[12: Bad Decision]
Yeonjun despertó despacio debido al ruido alrededor y al acalambrante dolor en su cuello y espalda baja, abre sus párpados en reconocimiento, sintiendo que estaba sobre un pecho firme y amplio, su respiración serena se atasca entonces al levantar su rostro, sin palabras ante el aparentemente dormido Soobin que le acompaña. Se incorpora tan deprisa que se marea, limpiando la baba en su comisura y experimentando un gran calor en sus mejillas, el menor abre sus ojos con un quejido y es ahí que nota que éste tenía su cintura abrazada.
Al cruzar miradas, ninguno sabe qué decir, y es la tos nada disimulada a sus espaldas la que les hace reaccionar.
–Chicos, buen día~. Lamento interrumpirlos, pero si permanecen en esa posición van a terminar todo el día adoloridos – la broma sonroja más al ya despierto rubio, la mujer sonríe entretenida por la imágen–. Ya el desayuno está servido, al menos la electricidad volvió hace un rato.
Agradecen con un susurro ronco y la señora desaparece nuevamente, la estancia estaba vacía, más permanecen los edredones y nidos donde durmió el resto. Al parecer son los únicos que quedaban, y el mayor voltea ante la voz un poco más profunda de un Soobin recién levantado.
–En realidad, ya había despertado antes pero me quedé dormido por segunda vez. Salí a cepillarme y volví porque estabas temblando y lucías incómodo en tu posición.
–¿Ah? – parpadea al captarlo todo, queriendo esconderse por la pena –. ¿Pasamos la noche dormidos... Nosotros dos juntos?
Soo ladea su cabeza ahora divertido y sonríe ligeramente.
–Sí, y no despertaste ni una sola vez. Eres un gran remedio para el sueño, me dormí al instante, sólo desperté porque te mueves mucho, Yeonjun-ah.
–¡No es cierto! Pudiste acomodarme si tu presencia – se levanta con un mohín, debe huir del sitio de inmediato; no imagina su aspecto mañanero delante del impecable pelinegro, no tiene idea de cómo luce tan impresionante acabando de levantarse. Repara de su escrutinio y del apodo que usó el otro, por lo que se apresura a desperezarse: –. M-me iré a lavar los dientes.
Prácticamente se larga a correr escapando del chico, el cual libera una boconada y hace una mueca decepcionada; deseaba haber tenido más rato para apreciar al tierno hyung, lo hizo cuando más temprano abrió sus ojos, antes de volverse a dormir a su lado, acomodándolo en su pecho y abrazándolo hacia él por instinto. Aún así no le era suficiente, necesitaba más del recién amanecido Choi Yeonjun.
En el pasillo, justo frente a su habitación, Yeon se detiene unos segundos para procesar la lluvia de datos en su mente: Pasaron la noche muy unidos y no se niega que le encantó más de la cuenta, se estremece al recordar la calidez del cuerpo más grande, recuerda su dueto bastante gracioso y lindo, las sonrisas con hoyuelos de Soobin y la forma en la que se abrió un poco ante él. Se da cuenta de que estaba más que seguro de lo que ahora estaba sintiendo, creciendo cada día, y que no tiene más tiempo que perder. Sin embargo, se regresa apenado a su habitación porque recuerda su actual look vespertino, va al baño y maldice a su cabello alborotado, ojos adormilados, labios hinchados y a la palidez en su cara, todo al natural y en pijama holgada nada atractiva.
¿Soobin le vió en semejante aspecto desde anoche? Era un horror para él, se criticaba en lo que se cepillaba y cambiaba, peinándose más decentemente al menos.
–Querido, ¿Tienes mucha hambre? – Moon sonríe ante el apresurado muchacho que hace presencia en el comedor –. Todos ya han comido, pero...
–¿Y que hay de Soobin?
–Oh, Soobin dijo que te esperaría y se fue al ático, hasta donde tengo entendido.
Yeonjun agradece rápido a la amable madre de su amigo y parte rumbo a las escaleras, él nunca estuvo en el supuesto ático de la propiedad- del cual apenas se enteró hasta la noche anterior-, pero supuso que estaría en el último piso de la misma. No había explorado toda la mansión Choi, ninguno de ellos lo ha hecho hasta donde le han dicho, por lo que se guía a sí mismo ligeramente perdido y apenado con el dueño por su confianzuda actitud; lo hace porque en verdad necesitaba hacer aquello urgentemente. Una vez estuvo en el ático - al cual se subía por unas escaleras que caen desde una puerta en el tercer piso, habiéndose asegurado de no caer ante lo viejo de la estructura-, divisa la espalda ancha del chico alto que observa unos viejos cuadros pintados hermosa y pulcramente, claramente viejos.
Soobin se inmuta de la presencia y demuestra lo extrañado que está en lo que el mayor escanea el sitio desde su posición.
–Realmente había un ático...
–¿Yeonjun, qué haces aquí? Creí que estarías...
