te ayude?

–Correcto.

–Después de que los obligaste a quitarlo todo siendo un malcriado gritón.

–Lisa, cometí un error ¿Ok? 

–Nah, ¿De verdad? – bufa con sarcasmo –. ¿Esto es por lo que te comenté acerca de Yeonjun? Temes a que arruinase todo.

–En parte, pero no es solamente eso – aclara con franqueza, aunque todo es difícil de admitir –. No pensé en ellos, en sus historias, sus tradiciones. Exigí que me comprendieran, pero yo no lo hice con ellos, y eso estuvo mal.

–Lo estuvo.

–Necesito arreglarlo, quiero reparar lo que hice. 

La chica lee la suplica y la culpa en sus orbes, en sus expresiones, y le sorprende que el muchacho -mismo que desde que conoce hace un par de semanas era un arrogante caprichoso y egoísta- esté siendo capaz de reconocer sus errores y le pida ayuda para remediar todo.

Pero hacerlo doblegarse un poquitito más no hace daño.

– ¿Por qué te ayudaría?

–Porque adoras la sonrisa de Jisoo.

–...Ni creas que usaré la magia para facilitártelo, Choi. 

Soobin sonríe y le tiende una caja de adornos, ambos se ponen a planearlo, al menos tienen la ventaja de que la chica sabe más de aquellos asuntos y ella estuvo temprano cuando el resto decoró. Al echarle un vistazo a los tantos minutos, la acusa indignado:

–¿No y que no ibas a usar magia?

–La uso en mi parte, no en la tuya – se encoge con una sonrisa radiante de obviedad – . Apresúrate, vamos, vamos.

A pesar de que se queja, agradece tener a alguien que le eche una mano con sus planes. Él no sabe de decoraciones, hace muchísimos años no decoraba, desde la última navidad con su madre en vida, y los recuerdos le son en demasía nostálgicos. La joven hace que sea más ameno, notando sus miradas ausentes y tristes a cada cierto rato.

Nadie en la mansión se inmuta del ruido o lo que ocurre escaleras abajo. Al despertar en la mañana, los estudiantes se encuentran saliendo de sus habitaciones en pijamas, se decidieron en madrugar para ayudar a la señora Choi con el desayuno y luego planearían qué harían para sus planes navideños del día siguiente. Yeon escapa el aire porque sus amigos le aplicaron la ley del hielo, menos la pelimorada que estaba decaída, se cruzan con Moonbyul y van juntos hasta el ala central...

Entonces quedan paralizados al toparse con las decoraciones que juraron haber quitado ayer.

–¿Estoy soñando?

–¿Lo de ayer no ha sido real?

–Esto... 

La señora y los demás van como si se tratase de un rastro hasta la cocina, todo estaba como si no hubiese ocurrido ninguna disputa, incluso las barandas de las escaleras cuando bajaron tenían las guirnaldas que el pelinegro lanzó, y al entrar ahora a la sala principal, permanecen más estáticos al encontrarlo precisamente dormido junto a una rubia en mismo estado, ambos en el sofá con adornos en su vago agarre, claramente les faltaban algunos detalles -sin mencionar las demás alas del primer piso-, y la imagen era simplemente... 

–Esto es increíble. 

La irrupción hace que el par se levante de un salto, aturdidos y examinando a su alrededor de una forma desorientada que casi les hace reír, de no ser porque todos están asombrados. Al cruzarse con los huéspedes en la sala, Soobin se aclara la garganta y arregla sus cabellos alborotados con una mano, acomodando su ropa como puede en medio del bochorno.

Jesús, Yeonjun le ve boquiabierto luciendo precioso mientras él estaba desastroso.

–Buenos días – es lo primero que se le ocurre –. ¿Descansaron apropiadamente?

–¿Qué hay de ustedes? – aventura Jisoo, apreciando a la menor al lado del alto –. ¿Pasaste la noche aquí sin avisarme, Lisa?

–V-vine a asesorarlo un poco, Unnie – excusa con inmediatez, arreglando su cabello  desordenado–. Buenos días...

–Soobin-ah, ¿Durmieron aquí en la sala? – Moon no evita sonar preocupada en medio de su shock – ¿A qué hora?

Los dos atrapados se sintieron pequeños, encogiéndose en su sitio.

–A las tres de la madrugada, aproximadamente... Quise hacerles el desayuno pero me quedé dormido.

