22. Travesura nocturna.

Narra (TN)

— ¿Sabes? No podía conciliar el sueño y vine a ver si tú también estabas despierta —me contó—. Yo quería...venía a preguntarte si podría...

— ¿Quieres dormir conmigo Aaron? —le pregunté, sabiendo que eso era lo que quería.

Él sonrió ampliamente y asintió. Ambos nos cobijamos y, uno frente al otro, estuvimos conversando sobre mi bebé y lo mucho que deseaba Aaron ser como un padre para él o ella. Sonreí tímidamente, ¿debía dejarlo ser el padre de mi bebé?

—Pequeña, mañana conduciré hasta Nueva York así que creo que es hora de dormir —dijo y se acercó para darme un beso.

Cuando correspondí al beso, Aaron lo hizo más profundo y apasionado. Nuestras lenguas estaban en una danza perfectamente sincronizada. Él se separó de mí para comenzar a besar mi cuello al mismo tiempo que acariciaba mis piernas. Sentí que introdujo una de sus manos debajo de mi playera e inconscientemente doblé una rodilla.

— ¡Ah! —gimió levemente.

Mi rodilla había quedado en su entrepierna, donde también se encontraba su cada vez más rígida erección. Aaron no dejaba de masajear mis senos con delicadeza, haciendo que yo también soltara leves gemidos.

Cuando ambos estábamos completamente desnudos, comencé a preocuparme... ¿y si le hacíamos daño a mi bebé? Además, ¡estábamos a punto de hacerlo en la casa de sus padres!

—Aaron, ¿mi bebé estará bien?

—Por supuesto, cariño —dijo mientras se colocaba detrás de mí para quedar ambos de lado—. Seré cuidadoso.

— ¿Y tus padres? —cuestioné—. ¿Qué haremos si nos escuchan?

—Eso no pasará, su cuarto está muy lejos de este, confía en mí —me susurró al oído antes de darme otro largo y apasionado beso.

Aaron se introdujo en mí con lentitud y se quedó inmóvil para que mi cuerpo se adaptara al suyo. El dolor fue disminuyendo a medida que entraba y salía de mí a un ritmo tranquilo, pero muy placentero. James me hizo conseguir la cima dos veces antes de que él la alcanzara.

— ¡Dios! —exclamó Aaron—. Nena, voy a... ¡ah!

Su cálido líquido me llenó y él se retiró de mi interior. Me dio un par de besos más y ambos nos quedamos profundamente dormidos.

Un hombre estaba frente a mí. A pesar de estar de espaldas, sabía que era Paul. Estaba tan cerca de él que podía percibir el olor de su loción. Entonces me miró, estaba llorando y sus ojos se encontraban un poco rojos por lo mismo.

— ¿Signifiqué tan poco para ti, preciosa? —cuestionó con la voz rota.

— ¿De qué hablas? —me sentía confundida.

—Te entregaste a Aaron —musitó—, lo disfrutaste. Yo creí que me amarías por siempre, que podríamos ser felices. Me siento traicionado.

—Paul... eres el menos indicado para decirme algo así, especialmente después de lo que me hiciste.

—Ya lo sabes: todo fue un gran error —dijo, su voz parecía recuperar fuerza y tornarse fría a medida que seguía hablando—. Aunque claro, a ti sólo te importa hacerme infeliz. Está bien, (TN). Ya destruiste todo lo que podías de mí, incluso a nuestro hijo.

Miré a mi abdomen con nerviosismo para darme cuenta que ya no estaba mi pancita. Había un gran charco de sangre en el suelo y algunos restos de lo que parecía ser carne. Comencé a llorar y a gritar.

— ¡No! ¡Mi bebé! ¡Haz algo, McCartney!

Busqué los ojos de Paul, necesitaba que me tranquilizaran, pero no fue así; sus ojos, que otrora mostraban alegría y amor, ahora estaban inexpresivos.

— ¿Por qué habría de hacerlo? —musitó—. Tú lo hiciste... con tus propias manos.

Miré mis manos y era cierto: estaban llenas de sangre. ¡No! ¡No podía haber asesinado a mi bebé! ¡¿Había hecho semejante atrocidad?! McCartney soltó una risa leve. Alcé mi vista para verlo con una mezcla de odio y desesperación.

—No vas a ser feliz con ese hombre que ama a otra mujer —dijo de forma burlona y fría al mismo tiempo—. Suerte con la vida en soledad, (TN).

Todo se volvió negro por un segundo y luego desperté temblando, mi respiración era entrecortada. Unos cálidos brazos estaban alrededor de mí.

—Pequeña, tranquila —me dijo Aaron—. Fue sólo un mal sueño, una pesadilla. Todo está bien, (TN).

Llevé mis manos a mi abdomen para darme cuenta que mi bebé seguía en mi vientre. Todo había sido una pesadilla. Poco a poco, me tranquilicé. Le conté todo lo que había soñado a mi novio.

—Aaron... esto no estuvo bien.

—Tu bebé está a salvo, cariño —me dijo—. Es común que las embarazadas tengan este tipo de sueños, pero no implica que vaya a cumplirse.

—No el sueño, Aaron —dije a punto de llorar—. No debí haberme entregado a ti. Esta fue la peor travesura que pude haber hecho en mi vida. Aaron, yo...

—Amas a Paul, lo sé —me dijo con tristeza—. Terminaste conmigo antes de mi accidente, también lo sabía. Recuperé mi memoria cuando intentaba dormirme en mi habitación; sólo quería ver si era cierto...me demostraste lo contrario y yo creí que comenzabas a amarme.

—Comenzaba a hacerlo, Aaron —chillé—, pero está mal. Yo amo a Paul, el padre de mi hijo. No puedo estar contigo ni con ningún hombre.

—Lo sé, pequeña —dijo James al borde de las lágrimas—. Olvidemos que todo esto pasó, (TN).

—Espero que encuentres a alguien que pueda amarte como lo mereces —dije sin poder contener más las lágrimas.

—Pequeña, que nuestro noviazgo termine no implica que nuestra amistad se vea afectada, ¿o sí?

Negué con la cabeza y él asintió levemente mientras una sonrisa tímida se hacía presente en su rostro. Aaron tomó su ropa y salió de mi habitación, no sin antes decirme algo que quedaría en mi memoria para siempre.

—Paul es un hombre muy afortunado, ojalá que algún día él y tú arreglen sus problemas; porque es evidente que ambos se siguen queriendo, un amor como el de ustedes no es algo efímero sino que es tan grande que no pudo limitarse a ser simplemente un sentimiento, manifestándose como uno de los fenómenos más increíbles y hermosos que la ciencia intenta explicar: la vida de otro ser, al cual tienes la dicha de llevar dentro de tu vientre. No te pertenece a ti, ni a él, sino a ambos; lo mismo ocurre con el amor que se han tenido durante todo este tiempo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top