Nesting Season

– Estuviste engañándome 3 meses.

– Perdón.

– Me hiciste venir a "ayudarte" cuando todo lo que querías era que te folle.

– Yo...

– Y para colmo estás embarazado y no planeabas decirme.

– Pero, es que...

– ¡Pero nada! Si no fuera porque escondí tu varita, seguirías haciendo esto. ¡¿Cuánto tiempo más planeabas ocultarlo?! ¡¿Hasta que nacieran?!

– Lo siento...

– Ah, maldita sea.

La situación era confusa. Completamente sin sentido a menos que alguien supiera que había pasado en esos tres meses mencionados. Para saberlo, había que regresar en el tiempo; en el momento en el que todo había sucedido.

...

Shouto comenzó a sentirse completamente inquieto después de que fuera solicitada su ayuda en la boutique de Katsuki. Tenía muy vagos recuerdos de lo que había pasado más tarde en la noche. Según fue el cansancio y la luna llena, pero no recuerda que algo así haya sucedido antes.

Ni cuando se la pasó haciendo 20 hoyos en la tierra el mismo día de la luna llena y se durmió en el veintésimo hoyo. No se despertó olvidando todo. Claramente recordaba esos 20 hoyos que había cavado.

Cuando llegó a su casa y dejó su chaqueta, se encontró con sus hermanos ya junto a él. Con el oído y el olfato desarrollados, era algo obvio que nadie saliera ni entrara en esa casa sin que alguien lo supiera.

– ¿Dónde estabas?

– En la tienda de un compañero. Me quedé dormido.

– ¿En luna llena?

– Sí.

– ¿En primavera?

– Fue algo que no me había pasado.

Fuyumi y Natsuo se miraron entre ellos ante las respuestas que su hermanito soltaba a sus preguntas. Shouto no podía mentir, simplemente no le salía. Decía la verdad entonces.

– Estuvimos preocupados. No nos llamaste.

El bicolor metió la mano en el bolsillo para sacar su celular. Era cierto, no llamó; pero el celular no tenía señal en medio del bosque. Aunque tuviera 78% de batería, sin señal no funcionaba.

– No había señal.

– Aun no entiendo cómo fue que te quedaste dormido en plena luna llena – Dijo Fuyumi.

– Es que... – Shouto hizo lo que pudo para poder recordar. No encontró nada – Un compañero me pidió ayuda para mover sus cajas en su tienda. Estaba moviendo la más grande cuando todo se volvió negro... Él dijo que, me desmayé de cansancio.

– ¿Estabas moviendo una caja y te desmayaste? ¡Por favor! Hiciste más esfuerzo excavando esos 20 hoyos y te dormiste casi al terminar el último. Mover una caja no creo sea más difícil – Explicó Natsuo. Fuyumi estuvo de acuerdo.

– Yo... No lo sé – Shouto se estaba sintiendo hostigado – Solo quiero ir a mi habitación, mañana tengo clase y entrenamiento con el equipo de baloncesto.

– Ah, sí. Lo sentimos – Se disculpó su hermana – Ve a descansar.

Natsuo asintió y ambos dejaron de interrogar a su hermano pequeño.

...

Durante todo el siguiente mes su relación con Bakugou no cambio mucho. Fuera de lo normal, solo notó que le miraba constantemente. Fue a sus partidos, le lanzaba una pelota y a veces aparecía de la nada donde estaba él solo para hablarle de si recordaba su promesa.

Y sí, Todoroki la recordaba. Ir la siguiente luna llena a ayudarle con su boutique. Lo cual hizo, pero de nuevo al despertar al día siguiente, se sintió confundido. Solo recordó la luna llena, las cajas y de nuevo todo negro.

Despertó como la vez pasada, cerca del mediodía y Katsuki ya tenía un buffet hecho para él.

Se repitió el proceso 2 meses más, pero comenzó a dudar. Siempre era lo mismo, había un patrón.

Ir en luna llena, mover cajas, perder la consciencia, despertar al mediodía, comer e irse, llegar a casa y ser interrogado por sus hermanos. Todo era tan sospechoso.

Pero Katsuki no ofrecía ninguna respuesta a sus preguntas. Le cambiaba el tema, le decía la historia típica (el "te cansaste y te dormiste por ser luna llena") o simplemente le ignoraba.

Bakugou actuaba raro. Tenía mucho cuidado con cosas pesadas, continuamente se cansaba y su dieta había sido más estricta. Fuera de su taza de sangre, el resto de alimentos fue notablemente cambiado y había unos que evitaba como la peste.

Ejemplo grande cuando le vio comiendo una lata de atún.

Literalmente salió volando para irse a vomitar.

Todoroki también se sintió algo protector con él. Sentía un olor extraño en su cuerpo, como si se tratara de algo débil que debía proteger. Claro que Katsuki era perfectamente capaz de cuidarse solo, pero fuera de eso, cuando se pasaba a caer o desmayar, él estaba pendiente.

