91
Un zumbido se había instalado en sus oídos luego se oír aquél disparó. Sintió el impacto de un codo contra su pecho y luego un cuerpo entero cayendo sobre él en el tiempo que calculó habría tardado la bala en chocar contra su persona de no ser por aquél escudo humano.
Abrió los ojos cuando el olor a sangre comenzó a sofocarle. El cuerpo sobre él había intentado levantarse sin conseguirlo, volviendo a caer sobre él.
Se apoyó sobre sus hombros para poder incorporarse un poco mientras su visión se aclaraba, la caída le había dejado aturdido. Una extraña humedad en su mano izquierda hizo que saliera por completo de su aturdimiento, su vista viajó hacia donde estaba su mano. En la espalda de quien le había salvado, justo encima de una mancha de sangre.
— Leo –Escuchó jadear a Araya. Entonces reaccionó, Leo acababa de salvarle de un disparo, pero lo había recibido él.
Aprovechando que la anciana parecía estar en shock, cambió la posición y se quitó a Leonardo de encima con cuidado, ejerciendo presión sobre la gran herida de bala que se encontraba apenas más abajo de los pectorales del beta.
— No puede ser –Dijo, su respiración fallaba.— ¿Qué hiciste Leo? ¿¡Qué hiciste!?
Liam rugió al ver como Araya intentó acercarse a su nieto. La anciana soltó el arma y se llevó ambas manos a la boca. Liam no sabía qué hacer, Leo en sus brazos parecía apenas consciente, solo podía oler sangre y sus oídos aún eran atacados por el zumbido posterior al disparo. No sabía donde estaba Peter, ni Corey, ni Deucalion. Estaba solo con el otro chico muriendo y una cazadora en frente.
Leo se aferraba a su brazo cual si de esa forma se aferrara a la vida vida. Liam intentaba absorber la mayor cantidad de dolor que pudiera, pero cada vez podía menos, y eso le aterraba.
— Le disparaste –Dijo aún sin poder creerlo, miró a Araya con sus ojos amarillos llenos de lágrimas de pura rabia.— ¡Le disparaste a tu nieto! ¡Hija de puta!
Liam soltó a Leo, dejando la cabeza de este con cuidado en el suelo y fue hacia Araya a una velocidad que no creía posible en él mismo. La mujer quiso gritar, pero no lo consiguió, una mano cerrándose en torno a su cuello se lo impidió.
Levantó a la mujer por el cuello con una sola mano y casi sin esfuerzo. Llevaba haciendo un esfuerzo extremo para controlar al lobo desde la desaparición de Peter, intentaba mantener la cabeza fría, razonar cada cosa que le decía o hacían varias veces para encontrar la mejor forma de reaccionar. Pero aquello había sido la gota que rebasó el vaso. El lobo estaba afuera y lo que más quería era sangre.
Escuchó pasos a sus espaldas y pudo ver a Corey y Deucalion acercarse corriendo, los dos se detuvieron al ver a Leo tirado en el suelo. Deucalion tenía las manos llenas de sangre y Liam pudo oler que se trataba de el mismo aroma de Gerard, la sangre era del anciano Argent.
— ¿Qué pasó? –Preguntó Corey con una voz temblorosa. Liam no respondió, no podía, la ira le impedía pensar como un humano.
Su agarre se apretó en la garganta de la anciana y esta jadeó, desesperada por conseguir aire mientras el chico la empujaba contra un árbol. Corey intentó acercarse, pero Deucalion le detuvo, el alfa miraba expectante y con una media sonrisa lo que sabía estaba por ocurrir.
Fue el trabajo del joven Quimera el de ocuparse de intentar evitar que Leo se desangrada por el disparo. No iba ni podría evitar que Liam hiciera lo que iba a hacer.
(...)
Peter había perdido de vista a Corey y Leo luego de que comenzaran a buscar desesperados a Liam y, no muy desesperados, a Deucalion. El sonido de un disparo hizo que se pusiera pálido, giró sobre sus pasos y comenzó a correr en la dirección del disparo, había sonado algo lejos. No supo bien si escuchar el rugido de Liam le alivió o le preocupó aún más, pero no se detuvo.
Veía la espalda de Deucalion a lo lejos, el hombre estaba de brazos cruzados mirando algo. En el suelo estaba un cuerpo, Leo, y a su lado agachado estaba Corey. Gracias a que el chico estaba agachado pudo ver como un brazo sostenían Araya contra un árbol. No le quedó más que unir los puntos para saber quién era y lo que iba a ocurrir.
— ¡Liam espera! –Gritó a todo pulmón.
Crack.
El sonido de cómo se rompió el cuello de Araya fue muy similar al de una rama partiéndose luego de ser pisada. Peter llegó junto a Deucalion con los ojos abiertos como platos. Las garras de Liam clavadas bien profundo a los lados del cuello de Araya, provocando que por los dedos de Liam bajaran unas finas líneas de sangre. Los ojos de la mujer se cerraron a la vez que su corazón se quedaba quieto. El agarre del beta se soltó y el cuerpo inerte de la matriarca Calavera cayó al suelo.
Su compañero volteó la cabeza hacia ellos, mirándoles uno por uno hasta que su vista se detuvo en él. Peter pudo ver como el amarillo brillante e inocente de sus ojos desaparecía para no volver jamás. Había llegado tarde.
Volteó a ver a Deucalion y Corey, los cuales también le miraron. Miró a Leo, seguía vivo, podía escuchar su corazón.
— Sáquenlo de aquí y manténganlo vivo.
Vio como cargaban entre los dos al beta de Satomi y, cuando le dieron la espalda, se acercó a Liam, el menor parecía haber entrado en shock. Peter le abrazó con fuerza, no podía creer que le había fallado.
NOTA DE LA AUTORA:
No me maten, le dispararon a Leo, Liam mató a Araya, ojo por ojo chicos. Ahora solo queda esperar.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top