[1: Lonely Place]


Daegu, 2022.

–La próxima vez que quieras unos estúpidos ositos de goma vas a venir tu mismo, Beomgyu.

–¡Yah! no seas tan dramático y regresa pronto, hyung... Aish, dengo hambe y ya es tarde, edtoy enfedmo.

–El resfriado no será tu peor enemigo si no dejas de quejarte – suspira tendido, examinando los faroles que alumbran la calle, el cielo estaba en un tono azul oscuro que decae con cada minuto, y el frío va en aumento calando debajo de su ropa. Oye al menor estornudar y soplarse los mocos, da una mueca ante ello  –. Ni se te ocurra abrir las ventanas, espérame a que llegue. Tu nueva casa tiene una dirección bastante compleja.

Beomgyu afirma tras la línea antes de colgar. Una vez guarda su teléfono en el pantalón, Yeonjun chequea de nuevo la bolsa de compras para verificar que nada se le quedó por salir tan apresurado de la tienda.

De repente en pleno camino se distrajo y se perdió un poco, más por el hecho de que se sentía paranoico y creyó que alguien lo seguía pisando sus talones entre las sombras, como si lo quisieran emboscar; mala decisión, fue por tales cavilaciones alarmistas que se guía a otra calle solitaria dónde se ubican casas de construcciones más antiguas e imponentes, cercanas a la zona donde vivía su amigo pero en un área más costosa. 

–Mierda, los gatos no son buena señal en estos ambientes lúgubres... Pero son muy lindos – musita para sí mismo cuando un felino de ojos grises pasa por sus pies apresuradamente cuan rayo veloz, perdiéndose entre un gran portón negro que da la bienvenida a un montón de árboles y un gran jardín descuidado -como el resto del sitio-, perteneciente todo a una inmensa mansión que jamás había visto en su vida ni imaginó existente en Daegu. Era colosal, incluso le da un ligero escalofrío que le hace abrazarse más a sí mismo –. ¿Quién vive en un sitio así de tétrico?

Yeonjun no conoce la zona, habían otras mansiones ahí, a diferencia que la mayoría estaba habitada o al menos levemente cuidada a simple escrutinio, la que tenía enfrente era más grande y no parecía tener rastro de nadie en su interior, sin embargo era raro que a esas alturas no hubiesen vagabundos o algo. 

No, el sitio se ve muy solitario...

No se explica por qué se asomó curioso a la reja con marañas y polvo, ni el motivo por el cual la empuja  ocasionando el sonido de un rechinido por el óxido que le hace dar un paso en retroceso, puesto que está cedió sin ningún esfuerzo. La brisa sopla fuerte, la noche ya había caído más rápido de lo esperado y el sitio es vagamente iluminado por faroles externos, lo que le da un aire más misterioso. Sea lo que sea, Yeonjun no iba a entrar, pero sintió de nuevo que era observado por alguien entre más sombras, y no le gustaba el clima que comenzaba a formarse repentinamente, así que sin más remedio, se adentró a la propiedad apresuradamente y terminó por llegar al gran porche de ésta.

Todo era de piedra y mármol, habían más enredaderas, insectos, polvo, telarañas y juró ver dos murciélagos colgando en las esquinas, no daba un buen aspecto, pero dejó de lado la apariencia por su impulso; el gato de pelaje abundante y orbes grises estaba en la puerta escrudiñándolo fijamente, y cuando quiso acercarse a tocarlo, éste salió corriendo, metiéndose por una ventana abierta.

Choi estaba por irse, o al menos quedarse en el sitio sin moverse, hasta que juró oír un llamado desde adentro que le paralizó y estremeció. Una mujer, la voz fue femenina, y otro algo lo incita a entrar a verificar qué era eso - como todo un protagonista de película de terror, era el primero es criticar tales personajes y decir que dieran la vuelta, pero ahí estaba él-, abriendo la doble puerta de madera con un titubeo que la hace sonar por el gran salón principal. Asoma su cabeza con curiosidad, su pulso iba en aumento y sentía más frío por alguna extraña razón, cerró detrás de sí porque creyó ver una sombra afuera y fue su incentivo para terminar de adentrarse.