Y hablando de los desmayos, le pareció raro que el vampiro los tuviera. Era cierto que no era tal cual un muerto viviente así que podía desmayarse, pero le sorprendió que no hubiese tomado nada aún para su inconveniente.

Como un animal, tenía ese sentido para detectar amenazas o algo raro en su ambiente. No quería decir nada, pero cuando entraba a la boutique de Katsuki, todos los bellos de su cuerpo se esponjaban, como si sintiera que ahí no estaba seguro.

No es que desconfiara del vampirito, vamos que Shouto tenía un crush con él desde que era un cachorro que se metía en el lodo apenas se bañaba. Pero sí, actuaba raro.

Touya –o Dabi, aun no le quedaba claro el asunto de cambio de nombre de su hermano mayor– le dijo que las brujas eran muy manipuladoras y que podían hacer y deshacer lo que quisieran con ayuda de sus varitas.

Cuando Shouto le comentó sobre su situación, las palabras de su hermano le ofrecieron una idea.

«Todas las brujas están locas y guardan secretos. Te daré un consejo: esconde su varita, si dices que no recuerdas nada, debe ser porque algo te lanza. Guárdala para que no pueda usarla. Sé más inteligente, hermanito»

Así que dispuesto a enfrentar de una vez por todas lo que lo atormentaba, se armó de valor para entrar a la tienda donde Katsuki le esperaba.

– Llegas tarde, bastardo – El rubio le abrió la puerta y de nuevo Todoroki sintió esa mala espina.

– Estaba... uh, por ahí – Contestó, mientras en su mente repasaba el plan de su hermano.

Katsuki se hizo a un lado para poder dejarle pasar, el bicolor entró tragando saliva. Observó el área de trabajo del vampiro, su mostrador –aquel donde hace ya un tiempo pidió algo para quitarse las pulgas, cortesía del malnacido de Dabi–, el resto de su casa y su bodega.

– Bien, no me hagas perder el tiempo. Ya sabes qué hacer – Ordenó.

Shouto asintió y le dejó irse a su área de trabajo, –en donde hacia sus pociones y otras cosas– mientras que él obedientemente iba de nuevo a mover las cajas con materiales.

Estuvo haciéndolo un buen rato, mientras tenía en la mira la varita de Bakugou, la cual estaba relativamente lejos de su dueño y olvidada. Si actuaba con cuidado, estaría fuera de la vista rubí y podría tomarla para esconderla.

No sabía cuándo iba a desmayarse, pero no quería hacerlo si antes no escondía esa varita.

Siguió tomando las cajas grandes y llevándolas de un sitio a otro. Su cerebro maquinaba alguna forma de hacer el movimiento pero fue tanta su concentración que no se dio cuenta cuando tiró un manojo de hierbas.

– ¡Con cuidado, perro! Tch, no sirves para un carajo.

Fuera del regaño, finalmente se le encendió el foquito.

– Mi error, voy a tomarlo – Se agachó para hacer el amago, pero en vez de eso lo empujó lo suficientemente fuerte para que rodara y se fuera hacia donde estaba la varita – Ups.

– ¡Es obvio que no puedes hacer nada! ¡Ve por ella! – Y como si jugara con un perrito, Todoroki obedeció yendo de inmediato.

Lo cual fue justo lo que esperaba porque no bien llegó a donde estaba el manojo de hierbas –afortunadamente a espaldas de Bakugou–, tomó la varita y la tiró por la ventana. Bien, no la había escondido pero esperaba que eso fuese suficiente.

– Bastardo – Sus orejas se levantaron del susto ante el llamado. Se volteó para verlo como si le hubiera descubierto – Ven aquí.

– Eh, bien.

Sostuvo las hierbas en su pecho mientras se acercaba. Asustado ante el hecho de haber sido pillado en su estrategia contra la magia. Bakugou se veía tranquilo y parecía que no le vio.

– Dime qué tal huele esto.

– Qué...

Katsuki le arrojó un perfume sobre su cara. El humo y el olor le hicieron toser porque le dieron picor en la nariz. Olía asquerosamente dulce y sentía los ojos llorosos; como si le hubieran arrojado gas pimienta en la cara.

Estuvo tosiendo por un rato hasta que finalmente logró adaptarse. La luna llena ya estaba en su punto máximo y Todoroki sintió que sus sentidos se agudizaban, que sus dientes crecían y le dolían, además de que su pene se endurecía.

– Ne, ¿Shouto? – Escuchó a Katsuki hablarle, por lo que se volteó hacia él – ¿Y?

Todoroki no pudo contestar en ese momento. Jadeaba pesadamente, intentando no ceder a sus instintos animales, por alguna razón estaba hasta el borde de excitado y si intentaba hablar solo le salían gruñidos de la boca.

– ¿Shouto? – Insistió el brujo.

La mente del lobo ya se estaba nublando, poco a poco estaba cediendo a sus deseos más oscuros y dejando salir a flote su lado animal. Veía a Katsuki de manera diferente, no solo como un compañero/crush, sino que, ahora, lo veía... lo veía...

