Capítulo IX
"Querida Detective Durand, ¿o puedo llamarte Maxine? Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que tuve la fortuna de hablar contigo, ¿lo recuerdas? Claro, sería más fácil que lo hicieras si supieras quién es el remitente de esta nota tan inesperada. Sé que sabes quién soy, no pretendo mencionar mi nombre, sólo he de decirte que después de todo este tiempo, por fin he decidido que sepas de mí. No quiero causar estragos en tu vida, mucho menos que se presente turbulencias en ella. ¿Recuerdas aquel café? ¿o el croissant que comías? No, creo que no, mencionaste que era poco observador para ser un criminal tan inteligente y cuidadoso, tal vez no te diste cuenta que soy un poco más de lo que tú crees, no te culpo, es difícil encontrar a alguien que sepa entender el mundo en el que tú vives y que corra la vida de la misma forma en que tú lo haces, claro, que ambos lo hacemos en nuestro propio lado, a nuestra forma. Sólo es un breve saludo y un pequeño recordatorio que estaré acá, que tal vez no fue la mejor opción haber cruzado mi camino o quizás, fue la mejor de todas, lo sabrás con el tiempo querida Maxine. Por cierto, sé que te gustan los cigarrillos, así que he dejado un pequeño detalle para ti, sólo revisa entre las hojas de la pequeña planta que está en la escalera de incendios. Por cierto, me encargué de la rata muerta que estaba ahí afuera, no debes agradecer.
Atte.: Tú más que nadie sabes quién soy."
*Maxine*
A diferencia de las otras cartas o notas de las que había sido testigo, esta estaba escrita a máquina, no podría identificar de quién se trataba, aunque más que claro estaba, era él y no había sido efecto del alcohol, sus ojos café sí tuvieron contacto con los míos la noche anterior. Cayden Laurent.
La cajetilla de cigarrillos estaba sellada por completo, hace días que no tenía uno de ellos entre mis labios, tal vez ayudarían a quitar la presión que estaba sintiendo mi cuerpo. Sin embargo, opté por los que había comprado tiempo atrás, no podía fiarme, tampoco estaba segura si se trataba de Laurent. ¿Qué buscaba? ¿saludar? ¿hacerme saber que está libre? No lo sé, pero podría ser él quien está detrás del secuestro de Amalia, vaya que podría ser él, se le daba bien secuestrar personas y no dañarlas, sólo aparecerlas así de la nada, sin más, claro que siempre era la cubierta perfecta de otro crimen, tal como lo hizo con Dubois.
Mi relación con el jefe de la estación de policías en Liverpool era buena, por lo que había conseguido que me hiciera saber cualquier cosa en caso de que se necesitara mi presencia. Así que, por un intercomunicador similar a los que los demás oficiales tenían, me informó: Detective Durand, necesitamos su presencia, ¿me copia? Respondí al llamado, y pedí la dirección en la que debía presentarme, era cerca de aquel edificio, así que llegaría en diez minutos o menos.
La cinta amarilla que acordonaba la calle, me dio un aire de desesperanza, algo grave estaba pasando, las palabras de algunos oficiales Hay que informar a los familiares, traigan al forense, ya nos estamos encargando de investigar todo, no contaminen el área, esperen por los detectives. Un oficial me obstaculizó el paso, cuando le mostré mi identificación me abrió espacio entre los que estaban de curiosos y algunos policías.
—Perdone por haberla molestado, no creí que usted fuera la detective, ya sabe, es cosa de hombres —lo observé alzando mi ceja—. P-perdón, fue una estupidez, ¿no?
—¿Qué ha sucedido? —dije evadiendo sus comentarios.
—Al parecer habían secuestrado a seis chicas, de las seis, sólo una se encuentra con vida —tomé una bocanada de aire, esto no era posible.
—¿Nadie reportó los secuestros?
-Nada, no a nosotros —la peste se desató cuando entré a aquella bodega.
—A nosotros sí —Edward Williams se hizo presente en la escena.
—¿Por qué no informó nada? —dijo el comandante acercándose a nosotros.
—Estábamos en investigación, creímos que las encontraríamos.
—Creyeron, ese fue su error –dijo con tono duro—. Durand, ¿usted supo algo?
