𝑀𝐴𝑇𝐶𝐻








El sonido que hacían las plumas al raspar el pergamino fue interrumpido por el golpe que causó la cabeza de Scorpius al caer sobre la mesa. Rose levantó la vista de su tarea y la enfocó en su compañero.

—¿Qué tienes? —preguntó la chica, Scorpius la miró, somnoliento.

—Estoy muerto por hoy. —comenzó a tomar sus cosas de la mesa, y enseguida se levantó también —Me voy. —Rose se encogió de hombros y volvió a su asunto.

—Como quieras, yo me voy a quedar un rato más.

—Granger, es viernes... Tenemos todo el fin de semana para terminar el ensayo. —gruñó el rubio —A veces eres muy intensa.

—No te obligo a quedarte, Malfoy. —replicó ella, con su maldito tono de sabelotodo. Scorpius rodó los ojos.

—¿No tienes mejores cosas que hacer? —alzó los brazos —Como ir a la fogata de Fred y James.

Los ojos de Rose se posaron en los del Malfoy, había un deje de sorpresa en ellos.

—¿Era hoy? —balbuceó. Scorpius no pudo evitar reírse la chica.

—Por supuesto que era hoy, en..., 25 minutos exactamente.

—Mierda... —mascullo ella mientras guardaba todas sus cosas y se ponía de pie.
Cuando terminó de ordenar todo, fue directo a subir las escaleras, con Scorpius detrás.

Malfoy y Granger habían sido elegidos los premios anuales de esa generación, lo cual al principio parecía ser más que bueno, ellos habían estado saliendo de hace meses, después de años siendo los mejores amigos, ignorando lo que sentían por el otro, por fin rompieron la tensión sexual y se besaron en la fiesta de los Merodeadores por el comienzo de las vacaciones.
Pero tan pronto terminó el verano, ellos también lo hicieron. Y cuándo volvieron a Hogwarts, no solo lo hicieron como ex-novios, si no como compañeros de torre, lo que hacía más incómoda la situación.

Ahora tenían que vivir juntos, cosa que Rose no aceptó, e intentó volver a Ravenclaw con sus compañeras, más la directora le había dicho que eso no sería posible, ya que los premios anuales debían quedarse en su torre.
Había tenido que superarlo, y vivir con su ex.

—Sabes, ese es el motivo por el cual tú y yo jamás podríamos casarnos. Eres una aguafiestas —dijo Scorpius mientras subía por las escaleras de la torre con ella a su lado. Rose lo miró como si tuviera naegles en la cara —¿Qué? —preguntó el Slytherin.

—Discúlpame, pero no creo que esa sea la razón. —replicó con suficiencia. Se detuvo en el último escalón y agarró el barandal de hierro —Hay más de un motivo por los cuales tú y yo no podríamos casarnos. —dicho aquello, se giró y comenzó a caminar hasta su habitación.
El platinado frunció el ceño y fue tras ella.

—¿Como cuáles? —Rose llegó hasta su puerta y se quedó ahí un segundo.

—No lo sé, centenares. —abrió la puerta y entró, Scorpius aún la seguía y ahora estaba parado en el umbral de la habitación de la chica.

—Dímelos. —pidió. Caminó un poco más adentro de la habitación donde había pasado varias noches, y ahora le parecía tan diferente.
La torre estaba hechizada para duplicar las habitaciones de sus residentes, así que al ver el cuarto de Rose una vez más desde que habían terminado, causaba cierta añoranza en él.

Rose estaba sacando ropa de su baúl, mientras Scorpius veía todo con atención. Sus cortinas y sábanas seguían siendo de un azul oscuro con ligeros toques de cobre. El techo aún tenía la constelación "Scorpius" dibujada, sonrió, le alegraba que no las hubiera quitado.
Recordaba el día que la pintó, cuándo tenían 13, el verano después de la escuela, Rose había hecho un berrinche al no lograr duplicar el hechizo del gran comedor para ver el cielo nocturno en su habitación, así que Scorpius y Albus se habían tomado dos días en pintarle constelaciones en el techo.

Su miraba bajó hasta la cama, donde había dormido con la pelirroja un sin fin de veces —¿Esa es mi chaqueta? —Rose volteó a verlo desde el suelo, miró a la cama, donde descansaba la chaqueta de cuero con la serpiente en la espalda. Rose tragó saliva y volvió a su baúl.

