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🌷YULISSA🌷

Desde que tengo uso de razón, quise tener una familia numerosa, tal vez por ser hija única esa ilusión creció más en mí desde con el pasar de los años, y cuando mis padres murieron me sentí sola. Entonces lo desee muchísimo más.

Mi propia familia.

Y ahora; estoy aquí, de rodillas suplicando por esa oportunidad. Mis lágrimas no cesan, mi corazón está roto en millones de pedazos por el dolor y la desilusión que siento. Aun no puedo creerlo ¿Dónde está el hombre del cuál me enamoré? este, que está aquí, no es él. ¿Cómo se atreve a pedirme tal cosa? o peor aún, ¿Cómo se atreve a ofrecerme dinero a cambio de la vida de nuestro hijo?.

—No me obligues a hacerlo. No quiero hacerlo Marcos. Por favor, déjame salir de aquí. Si tú no quieres a nuestro hijo, yo puedo amarlo por los dos. No te pediré nada, no te exigiré nada. Lo juro, por la memoria de mis padres, sabes que son sagrados para mí.

—No te creo. Sabes mentir, lo reconozco. —Se agacha y toma  mi rostro con ambas manos. —Pero lo harás, quieras o no  Yulissa, así que ahórrate tu showsito barato que no me vas a conmover con tus engaños. Ya no más.

—Marcos por favor, me iré lejos y te prometo que nunca más sabrás de nosotros, no tienes que responder por nada, ni siquiera tienes que darle tú apellido o conocerlo, solo déjanos tranquilos. —Suplico una vez más, llevo mis manos a mi vientre plano y lo miro a sus ojos—. Por favor, déjalo vivir, te lo suplico.

—¡No!, no quiero un hijo bastardo,  menos si es con una mujer como tú, mentirosa, ambiciosa, experta en manipulación y... Una simple y ordinaria mesera de la cafetería. —se podía sentir la vergüenza en eso último.

—Antes no te importaba eso.

—Antes no sabía la clase de mujer que eras —Suelta mi rostro con desprecio.

—Es tu hijo Marcos ¿Cómo puedes querer dañarlo? Es sangre de tu sangre, producto de nuestro amor. —Carcajea con sarcasmo.

—¿Nuestro amor? ¿Alguna vez me amaste? ¿Alguna vez te amé? Claro que no, no seas ridícula.  Tú solo querías sacar provecho de nuestros encuentros y yo fui un imbécil por caer.

—Jamás te he mentido, yo te amo, siempre he sido honesta respecto a mis sentimientos, te lo he demostrado, no puedes dudar...

—¡Ya cállate!, no pienso seguir escuchando tus mentiras. No tendrás a ese hijo y graba bien esto en tu cabeza; un día, voy a tener hijos con la mujer que sea mi esposa, una mujer con clase y proveniente de una buena familia, alguien igual a mí —Se señala —. No alguien como tú —Sus palabras duelen tanto que no puedo soportarlo y lloro—. ¿Quieres más dinero? ¿Es eso verdad? ¿No es suficiente con el que te ofrecí? bien, tu ganas, te doy el doble y te deshaces del problemita.

Me dolió mucho más eso último.

Problemita, ¿Así le llama a nuestro hijo?

Me quedo en silencio un momento, y no por la tentación de su dinero, solo pienso en todos esos momentos que él y yo vivimos juntos en los cuales fui muy feliz a su lado. Trato y trato de encontrar una explicación lógica y así entender su comportamiento.

¿Nervios?

¿Temor?

Por más que lo pienso no encuentro nada, más que aquí, la tonta fui yo. Entonces lo entiendo todo, "no cambió" siempre ha sido así, este es el verdadero Marcos Grimaldi y me engañó, solo quería divertirse conmigo y yo solo calenté su cama todo este tiempo.

No es su culpa, es mía y solo mía. Tal vez deseaba tanto creer que me amaba que terminé inventando una fantasía de amor con él.

No quiero y no puedo permitir que lo haga, este pedacito de cielo es mi hijo, y aunque aún no lo tengo en mis brazos lo amo y quiero tenerlo conmigo.

No hay nada que pueda hacer para convencerlo de darnos una oportunidad y hacerlo cambiar de opinión, que se de cuenta que nuestro pequeño es un alma inocente que no tiene la culpa de nada, él ya ha tomado su decisión.

