Hola, querida amiga:

Sé que no eres real, que sinceramente no estoy escribiendo a nadie en particular. Pero solo pido explicarme por unos momentos, son tantos años los que llevo guardando silencio...

Hay veces en la vida, tal vez demasiadas, en las que te ves demasiado pequeña. Y creo que ahora es uno de esos momentos.

Temía por mí, por ti, por él, por ellos... Que mi vida se acabara cuando uno de todos vosotros se marchara de mi lado. No puedo ser independiente, lo intenté pero.... no puedo.

Hay deseos inesperados que te hacen dudar de la verdadera enseñanza de la vida. Nadie toma en serio las noticias, ni prestan atención a lo que les rodea. Son tan ignorantes... ¿Tú qué piensas sobre esto? Me gustaría no sentirme tan sola ahora que aun es de día y esa sombra todavía no ha querido regresar.

He estado viviendo en un cuento inacabado. Y me encantaría decir que lo conseguimos todos juntos, pero cada uno se fue por su lado, evitando miradas desnudas en una madrugada de invierno a recién empezar. No saben cuáles son las razones por las que yo aún mantengo la mirada fija en un camino invisible. Nadie lo comprende.

Me fueron rompiendo e hicieron con cada trozo un castillo de cristal frágil y vulnerable. Si fueran reales todas esas sonrisas, yo ahora no estaría llorando por haber perdido todo intentando arreglar algo irrecuperable. No, nadie quiere abrir los ojos y creer en mis palabras.

¿Te acuerdas de ese chico? Sí... Mi primer amor. Aún estoy esperando a que me responda a una pregunta:

-¿Volverás?

Tal vez sólo sea una ilusión, o que sólo sea el reflejo de nuestras almas, pero estoy segura de que tengo un don para leer sus pensamientos. Sé que es tonto pero puedo jurar que esta conexión es mucho más que una teoría. Él ahora mismo está confuso, no sabe qué pensar de su vida, todo le da igual y eso no lo soporta.
¿Que cómo lo sé? Ya te lo dije, puedo sentirlo...

Hay cosas que aún no comprendo, y creo que son muchas. Hago parecer que soy una chica lista pero... Hay personas que rompen todas mis creencias y no me queda más remedio que volver a empezar.

Él es mi inspiración, y aunque ya no le ame, aún sigue existiendo un amor confuso latiendo en lo más profundo de mi ser...

[...]

Me siento sola ahora, debería haber sido un comienzo feliz donde te explicara mis sin fines de aventuras, pero si hubiera empezado por ahí te habría mentido.

Mi infancia podría calificarla como feliz en cierto sentido. Siempre estuve rodeada de gente que me quería. Hacían que mi vida fuera un poco más alegre.
O... que tal vez solo fueran mentiras escondiendo más mentiras. Solo era una niña (por no decir bebé), no tenía uso de razón, ni sabía qué tal era la realidad.

Me tomé esa época de niñez como un juego iluso, como un tiempo de descanso para después enfrentar con calma lo que se avecinaba.

Nadie me dijo que desde pequeña sufriría acoso escolar, que a nadie le caería bien.
Nadie se acercaba a mí, y si lo hacían era para perseguirme y pegarme después. No es mentira, es una lamentable verdad que me perseguirá por siempre.
Solo tenía una amiga, la cual me dejó de lado en nuestro último año de colegio. Ella prefirió irse con las populares, dejándome tirada cuando más la necesité.

A partir de ese momento empecé a abrir los ojos, y vi que mi interior estaba muerto, y que no me sabía defender.

Empecé mi primer año de instituto y creía que todo iría a mejor. Mi ex mejor amiga iba a ir a mi misma clase, y si teníamos que convivir un curso entero deberíamos hacer por llevarnos bien.

Las chicas y los chicos que me hacían acoso les tocó en otra clase; un punto positivo para mí.

¿Pero lo mejor de todo? Hice una nueva amiga.

No voy a contar mucho sobre ella ahora, pronto sabrás más y te aseguro que querrás seguir leyendo. Suele pasar.

Creía que todo iba bien, que al fin podía arreglar un poco mi desordenada cabeza de tantos años atrás, destruidos. Lo creía porque de verdad pensaba que al fin iba a pasarme algo bueno.

Pero no fue así, y todo cambió un viernes de instituto.