–¿Hacerlo? – Taehyun bromea inevitablemente con brazos cruzados – ¿Tú cocinas?

–...De acuerdo, comprarlo – se rinde con una exhalación. Ya viene la parte que le pone nervioso: –. Escuchen, no me comporté nada racional ni adecuadamente ayer, lo lamento. No tengo derecho a maltratarlos ni exigirles cosas de esa manera, me propasé y lo quise corregir – traga pesado, obligándose a no agachar la mirada –. Para ustedes es importante celebrar la navidad, y no quiero que lo hagan lejos de aquí cuando esta mansión está disponible... ¿Pueden excusarme? 

Todos se observan fingiendo meditarlo demás, hasta que la adulta esboza una sonrisa y se encamina hasta el pelinegro para sobar su mejilla.

–Claro que sí, Soobinssi. Todo quedó precioso.

Soobin reprime su sonrisa ante el gesto maternal que le trae tanta nostalgia, viendo al resto con titubeo.

–Aún falta el árbol, quise esperarlos porque no soy bueno en ello... Sólo soy alto, espero sirva.

Aquello logra sacarles una risa general y relajar la tensión. El cabellos rojos es el primero en advertir:

–Ni creas que se me olvida lo que hiciste, pero es un buen comienzo.

Beom le secunda:

–Estamos aún enfadados contigo, hyung.

Jisoo se burla:

–¿Cómo le llamas hyung a alguien con quien estás enfadado?

–Se llama respeto, noona.

–Bueno, vayamos a preparar el desayuno y luego terminaremos todo– Moon aplaude para disiparlos, apuntando con dramatismo–. Hay que ir de compras de última hora, así que mejor se apresuran.

Nadie refuta al irse para la cocina, más en la estancia permanecen un rubio y un azabache que no cruzaron palabras desde anoche. Yeonjun, quien se mantuvo callado, procesando cada cosa desde atrás, finalmente camina hasta el menor con lentitud.

–¿Por qué volviste a colocarlo todo?

–Porque me arrepentí – no hay respuesta, hay un vacío que sabe que tiene que llenar, completarlo para que su mayor sepa que verdaderamente necesita repararlo. Traga y toma una boconada: –. Mi madre falleció el veinticinco de diciembre de mil novecientos dos.

Yeonjun creyó entenderlo mal, su pecho dio una punzada y su estomago se remueve. Ve perplejo al menor, quien tiene la vista en el suelo. Dos días que significan algo trágico para el ojos negros, mientras todos a su alrededor lo celebraban...

–Cuando... Al decir que eran días como cualquier otro para ti... S-Soobin, ¿Por qué no me lo contaste?

–Porque no quise que sintieras lastima o pena por mi, Yeonjun.

–No digas eso, nunca te tendría lastima. Pude comprenderte, defenderte, yo no...

–Ayer me molestó que no intervinieras, luego entré en consideración porque no había justificativo a mi actuar... Te defraudé – le encara ahora, esperando expresarle cada emoción con sus orbes, estando más cerca –. No soporté que te acostaras enojado conmigo, ni que tus ojos me vieran con decepción.

Yeon tiene una punzada de culpa, no fue su intención mortificarlo, no creyó poseer tal efecto en Soo, aquello le estremece de pensarlo. Niega una vez y abraza al mismo, no sabiendo cómo era mejor expresarse, el cómo lidiar con tantas emociones, siendo gratamente bien recibido por el menor. Transcurren un rato sin romper la acción, el área está tan tranquila como si fueran los únicos ahí, no hay prisas.

Esa fue la forma perfecta para consolar la desolación de Soobin, lo que requería desde hace mucho.

–¿Qué hiciste con el ángel? 

El alto tarda un segundo efímero en comprender la suave pregunta entonada.

–Lo dejé para otra cosa... Era de mamá, Nayeon noona lo resguardó todos estos años en su habitación. Cuando mamá murió, mi padre quemó la mayoría de sus pertenencias y sólo quedaron unas cuantas que escondí por la mansión y ese ángel – se aparta ligeramente para aprécialo, no queriendo todavía separarse de su calor corporal–. Pensé que podría darle una oportunidad a tu propuesta, no tienen que ser días malos, como... Reemplazar los recuerdos, intentar no recordarlo todo.

"Quiero que me enseñes, que seas parte de los nuevos recuerdos, que no duela..."

