Capítulo III

*Narrador Omnisciente*

Por el resto del día, las palabras de la niña se repitieron una y otra vez en la mente de Maxine, era consciente que si seguía dándole aquella importancia, terminaría sacándola de quicio. Ante aquel mensaje había una señal de algo que por ahora no podía descifrar, no tenía suficiente información, se reuniría con Roxane y Amelia hasta el día siguiente, para evitar incomodar a la niña.

A pesar de ser muy tarde, la detective seguía en la oficina, tratando de encontrar cuál era el motivo del secuestro, que hasta el momento no tenía lógica.
Revisó la nota y recordó los pasos que tuvo al momento de encontrarla, los secuestradores sabían que los detectives y la policía los estaba buscando, pero ¿cómo sabían que ella estaría allí? De acuerdo a la nota, decía que ella no tenía que confiar en nadie, pero no trabajaba con nadie, bueno no directamente.

Su mente la llevó al momento en que piso el centro, era de tarde por lo que aún transitaban personas por el lugar, el flujo de gente era relativamente normal a cualquier día, parecía que nadie le prestaba atención a su presencia, algo le parecía extraño de aquel lugar, y era que nadie prestaba atención a lo que acontecía a su alrededor, estaba segura que al ser ella una detective, era capaz de dudar y sacar teorías de cualquier movimiento, pero eso no quería decir que una persona que no se dedicara a lo mismo que ella, no se percatara de las actividades que se daban en el lugar que transitaban.

Recordó que aparte de aquel pensamiento, sentía la mirada de alguien encima, había sido consciente que la misma mujer a quien había interrogado anteriormente podría estar observándola, lo confirmó cuando dirigió su vista a esa dirección y esta alzó su mano en forma de saludo. Maxine estaba más que segura que no se trataba de esa mujer, era una mirada pesada, alguien la acechaba desde lejos.

Y es que a varios metros de distancia, entre los contenedores que se mantenían en uno de los callejones cercanos, un sujeto tenía su mirada fija en ella, detallando cada movimiento y esperando que algo ocurriera para poder mantenerla distante de él. En uno de los tantos movimientos que se hicieron en el centro, este hombre aprovechó el momento para colocar en segundos el papel que la detective había encontrado.

◇◇◇

*Maxine*

El reloj estaba por marcar las doce en punto, Jareth se había ido a casa, tendría que regresar caminando a mi edificio, necesitaba enlazar algo con el secuestro de Amelia, pero no estaba segura de nada, alguien me había estado observando la tarde que visité el centro, tenían todo planeado, pero ¿estarían vigilando a los otros detectives? o sería sólo a mí a quien tenían en la mira, no lo sé, pero todo era muy raro, principalmente por el mensaje que pidieron darme.

Significaba que aquel hombre me conocía, sabía de mí o sólo pretendía generarme miedo para que abandone mis sueños. Si en caso es ese su plan, puedo asegurar que un secuestro y una advertencia no harán que deje de mi trabajo, ser mujer no me impide seguir adelante.

«Ten cuidado Durand, esto no es un juego y sé que lo sabes muy bien, cuida tus espaldas y no confíes en nadie. Recuerda que te tengo presente en mi mente, no me olvides».

Necesitaba encontrar el mensaje, pero con tan poco conocimiento era muy difícil encontrar algo, podría tratarse de una broma por parte de los secuestradores, pero no tendría nada de sentido, ¿por qué a mí? Si se trataba de una broma por cuestión de raza o algo similar, la verdad estaban muy lejos de provocarme miedo, desilusión o una baja en mi autoestima.

Hasta ahora con lo único que contaba era la nota, las fotos de las marcas de botas en el fango, la advertencia de la niña y el retrato del hombre que nadie había visto antes en el centro. No tenía sentido que un secuestrador tomara a una niña cualquiera en un lugar público, tampoco que tomara el tiempo de informar el supuesto paradero de la víctima, mucho menos atacar con armas, sin atinar ningún tiro y más que todo, dejar un mensaje para uno de los detectives. Un secuestrador busca acaparar la atención de los medios, pero no deja pruebas que puedan perjudicarle, a menos que sea una trampa o mala jugada.

Esa noche decidí quedarme en la oficina, estudiando el perfil de la familia, tratando de conseguir un poco de información que pudiera relacionarse al secuestro, también debía saber cuál había sido el otro motivo por el que tiempo atrás solicitaron los servicios del detective Williams.

Desperté temprano, fui a casa a ducharme y cambiar de ropa, traer un poco de comida y algunas cosas que podrían servirme en la oficina. Veinte minutos después de llegar, Roxane se hizo presente en la oficina, junto a su hija y su esposa. Pregunté a la pequeña si estaba segura de querer realizar el interrogatorio, no pretendía asustarla o causarle incomodidad, principalmente por el padre que tenía, a quien me veía con cara de asco aún.