–Tenía que hacer algo más importante primero – interrumpe tomando el coraje, sin agachar su mirada y acallando mentalmente a su desbocado latir inquieto–. He estado postergándolo porque tengo miles de cosas en mi cabeza, pero... – da lentos pero no vacilantes andares hacia el curioso muchacho –. Desde anoche muero por hacer esto...
Sin más, el Choi rubio termina la distancia con un arranque de valentía y va hasta el rostro del contrario, sujetándolo para juntar sus labios en un improvisado y añorado beso que deja aturdido por un instante al más alto antes de que éste suelta un suspiro sobre los suyos, fundiéndose en el acto y atrayendo la cintura contraria por reflejo. Sus bocas se abren y sus lenguas se unen, el acto es lento como apasionado, como aquel que compartieron la noche del karaoke pero reemplazando el enojo por el anhelo dulce y adictivo que les hace desestimar el oxigeno, queriendo prolongar el momento tanto como sea posible.
Sus pulmones se ahogan y se separan agitados cuando ya no logran respirar, volviendo a besarse una vez más con una boconada. Al volver a apartarse los dos abren sus ojos para encontrarse, con pupilas dilatadas y brillosas.
–¿Por qué ha sido eso?
–Porque siempre hago lo correcto y pienso demasiado todo en mi vida, Soobin. Una de las causas principales por las cuales mi relación con Kai no duró, es porque vivo con miedo a muchas cosas. Pensé tanto que me ahogué en ello, y yo no quiero que lo mismo suceda contigo – ríe bajito, entrecortado por la falta de aire y las emociones a flor de piel, acariciando los cabellos en la nuca del azabache –. No sé si esto está bien, ni siquiera comprendo a dónde irá porque nunca antes sentí algo tan rápido por alguien, pero sé que no quiero perder más tiempo. Pase lo que pase, quiero disfrutar lo que siento contigo... ¿T-tú lo quieres también, Soobin?
El mencionado quedó sin palabras, totalmente sumido en los orbes meliáceos que sonríen con una ilusión renovada, la luz entraba por la ventanilla del techo y alumbraba los mismos, al igual que lo hace con su bello rostro. Sintió que flotaba por sus sentencias, su pecho salta con igual emoción que el otro y todo le es como un sueño. ¿Qué era aquel sentir? No lo conocía, pero el miedo se difumina mientras sonríe para el más bajo y asiente despacio.
–Iremos a tu ritmo, haremos lo que desees. Soy nuevo en todo esto como tú, incluso consideraría que más, pero estoy convencido de que quiero intentarlo durante el tiempo que sea posible – concluye con sus frentes unidas, abrazándolo más a su cuerpo por inercia –. No tenemos que definir nada, sólo...
"No te alejes, no me dejes, quiéreme" Es lo que no dice, porque es complicado expresarse, pero sí lo siente.
Igualmente, eso basta para que el más bajo afirme y prolongue el abrazo por un rato más, hasta que sus estómagos les traicionan en un rugir hambriento que les hace reír e irse hasta el comedor. Se regalan miradas y sonrisas cómplices al descubrir que estaban solos, comieron sin interrupciones. Al finalizar y ayudar con los platos a la señora Choi, concuerdan en ir a adelantar su trabajo en el invernadero.
–Hyung – ambos se detienen con el llamado del de mechones claros que eleva una ceja sugerentementr al topárselos; ya había presenciado al par durmiendo juntos en el sofá cuando despertó, sólo que ahora verlos tan animados y dispuesto a compartir tiempo juntos -consciente de todas las discusiones recientes que tuvieron-, le hace apreciarlos como si tuviesen dos cabezas sobresaliendo de sus cuellos –. Buenos días, ¿Durmieron bien?
A diferencia de lo que para Soo era usual en el tímido Yeon, el último respondió con simpleza y hasta descaro:
–De maravilla, por eso iremos a adelantar el invernadero. ¿Quieres acompañarnos?
–Me encantaría, pero saldré con...
Como si fuera el Karma más grande de su existencia, Taehyun se suma a la escena desde los pasillos, cargando sus audífonos en una palma e interrumpiendo al trío al originar un silencio nada cómodo. Para romperlo, el pelirrojo les sonríe vagamente.
–Buenos días, chicos. ¿Van al jardín? Digo, por los overoles y artículos que cargan encima.
–Nosotros dos sí, ¿Quieres venir? – Bin intenta salvar la situación con naturalidad.
–Claro, estaré un rato con ustedes y luego haré otras cosas... ¿Beom hyung, tú no saldrás?
El mencionado casi brinca en su puesto ante el desprevenido cuestionar, abriendo y cerrando su boca con torpeza al no hallar qué responder. Todos le observan, pero los pares de quien se dirigió a él son los que más le cohiben. Se obliga a salir de su patético estado y carraspea disimuladamente:
–Saldré ahora mismo, no puedo.