¿Cría?

– Así es, Shouto. Puedes poner tu mano en mi vientre. Tú pusiste bebés en mí y debes hacerte cargo. ¿No era eso lo que querías? ¿Qué te diera crías? Ven a acariciarlas de nuevo, extrañaron mucho el tacto de papi.

...

Al día siguiente, Todoroki logró despertarse antes del mediodía, pero no antes de Bakugou. El vampiro ya estaba levantado y con su nariz y oídos desarrollados escuchó el escándalo que se hacía fuera de la pieza.

Se sacudió la cabeza, bostezó mientras ordenaba sus pensamientos. Fue poco a poco desperezándose hasta que se dio cuenta en dónde estaba cuando notó que no era su hogar.

Los recuerdos de la noche anterior le llegaron de golpe.

Joder, así que era eso lo que le tenía tan inquieto.

Se levantó y se puso su ropa, se enjuagó la cara en el baño y respiró hondo antes de salir a buscar a aquel vampiro que le debía muchas explicaciones.

Lo encontró en su bodega, en la escalera, buscando algo con desesperación en la parte de arriba.

– ¿Se te perdió algo? – Su pregunta ocasionó que Katsuki se asustara, haciéndolo perder el equilibrio.

Pero con el conocimiento recién adquirido, no podía dejar que se lastime. Que se lastimen.

Así que haciendo uso de su velocidad, agilidad y fuerza, logró llegar para que Bakugou cayera en sus brazos, evitando algún accidente.

– B-Buenos días, bastardo... – Intentó disimular.

– Tienes mucho qué explicar, Bakugou.

Lo cual nos lleva de nuevo al principio. Donde se origina la discusión producto del reciente descubrimiento de Shouto gracias a que logró deshacerse de la varita.

– Estuviste engañándome 3 meses.

– Perdón.

– Me hiciste venir a "ayudarte" cuando todo lo que querías era que te folle.

– Yo...

– Y para colmo estás embarazado y no planeabas decirme.

– Pero, es que...

– ¡Pero nada! Si no fuera porque escondí tu varita, seguirías haciendo esto. ¡¿Cuánto tiempo más planeabas ocultarlo?! ¡¿Hasta que nacieran?!

– Lo siento...

– Ah, maldita sea.

Bakugou parecía a punto de llorar mientras que Todoroki se llevaba las manos a la cara en señal de frustración. La situación le tenía tan confundido, tan irritado, tan emocionado. Estaba tan indeciso en sus emociones que ya no sabía ni qué sentir.

– Fue sin querer – Comenzó a explicar el rubio, con la voz quebrada – Lo juro; la primera vez no pensé que esto pasara, fue culpa de la poción que estaba haciendo y luego te volviste loco. Y... y... yo me sentí tan bien pero tenía miedo de que si lo descubrieras me odiaras.

– ¿Entonces preferiste esconderme todo el asunto pero hacerme venir cada mes de todos modos?

– Iba a... – Bakugou se sorbió la nariz y limpió sus lágrimas – Dejar de llamarte cuando cumpliera 6 meses. Ya tengo listo mis papeles para que la escuela me dé una baja temporal.

– ¿Así que planeabas que no conociera a mis hijos?

– No pensé que los quisieras... como no fue tu culpa.

Todoroki de nuevo sintió que en la cabeza le entraba una migraña jodidamente fuerte. No quería pelear, porque no convenía que Katsuki tuviera emociones más fuertes debido a su estado. Pero estaba molesto. O sea, le habían mentido.

Tenía derecho a estar molesto. Con la situación, no con Katsuki.

Nunca con Katsuki. Solo irritado.

– Escucha. Voy a omitir todo lo que estás diciendo y me quedaré con las partes claras y buenas – Dijo el bicolor decidido a darle un final a la discusión – La poción nos hizo actuar como tontos y por eso estás embarazado.

– Pero...

– Y ya, es todo. Poción y embarazo. No necesito más. Voy a estar a tu lado porque quiero conocer a mis cachorros. Tengo derecho, soy el padre. Y además, porque si fueses tan inteligente como dices ser, te darías cuenta que desde la primera noche no necesitaba que me hechizaras con nada.

– ¿En serio?

– En serio. Yo no te hubiera dicho nada con respecto a lo que pasó. Estoy feliz de que sea contigo.

Bakugou ya no pudo soportar las lágrimas –malditas hormonas–. Y se puso a llorar porque Todoroki no le odiaba. El bicolor anticipó esa reacción así que abrazó con fuerza al vampiro.

– Ya, ya, ven aquí.

– Perdón.

– Te perdono, tranquilo – Katsuki siguió sollozando mientras Shouto le abrazaba – Lo importante ahora es hablar con nuestros padres y preparar todo para los bebés.

– M-Muy bien, solo... ayúdame a encontrar mi varita – Aceptó el vampiro – ¿En dónde la dejaste?

Todoroki se puso tieso ante la pregunta.

– La... La arrojé por la ventana.

– ¡¿QUÉ?!

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