18. El concierto.
Agosto 15
Narra (TN)
Ya me había vestido y estaba maquillándome un poco. Aaron pasaría por mí muy pronto. El gran día había llegado, veríamos a The Beatles en el Shea Stadium. Terminé de maquillarme y llevé mi mano a mi pancita.
—Hoy vamos a ver a papá y a tu tío John, mi amor —le dije mientras acariciaba con delicadeza—. También estarán el tío George y el tío Ringo.
— ¿Por qué no quieres decirle a Paul del bebé?—mi hermano pequeño había entrado a mi habitación.
—Es complicado, Dylan.
—Estoy seguro que él estaría fascinado con la noticia —dijo el chico—. Conviví un poco con él y sé que te ama, hermana. John nos contó lo que te hizo, pero sigo creyendo que tú y Paul deberían estar juntos. ¿Acaso el amor que se tenían era tan frágil como para que un error lo destruyera repentinamente?
—Quizá para él no era tan importante lo nuestro —dije un poco triste—. Siempre me dijo que me amaba sólo a mí, se enojó mucho con Brian cuando lo obligó a "fingir" un noviazgo con Jane; pero al final las cosas dieron un giro que yo no esperaba.
—Él no sabía lo que estaba haciendo.
—Claro que sabía lo que estaba haciendo, Dylan —musité—. Los seres humanos no tienen relaciones sexuales por instinto, a tus dieciséis años ya deberías saberlo.
—Me refiero a que él estaba ebrio —confesó el chico—. Paul creyó que estaba contigo.
¿Qué? ¿Paul había estado ebrio cuando se acostó con Jane y creyó que estaba haciéndome el amor a mí? Sentí una punzada en la cabeza. Quizá sí debí haber escuchado una explicación de su parte. Pero... ¿y la carta? Si Dylan decía la verdad, ¿por qué la carta mostraba lo contrario?
—No entiendo a los enamorados, ¿sabes? —dijo el chico—. Casi siempre tienen problemas innecesarios. Si algún día me enamoro de alguien, espero que no me pase lo mismo que a ustedes.
—Bueno, la historia entre Paul y yo aún no termina —aclaré con una sonrisa tímida.
— ¿Volverás con él? —preguntó Dylan con entusiasmo.
—No lo sé —admití—, pero vamos a tener un hijo o una hija juntos.
—Cierto, voy a ser tío —contestó con una sonrisa amplia.
En ese momento escuchamos que alguien llama a la puerta, Dylan fue a abrir e invitó a Aaron a entrar. El médico vino a saludarme con un beso en los labios y luego dio algunos más en mi vientre.
— ¿Cómo está mi bebé? —le preguntó a mi pancita—. Te amo, bebé. Sé que no soy tu papá, pero te quiero como si lo fuera.
Sentí un nudo en la garganta. Me incomodaba un poco que Aaron quisiera a mi bebé como si él fuera el padre, pero no me atrevía a decirle que no lo hiciera. Puso sus grisáceos ojos en los míos.
— ¿Estás lista? —me preguntó.
—Por supuesto —contesté con emoción.
Nos dirigimos al auto de Aaron y él me abrió la puerta para que pudiera subir. Emprendimos el viaje hasta el estadio donde se presentarían The Beatles. Llegamos temprano, así que no fue difícil encontrar nuestros asientos. Mi novio había conseguido que estuviéramos en primera fila.
La gente no paraba de llegar. Aaron y yo estábamos en medio de un mar de gritos de emoción. Sentí un escalofrío y recordé todas las actuaciones que dieron en Liverpool y también en Hamburgo antes de ser famosos. Ellos eran la prueba viviente de que los sueños sí pueden hacerse realidad. Ed Sullivan hizo su aparición y todos nos pusimos de pie, sabíamos que pronto veríamos a los chicos.
—Damas y caballeros, honorados en su país, condecorados por su reina y amados aquí en América... aquí están: ¡The Beatles!
El bullicio se incrementó cuando los cuatro chicos salieron. Mi vista estaba fija en Paul, lucía entusiasmado y feliz. Sonreí inconscientemente. Los chicos ocuparon su lugar en el escenario y comenzaron a saludar a la gente por el micrófono. Todo el mundo estaba gritando, así que no se podía escuchar mucho. Comenzaron con Twist and Shout, luego vino She's A Woman. Paul se movía con energía al ritmo de la canción cuando sentí un golpe en mi interior. Llevé mis manos a mi pancita y pude sentirlo de nuevo.
— ¡El bebé está pateando! —le revelé a Aaron con mucho entusiasmo.
Él llevó una de sus manos a mi vientre y sonrió con alegría cuando fue testigo de otra patadita del bebé. Era una sensación increíble. Mi bebé aún no nacía y ya amaba la música de su padre. La canción terminó y el bebé se calmó. Me hubiera encantado saber cómo se habría puesto Paul al sentir las pataditas de nuestro pequeño pedacito de amor...claro, si él hubiera querido al bebé. Sentí un beso en mi vientre: se trataba de Aaron, de nuevo estaba susurrándole algo a mi pancita, pero con tanto ruido no pude escuchar qué era.
Mi novio alzó la vista y me dio un profundo beso.
Narra Aaron
¡Dios! La patadita de ese bebé se había convertido en una de las más hermosas sensaciones que he experimentado en mi vida. Resulta curioso que quisiera dar sus primeras pataditas cuando la voz de McCartney estaba sonando. Me sentí un poco triste, ¿y si el bebé era muy inteligente y reconocía a su verdadero padre? Yo amaba a (TN) y de verdad esperaba llegar a convertirme en el padre de esa pequeña criaturita que llevaba en su interior.
Mi novia no dejaba de ver al bajista y de acariciarse el vientre. La conozco, y me lastima demasiado saber que no lo ha superado. Ella debería concentrarse en el presente. Yo puedo darle todo el amor que McCartney no le dará, también al bebé.
Narra Paul
Comencé a cantar She's A Woman. El bullicio era increíble, ni siquiera podíamos escucharnos entre nosotros mismos. ¿Cómo era posible que tanta gente hubiera venido a ver a cuatro chicos de Liverpool tocar? Jamás habíamos tenido una audiencia tan grande como la de ese día.
Hacía mi mayor esfuerzo por moverme al ritmo de una canción que no escuchaba muy bien. No obstante, tanto los chicos como yo nos estábamos divirtiendo mucho. Por fin teníamos lo que tanto habíamos deseado.
Terminé de cantar y miré una vez más a la alocada audiencia. Detuve mi vista en una chica en particular y sentí que mi corazón dio un vuelco. ¿Era (TN)? Parecía estar muy emocionada por algo. Estaba a punto de correr el riesgo, quería acercarme al micrófono y llamarla. Era una situación en la que aplicaba lo que la gente decía: el que no arriesga, no gana. Apenas toqué el micrófono, un chico la besó. Observé mejor a la mujer: estaba embarazada. No. Imposible. Ella no era (TN).
El concierto siguió su curso en el estadio, de la misma manera que los recuerdos de ella volvían a mi mente para atormentarme otra vez. Debía olvidarla definitivamente, eso era lo que ella había hecho conmigo.
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