–No tienes que olvidarlo, Soobinssi – sonríe con ternura, acomodando con timidez los mechones despeinados del pelinegro–, sólo aprender a vivir con ello, no pelearte con el dolor y transformarlo en un recuerdo bonito de lo que ella era. Está bien decaer, pero no permitas que tome lo mejor de ti... 

"Porque este Soobin noble es el que agita mi corazón, a quien no quiero soltar..."

El alto asiente con sus mejillas algo calientes a causa de la mirada y los dedos en su pelo. Se ríe nervioso.

–Debo verme terrible.

El ojos miel ríe igual, siendo un sonido dulce para el contrario.

–De hecho, me encanta este look tuyo, luce... 

–¿Tonto?

Real.

Juraba que iba a tener una arritmia a consecuencia de su hyung, quien por si fuera poco se acerca y besa su mejilla con gracia. Finalmente le da un gesto para informar que lo esperaría con el resto en la cocina. 

En su pecho estaban floreciendo cientos de cosas, como esa sonrisa satisfecha que no nota portar en lo que va a su habitación.

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Toda la mañana se centraron en culminar las decoraciones navideñas en la vivienda Choi - y arreglar los diminutos errores de Soobin-, cada minuto siendo ameno, posteriormente partiendo todos al supermercado y a un boulevard de compras, locaciones que, como era de esperarse, estaban repletas de personas comprando a última hora para la festividad del día siguiente. La señora Choi les otorgó actividades distintas en el supermercado, Soobin ofreció caballerosamente cubrir los gastos, mas todos insistieron en aportar algo, y no pudo negarse cuando prácticamente le obligaron a aceptar.

En las ocasiones que se separaban, algunos aprovechaban de escabullirse para comprar regalos secretos para repartirse entre ellos. Era una ventaja que la mayoría se conocían bastante bien.

A excepción de Soobin, ya que era su primera vez celebrando navidad con el grupo, estaba perdido, usando sus instintos y luchando por escaparse de su único hyung. Y es que Yeonjun no se le separaba mucho que digamos, todo porque el resto estaba ocupado y el rubio se puso la tarea de animarlo.

La verdad es que Jun continúa algo afectado por la historia tan lamentable que su dongsaeng le relató en la mañana. Además, estaba tratando de persuadirlo para sacarle una valiosa información: Qué regalo podría darle.

Yeon ya tenía algunos obsequios para sus amigos, puesto que desde el mes anterior los compró para evitar gastar el dinero reunido en cosas como su antigua deuda o gastos personales de joven adulto. El intercambio era tradición del grupo, la diferencia es que ahora estaba Bin incluído, se le hace en demasía complicado hallar lo indicado para obsequiarle; conoce sus gustos, pero no estaba satisfecho ni mínimamente convencido cada que encontraba una "opción", además de que los gustos del azabache son ¿Costosos? Sí, y mucho para él.

Los dos Chois estaban perdidos, sin tener pista de lo que al otro le gustaría, todo porque buscan una perfección merecedora del contrario.

 Al final de la salida están cansados y algo ansiosos, pues era usual la anticipación al realizar un intercambio y el pensar cómo reaccionarían los involucrados, saber si lo que entregarían era lo adecuado para estos. En la mansión bajan todo para guardarlo, se dan un baño para colocarse ropa cómoda y merendar galletas con chocolate caliente.

Soobin come el postre entre conmovido y arrepentido, ya que la mujer le pidió autorización para preparar las mismas del día anterior, cosa que por supuesto cedió y disfrutó, capturando en su memoria la escena que ahora goza junto al resto.

 –Entonces iba en serio. 

–Por algo se los he mencionado.

–Es raro hacer una temática anticuada en navidad – explica con elocuencia el más bajo de los chicos –, se siente como una fiesta de disfraces.

 –Creo que será muy divertido y único – la ojos negros apoya con entusiasmo –. Será como un cuento de hadas.

–Coincido en lo primero, lo otro es cursi – Beom da una risilla antes de esquivar el doble golpe de ambas chicas en la sala – . Sólo quiero aclarar, ¿De dónde sacaremos a última hora trajes de inicios del siglo veinte? 

Lisa usa su ironía con una mirada burlista hacia Soobin.

–Podemos robar el almacén de Disney, ¿Quién guarda cosas viejas de un siglo pasado?

Con un rodar de orbes, el de Cárdigan gris responde con cierta ilusión oculta:

–Nada de eso, en el ático hay ropa para todos ustedes.