Estornudó repetidas veces, detallando con boca abierta la inmensidad del lujoso y descuidado lugar. Nunca vió una mansión por dentro, la mesa de centro en el recibidor tenía un candelabro antiguo con varias velas encendidas, lo que le da indicio de aparentemente tener habitantes, ¿Entonces por qué nadie limpiaba un poco? Por dios.

–Vaya... Me siento en una película del siglo pasado – masculla en lo que toma el artefacto para alumbrarse, limpiando un poco el polvo. Si instinto le grita qe no debería de avanzar más, también recuerda que Gyu lo espera, pero tenía una repentina curiosidad por el sitio y la voz de hace rato –. ¿Hola?

Nadie respondía, su eco resuena por la planta baja, tan sólo estar ahí le hacía experimentar una inmensa soledad aplastante, y aunque estaba acostumbrado a que su vida tuviese aquellos instantes, este sentimiento era distinto, más melancólico...

Siguió un poco más sus pasos detallando la decoración, hasta que estuvo en la sala principal de una inmensa chimenea y muebles repletos de mucho polvo encima de las sábanas que les cubren, pero apostaba que estos eran, como el resto de lo visible, a juego con el lujoso decorado. Se pasea despacio por el sitio con boca entreabierta por inercia, hasta que algo capta su completa atención; sobre la mesita junto al gran sofá frente de la chimenea había un espejo precioso con bordes dorados xon grabados florales que brillaba por la luz reflejada del fuego, se acerca a este como si fuera un embrujo, tomándolo en sus manos tras dejar el candelabro en la misma superficie.

Examina el objeto con cuidado y mira su reflejo, haciendo una mueca insatisfecha por su aspecto; porque, sí, Yeonjun no se sentía bien consigo mismo desde hace mucho...

–Vaya reflejo, Choi – musita sin ganas, pero de pronto se le frunce el entrecejo al haber creído tener una imagen en el vidrio que no era suya, parpadea repetidas veces para comprobarlo, hasta que debe soltar el espejo en el sofá cuando el mismo irradia un brillo intenso y cegador. Se tropieza y se aleja con la boca y los ojos al tope cuando frente a él aparece un chico con camisa blanca medio holgada, cabello negro como sus pupilas y pantalón. Tenía un aspecto bastante intimidante y sorprendentemente vacío –. ¿P-pero qué...?

Bien, seguramente -y sin darse cuenta- se tomó en el jugo el jarabe para la tos de Beomgyu, o está soñando ¿Verdad?

¡No era posible que del espejo saliera un chico muy apuesto, y que lucía como un modelo del siglo pasado, que además luzca tan estoico ante él en plena mansión misteriosa!

–Joder, otro chico curioso – el recién aparecido chasquea con desdén, observando desinteresado al rubio que le mira perplejo y pálido cuan papel –. Antes de que preguntes, no soy ningún fantasma ni tampoco un dios o algo así.

–¿Q-qué eres entonces?

–Un chico muy apuesto que vive en un espejo, obviamente.

Yeonjun boquea repetidas veces, su expresión varía con misma constancia, y el azabache tuvo que resoplar fastidiado mientras el visitante sale de su aturdimiento.

–Eso no es posible, tiene que ser un segmento de un show televisivo. ¿Dónde están las cámaras? ¿Estás bromeando conmigo?

–Primero, es muy posible. Segundo, no sé qué es un show televisivo. Tercero, no tengo cámaras aquí. Cuarto, no bromeo.

–Ajá, y si es cierto, ¿De qué año eres? 

–Mil novecientos once.

El más bajo pestañeó incrédulo, la pregunta fue retórica, y la contestación fue tan natural que no supo qué pensar; el muchacho viste ropas antiguas, no parece mentir -a menos que sea un muy buen actor-, la mansión ciertamente tiene una decoración desfasada y no hay nada alrededor que indique que era grabado. No tiene pista alguna de si ahora él estaba volviéndose loco.