La mejor decisión para él, claro.

Creo que en el fondo siempre supe que Marcos un día querría a una mujer igual a él, con su misma educación y posición social, también están sus padres, quienes tienen mucha influencia sobre él y ellos, jamás me aceptarán en la vida de su hijo, pero creí que lucharíamos juntos, que seríamos felices conformando nuestra propia familia. ¡Qué ilusa fui!, no me esperaba esto.

El amor te vuelve idiota sin duda y yo lo fui demasiado.

Si él cree lo peor de mí, qué más da demostrárselo.

Me levanto del suelo para mirar sus hermosos ojos azules, esos que me gustan tanto y hacen que me pierda en ellos, aún en esta situación. Cierro los ojos y me armo de valor.

—Tienes razón, ya no hay porque fingir, Acepto, dame el dinero y por favor, que sea en efectivo y mañana mismo. —Se ríe a carcajadas, se acerca despacio y toma mi barbilla con más fuerza que antes.

—¿No qué no querías mi dinero? eh, ¿Qué pasó con tú supuesto amor por mí? —aprieta más fuerte y sujetó su mano para soltarme de su agarre—. Después de todo si eres igual a todas Yulissa —Se da la vuelta para darme la espalda—. Mañana tendrás tú dinero después de ir a la clínica con Andrés, él se asegurará de que se haga, yo mismo te llevaré, no quiero sorpresitas en el futuro y no intentes huir porque de nada te servirá.

Sin decir más, se marcha dejándome ahí destrozada, los tipos esos toman mi teléfono, lo rompen y me encierran en mi habitación. No tengo por donde huir ni manera de llamar a mi amiga Eva para que me ayude.

Me acuesto en mi cama pensando en cómo cambió mi vida en un minuto, pensaba entonces en que en un momento como este, es cuando más necesito a mis padres conmigo. Si ellos estuvieran aquí jamás permitirían que los Grimaldi me hicieran esto y me apoyarían sin pensarlo.

Papá, mamá los necesito, los extraño.

La puerta de mi habitación se abre mientras limpio mis lágrimas, al ver a la persona frente a mí, mi temor aumenta.

—¿Qué... Qué hace aquí señora? — camina hasta a mí y se sienta a mi lado.

—Vine a comprobar que todo marche bien, querida —Sonríe.

—Soy prisionera, ya lo ve.

—Quiero felicitarte —da una media sonrisa—. Eres muy lista querida, mira que usar el truco más viejo para sacar provecho y dejar tu miseria.

—Al grano señora —espeto.

—Ok. Diré lo que vine a decir. Quiero que mañana mismo después de resolver el asuntito ese del bastardito —Señala mi abdomen—, Te marches muy lejos de aquí. Te quiero fuera de la vida de mi hijo, y si no lo haces me encargaré de cerrarte todas las puertas a tí y a todo aquel que quiera ayudarte. Me aseguraré que te quedes en la calle pidiendo limosna como la mugrosa que eres. —Miro fijamente sus ojos azules sin decir nada—.  Marcos se casará con Martina Evans, la mujer que su padre y yo escogimos para él. Puedes estar segura que nunca serás una Grimaldi, de eso me encargo yo querida —Se levanta de la cama—. Mañana tendrás tu dinero en efectivo como lo pediste —dicho eso, se marcha.

La noche pasa muy lenta, no puedo dormir pensando en las palabras de esa mujer y en lo que harían mañana con mi bebé. Lloré tanto que creí que mis lágrimas se acabarían. Cada palabra que salió de la boca de Marcos me dolió, en cambio las de esa mujer fueron el impulso que necesitaba para pelear y no dejarme vencer. Algo se me ocurriría, pero no dejaría que le hicieran daño a mi hijo.

Es mío, solo mío, y si tengo que marcharme y dejar todos mis recuerdos aquí, lo haré sin pensarlo.

Contigo bebé.

—¡No se saldrán con la suya, ni siquiera tu Marcos Grimaldi!. Te lo juro. —grito con todas mis fuerzas mientras lloro—.  No lo lastimarás.


Les agradezco mucho por la oportunidad.
Muchas gracias por leer.

Bendiciones...

(01-08-23)
Editado

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