–Oh, bueno, abrígate bien y cuídate. La tormenta dejó unas cuantas calles tapizadas – precisamente se interrumpe por la bocina tocando desde afuera, reprime el hirviente desagrado y los celos para no ser egoísta; no tiene derecho de sentirlos, y rápidamente se esfuman par ceder estadía a su tristeza. Sonríe para el titubeante ojos negros y con lo más sincero que le sale, concluye:–. Pásala muy bien en tu salida, hyung.
No es capaz de negarse a sus adentros que le ha dolido y enfadado el cómo su ex luce tan sereno y dispuesto a dejarle ir con Hoseok, ¿Acaso no le importaba ya? ¿Por qué todas esas peleas y reclamos entonces? Se rehúsa a denotar su desconcierto, manteniendo la cara en alto y yendo a la salida con total orgullo.
–Lo haré, gracias. Suerte en lo suyo, chicos.
El recibidor permanece estático por un rato, hasta que una exhalación desolada suena de parte de Kang y este les pide a sus amigos que se adelanten en lo que busca su propio overol. El par de Chois se marcha con una mueca preocupada, sobre todo Yeonjun, quien se siente más irritado cuando el pelirrojo actúa como si nada, ayudándolos con esa expresión rota oculta, tan centrado en cortar junto a Bin los vidrios y adaptándolos como si realmente no estuviese sufriendo en silencio como un tarado masoquista.
Soo nota la tensión y advierte que Jun va a estallar contra su amigo en cualquier punto, su objetivo no era no disfrutar del rato juntos. Lamenta se directo, pero interviene con transparencia:
–Es más que obvio que no te encuentras bien, Taehyun. No creo que lo más conveniente sea distraerte con esto y forzarte a hacerlo.
–Perdón, simplemente yo... Agh, no quiero incomodarlos, no es mi intención, pero estoy bien.
Sin mismo tacto que el azabache, Jun ahora toma la palabra:
–No, estás siendo un patán con Beom y contigo mismo, Taehyun.
El nombrado cruza su entrecejo por la brutal opinión de su amigo.
–No he hecho nada malo. Estoy tratando de hacer lo correcto.
–Cada vez estás cagándola más con Beomgyu y ni siquiera te enteras – bufa en impaciencia–. No me gusta verlos así, menos por su incapacidad de llevar las cosas como dos adultos razonables.
–Sé que eres mayor, pero ninguno de nosotros es perfecto, ¿Recuerdas? – muerde su lengua para evitar permitirse fluir su frustración, sobre todo porque el Choi más alto le mira con advertencia cuando ataca al rubio. Toma una boconada para calmarse y con desgano deja a un costado las herramientas –. Tienen razón, no estoy bien ahora mismo. Lamento haberlos molestado, lo más sensato es que me vaya.
Tae se marcha del invernadero y Yeon escapa un resoplido exasperado, sentándose en una de las bancas con pesadez.
–Lo siento, me alteran esos dos idiotas.
Soobin se coloca del lado contrario y soba su espalda lentamente para relajarlo.
–Te preocupas demasiado por los demás, debes preocuparte por ti también, Yeon.
Sonríe ladino, disfrutando internamente del tacto.
–Es difícil, siempre ha sido parte de mi personalidad.
–Y opino que es una linda cualidad, me gusta. Son tus amigos y lo comprendo – admite con suavidad–. Incluso yo estoy algo preocupado.
–¿En serio?
–Sí, sé que esto te afecta y no me gusta. Además, temo a que algún día entre sus acaloradas discusiones destruyan la mansión.
Una risa escapa del ojos miel, concordando con el hilarante menor.
–Creo que fue mala idea hacerlos compartir el mismo techo.
–O fue buena idea.
–Hm, pues dicen que las mezclas más inusuales a veces son las mejores.
–¿Como nosotros? – coquetea con una sonrisa socarrona.
–O como estos colores de pintura – escapa para molestarlo, sonriendo de misma forma al incorporarse para buscar las macetas y adornos que irán dentro al sembrar todo más adelante –. ¿No crees que quedarían lindos con los lirios?
Soobin chasquea al incorporarse y se dispone a proseguir sus labores con mayor energía, alegrándose de que el rubio recuperase su actitud vivaz aquel día.
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–¿Estás de verdad prestándome atención, Gyussi?
–¿A-ah? Perdóname, hyung. ¿Puedes repetirlo, por favor?
–Te salvas de ser lo suficientemente tierno – sonríe acariciando la cabellera contraria de su dongsaeng –. Te contaba que puedes optar por un trabajo en Seúl después de graduarte. Falta un tiempo todavía, pero tengo un buen puesto y contactos en la ciudad, si te agrada el plan.
–¿En la capital? – agacha su cabeza para jugar con su pajilla, no tocaba aún nada de su plato ni su bebida, sintiéndose avergonzado con su mayor por su pésima participación en lo que llevan de salida –. Sería genial, hyung. Tendría que primero charlarlo con los chicos y mi mamá.
–¿Los chicos?
–Sí, siempre hemos estado juntos. Vinimos juntos a la universidad desde Seúl, somos como una manada.
