Capítulo 26: Rechazo
Alexander
Estaba algo nervioso y no podía dejar de mover mi pierna debajo de la pequeña mesita redonda del café.
—Hola —oí a mis espaldas.
Me volteé, encontrándome con Miranda. Me dio una sonrisa y caminó hasta el asiento frente a mí para luego sentarse.
—Hola...
Ella se veía casi tan nerviosa como yo.
—Le voy a pedir matrimonio a Ally —solté sin más.
Miranda levantó la vista y me miró con algo de desilusión.
—Lo siento, no debí enviarte esos mensajes... —se disculpó—. ¿En serio la amas? —preguntó después de unos segundos.
No, yo no amaba a Ally, pero la quería y no podía fallarle. Si hubiera conocido a Miranda antes que a Allison o después de que nos hubiéramos casado, hubiera correspondido sus sentimientos. Miranda era la persona correcta en el momento incorrecto.
—La amo. Mucho —mentí.
—Entonces les deseo suerte —Miranda se levantó de su asiento, me dio una sonrisa sincera y se marchó con un semblante triste.
Quizás era algo estúpido haberla citado a un lugar para una conversación de menos de un minuto, pero necesitaba verla a la cara cuando le dijera eso.
Me casaría con Ally... Mi primer matrimonio sería una completa farsa y yo estaba dispuesto a llevarla a cabo, tan dispuesto que había rechazado a la que podía ser la mujer de mis sueños.
«Se lo prometí a Ally».
Le había prometido que no arruinaría nada y yo cumplía mis promesas.
Terminé mi café, pagué por él y salí del lugar. Aun cuando era temprano, el café me había provocado algo de calor, por lo que sentir la brisa mañanera contra mi piel era bastante refrescante.
Decidía caminar hacia mi departamento, ya que, no estaba muy lejos y necesitaba un momento para pensar y relajarme.
Ese sería el día que hablaría con el abuelo de Ally por lo de la petición de matrimonio y aunque no era una petición real, estaba algo nervioso. Quizás hubiera sido mejor que fuera real para así no sentir la culpa de tener que mentir.
Si hubiera podido volver al pasado, hubiera vuelto al momento en que decidí comprar el anillo de compromiso para Carol, ya que, técnicamente, todo era culpa de esa cosa.
Maldecía esa argolla y a todas las argollas del mundo.
[...]
—Quiero pedir la mano de su nieta.
El señor Roche me miró un momento y luego una sonrisa se formó en su rostro.
—¿Quieres casarte con mi Ally? —asentí—. Eres el hombre más valiente que he conocido en mi larga vida.
Tenía sentido. Nadie en su sano juicio querría casarse con Allison Roche, ni por toda la fortuna que heredaría.
—Al principio no me sentí muy a gusto de tu relación con mi nieta —confesó—. Me preocupo que, conociendo a Ally, fuera una farsa para conseguir la fortuna de mi testamento.
«Actúa normal, actúa normal...».
Solté una risa, pero había sonado más nervioso de lo que pretendía.
—Ella es una chica muy fría y calculadora, probablemente porque el mundo la hizo así —supuso—. Imagino que te dijo lo de sus padres... todo.
—Sí... lo siento mucho por la pérdida de su hijo, señor... digo, Bernard.
A veces olvidaba que él no quería que lo llamara "señor".
Él negó con una sonrisa por mi corrección, pero rápidamente la borró.
—Mi hijo tuvo suerte —pude ver sus ojos cristalizándose—. Es mi nuera la que sufrió más con el accidente... y luego esta Ally, quien sufrió aún más. Es por eso que no me sorprende que tenga una coraza en su corazón. ¿Puedes creer que la última vez que la vi llorar de verdad fue cuando tenía diez?
—Puedo creerlo, Bernard... Me di cuenta de que guarda todas las cosas que le duelen en su interior.
Él asintió.
—Ahora entenderás porque me pareció extraño que esa misma Ally llegara con un novio tan repentinamente, pero ahora me doy cuenta de que su relación es real.