–Ok, de acuerdo... Claramente esto no está sucediendo – formula con una risita nerviosa, sacudiendo su cabeza en lo que estruja sus ojos –. Tal vez Beomgyu me pegó el resfriado y ando alucinando, porque no es jodidamente real el estar viendo a un chico de mil novecientos...

–Mil novecientos once, casi doce.

–Que salió de un espejo.

–Se llama magia, y no puedo perder mi tiempo explicándotelo, genio – entorna sus ojos, dando un paso que hace retroceder por inercia al opuesto –. Tienes treinta y un días para revertir el...

–¿Sabes qué? Yo no debería de estar aquí porque mi mejor amigo está resfriado y debo de cuidarlo y aguantarme sus tonterías. No tengo idea de cómo ayudarte, porque no existes en lo absoluto – gesticula con ambas manos en movimientos ansiosos, comenzando a ir hasta la salida y otorgándole al alto un entrecejo fruncido –. B-buenas noches.

Soobin ni siquiera lo detuvo, por primera vez ni siquiera le suplicó a su nuevo aspirante a salvador que le escuchase, porque estaba realmente cansado de la repetitiva historia, además de que no le apetecía tratar con un chico que era tan grosero que fue capaz de dejarlo con palabras en la boca.

Por su parte, Yeonjun sale del sitio totalmente apresurado y como un papel, ignorando la llovizna y yendo tan rápido como pudo por la calle contraria, llegando a los pocos minutos finalmente hasta la casa de su amigo. Apenas de verlo, le da la bolsa plástica y se queda pasmado en el sofá, no captando nada de lo que el de pelo más largo le dice.

–Idiota, no me dejes charlando solo. ¿Qué diablos te pasa?

–¿Has visto alguna vez algún fantasma? 

Gyu hace una mueca confusa antes de reírse entre la tos y los mocos.

–¿De qué estás habando ahoda, hyung?

Ni él mismo tiene idea, porque no comprende si el chico de pelo negro al que vio era un fantasma que hospedaba la inminente mansión o si realmente un tonto que le quería jugar una mala broma. Pero entonces recuerda que fue muy real la manera en la que el muchacho salió del espejo que sostuvo entre sus manos. Al fijarse que su amigo continua esperando respuesta, suspira pesadamente.

–Olvídalo, mejor te haré una sopa mientras tu madre llega.

–Por eso edes mi hyung favorito.

–Literalmente soy el único hyung que tienes en nuestro grupo, tarado.

–Tengo vida social afuera de nuestro grupo, ton- ¡Achu!

El estornudo hace que el mayor ruede sus ojos y le extienda un pañuelo al pobre dongsaeng que se recuesta con ojos llorosos en el sofá. 

–Le diré a Taehyun que te pase luego lo de la clase de hoy, no puedes ir a la universidad mañana tampoco.

La simple mención hace que el menor permanezca en un silencio pensativo, hecho bolita entre el nido de mantas, mientras el rubio en la cocina se concentra en apartar los recientes sucesos y enfocarse en las verduras que comienza a pelar.




–¿Sigue muy enfermo?

–Algo, pero está mejor que anoche. Me quedé a dormir con él porque su mamá me invitó por la lluvia – responde arrastrando las palabras, intentando concentrarse en sus apuntes. A esas horas la biblioteca de la facultad estaba casi desahitada, aprovechaba la calma y el no tener tantas personas alrededor para realizar sus actividades; aunque no tenía mucha cabeza para ello ahora, algo más ocupa su mente –. Ya el lunes supongo que vendrá, sabes que no le duran demasiado como a mi los resfriados.

–Hm, es cierto... Oye, ¿Dormiste bien? Te veo extraño hoy – Taehyun examina el ojeroso rostro de su amigo con cierta preocupación–. ¿Fue por Beomgyu?

