44. El aeropuerto.

Enero 24

Narra Paul

Todavía me sentía un poco mal por no haber seguido con lo que (TN) quería, pero sé que no es conveniente para ambos. No fue porque no tuviera deseo sino por lo que he leído respecto a lo que sigue del embarazo. El cuerpo de mi novia aún no se ha recuperado lo suficiente como para que le haga el amor de forma sexual; y yo no quiero lastimarla, me odiaría a mí mismo si le vuelvo a provocar algún tipo de dolor. Supongo que ella no lo vio de la misma manera porque dejó de "pensar" acerca de mudarse conmigo y rechazó mi petición. Esperaba que mostrarle mi casa a (TN) me serviría para convencerla, pero sólo empeoró todo.

Intenté ser fuerte y me vestí para ir a ver a mi novia y a mi princesa antes de que se fueran otra vez a Nueva York. Llegué justo a tiempo para contemplar una vez más cómo el amor de mi vida alimentaba a mi hija. No sé qué voy a hacer sin ellas. Ya habíamos acordado que yo llamaría diariamente para ver cómo estaban, pero eso no sería lo mismo. Cuando (TN) terminó de alimentar a Mary, yo me encargué de hacer que expulsara el aire mientras mi novia iba a su habitación a revisar que todo estuviera en orden.

—Papi te va a extrañar muchísimo —le dije a mi princesa—. Si pasa algo, no dudes en decirle a mami que me diga, yo cruzaría el mar entero para defenderte. —Suspiré pesadamente—. No quiero que te vayas, princesita. Convence a mami para que se queden, ¿podrías hacerlo?

—Por lo que veo, (TN) no accedió a quedarse —dijo Aaron a mis espaldas.

—No —contesté haciendo una mueca de disgusto—. Creo que volví a arruinar todo, y no sé si hice bien. Dijiste que eras médico, ¿no?

—Así es —respondió con amabilidad—. Me dedico un poco más a la ginecología y tocología, pero sé de todo un poco. (TN) es como una hermana para mí, por lo que cualquier cosa relacionada con ella es de mi interés, en especial si se trata de algo médico. ¿Cuál es el problema?

Suspiré pesadamente. En el poco tiempo que pude tratar a Aaron James, aprecié que era un hombre amable y bastante profesional con su trabajo, así que no dudé en contarle de lo que había pasado. Él me escuchó con atención; yo agradecí que (TN) aún no hubiese vuelto.

—Hiciste bien, Paul —me dijo—. Estás bien informado, su cuerpo aún no está listo. Me parece que ella no lo sabe, supongo que se me pasó decirle, lo siento. Además, no creí que ella... bueno, apresurara las cosas entre ustedes.

— ¿Qué puedo hacer? —le pregunté—. No quiero lastimarla, pero puede que ella se lo tome como una simple excusa para rechazarla; lo cuál sería un completo error porque yo la amo demasiado. No sé qué será de mí ahora que se va, y se lleva a mi princesa también.

Narra (TN)

Me encontraba guardando las últimas prendas de ropa en la maleta de Mary cuando mi mejor amiga entró a mi habitación. Me miró con confusión.

— ¿A dónde crees que vas?

—A casa —respondí como si fuera algo obvio.

— ¿Qué hay de Paul? —cuestionó—. ¿Toda esta reconciliación fue para nada? Creí que te pediría que te quedaras a vivir con él.

—Sí me lo pidió, pero rechacé su propuesta —admití—. No creo que funcione esto, me parece que sólo busca acercarse a mí porque tenemos a Mary. Quizá finge amarme para hacer más fácil el hecho de que ya no puede estar con Jane "señorita actriz perfecta zanahoria" Asher.

— ¿Estás celosa de Jane? —preguntó riendo.

—No.

—Lo estás.

—No.

—Claro que sí.

—No.

— ¿Miento?

—No, es decir, ¡sí! Yo no tengo motivos para tener celos de ella.

—A decir verdad —comenzó a decir—, no los tienes, Paul está contigo no con ella. Por eso no entiendo por qué haces todo esto. Todavía hay amor entre ustedes dos, y mucho, son el uno para el otro. No sé por qué insistes en complicar las cosas. Yo estaría loca si Aaron me llegara a pedir que me mude con él y rechazara su oferta para regresar a mi vida aburrida y rutinaria.

—Créeme que también declinarías la oferta luego de que te haya rechazado —le espeté con los ojos cada vez más llenos de lágrimas—. Ayer intenté que todo volviera a ser lo mismo: estábamos solos, besándonos con pasión, comencé a desabrochar su camisa y él se separó únicamente para decirme "no, preciosa".

— ¿¡Querías tener sexo con él?!

— ¿Podrías no gritarlo? —pregunté con molestia—. Además, tú eres la persona menos indicada para decirme algo así, después de todos los "¡Oh, sí, Aaron, justo ahí, doctor!" que escucho en la noche.

— ¿Aaron no te mencionó nada de la cuarentena?

— ¿De qué hablas?

—Del tiempo aproximado que tarda tu cuerpo en volver a la normalidad, deberías saberlo. Tú aún no estás lista para hacer algo así, quizá Paul sabía de esto y por eso se negó. Únicamente no quería lastimarte. ¿Ves? Él te ama lo suficiente como para negarse a hacer algo que a él le brindaría placer, pero a ti dolor.

—No lo sé —musité—. Quizá no sea porque no me quiera, pero nadie me asegura que Paul sepa tanto del postparto.

—Bueno, no te detengo más, mujer.