—Sí..., Emmm, lo traje de casa, l-a, la dejaste, antes de... —balbuceó ella, luego se aclaró la garganta, aun volteada sobre su baúl. —Llévatela. —Rose encontró lo que buscada que al parecer eran unos pantalones cortos color azul. Scorpius tomó la chaqueta con torpeza y miró a la chica, de pronto se había instaurado una incomodidad que no pudo ignorar.

—Debes irte. —puso una mano sobre el pecho de Scorpius y lo empujó suavemente hacia la salida.

—¿Irás a la fogata? —Rose asintió. —Te esperaré.

—De acuerdo. —jadeo apresurada.

Cuando estuvo fuera de la habitación, Rose estuvo a punto de besarlo, gracias a la costumbre, pero su cerebro actuó lo suficientemente rápido como para que ella se desviara y lo besara en la mejilla.

—Te veo en un rato. —logró decir Malfoy antes de que ella cerrara la puerta. Rose recargo la frente en esta y soltó un suspiro, golpeó la madera con el puño.

—Tonta —susurró.

...

—No contestaste mi pregunta. —le recordó Scorpius cuando Rose por fin bajó a la sala, la ojiazul frunció el ceño.

—¿Ahora de qué estás hablando? —preguntó mientras caminaba al lado del chico y salían por el retrato.

—Las razones por las cuales no podríamos casarnos. —bajaron lentamente las escaleras del castillo, teniendo cuidado de no ser atrapado por Filtch o algún profesor.

La fogata era anualmente celebrada para el cumpleaños de Fred Weasley, el primo de Rose.
Se hacía en los límites de Hogwarts, obviamente no tenían el permiso de la directora, pero los Merodeadores se las arreglaban con hechizos de invisibilidad para cubrir la gran fiesta, donde solo asistían los chicos más confiables del colegio.
Era una de las fiestas más importantes del año, al igual que la de cumpleaños de Dominique, James y por supuesto, Lily.

—Claro... bueno, no lo sé. —respondió Rose rodando los ojos. Dieron la vuelta en uno del pasillo y vieron a lo lejos a Frank, que les sonrió.

—Hola chicos, llegan a tiempo, estaba a punto de cerrar el atajo. —el castaño se hizo a un lado y los dejo pasar por una de las aulas abandonadas.
Adentro había una especie de agujero que seguramente James había hecho, entraron y caminaron alrededor de 10 segundos, luego salieron mágicamente hacia el jardín.

—No has respondido. —ella soltó un gruñido.

—Esa es una. —exclamó, sonriendo. —Eres extremadamente molesto. —El Slytherin alzó una ceja.

—¿Yo molesto? ¿Te recuerdo quién es la que se la pasa regañandome porque no hago mi tarea a tiempo?

—De otro modo reprobarías —rebatió Rose.

—Es mi tarea... No debería importarte.

—Me importas... —Aquello había salido de su boca sin el permiso de la chica, quién abrió los ojos con sorpresa, se dio un golpe mental. —Como sea... —carraspeo, el pasto crujió bajo sus botines negros y la brisa le voló los risos rojos —Tú y yo sabemos muy bien que es imposible.

—Y si lo sabes tan bien, puedes darme un buen motivo. —insistió él. Rose rodó los ojos y no contestó.
A lo lejos pudo ver el enorme roble que tenía una flecha color naranja clavada en el tronco.

—Es ahí... —dijo apuntando el árbol, corrió hacia él, y tal como si fuera la estación 9 y 3/4, la cruzó, seguida de Malfoy.

La playa artificial que habían creado se sentía real, exceptuando porque no hacía tanto calor, pero las olas seguían siendo rápidas, azules, y el cielo se veía real, de un naranja amarillento como el atardecer.
La fogata aún no estaba encendida, ahora solo eran un montón de troncos apilados de unos 2 metros.

¡Scorose! —chillo Dominique corriendo hasta ellos, llevaba puesta la parte de arriba del bikini y un short de mezclilla bastante parecido al de Rose, dejando ver su pircing en el ombligo.
Rose y Scorpius se dieron un golpe en la frente al escuchar como los llamaba.

