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— No estoy cómodo con esto.
Peter ya no estaba seguro de cuántas veces lo había dicho, pero lo repetía, no estaba cómodo con lo que ocurriría ese día. Llevaba una semana diciéndoselo a Liam, porque no se atrevía a decírselo a Malia, no quería arruinarle el momento.
— No eres tú el que debe estar cómodo –Le había dicho Liam, entrando a la habitación con el pequeño Samuel.
— ¡Papi! –Dijo el niño al verle, estirando sus manos hacia él. Peter dejó de acomodarse la corbata y fue a coger en brazos a su pequeño.
Una vez que el alfa cogió al bebé, Liam le ayudó a acomodarle la corbata. Peter observó con una sonrisa el anillo en su dedo.
— Deucalion vendrá más tarde –Le dijo su compañero.— Va a venir con nosotros a la boda.
— No entiendo eso de hacer una boda tan pomposa –Se quejó bufando.— Nosotros nos casamos en el registro civil.
— Solo porque en las iglesias no de permiten las bodas entre hombres –Le recordó el rubio.— Y porque apenas acabara la boda querías venir a tener sexo aprovechando que Malia y él señor Tate cuidarían a Sam.
— Ah cierto, se me había olvidado –Dijo riendo, Liam rodó los ojos.— Aún así, esto de la boda... Aún es muy pronto, aún son jóvenes y...
— Peter –Liam le interrumpió.— Ellos pusieron esta fecha, están listos, ahora deja de dudar y termina de vestirte. Que debemos irnos en menos de veinte minutos.
— Si señor –Peter hizo un saludo militar y bajó a Samuel.— Ve a jugar con Dalia, enano.
— ¡Alia, Alia! –El niño comenzó a llamar al animal, la cual llegó corriendo y comenzó a lamerle la cara al bebé.
Ambos padres le miraron sonriendo. Vaya que había crecido rápido el mocoso, casi no podían creer que ya tuviera un año y medio, era impresionante lo rápido que crecían los niños. Aunque debían admitir que era más fácil ser padre cuando el niño no corría por la casa, sobre todo porque ahora debían estar al pendiente cada vez que le bajaban, Samuel tenía una manía por intentar bajar las escaleras corriendo.
Una insistente bocina les informó que Deucalion ya había llegado. Se apresuraron a terminar de ponerse los trajes, junto con Sam, fueron escaleras abajo lo más rápido que pudieron. Salieron de la casa y Peter tuvo que hacer malabares con el bebé para poder cerrar con llave.
— ¡Apresurense, que para cuando ustedes suban Malia y Leo se estarán divorciando! –Les gritó el ex-ciego desde la camioneta.
— ¡Que ya vamos, joder! –Le gritó Peter.
— ¡Joder! –Repitió Samuel, ambos padres le miraron. Luego Liam miró a Peter.
— Perdón –Murmuró el alfa y fue rápidamente hacia el coche de Deucalion.
— ¡Tío Calion! –Dijo Samuel, prácticamente lanzándose de los brazos de Peter hacia el otro alfa, el cual lo cogió a tiempo para que no se golpeara.
— Traidor –Se quejó Peter, subiéndose al asiento del acompañante. Liam fue atrás.— Ya suelta al niño y conduce.
— Oh ¿Ahora tú me apuras? –El ex-ciego sonaba ofendido.— Pues te jodes, Hale, estoy saludando a mi sobrino.
— Deucalion –Liam intervino desde el asiento trasero.— Queremos llegar antes del puede besar a la novia.
— Como diga el mini-alfa –Dijo Deucalion, una sonrisa adornó su expresión al ver la expresión molesta del otro alfa.
Deucalion le entregó el niño a Peter y encendió el coche, saliendo de allí apresurados.
Cuando llegaron a la iglesia del pueblo, el Camaro de Derek ya estaba frente a la entrada junto con otros autos. Deucalion estacionó y el primero en bajarse fue Liam, quien cogió a Samuel en brazos y fue a saludar a Stiles y Derek, este último le quitó al niño de sus brazos y lo abrazo, Derek se había encariñado mucho con su primo.
— Leonardo está dentro con el sacerdote –Le contó Stiles.— Está al borde de un ataque de pánico.
Peter había escuchado y, temiendo que el beta se estuviera arrepintiendo de lo que estaba por hacer, entró corriendo a la iglesia sin importarle nada. Divisó a Leonardo y fue dando zancadas y con los puños apretados hacia él.
— ¡Más te vale ni pensar en dejar plantada a mi pequeña! –Dijo casi a gritos. El susto en los ojos del pobre futuro novio era impresionante.
El sacerdote, que estaba junto a Leo, se puso de pie e hizo de escudo humano poniéndose entre ellos.
— ¿Quién es usted, señor? –Preguntó con mucha educación.
— Soy el padre de la novia –Dijo sin dejar de matar a Leonardo con la mirada.
— ¿No debería usted estar con ella?
— ¿¡Dónde está Malia!? No me plantó ¿Verdad? Por favor, dime que no se arrepintió –Leo parecía estar al borde de un ataque de pánico.
— Vendrá con el señor Tate –Le aclaró, más relajado al ver que el miedo del beta no era el compromiso, sino el ser plantado.
Al ver que Peter ya no tenía una mirada asesina, el sacerdote se quitó de en medio y dijo que iba a revisar que todo estuviera en su lugar. El alfa se sentó junto a Leo mientras el chico hiperventilaba, le apretó el hombro en un intento de calmarle.
— Tranquilo, Malia no te va a plantar –Le aseguró, aunque tampoco estaba muy seguro.
— ¡Peter, no mates a Leo! –Liam y Stiles entraron corriendo, siendo seguidos por Deucalion. Se sorprendieron al ver que, en lugar de matar al futuro esposo de su hija, estaba intentando calmarlo.
— ¿Cuánto falta para que llegue Malia? –Preguntó Liam.
— Faltan... –Stiles se fijó la hora.— Más de media hora.
— Esto va a ser difícil –Bufó el rubio mientras se pasaba una mano por el rostro.
NOTA DE LA AUTORA:
Hice un salto de tiempo. Leonardo y Malia ya se están casando, a Leo le va a dar un ataque de pánico por tantos nervios, pobre.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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