Náufraga
Capítulo 1
Llevo tiempo queriendo contar mi historia, los hechos que me llevaron a escribir tan desesperadamente en este papel. Pero hubo un momento en el que se me hizo imposible. Quedé bloqueada durante meses, y ahora que encontré esta hoja en uno de mis cajones, después de tanto tiempo intacta, he de decir que ya conseguí la inspiración que tanto necesité.
«Mi vida siempre ha sido fácil, hasta podría resumirla como aburrida» ...
Estoy cansada de esta frase, ya todos saben que no es verdad. Me llamo Nina, tengo 16 años y soy una estudiante de último curso. Normalmente me dicen que tengo un nombre muy bonito, pero yo no pienso de igual manera; me desprecio y no puedo evitar sentirme culpable cada vez que alguien sufre, pienso que yo soy la causante de su dolor...
Suelo tomar en cuenta las opiniones de los demás porque soy demasiado insegura de mí misma. Hubo un tiempo en el que empecé a vestirme con ropa que no pegaba nada con mi estilo por intentar caer bien a las "populares" del instituto. Pero eso no funcionó y terminé humillada delante de todos mis compañeros. Por eso, cada vez que miro a mi alrededor noto ese vacío que creé al separarme de todos mis antiguos amigos y de la gente que realmente me apreciaba.
Llegó mi cumpleaños, como de costumbre mis padres no estaban en casa. Por eso, por primera vez quise comprarme una tarta y soplar las velas. Estaba frente a ellas, cerré los ojos y en ese momento pedí perderme y no regresar...
Soplé.
Capítulo 2
Cuando me vi preparada para abrir los ojos después de un sueño tormentoso y lleno de temerosidades, me vi empapada y confundida por las gotas que no dejaban de caer del cielo, al igual que sorprendida al percatarme de que esta no era mi habitación. La suave arena que rozaba cuidadosamente mi piel, poco a poco, empezó a humedecerse por tal llovizna.
Miré a mi alrededor repetidas veces, sin poder asimilar donde me encontraba. Una isla, una preciosa isla tropical, ahora me acogía como hogar. Me tapé la boca con las manos, sin estar segura de si dejar salir el grito frustrado que llevaba tiempo guardándome. Estaba sola, sin nadie que intentara destruirme. Todo era tan extraño, ¿cómo llegué hasta aquí?
Las olas rompían en la orilla con furia, el viento empezó a soplar fuertemente, haciendo que mi pelo tapara mi rostro y tuviera que sujetarmelo con las manos. Miré el cielo unos segundos, unas nubes negras llamaron mi atención. Se estaban acercando. Pronto la lluvia se fue haciendo más intensa y peligrosa. No me iba a quedar más tiempo parada en el sitio, corrí a refugiarme en algún lugar seguro.
Por unos instantes vi mi vida pasando a cámara lenta mientras corría, por primera vez en mucho tiempo podía decir que esto sí que era libertad. Sonreí.
Cuando la terrible tormenta se hizo inaguantable, yo ya había conseguido refugiarme en una cueva cercana a la playa. Me senté en el suelo, contemplando gran magnífico paisaje, y sin poder evitarlo me puse a pensar.
¿Qué pasará a partir de ahora? ¿Quién seré?
Los ojos poco a poco empezaron a pesarme, me sentía cansada. Por eso, dejé que Morfeo me consumiera en un profundo sueño.
Capítulo 3
Habían pasado horas desde que la lluvia torrencial había abandonado la isla. Me encontraba aún refugiada en la cueva, investigando si aquella estaba vacía. Quise adentrarme más pero, mientras que pasaban los segundos, me costaba ver por donde andaba. Por eso, salí de aquella oscuridad y regresé a la salida. Al fin el Sol había querido aparecer.
Después de un rato, ya estaba cansada de quedarme sentada. Tenía que hacer algo... Mi llegada a la isla no fue como yo esperaba que fuese; aquella lluvia torrencial me había dejado empapada y lo peor no era eso, sino que no tenía ropa para cambiarme.
Había decidido pasear por la playa mientras recordaba aquel deseo que pedí la anterior noche antes de irme a dormir. Al parecer sí se cumplió, pero no a como yo lo pedí. Sí dije que quería perderme, pero no lo decía tan literal. No en una isla desierta, sin comida ni ropa decente. Sin un casa.
Suspiré, ya no sabía qué hacer para regresar a casa. Por una parte me apetecía quedarme aquí, esta isla era tan solitaria, tan... pacífica. Pero, por otro lado, no me hacía a la idea de quedarme sola durante el resto de mis días, sin un posible amigo...
¿Y si nadie se daba cuenta de que desaparecí? Tal vez nunca podrían rescatarme de este lugar.
Me estremecí al recordar que a miles de kilómetros no tenía a nadie para que me recordara. Mis padres pasaban la mayor parte del tiempo fuera de casa, casi nunca llamaban para saber cómo estaba. Entonces, ¿eso significa que no hay solución?
Tal vez el haber llegado a esta isla, náufraga, solo haya sido el empujón que me faltaba para empezar a ser independiente.
Cerré los ojos mientras tomaba una bocanada de aire. Enseguida solté todo el aire, decidida a enfrentarme a lo que tanto temí.
—Sobreviviré, lo prometo.
~BEE
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