Uno

Aún recordaba cuando todo empezó, aquellos días en los que eran unos adolescentes, donde todo parecía ser un cuento de hadas. Jungkook y Taehyung se conocieron en la secundaria yendo al mismo curso y teniendo la misma edad. Ellos en un inicio comenzaron siendo amigos, unos muy cercanos, y de a poco ese bonito sentimiento de amistad fue transformándose a en algo más.

Recuerda perfectamente bien cuando un veintiséis de abril cuando Jungkook se le confesó en la terraza de la escuela. Su rostro estaba teñido de rojo, se le notaba el nerviosismo lo viese por donde lo viese y sus ojos brillaban de miedo y emoción. Taehyung no lo dudó ni un segundo, con una gran emoción y una hermosa sonrisa adorbando su rostro, aceptó salir con Jungkook.

Un año entero pasó hasta que por fin en la misma fecha Jungkook le pidió ser novios oficialmente. Todos dirían que se habían tardado demasiado, pero a ninguno le importó, incluso les parecía el tiempo justo.

Vivieron muchos momentos durante su noviazgo, tan buenos como malos. Habían momentos en los que discutían como cualquier pareja normal, pero que prontamente se arreglaban con una una disculpa y unos "te amo", aún que también había helado y pizza de por medio.

Toda persona que los conociera decía que ellos eran una hermosa pareja. Se veían tan lindos juntos y se notaba el amor que sentía el uno por el otro. Tanto así era que a nadie le sorprendió cuando estos dos chicos se comprometieron durante su último año en la secundaria, esto debido a que irían a universidades diferentes.

Cuando acabaron la escuela y comenzaron la universidad, Jungkook se mudó a Seúl para estudiar ahí, mientras que Taehyung se mudó a Daegu, su cuidad natal, para estudiar en una universidad de ahí. Durante ese tiempo, mantuvieron una relación a larga distancia y cuando sus estudios les ppermitían, iban a la ciudad del otro para verse. Fue duro la verdad, pero valió la pena cuando sus estudios acabaron y ambos se graduaron cada uno en su carrera. Fue en ese entonces que se mudaron juntos a Seúl en un pequeño departamento, algo que pudiesen pagar con lo poco que tenían. Pasó un tiempo para que ambos tuviesen un trabajo estable y finalmente vivir de una forma cómoda.

A la edad de veintisiete años fue cuando finalmente pudieron viajar a Estados Unidos para casarse allí ya que en su país no era legal. Debido a los gastos de viaje, solo sus familiares y amigod más cercanos pudieron viajar para asistir a la boda. Sin embargo, para la pareja fue maravillosa y aprovecharon su estadía en Estados Unidos para tener su luna de miel allí.

Tuvieron maravillosos años de casados, uno más hermoso que otro, pero no todo es para siempre y hasta los momentos más felices pueden transformarse en los más dolorosos.

No supo en qué momento ni cómo o porqué fue, pero ellos comenzaron a distanciarse, comenzaron a haber más peleas y las sonrisas y momentos felices iban reduciéndose a nada de a poco.

—¡Entonces vete, Jeon! ¡No te necesito en mi vida!— gritó Taehyung con su voz empalagosa por tanto llanto, sus ojos estaban rojos, al igual que la punta de su nariz—. ¡Quiero el maldito divorcio!

—¡Con todo gusto te lo daré! Ya me tienes harto, Kim con tus estúpidos celos y tus malditas escenas— rebatió Jungkook poniéndose el saco del traje que llevaba puesta.

—¡Claro! Ahora vete con tus estúpidas amigas— dijo con enojo y ardiendo en celos.

—¡Acabas de decirme que me vaya! ¡¿Quién rayos te entiende?!

—¡Ya vete de una maldita vez!

El pelinegro rodó los ojos y tomó las llaves de su auto para luego caminar a paso firme a la salida de la casa para luego irse, no sin antes dar un portazo al salir. Por otro lado, Taehyung se sentó en el sofá y cubrió su rostro, comenzando a llorar con más intensidad que antes.

Pasaron horas antes de poder calmarse por completo. Después de aquella acalorada discusión, pudo detenerse a pensar con claridad y recordar todas las cosas que dijo a causa de su enojo. Él realmente no quería divorciarse, él amaba a Jungkook más que a nada en el mundo, pero al estar enojado dijo cualquier cosa sin pensar. Solo deseaba que no fuera demasiado tarde para remediar las cosas y que Jungkook también estuviese arrepentido de todo lo dicho.

