Capítulo XXIII

*Jareth*

En ocasiones he considerado que el trabajo al que Maxine se ha dedicado resulta ser mas peligroso que cualquier otro, principalmente porque siempre irás ganando enemigos, ¿lo peor? Es que muchas veces esos mismos, se encargan de llevar acabo su venganza y muchas veces, no va directo hacia el o la detective, sino a su familia y amigos, incluso personas que les rodean.

Por algunos momentos, he llegado a creer que estar mucho tiempo a su lado, podría arrastrarme a alguna situación fatal, sin embargo, el cariño que tengo hacia ella es mayor, al temor que me ha atrapado. Fue eso mismo lo que me llevó a pedirle estar a su lado y apoyarla en todo lo que pudiera, siempre y cuando, no trabajara. Maxine es mi única familia, por así decirlo, mis padres han muerto y hermanos, no tengo, ella es lo más cercano que poseo a un familia.

El viaje a Sheffield nos serviría para hablar de varias cosas que, por alguna razón no hemos podido conversar.

- Maxine, tengo una duda.

- ¿Dime? -dijo sin apartar la vista de la carretera-

- ¿Había o hubo, tiempo atrás, algo entre tú y el comandante Murphy? -su vista se dirigió a mí-

- No. -y regresó su vista a la ventana-

- Perdón.

- Entiendo que te preocupes por mí, pero todo está bien.

- Sólo, últimamente no me cuentas nada y siento que hay cosas que me ocultas. Como ese romance del que creo que no me quisiste hablar la otra noche.

- Bien, te contaré.

» Cuando conocía Henry, él era el chico reservado, todo lo contrario a mí, nuestra amistad surgió luego de un castigo que obtuvimos juntos -rió- con el tiempo nuestros cariño, confianza y preocupación el uno por el otro, fue aumentando de manera que podría decir que ha sido, una amistad verdaderamente genuina, no digo que la tuya no lo sea -me vio-, de tanto tiempo que pasábamos juntos fuera y dentro de la academia, de manera que muchos llegaron a creer que él y yo éramos pareja. Mis padres consideraron que sería Henry la persona con quien, en algún momento, podría contraer matrimonio.

- ¿Te gustaba?

- En algún momento llegué a verlo con ojos de amor, no te lo negaré, pero... Henry y yo sabíamos que no estábamos hechos para estar juntos, funcionábamos mejor como amigos o pareja de trabajo -su voz se sentía ahogada- Lo intentamos en alguna ocasión, pero tiempo después llegó el momento en que él dejó Sheffield, así que... las cosas se vieron un poco complicadas, al igual que yo, Murphy no hacía uso de ningún medio de comunicación, de manera que nuestra interacción era por medio de cartas.

» Entonces las cosas se complicaron un poco, yo pasé a ser detective de la estación de Sheffield y el cargo de él se había vuelto más pesado. Ambos teníamos nuestras propias ocupaciones y era muy riesgoso, de manera que, al no vernos y no poder disfrutar de la compañía del otro, acordamos seguir con nuestra amistad.

» El riesgo de morir en alguna operación, nos hizo buscar lo que hubiéramos querido encontrar entre nosotros.

- ¿Sexo? -dije sorprendido-

- Sí, aunque no sólo eso. Ambos buscamos una pareja o un intento de pareja. Pero, no era lo que queríamos.

- ¿Querían estar juntos?

- Efectivamente. -su vista estaba perdida pero, triste ante la presencia de recuerdos-

- ¿Y luego viniste a Liverpool?

- Claro, él me ayudó a mudarme.

- ¿Aún habían sentimientos?

- No, no de mi parte, por él no lo sé.

- ¿Por qué ya no?

- He de confesarte, cuando él se fue de Sheffield y decidimos que las cosas terminaran como pareja, conocí a alguien.

- ¡Cuéntame mujer! -dije emocionado-

- No hay mucho que contar.

- ¿De qué hablas? Si te enamoraste, hay una buena historia -traté de animarla a hablar-

- Él fue un amor prohibido y claramente, no correspondido.

- ¿Cómo? ¿te enamoraste y no te correspondió? ¿Cómo paso eso?

- Así como lo oyes, en realidad... no me enamoré, sólo sentí una fuerte atracción hacia él. Tampoco sabré si él lo sintió, nunca pude hablar con él.

- ¿Entonces cómo pasó?

- Sólo, una ocasión lo vi, luego por varios días coincidimos, de forma planeada. Y cuando lo conocí, un poco más, me di cuenta que definitivamente, estaba enloqueciendo.

- ¿Por enamorarte luego de verlo unas cuantas veces? Definitivamente sí, amiga. -dije con risas-

- No me enamoré, sólo me sentí atraída hacia él.

- ¿Puedo saber el nombre?

- No, no ahora. -la vi fingiendo ofensa-

- ¿Cómo? ¿En verdad no me dirás?