–No, te dije que no está tan mal. Tae, si te tiene tan intranquilo puedes ir a verlo tu mismo – masculla con cansancio –. No es nada, tenía que estudiar para un examen a primera hora.

Era cierto, pero no fue la razón de su desvelo, sino más bien la culpa y la curiosidad; porque tras cavilarlo durante la noche, llegó a pensar que tal vez tuvo que haber escuchado lo que aquel chico le quiso decir, o averiguar si realmente todo era cierto antes de decidir. Sonaba irreal y extraño, sí, ni siquiera entiende por qué le da tantas vueltas, pero se dio cuenta que fue algo maleducado y que existía una remota posibilidad de que en serio el chico necesitara algo de él. Aún recordaba detalles puntuales de lo que dijo...

–¿Me estás oyendo?

–¿Ah?

El pelirrojo resopla con indignación.

–Llevo dos minutos expresándote lo que siento y tú estás con esa mirada perdida sin prestarme atención, hyung.

El rubio pone una expresión arrepentida.

–Lo siento, Tae. Continua, por favor.

–Te comentaba el asunto de Gyu, no es sencillo – repite con misma exasperación –. Quiero verlo, pero no sé si sea buena idea considerando todo lo que pasó entre los dos. 

–Ustedes son amigos antes que nada, y pienso que tu visita le alegraría mucho. Ambos necesitan conversar, al menos dejar esa incomodidad si desean que las cosas sean más normales, Taehyun – opina con honestidad, jugando con el lápiz en sus dedos. Se toma un minuto debatiéndose mentalmente antes de resolver: –. Por cierto... Hoy iré a casa más tarde de lo usual. 

Taehyun estaba analizando la primera sugerencia todavía, y al oír la repentina información, no evita enarcar una ceja.

–¿Tienes trabajo hoy? Es tu día libre.

–No, no es... T-tengo algo que investigar.

–Ah... Está bien, supongo.

Sin mucho más que aportar, cambiaron tema, por suerte del mayor. Al salir de sus clases, va directo a casa de Beomgyu para chequear su estado, al menos no perdiéndose en el camino esta vez, y en lo que su amigo sopla su nariz, aprovecha de preguntar, lo más casual posible:

–Beom, ¿Nunca has andado por la mansión con rosales muertos y portón negro con diseños de flores?

–Acabo de mudarme no hace mucho, hay muchas casas así en la otra calle. Era un vecindario de gente rica, según tengo entendido. ¿Por qué preguntas?

–Entonces dices que no conoces quién pueda vivir ahí o algo – aventura, ignorando la expresión del ahora curioso dongsaeng –. Me refiero a que tu madre y tú son muy habladores, ¿Nadie les mencionó algo acerca de un chico vanidoso muy apuesto o un espejo?

–Hyung, ¿Te contagié el resfriado? – inquiere con diversión, tocando la frente del otro, haciendo que este se retire con fastidio –. ¿Por qué te interesa de pronto la vida de mis vecinos con cuna dorada? 

–Es simple curiosidad, es una linda mansión...

Yeonjun era buen mentiroso, tuvo mucha practica, incluso siendo capaz de persuadir a las personas que más le conocían, claro caso como su mejor amigo. Beom no insiste, alegando que realmente no conoce detalles privados o relevantes, mas sí le dice algo de su interés:

–Lo único que escuché es que hay una mansión deshabitada hace muchísimos años, nada más una chica la visita y se marcha, no sé con qué constancia. Nunca oí nada sobre espejos o algún chico ahí, Yeonye hyung.

Aquello basta para que el de ojos meliáceos comience a sospechar que el asunto del pelinegro era inusual, puesto que si nadie habita la residencia, entonces significaba que, o estaba en una propiedad privada sin consentimiento, o era un fantasma... 

O realmente vivía en el dichoso espejo que encontró la noche anterior.