–¿Pertenecían a tus ancestros? 

Los Choi mayores comparten miradas cómplices, cargadas de un humor que sólo entre ellos comparten.

–Sí, lo hacían.

–¿Y la idea surgió de...?

–Quiero que esta sea una navidad distinta para todos – confiesa con un encogimiento. Desea despistarlos tras obtener su atención ante su penoso comentario, por lo que carraspea –. Creo que sería ideal decorar el árbol antes de la cena.

Se encamina con anticipación a la sala donde el pino que armaron temprano les espera, y antes de que el dueño de la mansión les siga el andar, es jalado por un rubio con sonrisa divertida.

–¿Con que un baile clásico, eh?

–¿No te agrada el plan?

–Honestamente, sí – le alivia con un gesto juguetón–. ¿Tendrá un traje a mi medida, joven Choi?

–Cualquiera te quedará perfecto – se le escapa junto aquel tono tonto que sonroja al mayor. Ahora corrige con una tosecita: –. Digo, con retoques y esas cosas de costura.

Yeonjun escapa una risa aireada, un deje de desilusión detrás. "Claro que era una broma, no eres nada perfecto, Choi"

–Tengo curiosidad de cómo lucirá el Soobin del siglo veinte.

–Más apuesto, desde luego.

–Y más idiota – se aleja de inmediato con una sonrisa inocente –. ¡Tenemos un pino que decorar!

Soobin le observa con una risa en medio de una negativa, uniéndose junto a los demás. Durante la elaboración del árbol estuvo algo acongojado por sus memorias junto a su madre al ser un infante, sus momentos más alegres donde él y Im Nayeon decoraban comiendo galletas, sin embargo, se sorprende cuando todo se disipa y le da entrada a sonrisas, risas y momentos distintos pero agradables en misma medida. Disfruta del instante, se siente incluído, y en vez de la melancolía típica, sus comisuras se levantan genuinamente junto a las de ellos, porque su madre estaría encantado de conocerlos a todos.

Además, está el hecho de lo increíble que se siente junto a Yeonjun, le fascina apreciarlo risueño y bromear porque es unos centímetros más alto, le hace experimentar muchas emociones en aumento, le encanta lo adorable que luce cuando le pregunta bajito si colocaría el adorno de su madre.

El angelito es traído por el Choi azabache, tomando desprevenido al rubio cuando le propone ser quien lo coloque en la punta, cargándolo a pesar de sus reproches avergonzados y su rubor. 

Yeon estaba nervioso con el adorno en sus sudorosas palmas, todos tienen su enfoque en él y las manos grandes y seguras en su cintura le ocasionan muchas sensaciones que lo hacen casi temblar como gelatina. Al posicionar minuciosamente el ángel de cristal más precioso que ha visto -, sintiendo que sostiene lo más valioso que jamás ha tocado en su vida-, sonríe ladino.

–¡Ya lo...!

Un ruidito en seco se emite cuando Yeonjun da un mal movimiento que hace que Soobin lo suelte, por fortuna éste lo sujeta fuerte a tiempo y lo abraza a sí mismo, impidiendo que obtenga daños. Al abrir sus ojos, nota que sus manos se aferran a los hombros del menor, quien le observa con cara alerta, el resto contiene sus comentarios burlescos y risas por la escena. Ambos estaban rojos hasta las orejas al apartarse.

Pero Jun pestañea impresionado cuando oye la risita de Soo por lo bajo, este lo oculta, pero se ve más tierno con sus hoyuelos y cubriendo su boca, siendo "humillado" por sus amigos antes que la señora Choi les regañara con una sonrisa cómplice.

Entonces, Yeonjun igualmente suelta una risita y es torturado con chistes por el resto, bajo el atento escrutinio del orbes oscuros.

La de camiseta rosada de gatos libera un nuevo suspiro con su enfoque en el techo, fijándose en cada detalle estilizado y antiguo, porque a pesar de que está oyendo a su amigo, tiene en su cabecita la emoción floreciendo ante la propuesta de temática que realizarán la noche siguiente. Sin embargo, cuando en su periférico se cruza la cara estoica y poco complacida del pelirrojo, sonríe en disculpa.

–Juro que oí todo.

–¿Qué fue lo último que te expliqué?

–Eh, que adoras a los gatos y amas mi camiseta.

