6. 𝓓𝓪𝓶𝓮 𝓯𝓸𝓻𝓶𝓪 𝓪𝓾𝓷𝓺𝓾𝓮 𝓭𝓾𝓮𝓵𝓪

♥ﮩ٨ـﮩﮩ٨ـﮩﮩ мαтє (мíяαмє) ﮩﮩـ٨ﮩﮩـ٨ﮩ


"Así como la cerámica se expone al fuego; así me siento en tus manos antes de ser moldeado a ti"

Presente.

El cuerpo le dolió; se removió en el piso buscando soporte en la pared detrás de él, con sus manos atadas y una cinta en la boca. Levantó las manos y se quitó aquel plástico que no le permitía gritar; si estos hombres se dedicaban al secuestro, eran pésimos en el trabajo.

—¡Despertaste! —El hombre frente a él tenía unos 40 y tantos; él juraba que lo había visto en algún lugar, pero ¿dónde?

—¡No, aún sigo dormido! —El hombre lo escaneó de pies a cabeza.

—Maldición, ni siquiera una mordaza saben ponerte; estoy rodeado de imbéciles.

—¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Dinero? Vamos, suéltame y lo tendrás.

—¡En realidad eres una fábrica de billetes, eh! Me negué a creerlo cuando vi tu perfecto rostro en la televisión y a tu lado mi estúpido hijo. Sabía que ese chico llegaría lejos; no de la forma que quería, pero se pegó a alguien que tiene una fortuna. —Conecto las ideas y supe que ese rostro con algunos años más era el mismo que Jeon; era su padre.

—¿Dónde estoy?

—En mi casa...

—¿Por qué  estoy aquí?

—Mi hijo se fue hace tiempo; pensé en venderlo mientras fue pequeño, pero ya sabes, para que me diera dinero tenía que hacer que hiciera algunas cosas que él no quiso, así que ahora que lo veo muy cerca de ti, intuyo que tiene mucho dinero de sobra. Es tiempo de pagarme lo que invertí en él, aunque el cretino no terminara y desapareciera.

—¿Cómo puede hablar de su propio hijo así?

—Durante mucho tiempo ese chico me dio problemas, pero sin duda el que más me generó fue que metiera capricho por un chico en la universidad; ese bastardo piensa que puede engañarme.

—Contrata a Jungkook para un servicio; cualquier cosa entre ustedes, estoy fuera, ni siquiera nos llevamos bien. —El pensamiento de Tae corría kilómetros recordando el tipo de servicios que daba Jungkook; no pudo sostenerle la mirada al papá.

—¿Crees que no sé que eres ese chico por el que Jungkook dejó todo? Soy idiota, no ciego; los vi en la televisión y no me evité buscar más sobre ti y mira, no me equivoqué.

—Jungkook va a venir por mí, no me dejará en tus manos si piensas que puedes manipularnos.

—¿De verdad? Qué casualidad, esta mañana hablé a la empresa donde trabajo, ¿sabes qué me dijeron? Bueno, resulta ser que Jungkook firmó un acuerdo donde termina el contrato, pero va a fingir una infección sanguínea que te dejará por mucho en bancarrota.

—¿Cómo puedes mentir de esa manera? Jungkook no haría algo así, ni siquiera trabajaba en la categoría que contraté. —Se negó a creer que algo así era real; no lo conocía del todo, pero el poco tiempo le decía que no era real, que era un engaño.

—Va no me vas a creer, ¿cierto? Lo sabía. Déjame llamar a mi contacto... —El hombre tomó un celular y marcó, poniendo en altavoz el mismo; a los pocos minutos contestaron la llamada.

—¡Sí diga! —La voz era una mujer.

—Hola, querida, ¡soy yo de nuevo!

—Señor Jeon, es un gusto y placer atenderlo. ¿En qué podemos servirle?

—Me preguntaba si ese contrato que mi hijo tiene le dará algún beneficio a largo plazo.

—Señor Jeon, este es el trabajo más alto, monetariamente hablando, que nuestro agente ha tomado; esperaremos que finalice el trabajo para obtener la remuneración. 

Tae se congeló, su corazón golpeaba con fuerza su pecho, sus ojos se llenaron de lágrimas. Después de mucho pensarlo, estaba reviviendo aquel interés en Jeon, el que se negó a tener en la preparatoria y que en la universidad ahogó en lágrimas cuando dejó de verle. Ahora salía por sus ojos y no soportaría una vez más alejarse de él, aunque realmente el que lo había alejado ya era Jeon nuevamente. 