No logra descifrar qué versión es más loca o probable, pero sí que él debe estar realmente enloquecido al ir a la misma hora del día anterior hasta la inmensa propiedad, abriendo el portón con aquel rechinido y oyendo a los insectos y murciélagos cerca nuevamente. Camina con cierto titubeo, cuestionándose por qué diablos continua avanzando, abriendo la gran puerta de madera y yendo hasta el salón donde consiguió el espejo, hallándolo donde justo lo dejó. No había nadie alrededor, ni rastro del intolerante muchacho, y en lo que examina una vez más el objeto, piensa que tal vez sí alucinó o fue una simple broma...

–¿Por qué no te cambias ese abrigo? ¿Acaso no tienes más ropa? 

–¡Maldición! ¡¿Por qué me asustas así?! 

Soobin no se inmuta del sobresalto que tuvo el opuesto, encogiéndose de hombros.

–No es mi culpa que seas despistado. 

Yeonjun frunce el entrecejo.

–Estás siendo muy grosero.

–Ya no luces asustado, ¿Comprendiste que soy real? – sonríe con suficiencia – Digo, sé que soy bastante atractivo al punto de no lucir real, pero sí que lo soy.

–Sí, ya veo que eres bastante real – alarga la oración con ojos entrecerrados por su comentario tan irrelevante. al menos ya no se siente demasiado aturdido con su presencia, dandole oportunidad de debatir: –. Ok, si no eres un fantasma, y si realmente no estás haciéndome una mala broma, o no estás drogado, entonces...

–Es muy ofensivo que me acuses de algo tan bajo y bochornoso – interrumpe con un bufido, yendo al sofá para sentarse con toda elegancia que no pasa desapercibida por el otro –. Créeme que no es mi elección estar aquí contigo ni vivir encerrado en ese maldito espejo, pero desafortunadamente las cosas son de tal manera. Una mujer usó su brujería para encerrarme en esa porquería por venganza, algo como un maleficio, o como quieras llamarle.

–Vaya, me pregunto por qué lo hizo – usa el sarcasmo y alarga las palabras en un murmullo, el alto le está resultando sumamente irritante –. No creo en esas cosas.

–Pero regresaste, lo que significa que quieres saber la historia que te cuento.

–Bueno, estoy dispuesto a escuchar.

Bin aprovecha para explicarle con impaciencia:

–El punto es que vivo en el espejo, hasta que alguna persona con "supuesto" corazón noble lo sujeta y me libera, desde ahí corre un lapso de tiempo de treinta y un días para romper el maleficio. No tengo una jodida idea del motivo por el cuál me metió ahí. Supongo que fui un poco grosero con ella esa noche y no le gustó mi comportamiento, hay gente sensible.

–Dudo que fuera sensible. Eso suena a la Bella y la Bestia – susurra más para sí mismo, escéptico aún.

–¿La Bella y la Bestia? Esas tramas no son parecidas a esto – contesta con  extrañez –. Además, son libros muy antiguos, estás equivocado.

–Hay otras versiones, no sé de qué época me hablas – la formulación le trae a colación un detalle que le hace sacarlo con perplejidad: –. Espera, ¿En serio dices que estás atrapado desde mil novecientos doce en el espejo? Es casi la época del Titanic, hombre.

–¿El Titanic? – no oculta su interés ante la alusión – Oh, ¿Cómo le fue en su primer viaje? 

–...Sí, eh, no terminó bien – musita con una mueca apenada –. Como sea, no entiendo cómo puedo yo ayudarte. Ni siquiera sé si todo es de la misma forma en la que dices.

–No hago trucos de magia, la anciana es la que los hace y no está aquí. Si deseas que te lo demuestre, no es posible, pero no me agrada que duden de mi. No tengo razones para mentir – se obstina finalmente, levantándose de un movimiento exasperado –. No estipulo necesitar tu ayuda, pero es lo que ella dijo. Aunque honestamente, no veo que seas de mucha ayuda. ¿Cómo un simple pueblerino tiene capacidad de ayudarme a mi?