Taehyun resopla para ocultar una risa ante las ocurrencias de su noona, aparentando molestia porque obviamente no lo escuchó quejarse de su gran problema.

–Los adoro y me gusta igual tu camiseta, pero no era precisamente lo que te comentaba. 

Jisoo se impulsa para levantarse de un brinco que hace retroceder por reflejo a su menor, viéndole con cierta burla.

–Taehyunnie, no es necesario que hubiese atendido a cada cosa que dijiste porque sé perfectamente que hablas de Beomgyu – ante su evasiva, fue suficiente contestación –. ¿No tienes el obsequio? Nunca ha sido complicado para ti conseguirle algo, lo conoces excelentemente.

–El problema es que me da miedo que no le guste el regalo que escogí para darle – traga el incomodo amargor en su garganta que le hace susurrar. Compró el obsequio incluso antes de su ruptura, está convencido que le fascinará, el conflicto deriva de otro detalle: –. Me asusta que no le agrade que yo sea quien se lo dé.

Es comprensible, no han cruzado palabras más allá de lo "amigable" para pretender que están estables, concentrados en cualquier cosa que no sea su inicial fallo y punto quiebre. Jisoo no es ajena en lo absoluto a la situación del par, ella los conoce desde que llegaron a Daegu hace tres años, y aunque es mayormente cercana a Yeonjun, entre todos tienen una bonita amistad, respetuosa y llena de confianza mutua. Esto es motivo suficiente para contagiarse del desgano del de ojos grandes que mira a la caja envuelta por él mismo en una parte de su recamara. Ella es consciente de que Kang se esmeró en hacerlo personalmente, era un perfeccionista nato que alegaba constantemente que las cosas saldrían bien si era él quien las hacía.

–No le des muchas vueltas, dudo honestamente que lo rechace, ¿O crees que lo lanzará por el balcón? No es como que salga corriendo y te ignore por... Ok, no es que nada de lo que mencioné vaya a suceder – se apresura a frotar su espalda para borrarle la repentina expresión de pánico, viéndolo con pena –. Soy pésima con esto, pero de verdad no tienes que esperar lo peor.

–Hyung está furioso conmigo, no le culpo – rechista con desgano –. Trato de no pensar demasiado, lo juro, sólo que es muy duro cuando concierne a Beomgyu... Si lo llega a aceptar, en el mejor de los casos, ¿Qué prosigue?

–¿Qué quieres que ocurra, Taehyunnie? – sonríe con dulzura para acariciar los cabellos rojizos en un intento de apaciguar sus pesares–. Si esperas que algo cambie, eres tú quien debe plantearse lo que en realidad buscas.

La solución es obvia, pero no viable, admitirlo es doloroso pero está convencido de que es así.

–¿Sabes qué? Mejor que no le de rienda suelta a mi filtro, con Beom no me callo y sólo me lastimo haciéndome ilusiones absurdas.

La risita rota golpea el corazón de la chica, ella da un puchero y acepta porque presionar no sirve mucho cuando se trata de Kang. Le encantaría ser de mayor ayuda, mas no es posible si no se ayudan entre ellos mismos...

Y desde la habitación, dos puertas a la derecha a la anterior, estaba una rubiecita consolando al otro cabeza dura.

–Gyu, la solución es esperar hasta que sea mañana o el domingo y ver lo que dirá el tonto de Kang – resuelve con impaciencia en sus gestos –.  Lo peor que podría suceder es que alguno de ustedes cayese por una escalera antes de que le entregues el estúpido regalo y quedes con miles de dudas más.

–¿Por qué tú eres mi mejor amiga? – refunfuña con una mueca, dándole una mordida enfadosa a su pocky de chocolate –. Te pedí consuelo y sólo me has dado más motivos para tomar un vuelo directo a Bergen para prevenir la muerte prematura de alguno de nosotros.

–Dios, eres tan dramático, ¿Por qué tú eres mi mejor amigo? – imita su tono con hilarancia, robándole un pocky de su caja a sabiendas de que no protestaría –. Beom, debes relajarte un poco. Si me preguntas mi opinión...

–No, gracias.

–Pienso que no merece ningún regalo luego de ser tan idiota.

–Ajá, ¿Y si fuera Jisoo?

–...Le daría todo lo que tengo y le suplicaría de rodillas que regrese conmigo. Pff, no eres como yo, no seas como yo.