–Lo sé, sólo que es inusual – alza sus hombros, hablando con tacto –. No me malinterpretes, es muy bonito que tengan una amistad tan fuerte, yo igual mantengo muchas así con varios del campus y más de preparatoria, no me imagino sin ellos, pero cada uno tiene su vida y estamos excelente con eso. No significa que no estarán juntos, solamente pienso que no es posible estar en cada momento con el otro, ¿Comprendes, Gyussi?
–Soy consciente de ello, Hobi hyung. Es que ya teníamos planes y no quiero que crean que los dejo de lado sin discutirlo– tuerce su boca en una mueca –. Aún falta un año y medio para esto. Además, el padre de Tae tiene...
La frase muere a la mitad, el de gorro observa con un suspiro al pelinegro que se encoge consternado en su asiento.
–Era en serio el que no lo has superado, sigues haciendo planes con él.
–...Soy un estúpido.
–No, él lo es. ¿Por qué estás conmigo ahora mismo cuando se notaba lo celoso que estaba el día que nos cruzamos en el centro comercial? Me refiero, sé que de estar en buenos términos con Kang seguramente tú y yo igual habláramos como simples amigos, pero él era participe de que tú me atraías y no hizo nada – sonríe incrédulo, algo desconcertado–. Es inmensamente afortunado contigo. Eres tan fiel a él cuando no tienes por qué, aún considerándolo cuando te ha roto el corazón... Queriéndolo a pesar de ello.
–Tal vez él no siente lo mismo – musita con un nudo en su garganta, finalmente viendo con remordimiento a su mayor –. Soy patético, no quiero ser una mala compañía para ti, Hobi. Ya te expresé mis sentimientos y aún así estás siendo tan amable conmigo, sacándome de la mansión porque estaba asfixiándome con él ahí...
–Podrías irte de ese sitio, no tienes que regresar, lindo.
–Es que no soy capaz de dejar solo a Yeonjun.
–Eres muy adorable – lloriquea con sus manos cubriéndose en un gesto tierno –. No eres patético, desde mi punto de vista eres alguien enamorado como no cualquiera lo logra, suele ocurrir en ocasiones. No te miento, me fascinaría ser el suertudo al que le dirijas esos lindos sentimientos, pero estoy bien siendo amigos si es lo que buscas.
Beomgyu le otorga una sonrisa agradecida, se frota los ojos con sus mangas para no dejar a las lágrimas acumuladas ceder por su rostro.
–Eres el mejor... Lo pensaré, todo lo que has dicho.
Hoseok le corresponde y le da un apretón amistoso en su mano antes de reprocharle por no comer y hacerlo reír un poco.
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Para la cena ya todos estaban en la mansión, y sólo se reunieron en el comedor porque así se los ordenó la excelente cocinera, a pesar de que aún su hijo y el de ejercitados brazos estén claramente en mala sintonía. La mujer estaba muy animada comentándoles acerca de todo lo que vió en su salida del día, preguntándoles sobre lo que han hecho ellos para finalmente abrir un ansiado un tema:
–He comprado unos adornos espléndidos, no demasiados porque hay unos pocos en el cuarto de costura en el tercer piso. Seguramente en el ático hay muchos más – con emoción brinca en su asiento y da palmaditas a la mesa –. ¡Mañana iniciaremos las decoraciones y podemos ir de compras para la cena, iremos todos juntos! ¿No les...?
De pronto, la voz imponente del dueño de la residencia acorta el discurso con una aclaración de garganta:
–La verdad es que no celebro la navidad en la mansión, señora Choi.
–¿Cómo? ¿A qué te refieres, querido?
–No coloco adornos ni nada similar – simplifica, cortando la carne de cordero en su plato con total calma, ignorando la conmoción que causa en el resto –. El veinticuatro y el veinticinco de diciembre son días como cualquier otro en este lugar. No tiene que esmerarse en la cena o nada en particular, no hay motivo.
–Pero... Amo la navidad.
–Jisoo tiene razón, la navidad es genial.
–Todos nosotros la celebramos.
–Sí, hyung. Todos...
–Pues yo no soy parte de ello, lo siento – Soobin porta ya un entrecejo contraído, sonando borde e imponente en lo que se levanta con elegancia tras limpiarse con la servilleta de tela, un ruido seco al mover la silla –. Con permiso.
Yeonjun y Moon habían sido los únicos en no opinar desde que el muchacho mencionó el no ser participe de celebrar la festividad planteada, el resto de los jóvenes se quejaban en sus asientos, indispuestos a seguir las ordenes. Claro, todo se acrecienta cuando el azabache desaparece del comedor.
–Hay que hacer algo. Tú intenta convencerlo, Yeonjun.
–¿Yo? – se señala con gesto contrariado – ¿Por qué yo?
–Porque no has opinado nada con lo que ha dicho – Beom presiona –. A ti te hace caso.
–Chicos, tranquilícense – Byul les llama con una expresión algo nerviosa, no quería conflictos entre ninguno de los muchachos. Les da una tranquilizadora sonrisa para aliviarlos –. Seguramente podemos hacerlo cambiar de parecer, mañana podemos darle una linda sorpresa de nuestra parte y quizás se abra a la propuesta.
