31. Televisión / Compras.
Noviembre 25
Narra Paul
Mi relación con Jane está peor que nunca, estoy pensando seriamente en romper con ella. He estado durmiendo en el sofá porque me niego a compartir la cama con esa mujer; no quiero volver a caer en su juego y correr el riesgo de dejarla embarazada otra vez. Ya asesinó a nuestro hijo, no habrá segunda oportunidad.
—Paulie, ya no estés enojado conmigo —me pidió.
—Mataste a mi bebé —musité con coraje—, ¿cómo quieres que esté? Formar una familia es una de mis grandes metas, estuve a punto de cumplirla y...me arrebataste la oportunidad.
—Ya habrá tiempo para tener un bebé, Paulie —me contestó—. Por ahora, lo importante es planear nuestra boda. Te prometo que cuando estemos casados podremos tener los hijos que tú quieras.
—No, Jane —espeté.
Ella tomó sus cosas y me dio un beso en la mejilla antes de irse a trabajar. Los chicos y yo íbamos a ir a Harrods en la noche para poder hacer las compras navideñas sin que las fans nos molestaran. La tienda abriría sus puertas únicamente para nosotros.
Pasé el día entero viendo televisión, en uno de los canales estaba una pasarela de modas. Mencionaron la larga lista de diseñadores que exhibirían sus nuevos diseños, un nombre me resultó conocido: April Turner, ¿no era la mejor amiga de (TN)? Me encogí de hombros y decidí ver el programa.
"Creo que me vendría bien ver chicas bonitas" —pensé.
Había chicas bastante bonitas y con buenos atributos, pero creo que ninguna sería mi tipo de chica. Se veían un tanto engreídas y arrogantes, en pocas palabras: iguales a Jane. Sonreí leventemente ante mis pensamientos y continué viendo el programa.
Cuando la pasarela terminó, la cámara se enfocó en un par de chicas que estaban tomando fotografías. Una de las dos dejó de tomar fotografías, permitiendo que su rostro se viera. Mi corazón dio un vuelco, sonreí y mis ojos se llenaron de lágrimas por la emoción: ¡se trataba de (TN)! Después de tanto tiempo, mi preciosa se veía igual de hermosa que siempre. Y entonces, la transmisión terminó.
— ¡¿Qué?! —exclamé con sorpresa—. ¡No, no, no, no! ¡No! No...cortaron el programa justo cuando la mujer más bella estaba en pantalla, eso no fue justo.
Corrí hasta el teléfono, marqué el número para comunicarme con la operadora y pedí que me comunicaran con April Turner, de la ciudad de Nueva York, de parte de Paul McCartney. Esperé a que la diseñadora supiera de mi llamada, rogaba internamente que no la rechazara.
—Hola —contestó.
—Hola, April —saludé—. Soy Paul McCartney.
—Lo sé, la operadora me lo dijo —respondió—. Tenemos meses sin hablar, la última vez que intenté comunicarme contigo contestó Jane, pero... ¿a qué se debe tu llamada?
Recordé la vez que le pedí a (TN) que fuera mi novia. John y George se habían propuesto hacerme imposible que lo lograra; fue gracias a April que lo conseguí.
—Flashback—
— (TN)... yo... quiero... —comencé a titubear de lo nervioso que me sentía.
— ¡(TN)! —exclamó alguien.
¡Rayos! Era George, con una gran sonrisa. Le dio un abrazo con demasiada fuerza y parecía no querer soltarla. Me sentía celoso, debería ser yo.
—George, necesito respirar —dijo (TN) riendo un poco.
Harrison se rió y la soltó. Más invitados llegaron y se acercaban para felicitarla, impidiendo que continuáramos con nuestra conversación. Parecía que el destino y todo el mundo se había puesto de acuerdo para que no pudiera decirle todo lo que sentía.
—Supongo que debemos continuar nuestra conversación en otro momento, (TN) —dije—. Yo... iré con mi hermano Mike, espero que sigas disfrutando de tu cumpleaños.
—Está bien, Paul —contestó con esa sonrisa hermosa que la caracterizaba.
Iba caminando hacia donde estaba Mike. Me sentía decepcionado de mí mismo, no había logrado mi objetivo. Alguien se paró enfrente de mí, provocando que yo alzara la vista para ver de quién se trataba. Dos ojos verdes me miraron.
— ¿Por qué esa cara, McCartney? —me preguntó April.
—Es que...estaba a punto de declarar mi amor —le confesé—, pero John no quiere que me acerque a su hermanita querida.
Ella río ante mi comentario y elaboró un plan. La inteligencia de las mujeres es algo que siempre me asombraba, ¿cómo pueden pensar en todo y en tan poco tiempo?
Me alejé un poco del lugar de la fiesta. April me prometió que ella se encargaría de llevar a (TN) hasta mí para que pudiera decirle todo sin que John se diera cuenta.
—Fin Flashback—
—Me gustaría hablar con (TN), ¿podrías comunicarme con ella?
—Ya has causado mucho daño, ¿no crees? —musitó de forma fría—. Lo siento, McCartney, no puedo ayudarte esta vez.
—Por favor —supliqué—. De ella depende mi felicidad.
—Si eso fuera cierto, no estarías con Jane —me dijo con molestia—. Y, por lo que más quieras, no vuelvas a llamar, Paul. Tú eres feliz con Jane, ella merece ser feliz también. Y sé que sólo la vas a lastimar más.
—April... te juro que no será así. Jane y yo no...
—Lo siento, Paul —musitó fríamente—. No puedo ayudarte.
Ella colgó, sin dejarme explicarle los motivos de mi relación con Jane. Regresé el teléfono a su lugar. Mi vida era un completo asco, lo único que me daba algo de motivación era la música y la banda. Aunque ahora ya nada era igual: Ringo y John tenían familia, George se casaría pronto; y eso me convertiría en el único Beatle sin esposa, sin hijos, sin amor.
Vi el reloj y supe que ya era hora de reunirme con los chicos, me puse un abrigo, tomé las llaves de mi auto y conduje hasta Harrods. Los otros Beatles ya estaban dentro de la tienda cuando llegué.
—Macca, ¿qué piensas comprarle a tu bebé?—preguntó John.
—John... no seas cruel —le pedí—. Brian ya les contó la historia completa. Jane abortó. No hay bebé, y no creo que vaya a haberlo pronto.
—Si tú lo dices... —musitó con malicia su voz, aunque no pude entender por qué lo hizo—. ¿Sabes? Juraría que ese niño no era tuyo. Con todos tus encuentros con otras chicas, dudo que te quede suficiente energía para Jane. ¿Crees que no necesita tener sexo, Paul? Ella ya debió haber encontrado un hombre para cubrir eso.
— ¿Cómo puedes insinuar algo así? —cuestioné horrorizado—. Jane no sería capaz de estar con otro hombre, John. Me queda claro que nuestra relación no es la mejor de todas, ni tampoco la era antes del incidente. Pero si de algo estoy seguro es que ese bebé era mío.
—Sigue en tu burbuja color rosa, Macca.
Recorrimos la tienda entera. John compró un tobogán de jardín para Julian; George y Ringo compraron algo de mobiliario. Por mi parte, había seleccionado los regalos para Mike, papá, Angela y Ruth; no estaba seguro de querer regalarle algo a Jane. Al final, le compré unos pendientes. Quizá ya debo hacer las paces con ella; de todos modos no se puede arreglar lo que ya pasó.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top