—Hola, Dom. —saludo su prima, no muy animada. La rubia frunció el ceño.

— ¿Por qué la cara larga...? —preguntó arrastrando las palabras, los delegados notaron que llevaba un trago en la mano; estaba ebria.

—Por nada... —dijo Scorpius — ¿Viste a Albus por alguna parte?

—Estoy aquí. —anunció el Slytherin mientras caminaba hasta ellos, con Alice a su lado, ambos llevaban un cigarrillo en la mano.

—¿Por qué han tardado tanto? —preguntó Alice una vez estuvo frente a ellos.

—Rosie Posie olvido que hoy era la fiesta. —Los tres se rieron, al tiempo que Rose le daba una colleja a su ex.

—¡Auch!

—No me llames Rosie Posie. —gruñó ella. Tomó a Dom del brazo, y luego a Alice para llevárselas, dejando a los chicos solos.

—¿Ahora por qué están peleando? —inquirió Albus mientras le daba una calada a su cigarrillo, le ofreció la caja a Scorpius. Tomó uno y lo encendió con su varita.

—No peleamos. —corrigió, expulsando el humo lentamente. —Solo hablamos.

—¿Sobre qué?

—Las razones por las cuales no deberíamos casarnos. —Albus se ahogó con el humo a causa de la risa.

— ¿Hablas en serio? —el rubio asintió, Albus negó con el cabeza divertido —¿Y cuántas van?

.

—¡Millones! —chillo Rose mientras bebía otro short de tequila, Alice la miró de soslayo. Se habían ido al bar improvisado, donde Lorcan preparaba bebidas y te obligaba a que lo llamaras "chico del bar"

—No creo que existan millones de razones para no ser la señora Malfoy. —dijo Scamander mientras agitaba la bebida que había pedido Rose. El rubio llevaba puesto un enorme sombrero mexicano y un mostacho falso.
Una de las ventajas de que Fred cumpliera años el día de la independía de México.

—Lo siento cariño, no puedo tomarte en serio con ese bigote...—se burló Dominique, Lorcan rodó los ojos. Le sirvió a Rose su trago y ella se lo bebió de un sorbo.

—Wow, tranquila chica. —exclamó Alice —No deberías beber tan rápido. ¿Si quiera has comido algo?

—¿Quién eres, mi madre? —gruñó ella. Alice rodó los ojos.

—Rose... —ella alzó una mano para callarla, le arrebató la botella de vodka a Lorcan y le dio un gran trago. Luego miró a su amiga.

—Mejor iré con Freddy a desearle feliz cumpleaños...

Se puso de pie y emprendió marcha hasta donde su primo estaba.

-—¡Alfredo! —gritó la pelirroja, Fred se giró y sonrió al ver a su prima.

—Rosie —saludo Fred. Ella saltó sobre él, tomándolo por sorpresa, pero cargándola de todas formas.

—Feliz cumpleaños y todo eso...

—¿Estás ebria? —inquirió alzando una ceja. Rose negó.

—No, claro que no. Es solo que, bueno, me quiero divertir. —suspiró. Fred asintió.

—De acuerdo... encendernos la fogata ahora, y luego jugaremos fugitivo. ¿Juegas? —Rose torció el gesto.

—Siempre pierdo en fugitivo Freddy.

—Entonces ve a bailar con las chicas... —la cara de la Weasley se iluminó y sin decir nada, salió corriendo hasta la pista de baile, donde ya estaba Lily, Roxanne y Serena.

—¿Qué está haciendo? —preguntó James que venía llegando con Scorpius y Albus. Fred se rio.

—No tengo idea, dijo que quería divertirse... —respondió encogiéndose de hombros. — ¿Jugaran fugitivo? —preguntó apuntándolos con su cerveza.

—Por supuesto. —corearon los Potter.

—No este año hermano. Aún me duele el tobillo desde aquel entrenamiento. —se excusó Scorpius.

—Como quieras... —respondió Fred, miro a Albus y luego a James. — ¿Vamos? Es hora de encender la fogata.

Los hermanos lo siguieron luego de despedirse de Scorpius, quien se quedó mirando a Rose.
Ya se había quitado la ropa, y ahora estaba usando solo su bikini azul marino.
El Slytherin negó con la cabeza y fue a sentarse para ver la enorme fogata.