Narra Paul

Abroché mi cinturón de seguridad y miré al amor de mi vida con una sonrisa. Se había mostrado más cortante conmigo desde "mi rechazo", pero sé que en el fondo me ama tanto como yo a ella.

— ¿Listo? —pregunté—. ¿No se te olvida algo más? ¿Llevas todas las cosas de mi pequeña?

—Todo está guardado en las maletas, no te preocupes.

Saqué un bigote falso, unas gafas y un sombrero para que nadie en el aeropuerto pudiera reconocerme. Suspiré pesadamente y arranqué el auto. Quería que el trayecto a nuestro destino fuera interminable. (TN) no apartaba la vista de la ventana ni una sonrisa enorme de su rostro, yo sólo me limitaba a verla de reojo.

—Londres es una ciudad bellísima —dijo—. No se compara para nada a Nueva York. A veces me dan ganas de volver, ¿sabes?

—Aún puedes quedarte conmigo —musité—. Me harías el hombre más feliz del mundo si tú y mi hija se quedaran para poder vivir como la familia que somos. Ustedes son lo más importante para mí.

—No, Paul. Suena como una fantasía, pero no puedo. Tengo muchas cosas esperando en Nueva York como para quedarme en Londres: mi padre, Dylan, soy la fotógrafa oficial de April y además también tomo fotografías por mi cuenta.

—Lo entiendo, y haré lo que dice esa frase: "si amas algo o a alguien, déjalo ir. Si vuelve, es tuyo; pero si no, jamás lo fue". Confío en eso y espero que tú regreses a mi lado lo antes posible.

Ella no dijo nada, simplemente regresó su vista a la ventana. Cuando llegamos al aeropuerto, ella se encargó de llevar a Mary en sus brazos mientras que yo me ocupaba del equipaje. Aaron y April llegaron un poco después de nosotros. Bajaron de una lujosa limosina, él se ajustó un poco la corbata y tomó a su novia de la mano antes de acercarse a nosotros. Un hombre se ocupó de bajar el equipaje.

—Bien, creo que eso fue todo —dijo (TN) mirándome—. Te prometo que te hablaré todos los días para decirte cómo está Mary, ¿de acuerdo?

—Claro, mi amor —dije con tristeza antes de acercarme a ella para darle un beso en los labios y tomar a mi hija—. Las voy a extrañar muchísimo, ojalá se quedaran un poco más. —Miré a Mary y besé varias veces su carita—. Te amo, princesa. Te prometo que voy a hacer hasta lo imposible por verte pronto.

Mi bebé me sonrió levemente y se me encogió el corazón. Quiero verla crecer, no es justo que (TN) se la lleve lejos de mí, no quiero que se la lleve. ¿Por qué tiene que hacerlo? Sin poder hacer algo más, le entregué mi hija a su madre. Mary comenzó a llorar, como si sintiera lo mismo que yo por su partida.

—Calma, cariño —(TN) trataba de tranquilizarla—. Aquí está mami, no llores.

—Quizá quiere a papi —musitó April.

(TN) la fulminó con la mirada y yo no entendí por qué. Entre Aaron y yo llevamos el equipaje para que lo revisaran. Después de eso, el personal del aeropuerto se encargaría de él.

Y entonces, el temible momento llegó. Ya habían revisado todo y ahora los pasajeros debían emprender su camino. Aaron y April fueron los primeros en despedirse de mí. Se veían muy felices juntos, yo deseaba que (TN) y yo nos viéramos así.

—Fue un placer conocerte, Paul —dijo Aaron—. Siempre sospeché que no eras el terrible monstruo que parecías.

—Gracias —musite riendo—. También fue un placer conocerte, por favor cuida de mis chicas, ¿sí?

—Cuenta con eso.

—Pronto mandaremos la invitación de nuestra boda, Paul —dijo April—. Tú estás invitado, obviamente, y no quiero que faltes.

—Claro que no, April. No me perdería por nada la oportunidad de ver a (TN) y a Mary.

La diseñadora sonrió y le dio un breve beso a su novio, antes de que comenzaran a caminar hacia el área de abordaje. (TN), con mi hija en brazos, se acercó lentamente. Lucía un poco triste, la conozco y sé que no quiere irse. Abrí mis brazos y ella se abalanzó a mí para que la abrazara. Besé su cabeza, sentía que ambos comenzaríamos a llorar en cualquier momento.

—Voy a soñar contigo todas y cada una de las noches hasta que volvamos a vernos, mi amor —le dije—. Cuida mucho de mi hija. Yo... hablaré todos los días para que no se olviden de mí, y pensaré en ustedes todo el día.

—Paul... —(TN) comenzó a llorar.

—No llores, preciosa —le supliqué, limpiando una de sus lágrimas.

Mi novia estaba a punto de decir algo cuando April se acercó a nosotros diciendo que ya era hora de irse. No desperdicié un segundo más y le di el beso más cálido y apasionado que pude a (TN) y luego uno tierno a Mary. (TN) se separó de mí, su sonrisa estaba de vuelta.

—Te llamaré en cuanto lleguemos.

—Esperaré tu llamada.

Estuve ahí sonriendo hasta que desaparecieron de mi vista. Di media vuelta y fui hasta mi auto. Me puse a llorar, estaba solo de nuevo. Conduje hasta mi casa y miré el asiento trasero. Aún tenía la silla para bebés instalada, a su lado había un pequeño zapato. Sonreí, conmovido por la ternura, sequé mis lágrimas y tomé el objeto.

—Mi pequeña Cenicienta olvidó su zapatilla en el auto de papi.

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