—Querida, tengo que atender unos asuntos; te agradezco la información.

—¿Cuándo fue eso? —Sus manos temblaban con impaciencia.

—El día de la presentación en la televisora, por supuesto, indagué en el trabajo de Jeon.

—Pero él no, quiero decir, él sonaba tan...

—A eso se dedican en ese lugar, a crearte una ilusión. No debes juzgarlo; Jungkook nunca tuvo dinero y ahora que lo gana de esta forma, sin mucho esfuerzo, hará lo que sea, ¿no crees?

—Me secuestraste para decirme todo esto y luego, ¿qué?

—Bueno, ya que te hice un favor al quitarte la venda de los ojos, me vendría bien esos millones que de todas formas vas a perder, ¿no es así? —Tae lo miró serio, sin ninguna emoción en realidad.

—¡Sí! Te los daré, siempre y cuando me prometas que Jeon jamás volverá a buscarme.

—Te lo aseguro, chico; tenemos un trato... —El hombre lo desató e incluso lo ayudó a levantarse.

Tae se sacudió la ropa, se acomodó el cabello y caminó fuera de esa casa vieja en un barrio que no era tan desconocido para él. De infante vivió muchos años en el vecindario; sabía cómo llegar de ese lugar a la casa de su abuela. Estaba realmente impresionado por la falsedad en las acciones de Jeon, pero no esperó menos de un hombre que lo golpeó sin razón tanto tiempo.

—Señor Jeon, lamento el inconveniente que le hice pasar y le agradezco la información; el dinero estará aquí una vez que esté en casa.—El hombre sonrió ladino y estrechó la mano del pequeño Tae.

—Chico, me ofrecería a llevarte, pero ya sabes, tengo algunos asuntos que ver.

—No se moleste en absoluto, necesito caminar de todas formas...

Taehyung a lo largo de su vida sentía tristeza por que sus padres no estaban cerca, cuando murieron su abuela le dio la noticia y durante una semana lloro día y noche y no comió nada, tuvo que ir de urgencia al hospital y quedarse durante dos semanas alli; cuando se enamoro de Hoseok y luego el lo dejo lloro un mes seguido, no durmió y no se bañó en días, sentía la culpa de haber cortado esa relacion; cuando jungkook desapareció en la universidad, lloro un día completo al siguiente sonrió porque ya no había golpes, ni amenazas, ni miedos; pero se quedo con los traumas mas severos no estaba tranquilo en ningún lugar y su casa no tenia ni un espejo, las ventanas estaban tapadas con cortineros enormes, para no ver su reflejo.

De modo que, en esta ocasión, se permitió gritar tan fuerte en los brazos de su abuela que lo abrazó en cuanto lo vio hincado en la entrada de su casa; no podía respirar de la conmoción y sus grandes lágrimas quemaban su piel, dejándole caminos rojizos en ella.

—Taehyung, debes decirme que tienes hijo; no puedes ni respirar, ¿te agredieron? ¿Te robaron? ¿Qué sucede? —Su abuela lo abrazaba tratando de ver su rostro, pero él se negaba a levantar la cara; se sentía la burla de todo el mundo.

—Me engaño, nana, me engaño haciéndome creer que era un hombre honrado y que se esforzaba por lo que quería; me hizo abrir mis más íntimos miedos e inseguridades para burlarse de mí otra vez.

—Tae, no puedo entenderte; ¿de quién hablas?

—Me engañó, nana, yo me acosté con él y solo me mintió; ¿por qué me mintió?

++

—Señor, ¡iremos con usted!

—No, la persona que lo tiene es mi padre, no me hará nada, solo quédense aquí por si Tae regresa.

Jungkook manejó tan rápido como pudo a su casa de infancia. Desde lejos pudo ver a los hombres de su padre sentados en la acera de su casa. Yoongi lo tomó del brazo y apretó un poco; cuando se estacionó, los hombres se levantaron y quisieron detenerlo.

—¡No está aquí! —Una mano lo detuvo, pero la dobló y avanzó entre ellos. Te dije que no está aquí.

—¡Suéltame! —Sus ojos eran una furia total; parecía que ese brillo resplandeciente ahora era siniestro y mortal. El hombre no dijo más, lo soltó y avanzó hasta la puerta donde, al abrir, lo invadió el recuerdo. Sus gritos fuertes y su llanto lo pasmaron en la puerta; aún había cosas que no podía olvidar, aún había pesadillas que lo seguían sin descanso, aún era un niño encerrado en sus propios miedos.