Beomgyu bufa inevitablemente entretenido con las singularidades de la muchacha, al menos era una ventaja su compañía en medio de su mortificación. El asunto que le taladra tanto la cabeza, es que ya tiene el obsequio de su ex desde hace meses, y ahora que todo había terminado entre ellos y están en una inestabilidad para nada cómoda, no sabe si sea correcto entregárselo. Además, hay una interrogante rondándole:

Desde que se conocen, el menor jamás le ha dejado de dar regalos, ni cuando discutían de niños y él era grosero con su dongsaeng de ojos grandes, pues éste siempre le ha consentido; rememora que hace semanas le envió gomitas mientras estaba enfermo en casa, en todo momento teniéndolo presente. Sin embargo, ahora con todo como estaba, tiene algo de miedo a desilusionarse y ser olvidado por el pelirrojo. No es lo material, sino su intención...

¿Si Taehyun no le da nada, significa que ya lo ha superado o ya no le quiere como antes? ¿No es algo obvio a estas alturas? ¿Por qué siquiera le da vueltas?

–Es patético, ¿No? – escapa con una sonrisita carente de alegría, llamando la atención contraria –. A veces fantaseo con que él vendrá a arreglarlo todo, o que yo iré a hacerlo, que regresamos y todo quedaría olvidado. Imagino tontamente que mañana nos vestiremos con esos trajes anticuados y elegantes, bailaremos y haremos apuestas para ver quien come más hasta reventar.  

–No es patético, es cursi y jodidamente lindo – corrige con suavidad, sujetando sus manos tras terminar sus golosinas –. Sé que no soy la mejor amiga para esto, que piensas que no tomo en serio, pero lo hago y en verdad trato de ser buena en aconsejarte. Conoces mi punto de vista con el tema, pero es normal que yo esté de tu lado y lo deteste a él por todo, aunque... – sonríe inocente, en disculpa – Siendo imparcial, los dos son tarados, sin ofender.

–El punto, Lalisa – la mira mal, sin apartar su agarre.

–Si no caminas por temor, no llegarás a ningún sitio. No esperes a que tus fantasías se cumplan, mañana has lo que desees, y si el idiota se niega yo misma le daré algo vencido para que la pase mal el resto de la noche – sonríe complacida por la carcajada del de mechones rubios, era uno de sus sonidos favoritos; son una amistad sumamente inusual hasta para ellos mismos –. Taehyun puede ser un idiota, pero si me consultas, dudo que sus intenciones sean malas contigo. Eres especial para él como lo es él para ti, ni yo ni nadie puede negarlo, terminen o no su noviazgo.

Choi muerde sus labios para contenerse de no llorar, no por vergüenza, sino porque estaba agotado de hacerlo. Le daría la razón a su amiga, dejaría las cosas fluir y apartaría sus nervios.

–Ya recordé porqué eres mi mejor amiga.

–Awww.

–Porque te puedo robar los pockys sin que me lo niegues.

Manoban se indigna y le da un almohadazo al mayor, más no le quita el paquete de dulces. No lo hará si le hace feliz y detiene sus lloriqueos.

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–¿Mamá?

–Yeonjunssi, ¿Cómo estás preparándote para navidad? 

–Si te contara – sonríe jugando con un pincel sobre una de los mesones con su mano libre –. Quise antes de dormir llamarte para charlar un poco. ¿Qué harás mañana?

–Oh, estaré en casa con la señora Park. Haremos una cena deliciosa, no te preocupes por mi.

–Lamento en serio no haber ido contigo este año, mamá.

–Cariño, pasaste muchas navidades terribles por estar conmigo – a pesar de que es dicho con gracia, hay un apiz de remordimiento que claramente capta su hijo, por ello le interrumpe: –. Los viajes a la ciudad son costosos, mejor quédate con los chicos y celebren en familia. 

–Tú eres mi familia también, y no todo fue tu culpa. ¿Recuerdas que igual la pasábamos genial con tus manualidades y las galletas horneadas? Con todo y que la pistola de silicón era pésima – la anima con los recuerdos que disipan el pesar de su ahora risueña madre, hasta que la oye toser repetidas veces y el ambiente vuelve a ser opaco. Se preocupa indudablemente –. ¿Estás bien?

–Sí, sí, es solamente el frío de la temporada. 

–Abrígate bien, te enviaré dinero si necesitas medicinas, mamá.

–Estoy excelentemente, hijo. Mejor cuéntame, ¿Qué tal marcha todo?

