40. April y Aaron.

*Publicado originalmente el 25 de febrero de 2016*


Enero 17

Narra (TN)

Después de casi una semana en Liverpool, habíamos vuelto a Londres para que Aaron pudiera arreglar todo lo relacionado con lo que había heredado. April y yo decidimos dar un paseo por la ciudad mientras el novio de mi amiga ponía en orden todos sus asuntos.

El chofer nos dejó en el centro de Londres. Mi mejor amiga y yo, con Mary en brazos, bajamos del auto. El chofer bajó el coche de bebé que venía en el maletero del automóvil y April me ayudó a abrirlo. Puse a mi pequeña en su coche de bebé y la cobijé con delicadeza para que no tuviera frío. Ella bostezó un poco y se quedó mirando a April.

—Parece que alguien prefiere dormir que conocer la ciudad —musitó el chofer con ternura antes de mirarnos a ver—. En fin, el señor James me pidió que pasara por ustedes a la hora de la comida porque tiene preparada una sorpresa para la señorita Turner.

— ¿De verdad? —cuestionó mi amiga con incredulidad.

—Claro que sí y le puedo asegurar que le encantará —respondió el conductor al mismo tiempo que una sonrisa tímida se hacía presente en su rostro—, pero no haga más preguntas, por favor, el señor James me hizo firmar un contrato de confidencialidad. —Hizo una pausa—. Por ahora, debo irme. Las veré aquí mismo a las quince horas.

April asintió y luego me miró con una gran sonrisa. Era evidente que mi amiga estaba muy emocionada por lo que Aaron había preparado para ella, yo misma sentía curiosidad. ¿Qué podría ser? Tratándose de James, nunca se sabía. Aunque tenía un par de sospechas.

— ¿De qué crees que se trate? —me preguntó cuando comenzamos a caminar—. ¿No escuchaste a Aaron decir algo al respecto esta mañana o antes?

—No sé qué pueda ser —respondí—, no escuché a Aaron mencionar una sorpresa; pero estoy segura que no se trata de algo malo. Quizá sólo sea una comida en un lugar elegante.

—No lo creo —dijo—. Aaron me habría dicho que iríamos a comer a un lugar así, debe ser algo más.

Continuamos caminando algunas cuadras más. April se detuvo frente a una joyería para observar los collares que estaban en exhibición. Yo no tenía deseos de comprar joyas, prefería gastar ese dinero en artículos para Mary. Mi bebé abrió los ojos y se quedó mirándome. Sonreí. Ella tenía los mismos ojos dormilones de su padre.

"Gracias, Paul" —pensé—. "Mi hija fue el mejor regalo que me pudiste haber dado".

—Voy a entrar a comprar algo —dijo April, distrayéndome de mis pensamientos—. Quiero usar algo elegante para la sorpresa de Aaron, tengo el presentimiento de que será algo muy importante.

—Está bien —contesté—, Mary y yo te esperaremos aquí, no tardes.

En cuanto April entró a la tienda, sentí que alguien chocaba contra mí, provocando que me fuera directo al suelo. Volteé rápidamente: era un hombre, usaba lentes de sol redondos y una larga gabardina. Escuché que el sujeto chasqueaba la lengua y me extendía la mano para ayudarme a levantar.

—Lo siento, (TN) —se disculpó, con una voz que me era familiar.

— ¡Georgie! —exclamé al mismo tiempo que lo abrazaba con fuerza.

— ¿Cómo has estado? —cuestionó—. Me alegra mucho que hayas venido, sé que no es tan sencillo cruzar el Atlántico sólo por una simple boda.

—No se trata de una simple boda, George —le aclaré—, es la boda de mi mejor amigo y no me la iba a perder por nada del mundo. Mi bebé también estaba muy entusiasmada por conocerte.

— ¡Cierto! —exclamó—. Ahora ya eres madre. Supongo que soy un tonto al no haber preguntado antes por ella, perdón.

—Descuida —le dije mientras sacaba a mi hija del coche de bebé—. Aquí está mi pequeñita.

