"Quiero protegerte siempre. "

Kaito leyó la nota que ella le estiró unos minutos antes. Estaban cenando de nuevo, solo que ahora, en un lujoso restaurante por la noche. Ambos vestían elegantes.

Pero lamentablemente, su esposa ya se había pasado de copas y bailaba sola enmedio de una pista, claro que por decisión propia. Kaito alzó la mirada y por poco no contiene una risa, porque ahora parecía ella quién debía ser cuidada por él.

Qué importaba lo que dijeran las personas a su alrededor, mientras ella estuviera feliz.

Cuando de pronto, ella se giró a verlo, sonriendo como niña. Se acercó con un tonto caminar "seductor".

Lo tomo de las manos.

—¡Oye guapo, hip! —lo llamó emocionada. —¿Tienes novia?

Kaito alzó los ojos medio divertido.

—Sí, tengo esposa. —contestó sonriendo.

—¡Ay, que lastima! —dijo ella decepcionada. —¡Es que de verdad eres tan lindo!

El mago cerró los ojos y tomó de su copa de vino. Después sonrió otra vez, apareciendo una rosa roja en sus manos, dándola a la joven.

—Y tú eres hermosa... Aún borracha.