30. Esa es tu respuesta.
Narra Aaron
Le pedí a mi chofer que nos llevara a mi casa. Sé que podría pagar una cena en un restaurante de lujo, pero ese no es mi estilo. Tampoco puedo arriesgarme a llevarlas a cualquier sitio porque, con la fama de April, los periodistas podrían arruinar todo. Así son contigo cuando tienes fama y dinero: se mueren por hablar de ti, sobre todo si haces algo mal; lo aprendí desde el momento en que me volví millonario.
Llegamos y las conduje hasta la sala. Fui hasta el bar que había cerca y preparé un par de bebidas con el vino más fino que encontré. Volví y puse las bebidas en la mesa. (TN) estaba a punto de tomar una, pero la detuve.
—Éstas no son para ti, (TN) —le expliqué—. A la pequeñita no le haría bien, nada de alcohol por ahora, ¿de acuerdo?
Ella asintió sonriendo.
Narra (TN)
Aaron me cuidaba demasiado por mi embarazo, le debo mucho; seguramente ya hubiera perdido a mi bebé sin todos sus consejos y recomendaciones. Él debe ser el mejor doctor del mundo, o al menos uno de los mejores. James me dio una copa igual a las de ellos, pero la mía contenía refresco. Aaron puso algo de música y fue a sentarse junto a April.
—Me gustaría brindar por el éxito de una hermosa dama: April —dijo Aaron—, espero que éste sólo sea el primero de muchos, bonita.
—Gracias, Aaron —contestó ella con mucha emoción.
Un poco más tarde
No sé cuántas copas había tomado April, pero su aliento ya olía demasiado a alcohol; Aaron había sido más moderado, aunque era evidente que el alcohol también le estaba haciendo efecto con cada copa. Mi mejor amiga se levantó de su asiento y miró a James con una sonrisa provocativa.
— ¿Estás bien, April?
La conozco, sé que está a punto de hacer algo descabellado. Jamás había visto a April tan ebria. Sin previo aviso, se lanzó a los brazos de Aaron y comenzó a besarlo como si no hubiera un mañana. Al principio, el médico se sorprendió e intentó separarla; pero luego él mismo correspondió el beso y lo hizo aún más profundo. Yo intentaba ver una bonita escultura que había cerca mientras ellos estaban en lo suyo, pero eso no impedía que mis oídos escucharan la respiración entrecortada de mis amigos y los leves gemidos que soltaba April. ¡Dios! ¡Que alguien les lance un balde de agua helada para separarlos antes de que lleguen más lejos frente a mis ojos!
— ¿Podrían parar? —cuestioné después de un rato.
Ellos se separaron. Aaron tenía una sonrisa enorme en su rostro; Turner se veía algo confundida. James puso un mechón de cabello de la chica detrás de su oreja y la miró a los ojos.
—Me gustas... —musitó April antes de caer en la inconsciencia de un sueño mientras seguía en los brazos del doctor.
Aaron suspiró profundamente y luego me miró.
— ¿Creer que lo haya dicho de verdad? —preguntó. Su voz sonaba igual que siempre, así que supe que él no estaba tan ebrio como mi amiga, lo cual implicaba que había besado a April de forma consciente.
—No lo sé —le contesté—. Puede ser que sí, ya sabes lo que dicen... los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
—Espero que así sea —me reveló—. Yo... no sé, creo que siento algo por ella.
—Estás ebrio, Aaron.
—Sólo un poco, pequeña —sonrió un poco—, pero te aseguro que no estoy mintiendo. Me gustaría que ella me amara de verdad. Ella es perfecta para mí. Es una chica bonita, talentosa, agradable. Me recuerda a ti en varios aspectos, pero, sin ofender, ella es mejor: tiene esa personalidad extrovertida que complementa tanto mi carácter introvertido.
Narra April
Desperté en una habitación que no conocía. ¿En dónde estaba y cómo había llegado hasta aquí? La noche anterior había estado con (TN) y Aaron, tomé algo de vino, pero no recuerdo nada más. Mi cabeza me dolía mucho. La puerta de la habitación se abrió y Aaron entró.
—Buenos días, bonita —me saludó—. ¿Cómo te sientes?
—Mi cabeza me está matando —le confesé—. ¿En dónde estoy Aaron?
—En mi casa, bonita —respondió el médico y me entregó un vaso con lo que parecía ser jugo de naranja—. Tómalo, te ayudará con la resaca.
Le di un sorbo al jugo, debo admitir que estaba delicioso. Puse el vaso en la mesita que estaba al lado de la cama y miré al doctor.
—Aaron, anoche... ¿pasó algo entre tú y yo?
—Sí, bonita —asintió—. Me hiciste conocer la gloria, ¿no recuerdas nada?
Quedé paralizada. Él me gustaba, pero ¿cómo me había atrevido a acostarme con él? Ni siquiera éramos novios, esto no podía estar pasándome. Me levanté de mi cama y comencé a buscar mis cosas. Era algo extraño el hecho de que estuviera vestida, pero igual quería desaparecer de ese lugar cuanto antes. Estaba a punto de salir cuando me tomó del brazo.
—Espera... no es lo que crees —musitó, como si acabara de darse cuenta de algo—. No fue más allá de algunos besos. Estás en mi cama porque no quería llevarte a casa dormida y sabiendo que despertarías con una resaca.
Suspiré con alivio. No habíamos hecho nada de lo que me pudiera arrepentir. De todos modos, Aaron no parece ser de esos chicos que se aprovechan de la situación, al menos no de esa manera que pensaba. Una sonrisa tímida se hizo presente en su rostro.
—April, ¿significo algo para ti? —me preguntó—. Bueno, sé que soy tu amigo, pero me refiero a algo más. ¿Te gusto?
Era ahora o nunca. Pasé mis brazos alrededor de su cuello y le planté un dulce beso en los labios. Él puso sus manos en mi cintura y me atrajo un poco más hacia él. Su aliento olía a menta fresca.
—Esa es tu respuesta.
—Te amo, bonita.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top