—Amelia, me podrías decir, qué viste, qué oliste y qué sensaciones tuviste cuando estuviste allí, también me gustaría que me contaras la versión de tu secuestro desde tus perspectiva, me es importante que tú comentes los hechos, porque has sido tú quien lo ha vivido —vi que esta observó a su padre quien puso cara dura—, nos importa mucho lo que pasó, por lo que necesito completa sinceridad, ¿de acuerdo? —asintió.

—¿Qué digo primero? —dijo la niña.

—Iniciemos con el momento en que te separaste de tu padre.

—Había salido al centro con papá, luego de caminar por varios minutos, él se distrajo cuando encontró a unos de sus amigos, pero no los había visto antes. Uno de ellos venía acompañado de una mujer quien era su pareja, pero al principio creí que era su hija.

»Luego la mujer se alejó de ellos y fue al encuentro de otras, fue interesante escuchar a mi padre decir cosas como: "mi mujer puede estar por aquí, debiste decirlo y no traería a mi hija, mi mujer se enterará, si alguien nos ve, seguro le cuenta a nuestras esposas". Entre otro tipo de cosas, al parecer él creía que no lo escuchaba.

—No digas tonterías Amelia, tú sabes que no fueron así las cosas.

—¡Déjala hablar idiota! —dijo su mujer, a quien se le notaba el enojo a distancia.

—Podrían callar ambos, necesito que Amelia cuenta las cosas desde su versión, si se trata de modificar de nada nos sirve. Sigue pequeña —dije.

—Las otras mujeres se acercaron a ellos de forma coqueta, así que supuse que se trataba de sus amantes, lo único que pasó por mi cabeza fue: "cuánto descaro poseía mi papá, para traerme al punto de encuentro con mujerzuelas" —Roxane lanzó una mirada de odio a su marido y este sólo tenía el rostro rojo de enfado y vergüenza—. Sabía que no nos iríamos cuando dejó de prestarme la poca atención que tuve por su parte desde el momento en que se reunió con sus amigos.

»Me molesté mucho con él, así que comencé a caminar en dirección a casa, pues desde el centro no está muy lejos. Pensé que podría llegar rápido, papá no se dio cuenta que yo ya no estaba en el sitio que me había dejado, lo sé porque voltee en varias ocasiones con la esperanza de que se diera cuenta, pero no lo hizo. Tal vez, si él no hubiera estado tan embobado por aquellas mujeres, no me hubiera pasado nada, pero la última vez que voltee, me encontré con un hombre, y cuando levanté la vista un escalofrío recorrió mi cuerpo, estaba a punto de gritar pero el cubrió mi boca con un pañuelo y llevaba un guante negro, intenté retroceder, pero no tenía fuerzas y él ya me tenía atrapada.

—¿Le viste el rostro? —asintió— ¿cómo era?

—Alto, su pelo nunca lo pude ver, traía un gorro que le cubría casi toda la cabeza, sin embargo dejaba ver cierta parte de su cara, pero parecía estar desfigurada.

—¿Desfigurada?

—Sí, fue espantoso, me causaba asco que se me acercara.

—¿Te hizo algo?

—No, jamás me tocó, sólo se acercaba para susurrarme cosas.

—¿A qué olía? ¿qué viste?

—Todo apestaba a humedad y hombre, pero sucio.

Para ser una adolescente de catorce años, parecía tener una mentalidad muy madura, lo cual ayudó hasta este momento, ciertamente no resolvían mayor cosa, principalmente porque en la mayoría del tiempo estuvo dormida, y cuando no lo estuvo, se encontraba en un lugar oscuro, pero confirmaba la versión de la señora del centro, es decir que su padre estaba mintiendo, con la intención de cubrir su infidelidad.

Le había pedido que describiera con mayor detenimiento olores, sensaciones y lo poco que había observado en aquel sito. Su descripción no nos llevaba más allá de alguna bodega abandonada. Pero no fue eso lo que llamó mi atención, sino lo que dijo después:

—Fue poco después de que despertara, no estoy segura si era de noche o de día, pero ellos creía que estaba dormida o eso supongo, escuché varias voces, eran hombres, hablaban sobre un tipo de estrategia, logré escuchar que varias veces mencionaron que el que yo estuviera ahí no importaba, que sólo necesitaban un anzuelo.

—¿Anzuelo?

—Sí, no entendía nada, sólo quería salir del lugar y regresar con mamá.