...

—¿A dónde vas? —gritó Serena por sobre la música, Rose se giró y articuló un "estoy cansada" a lo que la Gryffindor solamente asintió y siguió bailando.

La Weasley se tambaleó hasta la playa, ya había oscurecido y el fuego le daba una tonalidad naranja a la playa.

—¡Creí que jugarías fugitivo! —-exclamó Scorpius, estaba sentado en la arena sobre una manta, ella caminó hasta él y se dejó caer a su lado.

—No tenía pareja, y siempre pierdo. —respondió ella con una sonrisa torcida. Estaba despeinada y tenía las mejillas rosadas debido al ejercicio —¿Qué hay de ti? Al y tú son el dúo dinámico.

—No estoy de humor. —respondió encogiéndose de hombros, le dio un sorbo a su cerveza. Rose se rio — ¿Qué? —preguntó el platinado.

—¿Se supone que la aguafiestas soy yo? —se burló. El rodó los ojos.

Una chica de Hufflepuff pasó frente a ellos y le sonrió a chico, quien le devolvió la sonrisa. Rose bufo.

—Ahí está. —exclamó.

—¿Qué cosa?

—El motivo por lo que no podríamos casarnos, es ese... —explicó ella. Lo miro divertida —Eres promiscuo por naturaleza. —dijo triunfal —No puedes pasar ni dos segundos sin coquetear con alguien.

—Yo no soy promiscuo. —Rose alzó una ceja.

—¿A no? —bufo. Luego miró a la arena, seria —Te he escuchado. En tu habitación, no soy idiota, y, a menos que seas un adicto al porno...

—Bien, bien... —interrumpió. Ella se rio —Es verdad. —aceptó. Luego miró a Rose —Pero podría cambiar por ti.

Los ojos de Rose se dilataron y se clavaron en el rostro de Scorpius. El muchacho le sostuvo la mirada unos instantes, y entonces ella soltó una carcajada.

—Por supuesto, porque eres todo un experto cambiando por mí, ¿no es así?

—Lo soy. Lo soy y lo sabes. —replicó, enfadándose un poco. Rose tuvo que tragarse sus palabras, y es que tenía razón.

—Tal vez.

—Te estás quedando sin excusas... —canturreo. Rose rodó los ojos y le arrebató la cerveza, hizo una mueca cuando la probó.

—Aghhh, corona. El odio. —gruñó devolviéndole la botella, él se reía. —Ahí está, otra razón, a ti te gusta esa basura de cerveza.

—¿Hablas en serio? ¿Cerveza? —se rio —Admítelo, los motivos que das son tontos. Temes aceptar que no hay motivo para que tú y yo no nos casemos...

—¡Tu fuiste quién comenzó con toda esta estupidez! —chillo ella, furiosa —¡Tu dijiste que jamás podríamos casarnos solo porque olvidé una fiesta!

—Jamás lo negué. —replicó. —Pero yo estaba hablando de un pequeño y modificable aspecto. Si eliminamos eso, tú y yo volveríamos a ser la pareja per...

—Por Merlín, sabes que es imposible. —chillo la pelirroja, harta —No funcionó la primera vez.

—La segunda es la vencida. —Rose recargo su cabeza en las palmas de sus manos y resopló.
No admitiría que podría casarse con Scorpius Malfoy.

—No podrías seguir mi estilo de vida. —saltó de pronto, como último recurso. Scorpius se carcajeo.

—Por favor, Rose, ¿Tu ritmo de vida?

—Si... —ella lo miró —Sabes que yo quiero viajar, por todo el mundo.

—Y tú sabes que yo también, ¿México no te dice nada? —Rose sonrió al recordar aquel viaje que habían hecho junto con Albus el año pasado.

—Está bien, pero yo no podría vivir en un departamento. Quiero
una casa con mucho jardín y una piscina.

—Concuerdo. Mientras más verde mejor. —interrumpió él. Rose se inclinó hacia atrás.

—Y quiero veinte gatos —suspiró con una enorme sonrisa, Scorpius la imitó.

