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Liam se había equivocado rotundamente, entrenar con Peter no era malo, era horrible. El hombre cumplió cuando dijo que no iba a ser para nada suave con él, y estaba en todo lo cierto cuando le aclaró que no era como Scott o Derek. Era mucho peor que Derek.

Por su parte, Peter observaba al jadeante adolescente mientras decidía qué hacer.

Para suerte del beta, el Hale tuvo piedad.

— Descansemos un rato –Le dijo mientras se inclinaba contra el vagón.

Liam se dejó caer de rodillas al suelo mientras continuaba jadeando. Una punzada en su hombro le hizo sentir como el hueso se acomodaba, Peter le había dislocado el brazo.

— Te dije que no iba a ser suave –Le recordó.— Ahora te la aguantas.

— Yo no me he quejado.

— Hueles a frustración –Respuso con sorna.— Y a un horrible perfume.

Liam hizo un mohín y se obligó a ponerse de pie.

— Estoy frustrado porque por más que me esfuerzo apenas y pude golpearte –Se quejó.

— ¿Quieres un consejo? –Ofreció, a lo que Liam asintió.— No te controles tanto.

— ¿Qué?

— Te esfuerzas mucho en controlarte, pierdes fuerza y concentración haciéndolo –Explicó.— Te vuelves vulnerable.

— No entiendo.

— El punto es: si no puedes controlarte, no lo hagas.

El rubio alzó una ceja, creyendo que aquello era un mal chiste.

— ¿Me has visto descontrolado? –Preguntó.— Soy peligroso.

— No, nunca te he visto –Admitió.— Muéstrame.

El beta dudó por un segundo antes de cerrar los ojos. Le era fácil obligarse a perder el control, solo pensaba en algo que le hiciera enojar.

Brett Talbot arrojándole la bola de Lacrosse fue lo que hizo que le saltara esa chispa que necesitaba.

Peter observó como el menor apretaba los y volvía a abrir los ojos. Los cuales brillaban con el ambar característico de los betas.

— Con lo que oigo decir a Scott de ti, creí que tus ojos serían azules –Admitió.

Aquella frase pareció enfurecer al beta, el cual miró a Peter mientras le gruñía.

Cuando Liam se le lanzó encima, logró esquivarle por muy poco.

Era como sospechaba, el lobo descontrolado era mucho más agresivo que Liam. Y eso ya era decir mucho.

Cuando el rubio quiso volver a atacarle, Peter logró tirarlo al suelo. El golpe en la cabeza pareció regresarle a la realidad.

— Au... –Se quejó adolorido.— ¿Y eso por qué fue?

— Porque me atacaste –Le dijo poniéndose de pie.

— ¿Lo ves? Te lo dije –Le reclamó mientras se sobaba la nuca.— Soy peligroso.

— Eso es lo que Scott te ha hecho creer –Le dijo.— Tú no eres peligroso, eres diferente.

Ante aquella frase, Liam se quedó mirando fijamente a Peter, como si acabara de soltarle los secretos del universo.

Peter era un libro cerrado con candado, supuestamente malo, supuestamente peligroso. Pero le decía cosas que los buenos nunca le habían dicho. Como que, por primera vez, el peligroso no era él.

— Mañana habrá una reunión en el Loft de Derek, creo que hay un problema con un omega o algo así –Le informó.— Puedes ir si quieres.

— No creo ser bien recibido allí.

— Como sea, si no quieres no vayas.

Antes de que Peter dijera algo más, ambos escucharon como el móvil del menor sonaba desde su mochila.

Liam fue hacia el vagón y rebuscó entre sus cosas hasta encontrar el aparato.

— Ya debo irme –Dijo mientras observaba la pantalla de su móvil.— Mi madre quiere que llegue temprano.

El mayor de los Hale solo asintió con la cabeza, no es como si pudiera opinar en eso. Si la madre del chico quería que volviese a casa, deberían pasar el entrenamiento para otra fecha.

— La manada se reune luego de la escuela –Le dijo mientras se colgaba la mochila al hombro.

Peter observó como el menor se marchaba, pero no se fue hasta un tiempo después. Tenía que cubrir sus olores para que, en caso de que algún miembro de la manada fuese allí, no supieran que habían estado ellos. No iba a ser él quien le dijera a Scott que entrenaba a su beta.

(...)

Cuando llegó el día de la reunión, Liam estaba recostado contra la pared, escuchando atento como todos hablaban acerca de una posible amenaza. Un omega, o eso sospechaban.

El ambiente se puso tenso cuando Peter llegó. Los únicos que parecieron no ponerse de piedra fueron Liam, Stiles y Malia.

— ¿Qué haces aquí? –Preguntó Derek molesto.

— Oí que tienen problemas, quise venir a enterarme –Dijo encogiéndose de hombros.— ¿No que cualquier ayuda es bienvenida?

— Mientras más mejor –Dijo Liam, ignorando la mirada extrañada que Scott le estaba dedicando.

Cuando todos parecieron avituarse a la presencia de Peter, la reunión continuó. Acordaron dividirse en grupos para buscar al omega, aunque Peter notó algo.

— ¿Y el chico con quién va?

Scott le miró con el ceño fruncido, como si Peter acabara de decir algo que no debía.

— Liam no va a ir –Dijo el alfa verdadero.— Es peligroso.

Peter se había dado cuenta por el tono de la voz del de rasgos latinos que no se refería a la situación, sino a Liam. Si el beta lo había notado o no, no hizo más que bajar la cabeza y bufar quedamente.

— Si ya está todo decidido no hay nada que hacer aquí –Dijo el menor de los presentes.— Me voy.

Liam se encaminó hacia la puerta, caminando con parsimonia. Con las manos en los bolsillos. Aunque Peter notaba que por las marcadas venas, estaba apretando los puños con ira.

— Yo te llevo, Liam –Dijo Stiles apresurándose a llegar junto a él antes de que saliera.

El rubio supo que en cuanto el humano de la manada pasó un brazo por encima de sus hombros y le hizo caminar más rápido, que aquél ofrecimiento había sido por algo.

Y, como sospechó, en cuanto estuvieron en el Jeep, Stiles comenzó a disculparse por Scott y a decirle a Liam que no debía sentirse mal, que al alfa a veces se le escapaban algunas cosas que pensaba pero no debería decir y que iba a habar con Scott para que fuera menos idiota.

— No te gastes en hablarle –Le dijo mientras el otro detenía el vehículo.— Es un gasto de oxígeno.

Sin decir nada más, Liam se bajó del Jeep y esperó a que Stiles se marchara para entrar a su casa. Encontrando a su madre y padrastro muy ocupados como para notar que él entraba dando pisotones.

NOTA DE LA AUTORA:

Scott y su puta boca, hay que darle una paliza para que se calle.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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