—¡Estoy harto! esto no puede ser posible, todo esto son estupideces, usted sólo quiere hacernos perder el tiempo, no venga a mentirme —dijo dirigiéndose a mí.

—Papá, sabes que estoy diciendo la verdad.

—¿Quieres seguir cubriendo tus porquerías? —dijo su mujer.

—¿Ahora entiendes por qué prefiero a Williams? Él no sale con estupideces, de seguro sólo quieres separarte de mí y por eso me has traído hasta aquí, inventando cuanta tontería se te cruza. Todo es su culpa —dijo señalándome—, me da asco en todos los sentidos, vil farsante, mentirosa, me encargaré que todo este teatro —movió sus manos señalando toda la oficina— se le venga abajo.

—¡Lárgate! —dijo la mujer.

—Señor, le pido que por favor abandone la oficina, no le pedí que estuviera aquí, usted mismo dijo que no iba a colaborar conmigo, sin embargo, las preguntas que se le deben hacer, si las tendrá que responder, pero mientras tanto, puede retirarse.

Él hombre salió tirando la puerta, la niña comenzó a llorar al ver la actitud de su padre y las cosas que su madre le decía. Tenía sentido, luego de esto su familia se destruiría, pero fue algo que sirvió para abrirle los ojos a la pobre mujer.

Admiraba la valentía y la tranquilad con la que Amelia había hablado sobre lo que había vivido, era impresionante que a tan corta edad, aquel hecho que para muchos, sino es que para la mayoría, hubiera resultado como un acontecimiento traumante, a ella no le molestaba hablar de eso. Esa actitud en algún punto me hizo dudar de que el caso fuera real, que no fuera un invento para hacerme perder el tiempo. En una sociedad donde la gente discrimina por raza, es normal desconfiar de todo y de todos.

Pero, la tristeza que sus ojos se reflejaban cuando recordaba esos momentos en la oscuridad, el temor que se asomaba cuando hablaba de la cercanía que el hombre había tenido hacia ella, eran indicadores que nada de eso era una simple actuación.

Tiempo después de haberse retirado, recibí una llamada a mi oficina, era el detective Williams.

—Felicidades Durand —dijo con desdén—. Ahora puedes dejar el caso en mis manos, si nuestro secuestrador es un hombre, dudo que seas capaz de encontrarlo.

—No creo que deba dudar de mi capacidad Williams, si mal no recuerdo, de no ser por mi investigación, no se hubiera encontrado la pista que nos llevó a la niña.

—¿Cree que no la íbamos a encontrar? Durand, a usted sólo le han agilizado el trabajo. Fuera o no a la escena del crimen, la pista la hubieran hecho llegar a cualquier otro lado en el que la pudiéramos encontrar.

—Claro, de seguro alguno de los cómplices la llevaría a su oficina, ya que su trabajo se da mucho en su oficina, ¿no? Si no le importa, me despido.

Terminé la llamada antes de que tuviera opción a decirme algo, trabajar en este caso, sabiendo que tenía como carga la presión que Williams me estaba dado, sería un poco difícil, pero no imposible. Por la tarde le pedí a Jareth que en su auto me llevara a la autopista, pero que no fuera a bajar del auto, necesitaba estar sola en aquel sitio.

Así lo hice, estuve alrededor de dos o tres horas, deambulando entre aquel terreno, no había nada más que leves señas de las llantas de los autos, pero por la lluvia de la noche ya se habían borrado casi por completo, este no era el típico secuestro, ese que realizas por venganza directa, dinero o amenaza. Por lo que había investigado de la familia, no tenían ningún problema, la única deuda que habían tenido, fue cuando se endeudaron por pagar a Williams, pero ya habían saldado todo. Y no era posible que tuviera relación con la investigación que habían solicitado tiempo atrás, ya que se trataba sobre encontrar a los padres de Roxane.

Fui directo a mi oficina, Jareth se quedaría conmigo hasta tarde durante el resto de la noche, traté de relacionar ambos mensajes y encontrar relación entre lo que había llegado a mí por medio de la carta, y lo que Amelia había escuchado.

Él quería diversión y acción para la ciudad, pero para mí esto no puede ser un juego.

Diversión.

Juego.

Anzuelo.

¡Lo tenía! Amelia sólo había servido como anzuelo para lo que este supuesto secuestrador estaba organizando. Seguramente este secuestro estaría cubriendo algo, manteniendo a las autoridades ocupadas, no nos daríamos cuenta de aquello que estaban tramando, podría asegurar que la persona a quien ella había visto no es quien está dirigiendo todo esto. Necesitaba descubrir cuál era la jugada de la que nos querían hacer parte, pero nos tenían en desventaja.

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Espero disfruten y sea de su gusto esta historia. Agradecería los comentarios/votos.

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