- No, Jareth. Eres mi amigo, casi mi hermano, pero por ahora no puedo revelarte quién es.

- Bien, lo respetaré.

- Gracias.

- Una última cosa.

- ¿Sí?

- Es del mismo del que no me hablaste, ¿no es así?

- Sí, él.

El viaje transcurrió entre charlas de todo tipo, le confesé que me sentía atraído hacia uno de los oficiales que se mantenían en la estación, justo con el que me vio hablando la otra noche. Ella rió y me dio palabras de apoyo.

*Detective Williams*

Estaba por terminar el examen que le hacían al hígado, hasta ahora me había separado del médico, no me sentía muy bien, principalmente porque no había comido nada en todo el día y, tampoco me era apetecible comer, ante las imágenes y olores que habían llegado hasta mis sentidos, no era capaz de digerir nada.

- He terminado.

- Gracias al cielo -exclamé poniéndome de pie-

- Efectivamente, es el hígado que hacía falta, ¿y a divina qué?

- Te escucho.

- También fue el cajón de los recuerdos, para poder guardar esto -dijo con gracia y sacando un pequeño trozo de papel doblado-, está muy manchado y el papel casi se rompe.

- ¿Se puede ver lo que dice?

- Claro, léelo. -lo extendió-

- Vaya, es asqueroso -dije tomándolo con el guante.

"Felicidades, Durand, has encontrado el otro hígado. -iba dirigido a ella, así que era obvio que la nota sería para ella- Quiero ser claro, no quiero juegos y tonterías. Quiero que entregues esta pequeña nota al idiota de Adams.

Amigo mío, un gusto saber de ti, ¿cuánto tiempo ha pasado? No el suficiente para dejarte atrás, de eso estoy seguro, ¿tú no? Bueno, no sabes quién y me importa una mierda si lo sabes, sólo me quedaría claro lo traidor, inútil e incompetente que eres. Aleja a ese chico de la investigación y, so no sabes a quién me refiero, hablo de Barker, lo quiero fuera o sino... atente a las consecuencias.

Saludos, amigo mío."

Parece que poseen algo que los entrelaza, claro que no entregaré esta nota, esperaré el regreso de Maxine para poder hacer entrega, no tolero a Adams, y lo menos que quiero, es tener algún inconveniente relacionado a Barker, quien no me trae buenas vibras, siempre ha sido un idiota, pero ahora... hay algo que me deja con las dudas a flote.

- Hay algo curioso acá, el hígado fue bien cuidado hasta hoy, por lo que no tiene mucho sentido que haya una gran peste, ciertamente los líquidos que lo rodean son ajenos al mismo, ya que no existe conexión, por lo que no me extrañaría que haya otra persona o personas desaparecidas, en un estado de putrefacción.

- Tienes toda la razón, debo buscar respuestas.

- ¿Algún sospechoso?

- No por mi parte, las dudas que tenía, fueron esclarecidas gracias a Maxine. Pero, ella tiene un sospechoso, del que hasta ahora no me ha hablado.

- ¿Crees que es alguno de los criminales anteriores?

- Honestamente, no.

- ¿Es nuevo?

- Seguramente, es un criminal de tiempos anteriores, pero no había pisado nuestra ciudad. Este, busca sed de venganza, despertar el dolor y crear heridas profundas.

- ¿Esta vengando a alguien?

- No, es propia. Pero tiene aliados, uno en especial, que definitivamente se vio afectado ante el acontecimiento que despertó su furia.

- ¿Hacia quién va la venganza?

- No lo sé, puede ser Maxine, puedo ser yo, o cualquier otro detective, incluso para la policía.

- ¡Eso si que es bárbaro!

- Sí... bueno, me retiro, tengo unas cosas que ir a arreglar. Gracias por la ayuda Smith -extendí mi mano hacia él-

- Gracias a ti por tener la confianza de venir conmigo.

- Eres de los pocos médicos que manejan este tipo de cosas, y el único al que le confiaría alguno de mis casos.

Salí dispuesto a realizar un reporte de lo relacionado al órgano que nos fue entregado. Justo al cruzar la calle, sentí la vista de alguien fija en mí, voltee en varias direcciones, pero nada.

Fue hasta que estaba dentro de mi auto que lo vi, era un hombre, con un capuchón y gabardina negra. Él no había notado que lo estaba observando, así que su vista estaba fija en mí, no podía distinguir sus facciones estaba cerca de un edificio que generaba demasiada sombra y me impedía verlo, sumándole la distancia a la que nos encontrábamos.

Cuando se dio cuenta que el motor se encendió, caminó en dirección contraria a donde yo me dirigía, escabulléndose entre los transeúntes que por ahí se movían.

Estacioné el auto, y salí con la intención de seguirlo, pero fue en vano, ya no estaba. Me parecía que en alguna ocasión lo había visto, pero no recordaba con certeza de quién se trataba.



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