Unas chicas me esperaron a la salida e hicieron de mí un helado pisoteado. Me pegaron como nunca nadie había hecho, mientras que mis compañeros se reían de mí; mientras que mi nueva amiga se quedaba allí, mirándome sin hacer nada.

Otro golpe, esta vez lo recibí en el pecho. Caí al suelo y sentí morirme por primera vez.

Después de eso no se me ocurrió mejor cosa que correr lejos de todos y esconderme en mi habitación, esperar a que las horas pasaran y fuera la hora de dormir.

[...]

Querida amiga, me hubiera gustado que tú estuvieras allí. Seguro que tú me hubieras ofrecido tu mano para que pudiera volar y escapar de aquella tortura...

Aquel maltrato siguió activo por un largo tiempo, y yo fuí decayendo lentamente, sin ayuda, sin un apoyo.

Por otro lado, en casa no era todo muy diferente. Mis padres todo el tiempo se estaban peleando, y tenía que aguantar los insultos de mi padre en la cena. Todas las noches se terminaba levantando de la mesa y se iba a la cama, dejando atrás a una familia supuestamente feliz.

Mi madre siempre me decía que lo perdonara, que no lo hacía con mala intención. Pero yo no la creía, y no confiaba en sus intentos de ocultar una verdad debajo de una mentira mal mencionada. Yo veía cómo ella se iba al baño a llorar sin consuelo, mientras que mi padre se reía de su mal. Mi hermana y yo teníamos que taparnos los oídos alguna que otra vez, cansadas de que siempre fuera la misma historia.

Yo ya no creía que mi padre nos quisiera, y todo cariño que le tuve en algún momento empezó desaparecer con el tiempo. Ya no hablaba con él, ya no miraba al frente si por un casual me cruzaba con su mirada posesiva.
No recuerdo ningún regalo de su parte en mis cumpleaños, no recuerdo que él me felicitara ni me diera un beso de buenas noches.

Y no es ahora, querida amiga, cuando me doy cuenta del monstruo que hacía completo su interior.

Aún recuerdo la primera vez que vi a mi padre pegar a mamá...

«Yo estaba en el salón viendo la tele. De pronto volví a escuchar que mamá y papá subían la voz, supongo que habían vuelto a pelear.

Por unos instantes creí que ya habían parado, y se habían reconciliado, pero no fue así. De repente escuché unos gritos pidiendo ayuda. Era mi madre.
Me llamaba, y yo levantándome del sofá salí corriendo a la cocina. Allí pude apreciar como mi madre era golpeada con un plato en la cabeza, y caía al suelo malherida. Mi padre se me quedó mirando serio, pero yo no podía subir la mirada.

Temblaba, me costaba respirar. Miles de lágrimas salían descontroladas de mis ojos, y lo peor de todo era que yo no podía hacer nada. Me había quedado paralizada, y no era capaz de pensar. El momento se repetía constantemente como si mis recuerdos se hubieran rayado; como si nunca hubiera tenido una vida».

A partir de ese día nada volvió a ser lo mismo. Mi padre cada vez era más peligroso, y yo todas las noches lloraba antes de quedarme dormida.

Me veía tan muerta... Hubo un momento en el que me planteé el acabar con toda esta desgracia de una vez.

Me sentía tan sola... Tan vacía.

[...]

Ojalá hubieras estado allí, protegiéndome en mis noches en vela.

Al fin acabó el curso, y otro... Pasó el tiempo tan rápido. Me gustaría recordar algo pero débilmente consigo acordarme de mucho.

Solo sé que, a finales de año, conocí a alguien. Tal vez el mejor regalo que alguien me pudo dar. Tal vez lo mejor que me pasó fue conocer a mi actual mejor amigo. Mi primer amor.

Pero bueno, pronto sabrás más de esta historia, porque esto no acaba aquí.

Creo que hay muchas historias guardadas en mi corazón, millones de escritos que aún no han sido descubiertos.

Y esque explicar 15 años es algo imposible. Ni siquiera es fácil el explicar mi presente, como para contar un pasado tan lejano...

Pero ahora puedo decirte que sí puedes saber más de mí. Aún hay cosas que en esta nota no te podré explicar, pero te aseguro que con el tiempo lo conseguirás averiguar.

Mi historia no es más que una canción de heavy metal, con sus bajadas y sus subidas.

[...]

"¿Por qué no te quedas y me dejas mostrarte lo que es la vida para mí?
Aún tengo tantas cosas que contarte..."

~BEE