—Claro. ¿para qué tener tanto espacio si no vas a ocuparlo? —Rose cerro los ojos y comenzó a contar hasta diez.

—También quiero como mínimo 8 hijos. —exclamó como último recurso, con un tono serio y mirándolo a los ojos. Él le sostuvo la mirada, y de repente sonrió de lado con malicia.

—Sera mejor que nos compremos una cama resistente... —dijo —Pero Rose, déjame decirte que nada me emociona más que pasarme el día entero haciendo bebés contigo... —Rose rodó los ojos.

—Eres un idiota. —espetó — ¿Quieres que me case con un idiota?

—No soy un idiota...

—Y cuando mi hija llegue a Hogwarts por primera vez, la gente dirá "Mira, ahí va Temis, la hija de Rose Granger... y un idiota."

—Hey..., Muy bien, se acabó.... Para empezar, no soy idiota. Y para seguir, ¿Temis?

—Así es, Temis. La diosa de la justicia. Si no te gusta ese nombre...

—Me encanta. —Ella abrió la boca son sorpresa —Muy bien..., Temis si es una niña y si es varón...

—Luke si es varón. —sentenció

—¿Se puede elegir el sexo de antemano? —preguntó Scorpius notablemente asombrado. Rose abrió la boca un segundo, luego negó.

—No va a haber ni varón ni mujer... no habrá hijos tratándose de ti y de mí.

—Lughus es lindo nombre... —dijo Scorpius indiferente —Origen Irlandés, naturalmente...

—Estás perdiendo el tiempo

—Fergus tampoco está mal...

—Malfoy, ya bast...

—También me gusta Dylan.

—. Muy bien, escúchame... ¿Dylan? —preguntó Rose, de pronto interesada.

—Si, ¿no te gusta?

—Es absolutamente horrible. —respondió con crudeza. Scorpius alzó una ceja, la pelirroja se había vuelto a recargar cómodamente sobre sus manos en la toalla.

—¿Para tanto?

—Sep., ese nombre es como de galán de telenovela...

—Aghhh, sabes que no entiendo tus palabras muggles Rosie... —gruñó dando un trago a su cerveza, que ya estaba por terminarse.

—Bien, olvídalo. Pero no será Dylan.

—De acuerdo... ¿Y qué tal Scorpius?

—¿No dejaras que el niño forje su propio individualismo y personalidad? Por qué será muy difícil si lo obligas a llevar el nombre de alguien más... Ve a Albus... —apuntó al pelinegro que jugaba a fugitivo con los demás —, ese es un gran peso para un niño.

—Tienes razón... No quiero que sea como James... —aceptó pensativo Scorpius —¿Jack?

—Es buen nombre... —dijo, luego se rio —Y otros 10 millones de personas pensaron lo mismo. Scorpius rodó los ojos

—Pues no te veo muy preocupada por pensar un nombre para nuestro hijo. —replico el Slytherin —Demuéstrame que tan original eres, Weasley. —Ella carraspeo un par de veces.

—¿Rhye?

—¿Para niño? —inquirió algo confundido. Rose se encogió de hombros, asintiendo —No dejaré que mi hijo tenga un nombre perfectamente confundible con uno de mujer...

—Machista. —gruñó la pelirroja. Scorpius la miró.

—Sabes perfecto que no es machismo. Al igual que sabes lo crueles que pueden ser los niños con respecto a los nombres. Tú y yo vivimos el kínder con Albus. Fue malo. —La pelirroja terminó por asentir, tenía razón.

—¿Sé te ocurre algo mejor?

—Por supuesto. —respondió. Sacó otro par de cervezas de la cubeta con hielos a su lado y le tendió una a la chica, ella la tomó distraída.

—¿Y cuál es?

—Asher.—Rose había abierto la boca para contraatacar, pero el cerró.

—Asher me gusta—afirmó. Sonrió un poco —... Me gusta mucho.

—Asher será. —afirmó el rubio, Rose le sonrió. —Ahora solo busquemos un segundo nombre...

—Hugo sería buena opción... —sugirió ella. Scorpius hizo una mueca.

— ¿Asher Hugo?

—Cierto... —Rose le dio un sorbo a su cerveza —¿Mikel?

