Diez
Rouse le pidió a Frost que pusiera a hervir agua para hacer la cena, mientras ella se daba un baño. Frost puso su mejor cara, pero por dentro se cuestionó si acaso no se veía ridículo haciendo labores domésticas. Labores domésticas ordenadas por esa mujer.
-Al menos nadie me está viendo- se dijo al poner el agua a calentarse, pero de inmediato recordó al sujeto que estaba siguiendo a la chica- Señorita Rouse- la llamó asomándose a la sala. La puerta del baño estaba justo al frente- ¿Puedo saber por qué se retrasó?
Rouse, que estaba metida en aquella pequeña tina, lo escuchó y se hundió un poco en el agua como buscando una respuesta. Fue cuando notó que la bañera se estaba vaciando lentamente. Pensó que, por accidente, había movido el tapón por lo que hundió la mano para buscarlo y ponerlo en su lugar, sin embargo, terminó encontrando otra cosa. Algo helado largo y viscoso que levantó despacio, como temiendo a la revelación de su hallazgo. El grito que dio cuando descubrió que era, se escuchó fuera de la casa y alarmó a Frost que entró en el cuarto de baño empujando la puerta que dejó medio incrustada.
-¿Qué sucede?- exclamó viendo a Rouse sentada en el piso, salpicada de espuma y medio cubriéndose con una toalla o con la cortina, la verdad Frost no se fijó en con que se tapaba la chica.
La bañera estaba vacía y en su interior, Frost distinguió algo que se movía. Se acercó a ver de qué se trataba descubriendo una serpiente de colores azul y blanco, de unos tres metros. Rouse estaba realmente aterrada. Casi que lloraba ahi, con los ojos fijos en la bañera.
-Es una de esas serpientes- murmuró Frost sin ninguna sorpresa y luego, con naturalidad, bajó los ojos a la muchacha que le devolvió la mirada.
Se vieron a los ojos un rato hasta que él se dio cuenta de que no debería haberla estado viendo. Se cubrió la cara con la mano derecha mientras daba un paso atrás agitando la mano izquierda de un lado diciendo que no.
-No, no estoy viendo nada...- logró decir con la cara un poco roja y dándose la vuelta.
-¡Frost!- exclamó la chica cuando él cruzaba la puerta- Llévate a ese bicho asqueroso, por favor- le suplico cuando se giro a verla.
Era evidente que la serpiente la tenía aterrada. Hubiera sido un poco cómico verla así de asustada un rato, al menos para Frost, pero acabó tomando al animal y llevándoselo de allí para que no atormentara más a la mujer a la que procuró no mirar hasta que dejó el baño. El rosado en su cara duró un buen rato y no es que haya tenido algún pensamiento lascivo con ella, sucedía que solo le provocó pudor verla medio desnuda. Rouse era muy blanca. El color chocolate de su cabello resaltaba más cuando su piel estaba al descubierto. Lo mismo esos ojos profundos y serenos.
Frost tiro a la serpiente por la ventana sin ningún cuidado. Quitó el agua del fuego y espero a que ella saliera. Cuando por todo será considerado un héroe, no era extraño que lo hicieran posar, en fotografías, junto a bellas mujeres de los distintos planetas que visitaba. Tampoco era extraño que algunas se le acercara buscando un momento de su atención, conseguir algo de fama por medio de él. Como hacía parte de ese juego él nunca rechazó a ninguna. Siempre se mostró afable y respetuoso con las mujeres, hasta un poco seductor, pero las mantuvo a distancia. No es que las considerara una distracción, ocurrió que no hacían parte de su interés más allá de obtener por medio de ellas una pizca más de atención o bien sentirse admirado. Él no necesitaba hacerse el héroe para haber echado a andar su empresa, sin embargo, le gustaba ser admirado. Aunque todo eso no fuera más que una ilusión, como lo era su postura en aquel entonces.
Rouse dejó el baño un cuarto de hora después y subió corriendo a su habitación. Bajo unos minutos más tarde usando un pantalón de color canela y un suéter amarillo que casi le llegaba a las rodillas. Se veía todavía bastante afectada o bien avergonzada, pues no miraba Frost a la cara y se sentó en el sofá a abrazar sus piernas dejando sus piececitos descalzos suspendidos en el aire, como si estuviera jugando. Vista así parecía casi una niña.
-No me gustan los reptiles- dijo, pero su voz se oyó amortiguada producto de que habló sobre sus rodillas.
