Capítulo 30

La mañana se encontraba cubierta de viento frió, al igual que los caminos y pastos repletos de nieve. Al parecer en la madrugada, mientras NamJoon y Jin dormían, había nevado así dejando un frío indescriptible alrededor de aquel pueblo un tanto solitario. A pesar de todo, había sido una temperatura desconocida por SeokJin gracias a la chimenea de aquella cabaña y por el calor que sus cuerpos habían brindado el estar juntos enrollados entre las sabanas y tomándose uno al otro.           

SeokJin siempre había sido un chico con sueño pesado, por lo que NamJoon lo había agradecido al momento en que tuvo que salir por la mañana para ir al pueblo, para poder comprar poca despensa para la cabaña, recados de su madre y algunos medicamentos como para el dolor corporal y, claro era, pastillas anticonceptivas.

Porque estaba claro que NamJoon no dejaría que SeokJin quedara embarazado.

Eso sería su entera perdición, lo sabía.

Tener un bebé no era tan fácil como las películas lo hacían mirar. Tener un bebé implicaba sientas y sientas de responsabilidades, y también de restricciones. Implicaba dejar de ser aquel joven o adulto irresponsable, ahora tendrías a una criatura en tu completa custodia. La cual tenías la obligación de cuidar y amar hasta que la vida y el tiempo le haya llegado, hasta que llegara aquel momento de despedirse y dejarle hacer su vida, dejando de ser un bebe y empezando a ser un adulto, el cual conocería a alguien y tendría hijos, los cuales luego crecerán y tendrán hijos de nuevo; el simple ciclo de la vida.

NamJoon nunca se había sentido emocionado por tener alguien a su lado por el resto de su vida, tener hijos, amigos, padres; crear una familia.

NamJoon era todo lo contrario a SeokJin. Aquel chico de hebras castañas que soñaba con su eterna vida con el amor de su vida, y viviendo felices para siempre.

El castaño restregó sus ojos con las palmas de sus manos y bostezó con cuidado mientras abría los ojos con lentitud. Trato de levantarse, lo cual fue un completo error. Un leve chillido salió de sus labios al momento en que sintió aquel insoportable dolor en su cadera.

—¿NamJoon? —murmuro en voz baja mientras volteaba con la finalidad de encontrar al moreno a su lado, lo cual no logró. Formo un pequeño puchero. Se sentó con cuidado aun sin soltar las sabanas, con las cuales camino con lentitud hacia el baño y así poder darse una ducha y poder vestirse ya que aún se encontraba completamente desnudo.

Mientras prendía la llave de agua y llenaba la tina, se preguntó a sí mismo el por qué le dolía así el cuerpo y solo era cubierto por una sabana ya que debajo estaba sin ninguna prenda. Por lo cual, su rostro se coloro de un momento a otro y sus manos temblaron. Cada una de las imágenes de la noche anterior habían llegado a su mente haciéndole sentir vergüenza completa.

Salió del baño luego de lavarse la cara y los dientes –recalcando que aún se encontraba envuelto en las sabanas que arrastraba por todo el lugar- y caminó a la cocina para tomar un vaso de agua para poder eliminar cada centímetro reseco de ésta.

Bajo la mirada a la mesa y encontró una nota escrita en un postit rosa la cual era la siguiente:

"Creo que te debiste dar cuenta que me he tenido que robar uno de tus papelitos rosas plegables, ya que yo no tenía donde escribir. Bueno, eso es algo irrelevante, puedo comprarte mil paquetes de los mismos si así lo quieres, no me sería un problema satisfacerte con lo que desees.

A lo que quería decirte. No estoy en la cabaña porque tuve que ir a comprar algo muy importante y también fui a acompañar a mi madre a hacer algunos mandados. Lo siento, realmente quería que cuando te despertaras estuviera a tu lado y poder ver tu hermoso rostro al despertar.

También he tenido que correr a YoongSun de la cabaña, al parecer se quería colar para hacernos el desayuno mientras dormíamos, y creo que no hubiera sido una buena idea encontrarnos así.

Por cierto, puede que te duela la cadera o el cuerpo en general, pero tranquilo, compraré pastillas para el dolor. No tardare en llegar, volveré lo antes posible, lo prometo pequeño."

Jin sonrió y arrugo la notita para luego tirarla al bote de basura. Luego, se dirigió al baño y retiro la sabana para poder tomar el paquete de jabón en polvo e introducirlo en la bañera para poder hacer la espuma al entrar en ella. Agradeció al sentir la calidez del baño de burbujas, se sentía limpio y relajado.

No podía evitar pensar en todos esas hermosas palabras que NamJoon le había dicho, aquellas frases que le habían brindado tanta confianza y ganas de continuar aquel momento tan especial.

La confianza de entregarse a NamJoon por completo, de cualquier forma que pudiera existir en el planeta. Haría lo que NamJoon quisiese a pesar de todo. Porque el amor destruye todas las barreras, pero también te hacer ciego y tonto, te aleja del mundo y te encierra en una pequeña burbuja donde todo tu mundo se vuelque aquella persona que tanto amas, volviéndote alguien diferente y accesible hasta el punto de poder llegar a matar por él o ella; porque el amor es peligroso.

[...]

