Hay un búho observando como mis cenizas se van con la brisa de la noche. Y no sé hablar con la boca cerrada porque oigo como algo me controla como a un títere y no puedo ser libre.

Amigos, me gustaría que viérais todo lo que me ha costado sembrar en este invierno.
Pero cuando abro los ojos solo habita en ellos una historia triste, llena de remordimientos por no contar lo que ronda por mi cabeza.

Me siento culpable porque aún no he dicho todo, y vosotros os váis sin darme una segunda oportunidad. ¿Y esa voz rota de dónde sale? Me está torturando como si no tuviera un final.

Veo como los años pasan rápido, y como ya no necesitáis mi presencia para hacer de vuestra vida un cuento de hadas.

Y entonces digo algo de lo que me arrepiento, pero que ya no tiene solución. ¿Quién quiere realmente escuchar mis problemas? ¿Quién está dispuesto a permanecer aun sabiendo que esto no es un juego? Ahora me siento sola, y noto como mis alas guardan en cada pluma una fantasía inventada.

No tengo ganas de enseñar este escrito a nadie, porque ellos no me entenderán. No es profundo, ni mucho menos, es algo más... Una realidad.

Y ya nada importa, me quedo leyendo sin leer, y presenciando como cada uno de mis cambios se hacen insoportables y amenos. Normalmente intento abrirme más a las ganas de vivir, pero mañana será otro día y tú no lo recordarás.

Yo soy la que recopila todos y cada uno de tus discos rotos como si fueran míos. ¿Por qué los tiraste? Momentos de un presente que no tiene argumento, esa es la frase con la que mi vida se resume.

Quería irme lejos de aquí, y no escuchar tus mentiras. Otra vez decidiste por mí, y hablaste más de lo necesario. En serio, ¿no quieres probar a ir hacia el cielo? Él sabe mi historia más que nadie, no rompas ese hilo que tanto me ha costado crear entre nosotros.

Si quieres te explico lo que pasa, si te parece nos sentamos en un banco y me dejo llevar... Pero no respondes, y en mi interior solo queda un paso para el odio. Odio por mí, hacia mi persona.

Y no sé si me quieres leer, si quieres saber lo que realmente se cruza por mi cabeza, o si te interesan mis días tristes. Ya no creo en nada que salga de tus labios, me mentiste cuando dijiste que nunca me dejarías sola.

¿Por qué me siento tan vacía? No aguanto verme como una sombra a la intemperie. Mis malos hábitos me llevan al límite de una tragedia, y a cámara lenta observo como aquel portazo retumba por las paredes. Hay un grito humillante, apenado que pide ser salvado... ¿Por qué nadie viene a rescatarlo?

Alguien llama a la puerta a las tantas de la madrugada, y hace que despierte de un largo sueño. Bajo velozmente las escaleras, y al abrir la puerta me encuentro con un alma pudriéndose en mis manos. No las siento y el frío hace de esa velada un verdadero escándalo. Quédate conmigo y no te vuelvas a ir.
Creo que mi corazón va a explotar como si se tratara de una granada. Quiero correr para no lastimar a nadie más, me siento tan inútil....

Mis complejos hacen verme horrible, y necesito llorar como la chica fuerte que soy. El desahogo no es un tabú, quiero ser la temida aquí. Él vuelve a mis pensamientos y noto cómo me abofetea sin haberme tocado. Cómo sirenas inundaron mis oídos y quemaron todo lo que se encontraban a su paso.

Aquel día estuve yo contigo, y me abrazaste. Me dijiste que tenías que marcharte y juro haberme muerto por un instante. Lo vi, vi como alguien entraba sin haber llamado antes y me robaba todo sin siquiera hacer ruido.

"Él vuelve y se venga, tengo miedo.... Miedo a que ella vuelva a aparecer y tú me dejes como lo hiciste aquel día. Te necesité más que a nadie, pero dudaste de mis palabras y antes de arriesgarte marchaste sin pronunciar palabra conmigo.

Esperé llegar a ser un ángel guardián de alas negras, pero terminé siendo un demonio de alas blancas.

Y por eso quise dejar de respirar y no volver a abrir los ojos. No quería que todo siguiera como una mentira..."

~BEE