Duda un tanto antes de comentarle el asunto de manera resumida; lo cierto es que su madre no estaba enterada de que vivía en una mansión, sólo que adquirió un buen trabajo y que había saldado la deuda por su amable "Jefe". Le conversa sobre su estadía junto al resto y sobre su no tan viejo empleador, pues su progenitora creyó erróneamente que era un señor quien le ofreció tantos beneficios.

–¿Los ha aceptado y les ha pagado a todos por su protección? ¡Vaya! ¿Porqué no me lo contaste todo antes?

–Porque no quise angustiarte. Te gusta ver demasiados programas policiales y no confiarías en un extraño millonario que hospedase a tu hijo y a sus amigos.

–Admite que suena sospechoso, ¿Quién es tan considerado y amable hoy en día?

Yeonjun sonríe por inercia, detallando las macetas pintadas rigurosamente por Soobin.

–Es un gran chico, mamá.

Sooyoung coloca un gesto extrañado al percibir algo en su hijo a través de la línea.

–Ya veo... ¿Y qué planean para esta navidad?

Le relata con emoción los preparativos que se le han ocurrido al menor, la mujer permanece silenciosa y opina poco, procesando cada cosita.

–¿Por qué haces ese sonido?

–Porque todo es muy "Hmm" – repite con tomo sospechoso  –. ¿Acaso hay algo más con ese tal Soobin?

–¿A-ah? – titubea quedando en blanco, olvidaba que su progenitora era sumamente intuitiva y quizás sí habló excesivamente –. ¿A qué te refieres, mamá?

¿Para qué le daba largas? No le sería problema admitir que le gusta mucho el pelinegro, de no ser porque el hecho aún le abruma, sin mencionar el que no tienen pista alguna de si verdaderamente se quedaría... Era algo que estaba evitando cavilar a toda costa, no va a ser negativo ni tampoco se rendiría, mas las posibilidades le aterran tanto que no desea pensarlo.

¿Cómo ser honesto y declararle todo a su madre cuando es conocedor de la realidad que le embarga?

–Yeonjun, te conozco. Cada vez que te agrada muchísimo alguien suenas muy entusiasmado y no dejas de parlotear, como justo ahora. ¿Te gusta ese joven?

–...Creí que no te apetecía tratar de esos temas.

No quiso sonar resentido ni duro, era su defensa ante la pregunta en cuestión, por lo que el suspiro de su progenitora le hace retractarse.

–No es algo que comprenda, pero eres mi hijo e intento entenderte. Quiero involucrarme en tu vida, hasta que tú me lo permitas, así lo que me han inculcado sea opuesto a tus ideales. Soy tu madre, he cometido errores, pero te amo – expresa con toda la convicción –. Si este tal Choi Soobin es importante para ti y te gusta, apreciaría ser participe de si vale la pena y si realmente es un sujeto confiable para mi único hijo.

Está conmovido, toma en consideración cada palabra en sus oraciones, y su pecho está cálido a pesar de que está en el invernadero a las diez treinta de la noche con la temperatura helando afuera; su progenitora no suele ser expresiva, era estricta, una mujer con temple, sólo que cada que abre sus sentimientos con él era honesta y pura como nadie, y él adora eso. Piensa sólo unos pocos segundos la contestación a su cuestionamiento, y le asusta lo fácil que sale:

 –Lo es. Soobin es confiable y vale mucho la pena, mamá. 

Precisamente, el nombrado entra al sitio y escucha la sentencia del rubio, experimenta aquellas sensaciones en su interior que burbujean, cosquillean y explotan con euforia, sus comisuras se levantan y sus hoyuelos se marcan en lo que va hasta su mayor para llamarlo con suavidad.

Yeonjun pega un brinco y abre sus ojos enormes al toparse con el alto, su madre le dice cosas que no escucha por su impresión.

–¿Sigues ahí, Choi Yeonjun?

"No, estoy a punto de huir a Madrid para no enfrentar este bochorno. Gracias, mami"

–Tu madre espera respuesta, Yeonjun.

–Deja de sonreír así, mocoso – acusa con una sonrisa tirando por su timidez –. Mamá, perdón, es que acaba de venir Soobin.

–Ah, comprendo.

–No te rías de mi, y eso va para los dos.

–De acuerdo, entonces los dejaré – carraspea para recobrar su porte –. Salúdalo de mi parte y adviértele que tu madre sabe trucos inmovilizadores.

