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Liam estaba más enojado que nunca en su vida. Sentía como si su sangre hirviera en sus mientras gruñía furioso por lo que había ocurrido.

No había ido a ver a Peter, tampoco había vuelto a pensar en lo de los mates. Ahora todo lo que ocupaba su mente era lo que había escuchado en la veterinaria.

Habían pasado dos días desde aquello, Mason se preocupaba por él y le llamaba cada tantas horas queriendo saber cómo estaba y, más importante, qué planeaba hacer. Liam, obviamente, le decía que no estaba planeando nada.

Malia le había visitado por un par de minutos el día anterior, diciendo que iba a cubrirle con Peter para que él tuviera un tiempo a solas y pudiera pensar bien en sus acciones. Se sentía como si la coyote le estuviera regañando, y eso solo le enfurecía más.

Había destruído el espejo de su baño al igual que lo había hecho con el de Peter. Sus nudillos sangraban mientras él intentaba calmar su ira dándole golpes al miro vacío que tenía. Cuadros con foto a habían caído al suelo a causa de los golpes que le había dado a la pared y en esta se empezaba a formas una marca negra con la forma de su puño, señal de que estaba levantando la pintura de tanto golpear.

Soltó un grito furioso antes de dejarse caer sentado al suelo. Llevaba tiempo sin que su trastorno le afectará de esa forma, pero lo que Scott planeaba habia sacado lo peor de él.

Se había imaginado todas y cada una de las cosas horribles que quería hacerle a Scott, se imaginaba golpeándole, haciéndole sufrir. Incluso se imaginó matándole.

Fue entonces cuando decidió que ya había llegado demasiado lejos y cogió su móvil para luego marcar el número de Mason. El cual respondió casi al instante.

— Quiero matar a Scott –Dijo sin saludar.— ¿Es eso normal?

— Si fuéramos adolescentes normales diría que si –La voz de su amigo le relajó un poco.— Pero teniendo en cuenta que lo dices como si de verdad quisieras hacerlo, diré que no, no es normal. Y estás comenzando a preocuparme.

— Lo siento –Murmuró en un hilo de voz mientras suspiraba.— ¿Qué puedo hacer?

— No sé cómo funciona con los Hombres lobo, pero cuando yo odio a alguien de tal forma como tú voy y le enfrento –Dijo en forma de consejo.— No llego a los golpes, pero si le pongo los puntos, quizás para tí te sirva.

— ¿Intimidar a Scott sin matarlo a golpes? –Liam dudaba de que aquello le fuera posible.— No me suena posible.

— Pues inténtalo –Pidió.— No quiero tener que ir a visitarte a la cárcel. Además, tienes cara de niño, seguro que intentar hacerte algo el primer día que entras, y tú no te vas a dejar y los vas a matar y te van a meter en confinamiento solitario y...

— Mason –Le detuvo.— Está bien, no mataré a golpes a Scott, lo prometo.

— Gracias a Dios –Escuchó a su amigo suspirar aliviado.— ¿Has hablado con Peter?

El rubio no respondió, escuchando a Mason quejarse del otro lado.

— Te dije que hablaras con él –Le recriminó.— Si están atentando contra él, deberías advertirle.

— Primero quiero hablar con Scott –Refunfuñó.— Así que no digas nada.

— No lo haré, es tu vida, no voy a meterme en ella –Le recordó el moreno. — Nunca lo he hecho y no empezaré ahora.

— Gracias, eres un gran amigo.

Escuchó a Mason reír por lo bajo, para que luego se escuchara una segunda voz.

— Debo irme, me llama mi papá –Suspiró el moreno.— Cuídate Liam.

— Tú también, adiós Mason.

Liam colgó la llamada y se puso de pie, observando el desastre que había armado en su cuarto.

Suspiró con cansancio y se dio un golpe en la cabeza al darse cuenta de que iba a tener que limpiar todo eso antes de que alguien llegara y lo viera. Ya fuera Malia, Mason o incluso Peter. Quería ocultar aquel desastre y fingir que nunca había ocurrido.

Cerró la ventana y corrió las cortinas para que no se viera el interior del cuarto, y fue escaleras abajo en busca de una escoba y algo para limpiar la pared.

(...)

Peter estaba en su departamento, en la mesa de café varios libros que había cogido de la veterinaria se encontraban desparramados de forma descuidada, en sus manos se encontraba una enorme enciclopedia sobrenatural en la que había todo un capítulo que hablaba sobre los mates o compañeros de vida.

Estaba eufórico, no podía negarlo, su corazón latía como loco y su lobo aullaba de felicidad y satisfacción mientras que él estaba a punto de tener un infarto. Intentaba negar la posibilidad de que Liam fuera su compañero, era demasiado mayor para él. Además, siempre había vivido con la idea de que moriría solo, sin nadie a quien tuviera que llorar o que le llorara. Quizás Malia lamentaría su muerte, pero antes de la llegada de Liam había estado seguro de que ninguna lágrima sería derramada por él.

Ahora, con el nuevo beta con el que tenía una relación que era de todo menos normal, todas sus expectativas habían cambiado drásticamente. Ahora tenía a alguien por quien pelear, por quien vivir, alguien por quien volverse una mejor persona. Y no sabía si le gustaba o le aterraba que alguien tuviera semejante poder sobre él.

Arrojó aquél pesado libro al suelo y se pasó las manos por el rostro con nerviosismo, jalándose los cabellos en el proceso mientras intentaba pensar en una forma de solucionar aquello.

Deaton había dicho algo de una confirmación, y aquello no le relajaba para nada. Su lobo ya se hacía la ilusión de que Liam podía ser su compañero cuando era más probable que solo hubiera comenzado a sentir cosas por el chico. Eso debía ser, era algo normal y lógico, luego de tanto sexo había comenzado a sentirse identificado con Liam y eso había derivado a que tuviera sentimientos encontrados por su beta. Esa seria la razón más plausible si no fuera por un detalle, era una razón normal y lógica, y nada en su vida nunca era normal, mucho menos era lógico. Por lo que, en su cabeza, la hipótesis debería quedar descartada, pero estaba tan desesperado que quiso tener fe en aquella tonta idea. Al menos, hasta que aquella confirmación ocurriera.

NOTA DE LA AUTORA:

A Peter en cualquier momento le va a dar un par cardíaco de tantos sustos que se pega con el asunto de los mates, y Liam lo único que quiere hacer es romperle la cara a Scott.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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