Si los ojos callan...
Ayer fue un día extraño, pedía que me rescataran de aquel pozo tan profundo por primera vez, y como de costumbre nadie me escuchó. Ahora sí que no quiero escuchar nada. No necesito risas si no puedo sentirlas, no me hacen falta palabras si nadie estará ahí para entenderlas.
Cuando se acaba el tiempo y ves el mundo del revés, sientes como el cielo se rompe en pedazos, y como tus sueños de una oportunidad flotando se caen junto con aquellos cristales pintados de graffitis. Ahora sí que no tengo nada que decir, dices que cambie mi forma de escribir, que corrija lo que no me gusta... Se nota que no eres escritor. Se nota que no sientes lo que yo siento al escribir cada una de estas palabras acentuadas.
Lo que para ti es la música, lo mismo significa para mí ese teléfono que suena desde aquel rincón. No temas lo que te vayan a responder, ahora no tienes nada que perder. Podría mentirte y marcharme de aquí antes de que tú lo hagas primero, pero no me arriesgo. Espero y espero, nunca llega el momento.
Me haces creer que soy inútil por no entenderme. Por no saber quién soy realmente. ¿Tú lo sabes? No creo que tú sepas mejor que yo los secretos que tantas veces preferí guardar por no formar incoherentes rumores.
No puedo moverme, hay droga corriendo por mis venas. Me río aunque lo que más quiera en aquellos momentos sea llorar. Me miras como si fuera una extraña, y por primera vez no me importa. No me importa el hecho de ser una desconocida, pero sí duele que me miraras de esa forma y no quisiera más que correr lejos de esa casa, y de ti.
No lo hice.
Me quedé observando como tú seguías rompiendo nuestras promesas, y como poco a poco nuestras leyendas se hacían ciertas a través de aquella espesa niebla. No aprovechaste el tiempo, te escapaste de mi agarre cuando aún eras un bebé sin conocimientos.
No puedo pedirte perdón, porque yo no soy la que tiene la culpa de haberte querido, y que aún haya una llama ardiendo en mi interior. Me cuesta, claro que sí... Pero sabía que si lo reconocía acabaría con todo y tú ya no volverías acercarte a mí como lo hacías.
Sé que el tiempo pasa para todos, pero siento como mis fuerzas caen sin haberlo previsto. Intento mover mis caderas al ritmo de la música, pero solo consigo escuchar ese sonido que se hace cuando un hueso se ha roto. Vuelvo a desangrar a media partida, y mis ojos callan sin haber estado abiertos. Te creías invencible, ¿cierto? Yo también me sentía así cuando tú me sacabas una sonrisa. Ahora no haces más que hacerme daño cada vez que te lo propones, sin darte cuenta siquiera.
Y no me gustaría que este escrito sea triste, ni los demás. Quiero vivir libre y tener historias que contar. ¿Por qué no me dejas? Si no voy es porque no tengo ganas de verte, ni que me grites cuando solo intento ayudarte.
No era más que impotencia la que sentía por vivir lo que tú sentías. Que nadie se diera cuenta de lo que pasaba, y que yo tuviera miedo a que tú te fueras. Porque me arrastrabas contigo, me arrastras.
Quieto, no quiero seguir escuchando lo que dices...
—Estas enfadada conmigo, lo sé.
No, no lo estoy. Estoy enfadada conmigo misma porque no puedo odiarte, porque no puedo alejarme de ti aunque lo intente.
No me comprendes, ¿verdad? Es simple de entender. No aguanto ni un segundo más sin que me des un abrazo, y que en cambio me hagas daño. Que hagas de mí un felpudo sucio y malgastado. Estoy agotada de insultarme a escondidas por creer que nunca seré suficiente para ti.
—Yo sé porque soy un gilipollas.
Además tienes las suficientes agallas de mirarme al decir aquello. Si estuvieras arrepentido al menos intentarías no tratarme como si fuera basura. No quiero que me engañes, que finjas que te importo. ¿Te preocupaste? Te aseguro que yo antes de que me digas nada yo ya estoy llorando porque por alguna extraña razón empiezo a sentir un malestar que no es mío. Me preocupo por ti mucho más de lo que tú lo haces por mí.
Y es que no puedo gritarte todo esto que siento porque prefiero guardarme todas mis angustias para mí antes de hacerte sentir mierda. No soy mala persona, no lo soy... pero a veces pienso que lo soy por consentirte tanto.
Sé que no te das cuenta de tus actos, pero me gustaría que supieras que no hay otra persona que aguante tanto por ti como lo estoy haciendo yo. Me estoy dejando la piel para seguir intentando que esta amistad, en vez de ser venenosa, sea especial. Porque yo creo que es especial... No tengo ni idea de lo que tu piensas al respecto. Puedo sentir y notar tus emociones a la perfección, pero cuando se trata de nosotros dos no puedo escuchar nada. ¿Por qué?
¿A quién le explico esto? Me tomarán como a una loca, creerán que me lo estoy inventando...
Todavía creía en un tal vez cuando me miraste, y juntaste nuestras frentes. Todavía pensaba que tú también podías sentirme y entenderme... Pero fallé y me quedé sola por ser la única que intentaba algo que no tenía futuro.
Querría seguir escribiendo, pero la noche vuelve a caer y vuelvo a encontrarme absorta en mis pensamientos. No sé quién robó aquel reloj, ni quién quiso que me arriesgara... Solo sé que tú estabas ahí, mirándome sin ninguna emoción en el rostro. Supongo que había llegado el momento de decir adiós.
Pensarás, ¿qué quieres decir con eso? Pues querido amigo, te dejo el honor de pensar lo que quieras. Yo no cambiaré de parecer. Seguiré aquí, y seguiré inventado historias como siempre he hecho.
Solo te pido una cosa:
No dejes que mis ojos vuelvan a callar.
"Teniendo en cuenta las veces que te grité a escondidas, pidiendo que volvieras y me abrazaras... Sabiendo que solo me quedaba una oportunidad, creo que desaproveché mis tres deseos con cosas tontas.
Debería haber pedido la paz en la tierra, o tener deseos ilimitados... No que tú volvieras y que ni siquiera se hicieran realidad.
Me he hecho daño intentando volar por ir a buscarte, intenté que me sonrieras de nuevo como lo hacías... Pero eso no pasó.
Te echo de menos."
~BEE
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top