—Asher Mikel... —murmuró pensativo, una pequeña sonrisa se formó en su cara —Me gusta... sí, me gusta mucho. —miró de nuevo a Rose —Me agrada cuando sale algo de esa linda cabecita, que no sean cosas memorizadas de los libros... —le dijo palmeando su frente, Rose rodó los ojos, pero aún así se rio.

—Me alegra que te guste... —dijo. —Era el nombre de mi perro.

—¿QUÉ? —exclamó el rubio — ¿Esperas que mi hijo tenga el nombre de un perro?

—No te estabas quejando hace rato... —dijo haciendo puchero.

—Porque no sabía que el nombre de mi hijo había sido antes de un cuadrúpedo... —chillo alterado.

—Basta, Scorp. Es un buen nombre y queda bien. —exclamó ella llevándose la botella a los labios —Además, es nombre de humano, nadie lo sabrá.

—Me niego a que mi hijo lleve el nombre de un can.

—Merlín, ¡muy bien! ¡cambia el nombre entonces! —chillo la Ravenclaw con exasperación.

—Nathaniel... —el ceño de la chica se frunció, a lo que Scorpius rápidamente explicó —Solo piénsalo... Asher Nathaniel Malfoy... Imponente, ¿no?

-—¿Discúlpame? —llamó Rose —¿Y qué hay del Granger?

—¡De acuerdo...! Asher Nathaniel Malfoy Granger...

—¿Y por qué no Granger Malfoy?

—Porque primero va el apellido del padre, Rosie...

—Yo llevo primero el de mi madre. —rebatió cruzada de brazos. Scorpius rodó los ojos.

—¡De acuerdo mujer! —gritó por sobre la música que ya se había reducido considerablemente. —Primero el tuyo será.

—Estupendo.

—Madre mía, ya quiero ver la carita emocionada de Temis cuando la llevemos a comprar su varita... Y cuando Asher quede en Slytherin...

—JHA —exclamó Rose. —Estás soñando Malfoy, Asher será un Ravenclaw...

— ¡Dioses, no! —grito. —Será un Slytherin. Y la pequeña Temis también. —Rose negó con la cabeza.

—Pues yo quiero ver tu cara cuando leas las cartas de ambos y te enteres que han quedado en Ravenclaw. —Scorpius soltó una risa sarcástica, y giró todo su cuerpo hacia la pelirroja, retándola con la mirada.

—Temis a Slytherin, Asher a Ravenclaw... —le dijo. — ¿Trato? —Rose miró la mano que le tenía el rubio y la estrechó.

—Trato.

—De algo si estoy seguro... —comenzó a decirle —Y es que serán los dioses del Quidditch. —Rose sonrió.

—No lo dudes ni un segundo.

—Van a hacer historia... ambos serán perfectamente sarcásticos, inteligentes...

—Por supuesto que serán inteligentes, yo soy su madre. —alardeó la pelirroja. Scorpius sonrió.

—Entonces también serán egocéntricos. —afirmó. Rose le lanzó una mirada de pocos amigos.

—Por mi madre, Scorpius, si tú eres el rey del egocentrismo...

—No puedes probarlo... —gruñó como niño pequeño. Rose alzó una ceja, le tomó la muñeca donde llevaba el reloj y levantó una tapa sobre este, dejando ver un espejo.

—Llevas un espejo debajo de tu reloj, a todas partes...

—Bien, está bien... tal vez yo sea egocéntrico. Pero tú eres la reina del cinismo. —Rose abrió la boca para decir algo, pero en lugar de ello, sonrió.

—Pues gracias... —chillo con voz dulce. Scorpius rodó los ojos.

—Una lástima que mi hija vaya a heredar lo aguafiestas... —sugirió con una sonrisa maliciosa. Rose exclamó con la boca abierta, se puso de pie.

—¡Yo no soy aguafiestas! ¡Ese eres tú!

—¡No soy el que olvida las fiestas! —Rose rodó los ojos mientras que el chico también se paró frente a ella.

—Ya supéralo Scorpius, ¡aquí estoy! —chillo —Tú eres el que está tirado en la arena sin hablar con nadie como un anti social.

—¿O, ahora dices que nuestra hija será una anti social?