Eso me confundió un poco. ¿Qué cosa había hecho parecer a nuestra relación como algo real?
—¿Cómo? —pregunté, interesado.
—Porque sé que te ha dicho cosas que no le ha dicho a nadie que no sea de la familia, incluso, hay parte de la familia a quienes les oculta cosas importantes... Significa que confía en ti y ella no confía en nadie, ni en ella misma.
Me quedé pensado unos segundos. ¿Por qué Ally confiaba en mí? ¿Por qué me había dicho cosas importantes para ella? Supuse qué era para despistar a su abuelo y porque sabía que yo no diría nada a nadie.
«Sí, eso debe ser».
—¿Qué tal si hacemos una cena este sábado? —preguntó después de unos cuantos segundos.
—Me parece genial.
—Trae a tus padres y hermanos si los tienes, después de todo, nos volveremos una familia —dijo, con notoria alegría.
—Gracias, Bernard.
Me sentí culpable cuando salí de la sala. ¿Cómo era posible que Ally no sintiera ningún remordimiento al mentirle a su abuelo? Él se veía tan ilusionado de que su nieta por fin hubiera encontrado el amor, cuando no lo había hecho... ni siquiera estaba cerca de hacerlo.
En ese momento, sentí que alguien bajaba las escaleras y cuando me volteé, vi a Ally ahí.
—¿Viniste a...? —me preguntó.
—Sí, ya lo hice.
—Ven —me dijo, volviendo a subir.
La seguí por las escaleras hasta llegar al segundo piso y entramos a su cuarto.
—¿Qué te dijo? —preguntó, cerrando la puerta.
—La cena será el sábado... se veía muy ilusionado.
—No te sientas mal —me pidió.
—¿Cómo quieres que no lo haga? Estamos engañando a una buena persona solo porque quieres su dinero.
—No lo digas como si eso fuera lo único que me importa —sonó molesta—. Yo amo a mi abuelo. Es más un padre de lo que fue mi padre y no puedo dejar que su herencia se reparta en personas como mis hermanos y primos.
—Sé que no son las mejores personas, pero tú pareces estar más o menos a su nivel. Eres capaz de engañar al que es como tu padre con algo así...
—Alex, él solo quería que yo conociera el amor de pareja y si lo hace feliz creer que lo encontré, entonces lo seguiré engañando.
Ya me había metido hasta el fondo en eso y no valía la pena discutirlo a esas alturas.
—Le dije a Miranda que te iba a pedir matrimonio —dije de pronto.
Ally me miró algo sorprendida.
—¿En serio?
—Sí, le dije que te amaba y creo que ya no nos volveremos a ver —intenté sonar lo menos molesto posible, pero en el fondo, veía a Ally como la culpable de mi desgracia.
Ally puso su mano en mi hombro como una forma de consuelo.
—Lo siento... no era mi intención arruinar tu relación con ella.
Yo me encogí de hombros, intentado restarle importancia y no comenzar a llorar como un bebé en ese mismo instante.
—Está bien. Yo hice mi elección —suspiré—. Te prometí algo y lo voy a cumplir hasta el final.
—Gracias...
Intenté darle una sonrisa, pero por alguna razón no pude hacerlo.
—¿Estás bien? —me preguntó.
Yo asentí.
—Solo algo asustado, nada más —mentí.
La verdad, además de mi asunto con Miranda, era que no me gustaba en lo que me había metido. No me gustaba mentir y engañar a las personas, menos con algo tan grande como un matrimonio falso.
¿Cómo podría mirar a Ally a los ojos en la cena y pedirle que se casara conmigo frente a mis padres y sus abuelos? Para no sentirse mal haciendo algo así había que ser alguna clase de sociópata y yo podía jurar que no lo era. La mayor prueba: si veía a un ser vivo ser lastimado, podía sentir su dolor.
—Oye, si tienes algo que decirme, solo hazlo —me dijo Ally—. Al menos para desahogarte.
¿Debía decírselo o era mala idea?
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