Frost que estaba de pie bajo el arco que separaba la sala de la cocina, la miró un poco confundido. Él era una especie de reptil después de todo. Pero obviamente ella se refería a los animales, no a su especie. Cuando Frost miró hacia el baño notó que ella había bloqueado la puerta con unos muebles. En qué momento hizo eso, él no lo notó. Se llevó el puño a la boca para disimular su sonrisa, pero terminó riendo de forma más o menos disimulada. Es que era ridículo que ella le tuviera más miedo a una simple serpiente que a él.
-No es gracioso- le dijo Rouse.
Frost bajo el puño de su boca para poner ambas manos a su espalda y caminar hacia ella.
-No quise ser... grosero es solo que le temes a una criatura inofensiva. Esas serpientes ni siquiera son venenosas y solo casan alimañas en las cloacas- le dijo al pararse junto a ella.
Rouse levantó la mirada, un instante, luego la bajo.
-No me importa. No me gustan y se acabó- murmuró haciéndose más un ovillo.
Frost se sonrió de manera torcida y miró hacia el techo. Todos tienen alguna aversión. Él también odiaba algunas cosas. Al volver la vista a ella se encontró con esos ojos de caramelo viendolo con reproche.
-Me viste desnuda- le dijo Rouse.
-¿Q-qué?
-Que entraste al baño sin anunciarte y me viste desnuda-le señaló la muchacha logrando sonrojarlo otra vez.
-N-no, no...yo no...
-Esta bien. No importa. Además creo que eso nos deja a mano- rió la muchacha y no parecía muy incómoda con la idea.
-¡Pero es diferente!- exclamó Frost- Deberías tener un poco más de pudor.
-Y tú más cuidado al entrar a un baño cuando hay alguien adentro- le indicó la muchacha- Pero gracias por deshacerte de ese bicho.
-Sí, no fue nada- le respondió frotándose la parte de atrás del cuello y viendo hacia otro lado.
-Oye Frost ¿Te puedo hacer una pregunta?- le consultó Rouse viéndole el abdomen, algo que hizo suponer a Frost que la pregunta sería incómoda por lo que de rosa paso a rojo en un santiamén- Cómo es qué...
-Seguramente va a preguntar cómo es que voy al baño o algo peor- pensó Frost mientras la veía levantar la mano para señalar una parte de su anatomía.
-¿Cómo es que tienes ese... pedazo de cristal incrustado en tu cuerpo? ¿Qué es exactamente?- le preguntó Rouse señalando la "gema" azul en medio del cuerpo de Frost.
-Ah- murmuró Frost con alivio y casi sintiendo era un pervertido por suponer ella le iba a hacer otro tipo de interrogante- Es una formación de queratina- le respondió poniendo su mano sobre aquella parte de su abdomen.
-Como una escama cicloide- murmuró Rouse arrodillándose en el sofá para acercarse a Frost y tocar esa zona.
Él vio aquella blanca mano ir hacia él, pero no evitó que lo tocara. Sintió la presión que hizo la muchacha y la observó hacer un movimiento casi como de una caricia. Fue un tanto molesto por lo que le sujetó la muñeca y apartó esos dedos de él.
-Lo siento. Soy curiosa- le dijo la muchacha un poco avergonzada- Creo que mejor iré a hacer la cena.
Frost le soltó la mano y ella fue hacia la cocina diciendo que prepararía un poco de sopa y tal vez algo de pasta o tal vez arroz. Eso no se quedó allí parado. La mano de la mujer pareció quedar plasmada en esa parte de por varios minutos. Era la primera vez que alguien lo tocaba. Con tanta confianza, sin miedo.
Una hora después ambos estaban comiendo. La muchacha lavo los platos y se retiró a descansar diciendo que estaba muy agotada. Era bastante tarde. Frost le dijo que él se ocuparía de lo demás. Básicamente secar y ordenar. No era mucho. Al terminar subió levitando a comprobar si ella estaba dormida. Hacía bastante frío por lo que Rouse se cubría muy bien con las mantas. Él observó un momento y una vez estuvo seguro de que sí dormía salió de la casa como un relámpago.
El hombre que estaba siguiendo a Rouse era un conocido suyo y su presencia lo inquietó bastante. También le despertó un fuerte resentimiento. No acabó con su vida porque quería saber a qué se debía el que lo estuviera buscando, porque obviamente estaba tras él y no tras esa chica. Él lo golpeó lo suficientemente duro para dejarlo fuera de combate. Si tenía suerte posiblemente el tipo seguía tirado del otro lado de aquella calle o bien estaba todavía cerca de esa zona. De cualquier manera tenía pensado encontrarlo y cuando lo hiciera más le valía a ese sujeto darles respuestas satisfactorias, porque de lo contrario lo borraría de la faz de la existencia.
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