34. Dudas y temores.

Narra (TN)

April había venido a verme al hospital, ella y su novio me llevarían a casa. Aaron dijo que me daría de alta muy pronto, así que sólo estábamos esperando a sus indicaciones. Mi mejor amiga sostenía a Mary en sus brazos y le hacía cariños.

—Soy tu tía April, pequeña —le decía con voz tierna—. Te quiero muchísimo. ¿Sabes? Yo fui la primera que sospechó de tu venida. —Se detuvo y me miró—. Su cabello es como el tuyo, (TN).

—Lo sé —respondí—, pero presiento que tendrá los ojos de Paul.

— ¿Ya sabe que nació? —preguntó.

—No —contesté—, prefiero que no lo sepa. Me aterra pensar que podría enojarse o hacer algo peor. Recuerda su carta, él no quería ser padre todavía. Es extremadamente feliz con su prometida como para dejarla por su hija. Ya no le importo, supongo que hubiera llamado o hecho algo para contactarse conmigo.

—Yo... recibí una llamada de Paul el mes pasado —me confesó.

— ¡¿Qué?! —exclamé—. ¡¿Por qué no me lo habías dicho, April?! ¿Qué fue lo que te dijo?

—Dijo que su felicidad dependía de ti.

—Pero... ¿y la zanahoria?

—Eso mismo le dije. Si de verdad pensara eso, no estaría con Jane.

— ¿Qué contestó?

—Le pedí que no volviera a llamar y le colgué —respondió April mientras se encogía de hombros.

Fingí no darle mucha importancia al tema, pero en realidad sí me importaba. ¿Por qué Paul había dicho que su felicidad dependía de mí? ¿Jane no lo hacía feliz? Fruncí el ceño al recordar el anuncio de su compromiso con la zanahoria. Mary comenzó a llorar, haciéndome volver a la realidad; mi mejor amiga me pasó a la niña y descubrí mi pecho para que pudiera comer. Empezó a succionar casi al instante, sonreí tímidamente.

—A veces dudo si seré una buena madre para ti —le dije a Mary—. Eres tan pequeña e indefensa. Espero que no seas tan rebelde como tu tío John sino igual de inteligente que tu tío Dylan.

— ¿Tu padre y Dylan ya vieron a la bebé?

—Sí, Aaron les llamó apenas terminó el parto y vinieron enseguida. Papá no dejaba de darle besos a mi nena y decir que se parecía muchísimo a mí; Dylan también estaba muy entusiasmado con su nueva sobrina.

— ¿Qué hay de John y Mimi?

—John también ya lo sabe —contesté—. Hace rato hice una llamada a Inglaterra para avisarle, se puso muy feliz. A Mimi... no sé, me da temor hablar con ella. —Tragué saliva—. Ni siquiera le conté que estaba embarazada, la conozco y sé que puede sentirse culpable de esto. Ya sabes, para ella John y yo somos como sus hijos; cuando John le dijo que embarazó a Cynthia... ella se puso muy seria con él, le dijo que había estado mal, que la había decepcionado. Yo no quiero decepcionarla, April. Además... aún no sé qué decirle cuando me pregunte quién es el padre, no puedo simplemente decirle: "Mimi, es hija del mejor amigo de John".

—Bueno, pero tarde o temprano tendrá que enterarse de su nueva "nieta" —dijo mi amiga—. Quizá se moleste un poco al principio, pero no será por siempre. Ambas sabemos que Mimi no es mala, sólo es muy cuidadosa de que las cosas se hagan como es correcto.

—Lo sé, Mimi ha sido como una madre para mí. Supongo que le presentaré a Mary el próximo mes cuando acompañe a Aaron a Inglaterra. ¿Sabes? Deberían ir sólo tú y él, así podrían pasar buenos momentos en pareja.

—A decir verdad... Aaron me habló de su viaje y me invitó; estoy haciendo todo lo posible por organizar mi agenda e ir, pero aún no es nada seguro. Pero quiero que algo te quede muy claro: independientemente de si yo vaya o no, tú irás.

—Pero April... si tú pudieras ir... no me gustaría incomodar.

—No incomodas a nadie, mujer —dijo mientras rodaba los ojos—. Eres la mejor amiga de Aaron y también la mía.

—Pero él y yo fuimos...