Yeonjun muerde sus labios indeciso por el plan, sin embargo, no es capaz de derribarle las ilusiones a ninguno. Él también ama la navidad, mas no sabe el origen por el cual Soobin no desea festejarla, le pone intranquilo hacer cosas sin su consentimiento, y más conociendo perfectamente bien su temperamento... Pero tal vez es paranoico y no es para tanto, ¿Cierto?
El resto de la noche estuvo un rato viendo televisión con su mejor amigo y su amiga de cabellos morados, no pudiendo concentrarse mucho por lo acontecido en la cena. Más tarde se mensajea por unos minutos con el ojos negros que se encerró en su estudio para cerciorarse de que estuviese todo en orden. Éste se excusó con él y lo comprendió, no quiere presionarlo, menos cuando siente que está haciendo algo mal por no informarle de la sorpresita de los demás.
Soobinnie:
Descansa mejor, mañana quiero salir contigo por la mañana ;)
Existen los emojis, mocoso.
Soobinnie:
Ah, quieres que sea más actualizado y emotivo, ¿No?
💙
¿Así?
Yeonjun sonrío bobamente a la pantalla, siguiendo el juego del menor:
Sip💜
Soobin tiene misma reacción en su estudio, logrando recuperar su ánimo con aquel sencillo "emoji".
–Entonces en cuanto me viste con Arin te adelantaste para apartarme porque temes que me roben de tu lado.
–¡Yah, no seas presumido, Choi! Nadie es de nadie.
–Pero no me quieres con ella ni con alguien más – apunta con una sonrisa triunfante, el mayor resopla y continua atento al frente. Se detiene con más seriedad entonces –. Puedo ser tuyo y tu mío, Yeonjun.
El nombrado se queda aturdido por la confesión, al divisar el brillo juguetón en los orbes negros es que sacude su cabeza y le propina un golpe no muy duro en el hombro.
–No digas cosas así sin ser ciertas, idiota.
"Haces que mi corazón se agite mucho, no me ilusiones porque soy débil, Soobin..."
–Bueno, al menos te admito que no me hace ninguna gracia la idea de ti con alguien más.
"No estoy mintiendo en nada, suena lindo pertenecernos y soy el primer voluntario, Yeonjun..."
Ninguno dice realmente aquellos pensamientos, sólo que el más bajo sí contesta a lo expresado en alto.
–Bien, tienes suerte de que no me interese alguien más ahora mismo, mocoso.
–Tienes la misma fortuna, porque Arin sólo es una amiga, y tú por otro lado...
–¿Yo...?
Son sacados de su burbuja ante el ruido de las campanas provenientes del hombre Santa que va en un tren por el boulevard que transitan, hay varios ciudadanos cantando los famosos villancicos y cada vez es más perceptible el ambiente navideño en el área. Soobin inevitablemente gruñe una maldición y hace una mueca fastidiada que no pasa desapercibida por Yeonjun.
–Esto es exagerado y un despropósito.
–¿No te parecen bonitos los adornos? – intenta con inquietud –. Han puesto empeño en colocarlos para el resto.
–Un esmero innecesario. Son demasiadas luces encendidas que encandilan y sobrecargan los sistemas, los adornos sólo estorban y acumulan polvo en donde sea que los coloquen, y creo que para algo la gente decide decorar sus propias casas. No tienen que poner por todos lados lo mismo.
–Suenas como un verdadero Grinch.
–¿Qué es eso?
–Alguien verde y feo que odia la navidad.
Bin hace un gesto ofendido al responder:
–No soy verde ni feo.
Jun no refuta, sólo modifica:
–Debes decir ahora que tampoco odias la navidad...
–Es lo único en lo que sí acertaste – rechista con un entornar de ojos –. No la detesto, sólo no me gusta en lo absoluto.
–¿Por qué no? – da un mohín –. Es un día muy ansiado por muchos y yo soy uno de esos principales fanáticos.
–Es el día exacto donde me encerraron en un jodido espejo.
Yeonjun siente que se le corta el aire un instante, sus orbes abiertos ante el repentino shock.
–¿T-te encerraron durante navidad?
Soobin detesta sentirse pequeño ahora por la atención del mayor, se le escapa una risa amarga como defensa.
–La bruja que me encerró lo vio como una divertida coincidencia. Gran sentido del humor que tuvo, hay que otorgarle eso.
–Binnie, no tiene que ser un mal día siempre – apela con tono suave, cauto –. Podemos quizás...
–Yeonjun-ah, por favor – detiene en seco, con su boca en una línea impasible y controlándose para no sonar brusco, lográndolo con un susurro: –. No insistas.
–...Ok.
El rubio se remuerde en sus adentros, no sabe si sea bueno que regresen ahora a la mansión. Le mensajeó a Taehyun, a Beomgyu y a Jisoo, pero estos no contestan a sus desesperados mensajes mientras van de camino a la residencia Choi más tarde. El azabache percibió su cambio de ánimos tras la charla, sólo que no quiso darle muchas vueltas y lo otorga al que su mayor estaba procesando la información que le dio.