–Aja, claro  – rueda sus ojos, evadiendo al menor al darle la espalda –. Por favor, cuídate. Te amo, mamá.

–Sí, sí, descansa. Yo más, cariño.

La llamada se corta y Yeonjun está por comentar, cuando se estremece por los labios del alto cerca de su oreja, susurrando con coquetería:

–¿Soy muy confiable y valgo monumentalmente la pena, Yeonjunnie? 

–No usé esas palabras, tonto. A-apártate, me pones nervioso.

Soobin se regocija de la confesión que ruboriza a su hyung aún más, pero se apiada al alejarse para que éste se recupere. Francamente, él igual estaba teniendo una arritmia por el ojos miel.

–¿Qué tal estaba tu madre?

Yeonjun agradece que cambiase de tema antes de que le diera por ser una gelatina.

–Está bien, tiene algo de tos pero dice que no es nada de qué preocuparse.

–Pero te preocupas.

–Es mi madre – se encoge, entonces se cruza de brazos y eleva una ceja –. ¿Por qué estabas espiando conversaciones ajenas?

–Entré y tú estabas al teléfono – coloca una palma en su pecho y mantiene su cara en alto –. Si quieres ser más discreto al profesar tu aprecio por mi, deberías de buscar una guarida.

–Presiento que aún así me hallarías.

–Sin duda, es mi actividad favorita encontrarte, Yeonjunssi.

Jun le sonríe de a poco, acercándose con lentitud al contrario.

–Te mandó saludos.

Bin parpadea desprevenido.

–¿A mi?

–Sip, y advirtió que sabe maneras de inmovilizarte si me lastimas.

–Pues no tendrá que emplearlas contra mi, porque no es mi intención – sale con más seriedad de la que pretende en un inicio, pero es la verdad. Extiende una mano para posarla sobre las mejillas pálidas y cálidas del rubio, el mismo se estremece aunque lo oculta. Termina por acortar la distancia para unir sus frentes por reflejo –. ¿Y si tú me lastimas a mi, Choi?

–No es mi intención en lo absoluto, Choi – musita respirando el aliento del contrario, disfruta más de lo que reconoce su cercanía, le brinda calor a pesar de que el tacto de sus dedos es frío contra su rostro. Se inclina más y el menor le imita, compartiendo un beso suave y tranquilo, no dura mucho pero sirve para que su corazón se desboque, siendo opacado por el sonido al apartarse que emiten sus ahora húmedas bocas –. Deberíamos de entrar y descansar, mañana tendremos mucho trabajo.

Soobin le da la razón, yendo en el camino a la mansión entre roces de sus manos y manteniendo sus hombros unidos. No puede controlar la emoción en su interior por lo que deparará el mañana, igual que las ilusiones que se forman por la oración de Yeonjun con su madre.

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–Están floreciendo – aplaude conmovida, apartándose del agua en el cuenco para sonreír radiante –. Es cuestión de tiempo para que termine de hacerlo. Hay esperanza a pesar del frío, hay optimismo porque las rosas florezcan.

Joon ronronea desde la cama, feliz por su dueña, sin embargo, estaba igualmente preocupado porque las cosas se dieran como esta añora, ya que de lo contrario, Irene estaría destrozada ante la perdida de su última oportunidad...

¿Era posible sinceramente que las flores crecieran en el invierno?

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Adoro que Soobin esté dando pasos tan importantes, a todos nos dolió su reacción el cap anterior, pero es un personaje en desarrollo que ha vivido muchas cosas fuertes, y si bien no justifica sus malos tratos con el resto, se esfuerza en serio por cambiar u.u 

Me encanta que trabajen en grupo uwu

Ah, se viene fuerte en los siguientes caps con el TaeGyu ;)

Estoy en proceso de otro fic y ya está bastante avanzado en mis borradores, será Yeonbin y Taegyu, inspirado en el concepto de Daydream uwu Por ello ando menos activa con este fic, que ya tengo completo pero reviso antes de publicar los caps ;; ESTOY MUY PENDIENTE DE ACTUALIZAR, TRANQUILOS

Estoy feliz de haber ganado segundo lugar con otro de mis fics en un concurso (Es un fic de BTS), esta historia igual participó asjakpsm

Adoro las canciones navideñas de Taehyung ¿Las habían oído? TuT

https://youtu.be/tt6SOhoV7pw

¡Voten y comenten! 💖

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