92
Cuando Leo abrió sus ojos se dio cuenta que estaba en un hospital. A su lado, el pitido de la máquina que mostraba su ritmo cardíaco le hizo saber que, si le habían conectado a eso, la cosa había sido grave. No sentía su cuerpo, estaba bastante sedado y no podía mover más que la cabeza. Suspiró e hizo una mueca al sentir el aroma a medicamento y desinfectante que inundaba aquél cuarto.
Sabria lo que había ocurrido, Liam había matado a su abuela. Quería sentirse mal por eso, pero no lo conseguía, no quería dejarse llevar por el pasado. Él ya no era un Calavera, había dejado de serlo desde antes de recibir la mordida, no iba a volver ahora sobre sus pasos luego de tanto progreso.
La puerta de la habitación se abrió despacio y sonrió al ver a Malia entrar, la chica tenía una expresión seria, pero le pareció verla algo preocupada.
— Hola –La saludó, sonriendo de lado.
Malia se acercó despacio y se puso junto a la camilla en la que se encontraba. Se miraron en silencio por un minuto entero.
— Lamento todo lo que pasó –Dijo Leo.— Quiero que sepas que no mentí, yo no sabía nada de mi abuela desde que me mordieron, nunca estuve ayudándolos. Todo lo que pasó entre nosotros fue real, al menos para mí lo fue.
— Para mí también lo fue –Asintió Malia.
— Te pido perdón por lo que hizo Araya –Le dijo.— Y por no haberte dicho, creí que si te contaba que fui un Calavera nunca ibas a querer estar conmigo. Y de verdad quería estar contigo.
Pudo sentir como la coyote cogía su mano y la apretaba con algo de fuerza, como si quisiera asegurarse de que lo sintiera a pesar de estar drogado.
— Espero que al menos podamos ser amigos –Dijo con sinceridad, sonriéndole a la Hale.— ¿Cómo está tu papá?
— Llevas tres días inconsciente –Le dijo la coyote, él se sorprendió.— Mi papá ya sanó, el problema es Liam.
El beta de Satomi ya se imaginaba eso. Él nunca había tenido que matar, pero había presenciado a otros lobos hacerlo, cuando sus ojos se volvían azules algo en ellos se rompía, cambiaba. Era un cambio al que tenían que adaptarse para seguir adelante.
— Solo hay que darle tiempo –Dijo para intentar calmar a Malia.— Estará bien, es fuerte, más fuerte que cualquiera de nosotros.
— Espero que tengas razón –Murmuró la coyote. Leo también esperaba tener razón.
(...)
Peter estaba preocupado. Liam no le había dicho nada respecto a lo ocurrido desde que habían regresado a Beacon Hills con Leo medio muerto. El rubio actuaba normal frente a los demás, les había hecho prometer que no contarían lo que había ocurrido. Por lo que solo Corey, Leo, Malia -a la que si le habían dicho- y él eran los únicos que sabían sobre las circunstancias bajo las cuales Araya murió.
Ese día había escuela, Liam se había levantado temprano y había ido sin rechistar. Él se había quedado cuidando a Samuel hasta que el horario escolar terminó y Liam regresó.
— ¿Cómo está Leo? –Fue lo primero que le preguntó su beta al llegar.
Peter le miraba fijamente, analizándole con cierto nivel de detenimiento.
— Malia fue a verle –Le contó, dejando a Samuel acostado en el sofá y poniendo una almohada para que no se cayera.
Se acercó a Liam y le dio un beso en la frente.
— ¿Cómo estás? –Le preguntó acariciándole la nuca.
— Cansado, hoy Finstock nos ha hecho...
— Me refiero a tí –Le interrumpió a sabiendas de que Liam estaba evitando el tema.— Quiero saber cómo te sientes respecto a... ya sabes.
Se alejó un poco para poder mirarle, el rubio parecía estar buscando las palabras correctas para expresarse. Peter esperó pacientemente y en silencio hasta que las encontró.
— Me siento raro –Admitió.— Es como si mi control estuviera pendiendo de un hilo, como en mi primera luna llena, siento que en cualquier momento voy a descontrolarme y a hacer algo malo.
— ¿Te arrepientes de lo de Araya?
— No –La respuesta fue rotunda.— Si pudiera volver el tiempo atrás, lo haría de nuevo, ella se lo merecía después de todo lo que te hizo, que le disparara a Leo solo me dio otra razón.
Tengo unas balas de acónito reservadas para él, solo necesito una razón para disparar.
Peter apretó los puños al recordar lo que había dicho Araya, no lo entendía aún ¿Por qué? ¿Qué le había hecho para que ella quisiera matar a su compañero? Desde que había tenido que volverse a poner un dedo por su culpa, había evitado por completo el contacto con los Calaveras o cualquier allegado a ellos. Por eso estaba seguro de que no les había hecho nada, tampoco era un viejo rencor, Araya no había sido del tipo que esperaba para vengarse.
Notando su tensión, Liam llevó sus manos a sus hombros y le acercó para besarle. Aquello calmó un poco a Peter.
— Todo va a salir bien –Le dijo su mate, sonando muy seguro.— Mientras estemos juntos, las cosas van a ir viento en popa. Aunque tú estés nervioso y yo al filo del control.
— Tú me calmas y yo te controlo –Propuso Peter, volviendo a besarle.— Hacemos un buen equipo.
— Aw... me dan asco –Ambos voltearon la vista hacia la cocina al escuchar la voz.
— Deucalion –Dijo Liam en forma de saludo, alejándose de Peter.— ¿Qué haces aquí?
— Pasaba por el vecindario y decidí visitar a mi querido sobrino.
El alfa pasó junto a la pareja y fue hacia el sofá, cogiendo a Samuel en brazos. Peter iba a gruñir, pero Liam le detuvo.
— Recuérdame por qué no puedo matarlo –Le pidió bajo a Liam.
— Si no fuera por él me hubieran disparado apenas y nos vieron –Le recordó, palmeándole el hombro.— Además, mató a Gerard.
Eso fue suficiente para que Peter se calmara un poco. Aunque aún no le agradaba la idea de que Deucalion estuviera cargando a su hijo, menos le gustaba que se hiciera llamar su tío.
— Estuve hablando con Argent –Dijo el ex-ciego, refiriéndose obviamente a Chris, no quedaban más Argent vivos.— Mañana los Calaveras nombraran una nueva matriarca.
No sabían si aquello era una buena noticia o no. Había dos opciones, la primera era que nombraran a alguien capaz y consciente de que no todos los sobrenaturales eran monstruos, la segunda era que hubiera alguien igual o peor que Araya al mando. Peter seriamente esperaba que fuera la primera.
NOTA DE LA AUTORA:
Deucalion siempre jodiendo, encima ahora es el tío Deucalion.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top