Cuando se adentraron al interior de la inmensa propiedad, el más bajo estaba muerto de los nervios, rezando para que todo saliera correctamente. No es capaz de retener más a su dongsaeng al éste dirigirse totalmente confundido por el ruido...
Y la decoración navideña que estaba en la sala principal, las escaleras principales, y muy posiblemente en toda la primera planta del lugar. Soo se pierde mirando alrededor con una sensación vertiginosa, porque recuerda cada maldita adorno que se cruza en su periférico, las memorias viajan como flashes fugaces ante él, tal como las voces de los fantasmas que persisten en su cabeza para recordarle lo que solía tener.
–¿Qué es...?
–¡Chicos, ya están aquí!
Moonbyul se aproxima con una bandeja humeante en sus manos, haciendo que los dos giren a su encuentro, no capta la advertencia silenciosa en los orbes miel, por lo que va directo hacia el de ojos negros. A sus espaldas se unen los demás, risueños y con una baja melodía navideña en uno de los celulares.
–La señora Choi horneó galletas, chicos.
–Son de mantequilla, la receta me la enseñó Jisoo – ofrece modestamente una de las galletas, con una radiante sonrisa –. Pruébalas, Soobin-ah.
El nombrado la observa sin expresión alguna, apenas sujeta la galleta con dedos temblorosos le invade un olor característico que le revuelve el estomago, no porque sea desagradable, sino porque es el mismo que le recuerda a Nayeon, incluso las formas del postre son iguales a las que ella preparaba. No la prueba siquiera, continua siendo testigo de un montón de comentarios y parloteos que no escucha realmente en medio del zumbido en sus oídos, examinando el sitio mientras camina despacio, como si flotara cuan fantasma, casi temblaba en su posición.
–¡Todo es tan precioso! Sabemos que no querías nada de esto, pero debíamos intentarlo. Estaba encerrado todo en el ático y los cuartos del tercer piso, nosotros...
Soobin entonces queda sin aire, su pecho presiona doloroso en lo que su entrecejo se frunce al captar la imagen del antiguo ángel de cristal que pertenece a su madre, todo siendo como un ataque directo a su corazón; nadie se atrevió a colocarlo tras la perdida de la hermosa mujer porque eran conscientes de que sería como activar un desenfrenado tren de emociones en el muchacho.
Tal como acaba de acontecer, interrumpiendo con su voz profunda y fría al depositar la galleta en la bandeja con un ruido seco:
–¿Quién les ha otorgado el permiso de husmear en mi mansión mientras yo no estaba?
Todos quedan mudos de pronto, el mayor de los estudiantes reprime un escalofrío al suponer lo que se viene. Intenta mediar con un tono cauteloso:
–Soobin...
–Querido...
–Fui bastante conciso cuando dije que no quería nada de esto, que yo no celebro la navidad, ¿No quedó lo suficientemente claro? – ignora al par, viéndolos con el rencor que no debió ser dirigido a ellos, a nadie, pero no logra contener. No desea desquitarse, estaba controlando a la bestia en su interior, nadando contra el torbellino de emociones que le atormentan. Inhala al tomar el ángel de la decoración entre sus manos, yendo posteriormente al ala central; todos le siguen pero él no se inmuta en su trayecto hasta la escalera –. Recojan todo, no quiero ver para mañana ni una sola maldita cosa de navidad en mi mansión.
–Oye, no es para que te pongas así – Taehyun defiende con indignación–. No estamos haciendo nada malo.
Beomgyu se pone al frente igual de descolocado.
–Sí, no tienes derecho a darnos ordenes tan hostilmente.
–Desde mi perspectiva, soy más que alguien autorizado para darles ordenes a mí manera. Ustedes son simples huéspedes aquí, no tienen voz ni voto, y si yo ordeno que quiten todo, lo harán.
–No vamos a dejar de celebrar la navidad por ti, ¿Qué diablos te pasa?
–Muchachos, calma...
–Agh, es que se está comportando como una bestia, mamá.
–Beomgyu, basta – Yeonjun se interpone.
–Podemos llegar a un acuerdo, Soobin-ah...– Jisoo trata de mediar con sutileza.
Pero nada funciona, porque su paciencia se colmó desde que escuchó ese "Bestia" mientras todos le atacaron.
Así como se sintió aquella noche que su vida se fue al infierno.
–¡He dicho que basta! ¡No hacen nada bien, maldición! – bramea feroz, volteando en lo alto de las escaleras pulidas y arrojando con furia las guirnaldas en las barandillas, callando de inmediato al grupos, todos en total impresión dan un salto en su puesto. Respira agitado, sus ojos estaban abiertos en demasía por la rabia y sus puños cerrados fuertemente a cada lado; tal cual Bestia–. Ninguno de ustedes lo va a comprender, pero les exijo que respeten mi voluntad de una jodida vez y quiten toda esta basura.
