Sin nombre
Algo me cega y no sé exactamente si pedir ayuda o dejar mi boca callada y cerrada con cremallera. Si fuera una muñeca de trapo ya estaría olvidada en la basura, nadie me querría ni para observar. Sabía que él pronto haría por irse sin ninguna razón.
¿Qué le ocurre? Debería estar molesta porque me trate como si nada después de hacerle aquel regalo, que le pidiera perdón sin haber querido que aquello pasara.
No sólo no consigo comprenderle, ¿qué fue lo que hice? A veces me gustaría no existir.
Nunca seré su compañía, ni su confidente. Podrá llorar todo lo que quiera pero yo al menos sé que en cuanto despierte volveré a la realidad. Y esa realidad está vacía.
Hay una conversación que aún recuerdo como si fuera un radio-cassette estropeado. Todas sus palabras reviven en mi memoria, como si nosotros siempre hubiéramos sido grandes sin estar en un mundo enorme. ¿Qué significará eso?
[...]
Vuelven a hacerse las horas eternas para ella y no tienes nada que decir, solo puedes dejar sentir el dolor que una vez dejaste salir por sus gritos indefensos. Y no quieres, no te sientes vivo para intentarlo, y temo que yo soy la que te entiende sin saber.
Y cuando quieres morir por no ser una estrella más, por ser alguien especial que es injustamente incomprendida, soy yo la que está ahí antes de que tomes la decisión de tirarte de aquel precipicio tan alto.
No quieres mirarme, ni darme las gracias. No me las merezco al fin y al cabo, soy demasiado patética como para esperar algo que no llegará.
Pasó una semana, haciéndose presente el día, en el cual nada volvió a ser lo mismo, y tienes tantas cosas que responder que te pierdes con la primera pregunta. Te crees que tú eres el único que sufre, que no hay nadie que se sienta igual que tú. Te equivocas, yo tengo el don de sentirte aún teniendo entre medias una distancia inexplicable. El tiempo pasa y realmente necesito que vaya más despacio, no consigo seguirle el ritmo a tu corazón.
Solo hay un camino, con millones de ramas inexpertas que separan millones de destinos. En ellas hay piedras que no tienen ganas de apartarse para que tú puedas pasar, pero extrañamente se te pasa por la cabeza la idea de saltarlas y así poder seguir sin perder ni un segundo.
Estas ramas te confunden y te guían hasta el mismo camino. Se repiten, te muestran las mismas cosas que ya viviste y te vuelven a confundir.
—¿Sabes que te quiero? —Le dije un día para ver si conseguía ganarme sus creencias. Éste me abrazó más fuerte y no pude evitar llorar hasta quedarme pequeña en mi asiento, sin ningún nombre que recitar por mi mente.
El viento crea huracanes, y yo simplemente volví a creer que le amaba, que nunca llegué a superar el no poder tener una historia buena que contar.
Ya no sé a quién escribir estas palabras, había pensado grabarlas en un papel y guardarlas en un sobre sin nombre. Pensé que teniéndolo escondido, esos recuerdos quedarían también en un rincón. Pero me equivoqué, la mente es más lista que las palabras y que cualquier otra cosa.
Impresionada es cómo estoy ahora, porque me enfrenté a mi propio yo y ninguno de los dos ganó.
Y me gustaría decir que ya nada importa, pero tarde o temprano se sabrá lo que tanto oculto, y cómo soy en realidad. Y todos se marcharán como él lo hizo un día, dejándome rota sin saber cómo.
Hazme pensar que aún tengo alas, y que tú con cada pluma escribes un nuevo recuerdo conmigo, y se hace eterno como nuestros sueños.
Volar, eso es lo que quiero, no ser una gota de cristal, que al estrellarse contra el suelo se hace añicos incontables veces.
Cierro los ojos, y siento que una melodía distinta hace de esta velada un gran descontrol, y tus palabras se hacen pasar como ladronas en la noche. Me haces temblar, rodar y sentir algo que es demasiado desconocido para mí.
—Pues eso.
¿Eso no es ser borde? Intento sacarte una sonrisa aún siendo yo la primera que necesita ayuda; dejo de lado mis demonios y sombras para hacerte saber que no estás solo, que aquí tienes una confidente que te quiere como si fueras su aire más respirable.
La misma canción se repite, pero tú no quieres darte cuenta y prefieres dejarte llevar y seguir andando por la niebla como si estuvieras flotando de nube en nube, y nunca fueras a caer por tener bajo tus pies unos cimientos resistentes que te tienen sujeto a la realidad. De nada.
[…]
Me gustaría que estuviera aquí, decirle que lo siento y que nunca quise hacerle daño. Y todo esto diciéndoselo a la cara. Nunca he tenido tantas ganas de gritar al cielo... y ser yo quién reconozca que esto sí que no es una mala racha. Que esto no es un Viernes 13.
"Reíamos de tantas cosas en tan poco tiempo... Nos creíamos invencibles aún siendo gente normal con gustos normales.
Pero un día te acercaste a mí y dijiste al mismo tiempo que yo que éramos más que eso: éramos especiales. Que nunca nadie arruinaría esto tan único.
Ojalá eso hubiera sido cierto, me hubiera gustado creer tus palabras, y lo hice, pero todo lo bueno dura poco porque tú te marchaste sin siquiera llamarme para que me fuera contigo.
Toda esa fuerza en ti se destruyó y fui yo la que estuvo ahí para verlo. No me mirabas y todas esas emociones y sentimientos pronto empecé a sentirlas yo también.
Nadie quería creerme, tú te fuiste alejando más y más, y yo... simplemente seguí cumpliendo nuestra promesa por siempre.
Seguiría allí pese a todo, aguantando y soportando cuantas veces pudieras ser un depresivo sin corazón, y sería yo quién te mostrara que aún hay gente que es capaz de olvidarse de todo solo por estar contigo.
Intentaré ser tu ángel guardián a escondidas, porque si lo supieras ya no sería un secreto".
~BEE
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top