— ¿Cómo se llama? —me preguntó sonriendo tímidamente.

—Mary Annelisse.

— ¿Puedo cargarla?

—Claro que sí —dije, entregándole a mi bebé.

—Hola, nenita —le susurró a Mary mientras la mecía un poco—. Soy George Harrison, pero tú puedes llamarme tío George. ¿Sabes? Eres igual de bonita que tu mamá —dejó de mecerla por un breve instante y la observó—, pero definitivamente esos son los ojos de Paul.

April salió de la joyería con una bolsa pequeña. George la miró con una sonrisa y mi amiga corrió a abrazarlo. Él correspondió el abrazo y luego se separó de ella.

— ¿Cómo está la diseñadora de modas más famosa de todas? —preguntó Harrison, haciendo que April rodara los ojos.

—No soy tan famosa, George —dijo mi mejor amiga—, pero estoy muy bien gracias. ¿Qué tal tú? ¿Cómo se siente estar lo último de tu soltería?

—A decir verdad, es maravilloso —contestó el guitarrista—. Pattie es mi vida, y además prepara unos sándwiches deliciosos. No puedo esperar más.

— ¿Para casarte con ella? —cuestioné.

El negó con la cabeza.

—Para comer uno más de esos deliciosos sándwiches —respondió—. Ahora mismo me dirijo a su casa, queremos ver una película juntos. Y ella me preparará sándwiches, así que allá voy.

April y yo reímos. ¿Alguna vez George dejaría de pensar en comida? El guitarrista se despidió de nosotras para ir a la casa de su prometida, no sin antes hacer que le prometiéramos estaríamos presentes en su boda.

El chofer nos recogió a la hora indicada. Aaron ya venía en el auto, lucía un poco nervioso, lo cual era bastante extraño en él. Intercambiamos algunas palabras en el trayecto a nuestro destino, pero James se negó a decirnos a dónde nos dirigíamos.

Llegamos a una de las zonas más prestigiosas de la ciudad y Aaron pidió al chofer que estacionara el auto. Mi mejor amiga y yo seguíamos sin imaginarnos qué haría James a continuación. El médico buscó algo en la bolsa de su camisa y sacó una llave, la cual le entregó a April. La diseñadora lo miró con confusión.

—Ven —dijo él mientras la tomaba de la mano y bajaban del auto. Yo los seguí con Mary en mis brazos.

Llegamos hasta un gran edificio que tenía un gran letrero en el que se podía leer:

EN REMODELACIÓN.

APRIL JAMES ABRIRÁ LAS PUERTAS AL PÚBLICO MUY PRONTO.

Fruncí el ceño ante tal letrero. ¿April James? La diseñadora introdujo la llave en la cerradura y la giró con lentitud. Aaron y April fueron los primeros en entrar, luego Mary y yo. James fue a encender las luces, permitiéndonos contemplar el lugar.

— ¿Qué es todo esto, Aaron? —preguntó April al ver que el lugar era una boutique repleta de sus diseños.

—Es mi regalo para ti —contestó él antes de poner una rodilla en el suelo y sacar una pequeña caja del bolsillo de su pantalón. April estaba en shock, yo tampoco sabía qué hacer o decir—. April Turner, ya no puedo esperar ni un día más para decir esto. Eres la persona más maravillosa que he conocido, lograste robarte mi corazón en muy poco tiempo. Te amo como jamás llegué a amar a alguien. Me queda claro que somos jóvenes aún, que nos falta mucho por disfrutar, conocer y aprender. Pero también sé que el ser humano no puede estar solo, que necesita a alguien para poder ser del todo feliz, y yo deseo que tú seas ese alguien porque sólo contigo he descubierto lo que es la felicidad. April Turner, ¿te casarías conmigo?

La diseñadora estaba llorando de la emoción.

—Sí, Aaron —exclamó sonriendo.

El empresario se levantó y le puso el anillo a mi amiga, antes de sellar el momento con un beso.

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