—¡Estás aquí! —El hombre fue tomado por el cuello y azotado en la pared más cercana que encontró; su risa salió como desquiciado. —¿Qué te pasa, chico? ¿Juegas a ser héroe?

—¿Dónde está? ¿Dónde lo tienes?

—¡No está aquí! Se fue.

—No me mientas, maldición.

—No lo hago, se fue por su propio pie; si no me crees, entra a echar un vistazo; la alfombra aún huele a él. 

Su risa lo crispó, le dio un golpe en la mejilla y salió corriendo escaleras arriba; pasó por cada cuarto, incluso en el mismo donde casi pierde la vida, encontrando un desorden en él y unas sogas en el piso; el aroma ligero de vainilla seguía allí; golpeó la puerta y se dio vuelta, encontrándose con su madre, una mujer más baja que él, de cabello lacio y negro que lo miraba con una mejilla morada y magullada.

—¡Aun vives! —Jungkook no esperaba nunca un cariño de esa mujer, pero tampoco esperaba ese tipo de comentarios.

—Para tu mala fortuna, ¡sí! Lo mismo me pregunté sobre ti.

—Sigue siendo un pequeño cretino, por lo visto. —Detrás de ella salió un hombre acomodándose los pantalones y mirando con desprecio a Jeon; eso le provocó una arcada de asco al azabache.

—Tú sigues siendo la ramera que dejé hace años aquí. 

La mano de la mujer dio una bofetada fuerte, pero él ni siquiera se movió; esperaba que por lo menos ella también se hubiera ido del lado de su padre, que viviera una buena vida.

—Lárgate de aquí; ese hombre se fue hace horas de aquí. Tu padre hizo un negocio millonario con él, te vendió a cambio de una fortuna y el hombre que buscas ni siquiera titubeó. 

Jeon secó las grandes lágrimas y se encaminó escaleras abajo, pero se detuvo abruptamente; después de todo, seguía siendo un niño dolido y falto de atención.

—Alguna vez quise abrazarte tanto para que tus golpes y miedos se desvanecieran; pero entre más crecía y me hacía fuerte para defenderte, más odio me tuviste. Esperaba que ese odio fuera hacia él, que te tiene como una prostituta en tu propia casa, y no para mí, que quería sacarte de esta mierda.

—Esta vez él no volverá contigo; le mentiste tanto que no lo hará. Le ha dicho a tu padre que le dará el dinero si promete que no lo buscarás de nuevo. —Jeon se giró a verla, pero en ese rostro no había burla; era verdad total.

—Dime qué carajo le dijiste ¿Dónde está? —Su padre soltó la sangre de su boca a un lado y se siguió riendo de él.

—Solo le dije tus planes de joderlo una vez que acabé el tiempo de tu trabajo con él. Hice negocio con el imbécil que tienes por jefe; dijo que accedía a la mentira solo por ganar unos centavos más al bolso.

—No puedes hablar en serio, Jeon, ¿qué carajo te pasa? Ni siquiera debería estar aquí contigo.

—¿Te crees que puedes irte de casa y no pagar por todo el tiempo que cuidé de ti? ¡Chico desconsiderado! —Su padre lo golpeó de nuevo, pero a comparación de años atrás, esta vez Jungkook era un adulto, experimentado en muchas artes mixtas de defensa e igual de alto y más fornido que su padre. Esta vez no podría simplemente molerlo a golpes; se impulsó dando un golpe en la quijada que le rompió la mandíbula. Sabía que no podía ir por la vida rompiendo los huesos de la gente, pero estaba tan cansado de todo esto, tan asqueado del pasado que tenía. Yoongi entró deteniéndolo antes de que estampara una jarra de vidrio en la cabeza de su padre, que estaba tirado en el piso.

—Detente, Jungkook, ¡no lo hagas! ¡Vámonos!

—Él no va a regresar contigo, Jeon; me encargué de joderte la vida con él. Tú tienes la culpa por tratar de burlarte de mí y esconderlo.

—¡Estás demente! Que nos volviéramos a ver fue una coincidencia; de saber que lo ibas a joder todo de nuevo, no hubiera seguido adelante con este estúpido juego.

—Él no quiere verte; fue un pedido especial antes de irse. —El hombre se rio; los ojos de Jungkook soltaban lágrimas tan grandes que ni siquiera pudo seguir hablando.

—Vas a pagar estas lágrimas, viejo; te advertí que si volvías a buscar a Jungkook, te ibas a arrepentir toda tu vida; así que, mientras puedas, disfruta, no te queda mucho tiempo. ¡Andando , Kook!



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