No hace más alusiones, pues se marcha a paso voraz hasta el segundo piso. Un silencio sepulcral invade el lugar que antes estuvo cargado de calidez y risas amenas, incluso los chicos quedaron atónitos y mudos. El primero en reaccionar tras unos segundos fue Tae con un gruñido.
–Vaya espectáculo, ¿Por qué no hiciste nada, Yeonjun?
–¿Yo? Esto no es mi culpa – titubea al salir de su trance, porque estaba dolido y decepcionado –. Les escribí cientos de mensajes avisándoles, dije que no era una buena decisión.
–¿Y por qué carajos no? Se puso como un demonio.
–Basta, ya dejen de pelear entre ustedes – Moon se interpone entre ambos, manteniéndose severa en medio de su perplejidad y pesar –. Hicimos mal, ya está. Hay que encargarnos de retirar todo como lo ha dicho Soobin.
–¿Qué? ¿Vas a seguir sus ordenes como si fueras su empleada, mamá? – Beom muestra su inconformidad–. No vamos a ceder a su capricho.
–Estamos bajo su techo, tiene razón en eso.
–Pero...
–Señora Choi...
–Oigan, ya es suficiente – Lisa interviene por primera vez en un buen rato, tan obstinada que se hace notar –. Quienes no estén de acuerdo y quieran celebrar pueden hacerlo que gusten fuera de aquí, ya no tiene caso pelear por algo que está claro.
Se muerden la lengua para no opinar más, y son los más jóvenes -menos ambos rubios-, quienes alegan que no estaban dispuestos a quedarse en navidad. Retiran todo porque la mujer se los pide encarecidamente, no se niegan porque luce muy apagada y también les entristece el asunto. Yeonjun estaba muriendo de la vergüenza que se entremezcla con la molestia, disculpándose con los demás para luego marcharse a su habitación.
La residencia no emitió ruido alguno lo que quedó de día, todos encerrados tras retirar cada adorno, la cena fue tomada en sus habitaciones -los dos Chois mayores del grupo ni siquiera se molestaron en comer-, y fue hasta las nueve que Soobin fue hasta la cocina, más sereno y cabizbajo al toparse con la mujer.
–Señora Choi, vine a ofrecerle una disculpa. Sé que no tuve el mejor comportamiento esta tarde, no quise faltarle el respeto a usted o al resto – inicia con una reverencia corta, estuvo aguantando el remordimiento por horas con todo y su malgenio–. Sólo...
–También te ofrezco una disculpa, Soobin.
El azabache la encara, desconcertado.
–¿Cómo ha dicho?
La de cabello corto libera un suspiro al sentarse con agotamiento en una silla.
–Tuvimos un atrevimiento contigo, porque si bien no compartimos ideales, no estuvo bien que revisáramos tu casa ni tomásemos la libertad de cambiar las decisiones dentro de ella por nuestro propio gusto. Fuiste claro y no te escuchamos, estuvo mal y fue desconsiderado.
–Yo... Pero usted sólo quiso...
–Soobin-ah, yo he deseado muchas cosas en esta vida, empezando por hacer feliz a otros – interrumpe con una tenue sonrisa, el cansancio se denota en sus pequeñas arrugas alrededor de sus orbes –. Desde que mi hijo era un bebé tuvimos una situación económica muy inestable, pero sin falta celebrábamos la navidad en nuestro humilde hogar, así no hubiesen adornos, un árbol, regalos, ropas elegantes o una gran cena. No es la festividad en sí la que porta belleza, lo que nos encanta conmemorar es la unión familiar y de nuestros seres queridos sin importar las carencias, es ese el verdadero significado de la navidad.
«Nunca pudimos ofrecerles grandes cosas, pero Gyu siempre fue feliz con ello, con nuestro amor. Claro, aumentó su alegría al conocer a Yeonjunnie y a Taehyunssi, celebrábamos juntos en casa... Aunque eso fue luego de que viniésemos a corea del sur.
Interesado en el relato, cuestiona:
–No comprendo, ¿No son de aquí?
Moon exhala con una negativa.
–Somos del norte.
–¿Cómo...? – estaba pasmado, no lo iba a ocultar –. ¿C-cómo salieron de ahí?
–Fuimos sacados porque mi esposo pagó por ello, pero él no lo logró y nuestro hijo mayor... E-el hermano de Beomgyu falleció en el camino por una enfermedad que no fue posible tratar a tiempo. Mi esposo quedó atrapado allá, no... – suspende la oración juntando sus manos, el frío le cala profundo en el alma, aunque lo disimula con su fortaleza exterior con todo y ojos húmedos –. Beomgyu no ha visto a su padre desde que tiene cinco años, y no he dejado de trabajar para reunir lo suficiente y traerlo... Si es que sigue con vida, cosa que rezo cada día de mi vida. Yo amo y amaré siempre a mi marido, tal como amo a lo único que me queda, a mi osito Gyugyu.
