Hoy pensé que un chico era lindo. Me perdí en su mirada. Tenía unos ojos avellanas que me incitaban a seguir mirándolos. Eran verdes desde afuera y casi cuando llegas al centro de ellos, tenía unas pinceladas amarillentas. Me hubiese gustado haberle tomado una foto, así podría admirarles cada vez que se me placiese.

No me sentí incómoda al mirarlo directo a los ojos, fue diferente, me sentí en casa, segura, en confianza. No le conocía, pero algo en él gritaba "confía en mí".

Me sonrió.

Y le sonreí.

Le sonreí de verdad, porque su sonrisa me incitaba a hacerlo. Porque la manera en la sus labios se curvaban hacía que mi corazón diese un brinco, mis mejillas se enrojezcan y en efecto, que mis labios se curven.

Hablamos, y de su rostro nunca se fue esa sonrisa que cuando la vi por primera vez me había hechizado. Y apuesto, a que en mi labios también había una, después de tanto tiempo sonreía de verdad.

Sus actitudes al hablar, eran la cosa más tierna que pude haber visto. Se movía de un lado al otro, nervioso, con la espalda erguida y la mirada en alto, tratando de controlar la situación. Se balanceaba de izquierda a derecha como un lindo pingüinito. Juro que si hubiese seguido hablando un segundo más hubiese explotado de ternura.

Luego nos pusieron en grupos separados. Mentalmente había rogado que esta vez no hubiese tocado juntos, lastimosamente no pasó.

Pero eso no impidió que él me robase más de una sonrisa durante el resto de la clase. De vez en cuando le cachaba mirándome y en respuesta me hacía una mueca chistosa, o el signo de paz, o algo. Yo le respondía igual y luego ambos reíamos.

¡Demonios!

Conozco este sentimiento, conozco el querer pasar más tiempo con él. Se para donde va mi corazón y no le voy a detener.

Quizás ya es tiempo de que me enamore de nuevo. Quizás ya es tiempo de que le entregue mi fragmentado corazón a alguien que esté dispuesto a arreglarlo conmigo. Quizás ya es tiempo de que me vuelva a perder en una mirada que me inspire amor, protección y cariño. Quizás es tiempo de que baje las torres que cuidan la cenizas de mi amor, y alguien las reviva, como revive el fénix.