—No, hasta ahora —dije, entonces lo recordé—, pero he de mencionar, que el secuestro de la niña Amalia, me dejó con grandes dudas, ya que ella afirmó escuchar que su secuestro no era más que un anzuelo.
—Dijo lo mismo cuando la interrogamos. Williams, ¿desde cuándo sabe de estos secuestros?
—Sabíamos de tres, se cumplirían tres días a las 7:00pm.
—¿Ya saben quiénes son las víctimas?—pregunté.
—Aún no, no todas, al parecer algunas llevaban más tiempo en periodo de descomposición que otras.
—¿Y la chica que está con vida? —dijo Williams.
—Fue trasladada al hospital más cercano —habló el jefe dea estación.
—Bien, ¿puedo? —dije colocándome unos guantes que traía en mi pequeño maletín, Williams observaba todo horrorizado y asqueado, y es que era entendible.
—Adelante Durand, encárguese. Williams, con usted necesito hablar.
Una horas más tarde me encontraba en la morgue, el forense estaba por terminar las autopsias de los cadáveres. El comandante me había pedido que me encargara de este caso, sin embargo, el detective Williams debía estar trabajando a mi lado en algunas ocasiones, ya que de forma privada los familiares de algunas de las chicas habían solicitado sus servicios. No tenía problema respecto a ello, pero sabía que él se encargaría de hacer la tarea más difícil.
El forense me había brindado algunos reportes que él había notado y junto a las anotaciones que pude recaudar durante las autopsias, creía poder tener un informe lo suficientemente nutrido para presentar el caso y que esto no quedara guardado entre papeletas y archivos de la comisaría.
Esperé en el hospital a que la sobreviviente estuviera consciente y que me permitieran interrogarla. Cuando entré ella estaba con los ojos cerrados y su cara estaba casi irreconocible, sus brazos estaban lastimados, quién sería tan malnacido como para realizar tan atroz acto, aunque era evidente que este era un trabajo realizado en conjunto, no pudo ser solamente un sujeto.
Los medicamentos que la mantenían dormida estaban perdiendo efectos, parpadeo un par de veces antes de enfocar su vista, su sentido alerta se activó y como era de esperarse, intentó bajar de la cama donde se encontraba, pero no pudo. Estaba conectada a algún aparato, no fue este el que le impidió levantarse, sino se trataba de las costillas que tenía lastimadas y la pierna fracturada.
-¿Quién eres? ––dijo alerta––
-Detective Maxine Durand ––le mostré a distancia mi placa e identificación––
-¿Qué hago aquí? ––las lágrimas estaban al borde de sus ojos––
-Tranquila, estarás mejor.
-¿Qué fue lo que pasó? ––se quejó ante el dolor que le había provocado el movimiento brusco cuando intentó pararse––
-Eso queremos saber. ¿Recuerdas lo que pasó?
-La pregunta tendría que ser si realmente lo olvidaré ––dijo dejando salir las lágrimas y sollozos que estaba guardando––
-¿Hace cuánto que estabas con ellos? ––dije luego de regalarle un sonrisa––
-Creo que perdí la cuenta, pero no fue mucho supongo, ¿qué día es hoy?
-Sábado.
-Tres días, fueron tres días. ––coincidía con el tiempo del que Williams había hablado––
-Cuéntame todo lo que recuerdes, antes y durante. Tómalo con calma, no quiero presionarte, tenemos tiempo.
-El miércoles, salí era algo tarde, había acordado salir con mis amigas a un bar, al entrar a ese lugar las comencé a buscar, pero no las encontraba, me dirigía al baño pensando en que podrían estar ahí, fue cuando tropecé con un hombre, mayor, pero debo admitir que era atractivo, vaya que fui estúpida ––dijo bajando su mirada––, se disculpó y me invitó a una copa en muestra de una disculpa, yo creí que estaría bien ––hizo un silencio––, estuvimos bebiendo por un rato y en menos de lo que esperé estábamos en un habitación, algo descuidada, pero había una cama, así que sólo nos dejamos llevar por el momento, el deseo y los efectos que el alcohol había despertado en nosotros. Luego, cuando estaba por irme sentí un golpe en la cabeza, me despertaron algunas patadas, estaba atada de manos ––dijo viendo las señas que las cuerdas habían dejado en sus muñecas–– y junto a mí habían otras 5 chicas, dos de ellas aún vivían, las otras no se movían. Sabía que mi aspecto era un asco, soy un asco ––afirmó––, pero ellas estaban peor que yo. Un hombre con un aspecto muy extraño, pero no podría describirlo, siempre estaba oscuro todo y junto a él un hombre con aspecto más joven, pero traía su rostro cubierto. El más joven siempre decía algunas palabras que ahora no recuerdo y ahí entraban otros sujetos, tomaban a una y se la llevaban, la regresaban peor de lo que la habían llevado.
