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Pasaron varios días tranquilos para las a manadas, pero no para Peter. El hombre estaba más nervioso que nunca en su vida, y el único que sabía por qué era su sobrino, Derek.
Una semana atrás, Liam había cumplido 17 años, y la manada le había organizado una fiesta. Pero había habido varios comentarios que habían conseguido que el mayor se pusiera muy nervioso.
— Vives con Peter, tienes un hijo ¿Pero han pensado en sentar cabeza? –Le había preguntado Lydia al beta rubio.
— Yo no pienso mucho en eso, me gustaría, pero Peter... –Hubo una pausa.— No sé, no creo que sea un hombre de compromiso.
Aquello había destrozado al mayor, le dolía haberle dado la idea a Liam de que no quería un compromiso serio. Si en otros tiempos alguien le hubiera dicho que iba a pensar en el matrimonio, se les hubiera reído en la cara, pero ahora con Liam las cosas eran diferentes. Había imaginado una casa para ellos, varios hijos, una vida tranquila e, incluso, el contraer matrimonio. Quería ser de Liam y que Liam fuera suyo hasta que la muerte los separase.
Derek había sido quien le convenció de ser valiente y declararsele al menor. Lo tenía planeado, iba a hacerlo. Quería que fuera algo tan genial que Liam no podría decir que no, porque si, tenía miedo de que el menor no quisiera casarse.
Estaba en casa con Liam, Samuel dormía en el piso de arriba, Dalia estaba en el patio trasero y Malia se había ido a una cita con Leo. El chico se había quedado en el pueblo a pesar de que su manada se había marchado del territorio, se había mudado a un departamento en el centro y trabajaba en un taller mecánico, todo por impresionar a Malia.
Estaban solos Liam y Peter, el mayor se encontraba en la cocina, le había tocado lavar los platos que habían usado durante el almuerzo.
— Peter, préstame tu cargador –Pidió el rubio desde la sala.
— Está en el cajón de mi mesa de noche –Le dijo sin poner mucha atención a lo que le había dicho el chico.
Recapacitó cuando escuchó a Liam abrir la puerta de la habitación, se había olvidado de la otra cosa que había guardado en el cajón.
Soltó todo lo que tenía en mano y corrió escaleras arriba, subiendo la escalera en menos de cinco segundos y corriendo al cuarto.
— ¡Liam, no abras el...!
Ya era tarde, el menor se encontraba de pies junto a su mesa de noche, el cajón estaba abierto y Liam tenía lo que Peter había querido esconder en sus manos, mirando aquella pequeña caja de terciopelo negro como si esta fuera a revelarle los secretos del universo.
Al verle entrar, el beta alzó la vista, mirándole como exigienndo una explicación.
— ¿Es esto lo que creo que es? –Preguntó, dejando al mayor tieso.
No encontrando palabras para responder, Peter asintió con la cabeza. Él sabía que Liam sabía exactamente lo que había en ella caja, pero aún así, se quedó junto a la puerta, viendo como el menor abría la caja y sus ojos se agrandaban ante lo que había dentro.
Liam comenzó a intercalar miradas entre el anillo y Peter, lo hizo varias veces, como queriendo procesar lo que estaba frente a él.
— Esto era para...
Antes de que Liam acabara la frase, Peter se acercó y se arrodilló frente a él, cogiendo ambas manos del chico y aprisionando la caja entre las manos de ambos.
— Sé que no soy Robert Downey Jr –Comenzó a decir mirando a Liam directo a los ojos.— ¿Pero crees que podrías casarte conmigo?
Una pequeña risa se le escapó al menor, le hizo una seña a Peter para que se levantara y el mayor obedeció, nervioso a más no poder por aún no haber recibido respuesta.
Liam le hizo abrir las manos y sacó el anillo de la caja. Lo observó por unos momentos, era plateado, no muy grande, con unas pequeñas líneas talladas que lo hacían ver elegante. Luego de mirarlo, se lo puso lentamente en el dedo.
— ¿Eso es un si? –Preguntó Peter, la emoción en su voz era más que notable.
— Por supuesto que es un si –Dijo Liam con obviedad.— Ahora ven acá, dame un beso.
Peter no necesito que le dijeran algo más, soltó la caja y acercó a Liam para besarle. Estaba tan feliz que podría salir de la casa, subirse al techo, y gritar a todo pulmón lo feliz que era. Aunque no lo hizo porque no quería separarse de Liam.
Por desgracia, necesitaban aire para sobrevivir, por lo que luego de un largo minuto con sus bocas unidas, tuvieron que separarse. Aunque casi al instante Peter volvió a acercar a Liam, dándole esta vez un beso más corto, pero cargado de sentimientos que no estaba seguro de poder decir con su voz, pero si con acciones.
— Te amo –Le dijo Liam al separarse.
— Y yo a tí, cachorro –Peter juntó su frente con la del choco.— Me has hecho la persona más feliz del mundo.
Volvieron a besarse y no se separaron hasta que escucharon a Samuel despierto en el cuarto de junto, podían seguir con los besos mientras cuidaban al niño.
NOTA DE LA AUTORA:
¿Y, les gustó? Espero que si, déjenme sus opiniones en los comentarios.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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