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Liam estaba sorprendido por haber conseguido evitar que Peter fuera a matar a Scott. Porque de verdad había creído que tendría que encadenarle a algún lado o llegar a intentar noquearle para evitar que saliera del departamento. Pero no, había sido demasiado fácil, tanto que tenía dudas de si realmente le había convencido.
Aunque lo que más le había sorprendido era el hecho de aquél beso, no era un beso como los que normalmente se daba con Peter: hambrientos y lujuriosos. Era algo lento y cariñoso, casi sentimental. Aquello le había provocado un escalofrío.
Se alejó de Peter para mirarle a los ojos, pero el mayor volvió a acercarse en busca de sus labios y él, que fuerza de voluntad tenía muy poca, se dejó besar gustoso. Sus manos viajaron a los hombros de su alfa y se sujetó de ellos mientras el mayor se echaba hacia adelante, profundizando el beso.
Sintió los dedos del mayor encresparse contra sus caderas mientras su lengua le acariciaba los labios, pidiendo permiso para entrar.
Liam abrió la boca y dejó que aquella lengua viperina recorriera su cavidad, jadeando ante la lenta intrusión que tantas sensaciones le estaba provocando.
Llevaba ya dos días sintiéndose raro, más sensible, y le echaría la culpa a la luna de no ser porque aún faltaban tres semanas para que la luna estuviera en esa fase. Por lo que realmente no tenía una razón por la cual se encontrará de aquella foema, era algo extraño, no le entendía, pero en lugar de molestarle era lo contrario, le encantaba. La idea de ser tan receptivo ante los toques de Peter era algo que le daba mucho morbo y, no iba a negarlo, le excitaba.
Queriendo tener más participación en lo que estaba ocurriendo, se echó hacia adelante con fuerza y consiguió acostar a Peter en el sofá, quedando él encima del mayor.
Colocó sus piernas a cada lado de las caderas del alfa y comenzó a besar su cuello y parte del pecho que la camiseta cuello en V no cubría. En ese momento adoraba esa camisa pero iba destrozarla con las garras si no conseguía quitársela.
Como si le leyera la mente, Peter comenzó a subirse la prenda para que Liam acababa de quitársela. Admirando su pecho descubierto mientras le acariciaba los costados con lentitud.
— ¿Ves algo que te guste? –Preguntó el pelinegro con algo de burla, aunque su voz tembló un poco.
Peter no iba a admitirlo, pero estaba nervioso. Los ojos de Liam brillaban amarillos mientras le miraba de una forma en la que nunca nadie le había mirado. Por primera vez en su vida se sentía como la presa indefensa en aquella situación, y no le agradaba la idea de estar a merced de alguien. Pero su lobo tampoco le dejaba hacer nada para evitarlo.
Los besos de Liam bajaron de su cuello hasta su pecho, dejando marcas rosadas que dejaban ardiendo la piel del alfa. Recorrió sus pectorales con la lengua y llegó hasta el borde de los pantalones del mayor.
El Hale sintió un escalofrío recorrerle cuando el chico le miró a los ojos con una sonrisa. Instintivamente, llevo sus manos al cierre de sus vaqueros y comenzó a bajarlo mientras los orbes azules de Liam seguían clavados en él y en cada uno de sus movimientos.
Cuando el cierre estuvo del todo bajo, las manos de Liam reemplazaron las suyas. Comenzando a masajear su aún flácido miembro por encima de la ropa.
Está vez, la lujuria de Peter fue más fuerte que el lobo y pudo mover su cuerpo a voluntad. Llevando ambas manos a la cara de Liam y jalándole hacia arriba para volver a unir sus labios con los del menor.
Este gimió en el beso mientras el mayor comenzaba a desabotonarle la camisa y se la quitaba para luego arrojarla a un lado.
El rubio se separó y se puso de pie, dejando atónito al lobo que acababa de ser dejado a medio beso.
Liam sonrió pícaro y fue hacia la habitación, dándole la espalda a Peter y desabrochándose los pantalones mientras iba hacia el cuarto. Siendo observado detenidamente por el alfa, que no paraba de mirar fijamente aquellas piernas que tan apetecibles que el chico tenía.
Se levantó del sofá y le siguió con la mirada clavada en la espalda del chico, cerrando la puerta del cuarto y acorralando a Liam contra la cama una vez que este se había quitado sus zapatos. Besó su espalda y mordió cerca de las costillas, deleitándose con los gemidos que le arrancaba al más joven, siendo más brusco a medida que el calor y la dureza de su miembro aumentaban.
Le dio la vuelta y le quitó los pantalones, los cuales pasaron a segundo plano cuando tuvo al chico completamente desnudo frente a él.
— No traes ropa interior –Le dijo, sonriendo los labios repentinamente secos y la voz más ronca.
El beta le miró con una sonrisa mientras alzaba una ceja y llevaba su mano al interior de los pantalones del alfa. El cual gruñó al sentir la mano del otro aferrarse a su extensión.
Pudo notar sus ojos arder un poco, lo cual le indicaba que estos brillaban rojos, y lo confirmó cuando el chico debajo de él soltó un gemido necesitado y se removió nervioso. El lobo de Liam siempre se mostraba sumiso al verle imponerse sobre él, y eso hacía que su polla se pusiera más dura que una barra de hierro.
Acarició el muslo del menor mientras lamía su pecho, entreteniéndose con sus pezones y sintiendo a su propio lobo ronronear ante los gemidos del menor.
Entonces lo entendió todo, aquellas sensaciones que estaba experimentando y que nunca había sentido con nadie más. Aquella era su confirmación, la confirmación a la que Deaton se había estado refiriendo, aquella que había querido evitar. Ahora que la vivía, notaba que no era capaz de detenerse, tampoco es que lo quisiera.
— No hueles a mí, Liam –Murmuró contra la piel del chico.— Tengo que hacerte mío, necesito hacerte mío.
— Entonces hazlo –Jadeó el rubio mientras arañaba ligeramente el hombro de su alfa.
Esa fue suficiente charla para Peter, se arrancó los pantalones e hizo trizas sus propios bóxers mientras soltaba un aullido de puro éxtasis.
Iba a hacerle saber a todo Beacon Hills que Liam Dunbar sería su compañero.
NOTA DE LA AUTORA:
El siguiente capítulo va a tener smut del que nos gusta a todos, hijos míos.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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