-¿A ti te llevaron? Sé que es difícil hablar de todo esto, pero debes entender que eres la única sobreviviente y nuestra única prueba y testigo de este caso.
-Lo sé, ––su mirada veía hacia algún punto en la habitación–– sí ellos me llevaron, tal vez dos, tres o más veces. Cada sujeto se adueñaba de nosotras al salir de ese sitio, lo más desagradable era cuando el viejo de aspecto extraño cubría su rostro y abusaba de la chica a quien el más joven indicaba. ––sus lágrimas salían de aquel rostro desfigurado––
-Calma ––tomé su mano––, has hecho un buen trabajo, por ahora eso es todo. Ahora debes descansar, pediré a alguien que encargue de custodiar este sitio.
Antes de salir de la habitación la chica soltó un inaudible gracias. Me dirigía hacia donde se encontraba el comandante, entonces recordé que Jareth había quedado de llegar a casa, debía buscar la manera de informarle. Entonces Murphy, Henry Murphy me sacó de mis pensamientos.
-Durand, ha sido todo por hoy, no podemos avanzar más hasta que la chica se recupere y pueda hablar de lo que sucedió antes de que llegáramos.
-¿Y qué hay de los sujetos?
-Mi gente ya se encuentra en eso.
-¿Cómo supieron que estaban secuestradas?
-Alguien llamó, informó que había un olor putrefacto en uno de los patios traseros de sus calles, estos hombres eran muy imbéciles. Dejar a las señoritas en el sótano debajo del patio trasero no fue su mejor idea.
-¿Sabes por qué no estaban?
-Parece que las dejaban solas por horas. Ahora creo que lo mejor es que te retires, tomes un baño y comiences ese informe que sé que dará detalles de la muerte, detalles que ni el forense fue capaz de ver.
-Está equivocado, él hizo un buen trabajo.
-Durand, ¿traías tu cámara?
-Sí, ¿por qué?
-¿Sacaste fotografías e hiciste anotaciones?
-Claro.
-Bien, entonces sé que profundizarás en el trabajo que estuviste haciendo con él en la morgue. Te conozco, eres capaz de ver lo que otros no.
-Está equivocado Murphy.
-Maxine, he trabajado antes contigo ––dijo aquel que había sido mi compañero durante un tiempo en la escuela–– y sé que siempre tienes un as bajo la manga para encontrar lo que otros no podemos. Ve a descansar.
-Deberías hacer lo mismo, pero sé que tienes trabajo ––dejé ir unas palmadas sobre su espalda––. Te veo Mañana Henry.
-Hasta mañana Durand.
Lo sabía, estaba furioso, recostado en el marco de la puerta con lo brazos cruzados, no tardaba en dejar ir algunos improperios y gritos.
-¡Sabes que llevo más de media hora aquí!
-Lo siento Jareth ––me cortó––
-No solucionas la perdida de mi tiempo con un lo siento ––dijo burlón––
-Lo recompensaré, lo prometo. Ahora, no hagas que mis vecinos salgan a reclamar por el escándalo que estás armando ya te explico y qué te parece si luego vamos por algunos ingredientes y hago aquel postre que tanto te gusta.
-Mmm ––dijo pensándolo–– tendrás que convencerme Durand.
》》》》》》》》》》》》》》》》》》
Nota:
Agradecería sus votos/comentarios bellxs lectores fantasmitas.
La verdad, si me gustaría que antes de terminar el año, poder darles un maratón de unos 5-10 capítulos :3 y me serviría de mucho apoyo si compartieran el link de la historia y dejaran sus votos n.n
🤍🖤 Abrazos psicológicos:3
Oh, cierto... me gustaría saber si les gustaría que los capítulos fueran más largos o están bien así <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top