NamJoon caminaba junto con su madre. El moreno cargaba las bolsas de compra mientras mirada a los alrededores del mercado en busca de alguna farmacia. Claramente su madre notó lo desesperado que se encontraba en busca de algo lo cual ella no tenía ni idea, prefiriendo preguntarle y buscar alguna manera de ayudarlo.

—Cariño, ¿Necesitas algo? Veo que buscas algo con impaciencia. —rió la mujer.

—Sí, busco alguna farmacia. Pero no hay en ningún lado. —respondió preocupado.

—Oh, lo hubieras dicho antes. La farmacia está en el centro, no está muy lejos de aquí así que podemos ir caminando, está a una cuadra de aquí. —NamJoon asintió y empezó a seguir a su madre, agradeciendo la existencia de aquella -ahora- milagrosa tienda.

NamJoon aún se regañaba a si mismo por no llevar protección sexual antes de salir de su departamento, al igual que el hecho de no tomar lubricante o alguna crema la cual pudiera llevar desapercibida sin que alguien notase el doble uso.

Y es que aunque nadie lo creyese, NamJoon no tenía planeado tener relaciones sexuales con SeokJin, no al menos esa noche.

—NamJoon. —su madre llamo su atención a los cual NamJoon volteo y la miro a los ojos—¿Por qué Jin y tú no regresaron a la cena? Iba a ir por ustedes pero YoongSun me dijo que no fuera metiche y mejor termináramos de cenar. —la mujer bufo con una pequeña sonrisa y NamJoon solo rió bajo.

—Quería darle algo a SeokJin, pero luego de hablar por un tiempo se empezó a sentir mal y pues le dije que lo mejor seria que descasara. Solo le deje dormir y pues mientras lo cuidaba me quede dormido por igual. —la Sr.Kim asintió no muy convencida y tomando una de las bolsas que NamJoon tenía entre sus puños.

—¿Acaso compraras pastillas para SeokJin? —el moreno asintió y dejo las bolsas sobre el suelo para luego mirar la farmacia—Entrare igual, necesito comprar algún emparedado, de verdad muero de hambre.

—Puedo llevarte a una cafetería si quieres, no sabemos si los emparedados saben bien. —soltó con rapidez, evitando que su madre le acompañara y viera lo que en verdad compraba. Lo que menos quería en ese momento era que todo se volviese un escándalo.

—Bien, te espero aquí.

NamJoon entro con rapidez y tomo de las estanterías todo lo que necesitaba para luego, sin pensarlo dos veces, ir corriendo a pagar todo. NamJoon no iba a mentir, él tenía miedo.

¿Miedo? ¿Por qué tendría miedo? Era algo lo cual nadie podría entender, o igual sí lograran hacerlo. NamJoon tenía miedo de dejar una marca en SeokJin, una marca la cual en otras palabras sería, claramente, el hecho de tener un bebé.

Eso a NamJoon no le hubiera importado en lo más mínimo con otra persona. Pero era como si SeokJin estuviera siendo la completa excepción.

SeokJin es especial.

SeokJin es maravilloso.

SeokJin es mi primera vez.

Primera vez; esa palabra la cual todos la escuchan y piensan al instante en el sexo, dejando a un lado los demás significados. Tantos significados, primera vez caminando, primera vez leyendo, primera vez escribiendo; primera vez en el amor.

SeokJin había sido su primera experiencia amorosa de una u otra manera. Dejando al lado que NamJoon se arrepentí por completo de haberla experimentado con la persona equivocada.

—NamJoon, ¿Por qué estás tan perdido en tus pensamientos? Ya llegamos a la cafetería. —el moreno fue sacado de su trance por segunda vez, paso sus manos por su rostro y revolvió su cabello con frustración—Puedes contar conmigo, después de todo soy tu madre.

—Lo siento, de verdad tengo tantas cosas en la cabeza que no puedo deshacerme de ellas por un instante. —la madre del moreno le tomo de la mano y le sonrió con calidez.

—Puedes confiar en mí. Podremos haber perdido el contacto por muchos años, puede que no me conozcas y me tomes como una completa desconocida, pero juro que si pudiera retroceder el tiempo lo haría. Regresaría en aquel momento en que me deje mangonear por tu padre y te mandamos a Inglaterra, evitaría tanto sufrimiento para ti, no sabes cuándo lo lamento. —NamJoon aparto la mirada—Yo te amo, hijo. No importa que sea, siempre te apoyaré y prometo entenderte, nunca juzgaría a un hijo mio hasta por la pero cosa del planeta. Todo tiene una causa y una consecuencia, una consecuencia la cual un padre no puede juzgar, NamJoon. Eres un adulto, y yo solo existo para aconsejarte y apoyarte ante todo, porque soy tu madre, aunque no quieras verme como una. Solo dime, ¿Qué pasa, NamJoon?

NamJoon se quedó en silencio por unos segundos, analizando y cuestionándose su podría decirle a su madre o no lo que pasaba en verdad.

El miedo de nuevo invadió su cuerpo.

—Es SeokJin, SeokJin pasa. No puedo quedarme aquí, tengo que irme. Madre, regresaré a Inglaterra. Lo siento, pero está decidido. No puedo quedarme, tengo que irme de aquí.

No puedo enamorarme de SeokJin. Pensó mientras sostenía las manos de su madre y apoyaba su frente con ellas tratando de no soltar alguna lágrima.


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