—¡Jamás dije eso! —rebatió, roja de la ira. —¡Mi hija no será una anti social! ¡Nuestra hija será la más inteligente del mundo! ¡Y Nathaniel será el mejor jugador de Quidditch que Hogwarts haya tenido! —Scorpius alzó una ceja, acercándose

—Oh, ¿en serio?

—Sí, Scorpius, en serio...

—¿Lo admites? —Ella alzó los brazos y rodó los ojos.

-—¡Jamás lo he negado, sí, nuestros hijos serán hermosos bebés, inteligentes y perfectos como tú y yo! —gritó fuera de sí. Scorpius se rio.

—¡JHA! ¡Ahí esta!

—¿Ahora que te ocurre? —Scorpius saltaba por la arena

-—¡Acabas de admitir que somos la pareja perfecta! —La boca de Rose se quedó entreabierta, con los ojos brillantes fijos en su exnovio.

—Si... bueno, ya, ahora puedes dejarme en paz. —le dio un sorbo a su cerveza, acabándosela —Obviamente esto fue una estupidez. —tiró la botella de vidrio fuera de su alcance y se puso de pie con dificultad, Scorpius frunció el ceño y la vio alejarse

—¿Qué? ¿Es todo? —preguntó, aunque supo que ella no lo escuchó porque ya se había alejado bastante. Rápidamente recogió su varita de la arena y corrió tras la pelirroja —¡Rose! —gritó una vez estuvo dentro del túnel, no podía ver nada —¡Rose vuelve! —No había ningún ruido, sintió una opresión en el pecho, no estaba por ningún lado y no había forma de que saliera tan rápido de ahí. —¡Rose, por Salazar, ¿Dónde estás? —Escuchó unos pasos acercarse, casi no se veía nada, pero reconocería ese perfume donde fuera. Estiró la mano hasta que tocó uno de sus brazos, así que la jalo hasta su echo, ella soltó un gruñido cuando chocó con él, estaba temblando.

—Estoy aquí —susurró Rose, luego se sorbio la nariz, estaba llorando. Scorpius la tomó de la cara, ya podía verla con claridad, las velas habían vuelto a encender.

—Me asustaste...

—Lo sé. —respondió como en trance. Scorpius otra vez la miró confundido.

—¿Qué te ocurrió?

—Scorpius tú y yo no somos novios, no más. —Sabía a lo que se refería. Pero, aún así, intentó aligerar el ambiente.

—Era solo un juego Rosie, relájate. —dijo en un intento de sonar calmado, Rose lo conocía mejor que eso.

—Sabes que no fue solo eso, Scor.

El rubio se quedó mirándola unos segundos, Rose tenía razón, había comenzado aquella charla tan peculiar con una sola razón, averiguar si la pelirroja aún sentía algo por él —Regresa conmigo Rose. —dijo finalmente. Weasley bajó la mirada.

—No va a funcionar

—No lo sabes.

—¿Qué haremos si no? —exclamó, volviendo a llorar —Si no funciona, se acabará el año. Nos graduaremos y probablemente dejemos de hablar, y no sé tú, Scorpius, pero yo no estoy preparada para alejarme de ti.

—Escúchame —pidió, tomándole las mejillas y acercándose más —, no voy a alejarme de ti, nunca permitiré que eso ocurra. Te quiero, Rose, te quiero tanto que cada segundo que paso sin ti se siente como un día en el infierno, cuando no sé dónde estás siento que no puedo respirar, cuando te veo con alguien que no soy yo... Mierda, ni siquiera puedo pensar en ello sin querer golpear algo, o a mí por ser tan idiota de dejarte. Solo déjame intentarlo.

Rose sonrió un poquito, luego se limpió las lágrimas con extrema delicadeza. Asintió varias veces —Esta bien, lo haremos —la sonrisa de Scorpius se ensanchó, y antes de que él se inclinara para besarla, ella lo detuvo —. Con una condición

-—¿Qué? —gruñó — ¿ahora cuál? —Rose soltó una risita cantarina.

—Tienes que admitir que no soy una aguafiestas. —Scorpius rodó los ojos.

—Bien, Rosebud, no eres una aguafiestas. ¿Algo más? —La pelirroja se llevó dos dedos a los labios, pensando en algo más, luego sonrío.

—No, creo que es todo... Ahora puedes besarme.

...

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