Soobin estaba más que conmovido, perplejo por toda la información que nunca se cruzó por su mente, viendo a aquella mujer como a alguien feliz, pero hasta ahora nota sus ojeras agotadas, la melancolía en sus bonitos orbes, las diminutas canas en sus descuidados cabellos de lindo color marrón, las manos trabajadoras de una madre, y más aún le hace eco en el pecho su sonrisa radiante de luchadora nata. Una punzada de remordimiento le embarga, aprieta sus labios y le es complicado sostenerle la mirada de lo apenado que está.
–Lo lamento... Han pasado por mucho, n-nunca lo imaginé, señora Choi.
–Todos callamos y acarreamos un pesar distinto en el alma, Soobinssi... Por eso puedo entenderte, así no me lo cuentes, a pesar de que no se lo digas a nadie – otorga con noble gesto–. Yo no te juzgo, y sé que Yeonjun tampoco.
–Debe estar muy furioso, se... – musita con un nudo en su garganta ante la mención, es como un balde de agua helada lo que le cae de repente – Debe querer irse con el resto...
–Honestamente, estoy segura de que se quedará a pesar de todo.
La castaña se incorpora yendo directamente hacia el jovencito, acariciando su cabello con gesto maternal y liberando un suspiro nostálgico para despedirse e ir a dormir. El azabache permaneció en su asiento, pensando en cada cosa del día, la historia de los Choi, y en el rubio que probablemente está detestándolo por su errada conducta.
Precisamente llegando a su recamara con andar arrastrado, la puerta del mayor se abre y muestra al mismo con un rostro serio. Comparten miradas unos segundos, hasta que el más pálido habla:
–Yeonjun, sé que estás muy enfadado conmigo, pero...
–¿Enfadado? No, estoy decepcionado, Soobin – corta tajante–. Sé que no es una fecha que quieras conmemorar, pero no te da el derecho a ser cruel con los demás como si fueran los culpables de tus desgracias.
–No fue mi intención, en verdad – se acerca casi suplicante.
Yeon suspira agotado.
–A veces creo que en serio te empeñas en ser una bestia, en ser malo...
Soo agita su cabeza con temple.
–No, no es así. No me veas tú así, Yeonjun-ah.
–Entonces no... No me hagas creer que soy una mala decisión – ruega con sus orbes fijos en los contrarios, la intensidad de ambos era casi asfixiante –. De yo ser bueno estaría ayudándote a ser más tolerante, a liberarte.
–Nunca has sido una mala decisión, tú sí me ayudas – alza un poco su tono, desesperado por algo que ni él mismo se explica –. Haré lo que sea para remediarlo ¿Ok? Pero perdóname, Yeonjun.
El más bajo le detalla con detenimiento, deseando poder confiar en lo que promete y fundirse en un abrazo que olvide todo el mal rato, sin embargo, tristemente aquello no es posible. Da un paso en retroceso y aparta el rostro, tragando el malestar para serenarse.
–No me iré si es lo que te preocupa... Pero no te sorprendas si los demás te dejan solo después de esto. Buenas noches, hablamos después, Soobin.
No logra detenerlo o aportar más, ya que la puerta es cerrada velozmente frente a él, un sonido sordo que retumba hasta en su cuerpo. Recuesta su frente en la superficie de ésta y escapa un suspiro tendido, detestando el malestar desatado en su interior. No estaba haciendo las cosas correctamente, Lisa se lo reprochó tras de su arrebato en la tarde, antes de irse diciéndole lo mismo que acababa de decirle su mayor: Quedaría solo.
Las palabras que más teme desde que quedó encerrado, desde incluso antes de estarlo...
Tiene que demostrar que se arrepiente de sus malas decisiones, dejar de ver el pasado y concentrarse en el presente. Iba a solventarlo, porque añora ver felices a todos los que le estaban acompañando en aquella inmensa y triste mansión, más de lo que ellos imaginan.
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–Está verdaderamente funcionando...
–Al parecer tenía demasiada razón esta vez, señorita Irene.
Sonríe complacida y experimentando un goce en su ser en lo que divisa a Soobin que se esmera en reparar sus errores en plena madrugada, junto a su adorada y quejumbrosa bisnieta Lalisa. Ríe contenta y se gira hacia el apuesto hombre que se transforma en su forma gatuna una vez le hace una seña para regresar a su hogar.
–Las malas decisiones siempre hacen nacer mejores humanos, Joonie.
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El título de este cap me recuerda a Bad Decisions de BTS y Jorge Blanco asjskdo
Hoy es el cumpleaños de Taehyun en este lado del mundo, pero sigue siendo nuestro bebé uwu
¿Cómo lidian con las promociones del comeback? Tenemos diario mucho contenido y estoy que exploto.
Además, siendo Army igual colapso porque FUI A VER YET TO COME AL CINE Y ESTOY CON DEPRESIÓN POST CONCIERTO, AMÉ TODO TT
¿Qué tal el capítulo? ¿Cómo han estado?
Tomen agüita y no se salten comidas, descansen, lo están haciendo bien como pueden en esta vida c:
¡Voten y comenten! 💖
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