Bien, todo lo expresado fue suficiente para ofender al rubio, quien no duda en negar con hastío y soltar un bufido obstinado.

–Déjame contarte que tengo una idea del por qué esa señora te ha encerrado. Eres un grosero, narcisista, presuntuoso niño mimado y molesto. ¿Quieres que te ayuden siendo tan insufrible, en serio? 

El más alto eleva la voz con enojo:

–Un minuto, ¡No oses a insultarme en mi propia casa!

–Y tú no me insultes a mi cuando vine de buena voluntad hasta aquí. ¿Y sabes una cosa? Sea o no real esto, me largo de aquí.

Yeonjun se dispone a dar media vuelta, mas el idiota de ojos negros no deja de llamarlo y decirle cosas ofensivas en un habla bastante anticuado, incluso se detiene para tomar el espejo y voltearlo en un vago intento de callarlo; queda boquiabierto cuando funciona, porque el chico desaparece ante él. Estuvo unos segundos procesando todo y comprobando que, sí, fue bastante real. 

Vuelve a levantarlo con un titubeo, y ante él reaparece el mismo chico, haciendo que trague en seco al corroborar el asunto.

–¡Hey! ¡No hagas eso!

–¿No puedes salir si no está a la vista el lado del cristal?

–¡Pero que genio eres! Ven aquí y dame esa cosa, es muy deli...

Soobin desaparece otra vez al colocar el espejo bocabajo, muerde su labio y se dice que debería de dejar las cosas de esa forma, mas su impulso hace que tome el artefacto y lo guarde en su mochila, ni siquiera comprende sus acciones, pero de esa manera sale de la mansión. Quizás llevándoselo consigo disminuye su leve pizca de culpa por no poderlo ayudar, porque ahora sí está convencido de que todo es verdad, sólo que no entiende el resto del cuento.

Y es que le pesaba un poco imaginar que el idiota azabache se quedara en la solitaria mansión, algo dentro suyo le exige que al menos sacara el objeto de ahí y lo llevase consigo...

Una vez en su departamento, retira sus zapatos a un lado de la puerta y deposita sus llaves en la mesita de madera, informa a su roomie que ya estaba en casa y va directo a su habitación, observando la mochila y suspirando tendido. No sabe qué hará, no tiene pista de qué hace con tal espejo encima, ni qué puede hacer alguien como él para ayudar al insoportable chico... ¿Iba siquiera a auxiliarlo cuando era tan grosero?

Aunque Yeonjun creyó que tuvo completa razón al decir que él es simplemente un chico ordinario, un "pueblerino",  alguien a quien se detalla con desdén...

Porque Yeonjun no piensa que tenga gracia alguna, ni sentido, nada.

¿Cómo iba él a ayudar a alguien así, cuando se siente igual de solo por dentro? 

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En la distancia, una mujer pelirroja observa el edificio del chico que llevaba el espejo consigo, jugando con su collar esmeralda entre sus dedos finos y con uñas estilizadas con pintura negra. Libera un suspiro al aire frío de la noche y voltea hasta la calle que se dirige a la dirección de la mansión Choi.

–Quizás esta vez te sea posible aprender la lección, y quizás ese jovencito también aprenda algo valioso contigo – musita a la nada, empezando a caminar sin prisa alguna –. Todos podrán pensar que soy la mala del cuento, yo igual lo creo... Aunque sólo quería salvar a los que se han vuelto villanos para sí mismos.

Irene se pierde entre la niebla, esperando que su plan funcione finalmente, detrás suyo la silueta del felino le sigue sin dudarlo.

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Este primer capítulo nos introduce al primer encuentro entre nuestros protagonistas, ¿Qué opinan?

Soobin es insoportable, lo sé ajsioxdp Tendrá mucho desarrollo su personaje.

Yeonjun no se queda atrás, tienen que ver su historia con detalle.

Tae y Beom tienen una tensión rara, ¿Teorías?

Voten y comenten 💖

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