—Lo sé —musitó—. Y créeme, Aaron no se sentirá incómodo, lo conozco muy bien. Él me ha contado muchas cosas. Sé lo que pasó entre ustedes aquella noche en la casa de sus padres, Aaron cree que eso debía pasar para que se dieran cuenta que entre ustedes no podía haber algo más. Él te aprecia mucho, (TN), dice que le recuerdas mucho a su fallecida hermana.

Mary terminó de comer y volví a cubrir mi pecho. Después, le di palmaditas en su espalda hasta que soltó un pequeño eructo. La acomodé en el cunero y volví a mirar a mi mejor amiga.

—Pero tengo miedo de que él todavía sienta algo por mí, April —contesté—. No quiero ser la causante de que su relación fracase.

—(TN)... eso no va a pasar, te lo aseguro. Aaron me ama como ningún otro hombre lo ha hecho: es detallista, cursi, protector, me hace sentir la mujer más feliz del mundo. Y yo veo que él es igual de feliz conmigo. Nuestra comunicación es tan buena que él me diría si aún siente algo por ti. No tengas miedo.

La puerta de la habitación se abrió y Aaron entró con una gran sonrisa. Llevaba puesta una bata de un blanco impecable y un estetoscopio alrededor del cuello. Se acercó a April y le dio un tierno beso.

—Estábamos hablando de ti, cariño —le confesó April, provocando que yo la fulminara con la mirada.

— ¿De verdad, mi corazón? —le preguntó—. Espero que haya sido de buena manera.

James me miró y yo esbocé una sonrisa tímida.

— ¿Cómo estás, pequeña? —cuestionó—. ¿Qué tal la pequeñita?

—Me siento un poco débil, pero feliz —contesté—. La enfermera revisó a Mary y dijo que se encuentra perfecta, igual que todos los bebés en el mundo sólo realiza tres actividades: dormir, comer y hacer del baño.

—No olvides que también llora —me recordó, haciendo que los tres riéramos—. Vengo a pedirte que te cambies para que pases a firmar el alta para ti y para la pequeñita. Ya está todo en orden para que puedan irse a casa. Yo termino mi jornada laboral de hoy en quince minutos, así podré llevarlas a casa.

—De acuerdo —dije, antes de ir a cambiarme.

Narra April

Mi novio y yo observábamos a la pequeña Mary dormir. Lucía muy tierna. Espero que mis hijos sean tan bonitos como ella. No sé si seré una buena madre o no, pero me gustaría intentarlo; Aaron seguramente sería un padre excelente y estaría al pendiente de todos los cuidados del bebé.

—Es hermosa, ¿no lo crees, mi amor? —le pregunté a Aaron.

—Sí —contestó él con una sonrisa.

— ¿Crees que nosotros podamos tener uno? —pensé.

Debí haber pensado en voz alta porque James me miró con una sonrisa tímida y me abrazó con fuerza. Me sonrojé de inmediato.

— ¿Quieres un bebé, mi corazón? —su voz estaba llena de deseo.

—Yo... es que... —comencé a balbucear sin saber qué contestar.

—Cariño, respeto mucho mi lugar de trabajo —decía Aaron con un tono seductor que derretiría a cualquier mujer—, pero en cuanto salga podemos ir a mi casa o a donde tú quieras a encargar nuestro propio bebé. Puede que me lleve varios intentos...pero lograré poner un bebé aquí —tocó mi abdomen.

—No, Aaron —contesté—. Estaba pensando en voz alta, pero... ¿de verdad estarías dispuesto a tener un bebé conmigo?

—Por supuesto, princesa —respondió—. Te amo muchísimo, no me aterra la idea de pasar toda la vida contigo sino lo contrario: sería realmente feliz. —Hizo una pausa—. Mis padres no paran de decirme que quieren un nieto para poder consentir, que ya debería pensar en sentar cabeza, que necesito un heredero para todo el dinero que tengo. —Se acercó a mi oído—. Pero lo que más me entusiasma a tener un bebé es el simple pensar en lo que debemos hacer para encargarlo: amor puro sin la necesidad de usar protección.

Él soltó una pequeña risa. Sonaba bien tener un bebé, pero no sé si estemos listos para un paso tan grande. Quizá primero debemos casarnos, y luego decidir si queremos traer un pedacito de alegría al mundo.

—No sé qué decir, Aaron —contesté y él besó mi frente.

—Está bien, bonita —dijo—. No quiero que te sientas presionada. Hablaremos de esto más tarde, pero te aseguro que encargaremos a nuestro hijo hasta que tú te sientas preparada; ahora tenemos que llevar a (TN) y a Mary a su casa, ¿te parece?

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