Al día siguiente cuando despertó, Jungkook no estaba a su lado, algo muy común después de cada discusión. Suspiró ligeramente y se levantó de la cama, su cabeza dolía y sus ojos ardían por tanto llanto, no tenía ganas de hacer nada, pero no necesitaba arreglar las cosas con su esposo. Salió de la habitación y se dirigió a la de los huespedes, ahí era donde Jungkook dormía cada que peleaban. Al entrar a la habitación no encontró a nadie, peor aún, ni siquiera había indicios de que alguien haya estado ahí.

Suspiró levemente y fue en busca de su celular, buscó el contacto de Jungkook y lo llamó, más nadie contestó. ¿Lo había hecho enojar tanto? Él no acostumbraba irse tanto tiempo y siempre le contestaba. Algo andaba mal y lograba ponerle los nervios de punta.

Pasaron horas enteras, llenas de angustia y agonía, ¿dónde se encontraba Jungkook? Había llamado a todos sus conocidos y le mandó cientos de mensajes pero no aparecía y nadie lo había visto o sabía algo de él. Se encontraba sentado en el sofá de la sala, mordiéndose las uñas debido al nerviosismo que sentía. La casa estaba sumida en silencio, pero el sonido de una canción que anunciaba una llamada entrante acabó con ese silencio. Taehyung miró el nombre que aparecia en la pantalla y rápidamente contestó cuando notó que era su esposo.

—¡Jungkook!— fue lo primero que dijo, sintiéndose aliviado de que por fin apareciera.

—¿Hola?

Taehyung frunció ligeramente el ceño al oír la voz de una mujer del otro lado de la línea, una desconocida para él.

—¿Quién habla?— se apresuró a decir.

—No me conoce, ¿usted es conocido o familiar del señor Jeon Jungkook?

—Sí, soy su esposo— respondió extrañado—. ¿Por qué lo pregunta?

—Lamento decirle, señor, que su esposo sufrió un accidente automovilístico durante la madrugada.

Su corazón se detuvo por un segundo y sintió todo el oxígeno abandonar su cuerpo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y un nudo se formó en su garganta, haciendo que el hablar se le dificultara en ese momento.

—Señor, necesito que venga al hospital.

—V-Voy para aya— dijo lo más calmado que pudo.

Luego de que la chica le dijera en qué hospital estaba, cortó la llamada y corrió hasta salir de la casa e ir hacia su auto. Durante el camino, su corazón se mantenía latiendo de manera acelerada y se le dificultaba mirar debido a las lágrimas que opacaba su visión. Por su cabeza pasaban miles de pensamientos y muchos eran de culpabilidad, si no lo hubiese hecho enojar, él no estaría en un maldito hospital.

Cuando llegó a su destino, bajó del auto y corrió al interior del establecimiento, pidió en recepción el número de la habitación donde Jungkook se encontraba y en cuestión de minutos ya se encontraba en dicha habitación. Su respiración estaba ligeramente acelerada ya que debido a su poca paciencia decidió subir por las escalera.

Entró a la habitación en silencio y fijó su mirada en el cuerpo que reposaba en la camilla. Con pasos lentos se acercó a la camilla y se sentó en una silla que había ahí. Jungkook tenía golpes y raspones por todo su cuerpo, en su rostro había pequeños cortes, tenía un brazo enyesado y en otro tenía suelo conectado a sus venas. Tenía puesta una mascarilla de oxigeno y varios cables conectados a su cuerpo. Le daba mucha pena ver a su esposo así, pero agradecía que no haya sido algo mucho más grave.

—Jungkookie, ya estoy aquí, bebé— dijo mientras tomaba su mano—. Lo siento, Kookie, por todo lo que dije... en verdad perdoname... juro que no volveré a decir algo así, ni reclamarte nada, pero tienes que despertar Kookie y mejorarte.— Sus lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas—.  Kookie...— volvió a llamar.

Cerró sus ojos con fuerza y comenzó a llorar. Se sentía fatal, todo eso había sido su culpa, él era el responsable de que su bebé estuviera en ese estado.

—¿Sabes que eres muy ruidoso?— oyó decir a una voz, su tono era más grueso y se oyó en voz baja.

Taehyung levantó la mirada con sorpresa y emoción a la vez. Jungkook abrió los ojos en ese momento, Taehyung sonrió aliviado.

—Sí... me lo has dicho.

—Deja dormir a los enfermos.

—Tú no estás enfermo— se quejó haciedo puchero.

—Shh... hagamos de cuenta de que estoy enfermo.

—Pero...

—Enfermo dije. Sé bien que te vas a culpar... o ya lo estás haciendo, así que has de cuenta que estoy enfermito y ya —dijo y cerró sus ojos nuevamente—. Ahora dejame dormir.

El castaño soltó una risita y sorbió su nariz, ese chico jamás iba a cambiar.

—Te amo, Jungkookie.

—Te amo, TaeTae.

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