CAPÍTULO 6 - No te dejare ir
-NARRA EMMA-
El dulce canto de las aves me despertó.
Vaya que dormí bien.
Debo admitir que este chico causa efectos únicos en mí, que nadie nunca ha podido lograr.
Hablando de él... ¿Dónde está?
Los busque con la mirada por toda la habitación, pero no lo encontré. Debió haber despertado temprano para ayudar a su padre en el jardín.
Ignoré mis pensamientos y me dirigí a la celda de Beth.
- Hey Beth, ¡ya despierta! -exclamo al entrar a la celda.
- ¿Beth? -la busque por toda la habitación, pero no la encontraba.
Debe de estar en el baño. Ella es de esas chicas a las que les gusta verse bien, a pesar de estar en un apocalipsis.
Me dirigí al baño y a unos metros de allí, se escuchaban unos fuertes gemidos, fui lo más rápido que pude a averiguar lo que sucedía.
Sangre.
Sangre por todas partes, por el espejo, por el lavabo, por las paredes. Y una chica sollozando del dolor.
Beth.
- ¡BETH! -grité- ¿Qué sucede aquí?
Ella volteó y lo que vi fue horrible.
Su rostro, era irreconocible, impasible y repleto de lágrimas. Aquellos agraciados ojos verdes desaparecieron, y fueron reemplazados por unos muertos e inexpresivos.
Sus brazos, el derecho, cubierto por un espeso líquido rojo, y el izquierdo sosteniendo una navaja.
Sentí como si mi corazón se detuviera, cómo si una parte de mi se destrozara.
- Beth -dije entre sollozos- ¿por qué?
Ella no respondia, tan solo lloraba.
Su herida no dejaba de sangrar, si seguía asi, ella iba a morir. Debía llamar a su hermana, ella sabrá que hacer para detener la hemorragia.
- ¡¡MAGGIE!! -gritaba lo más fuerte que me permitían mis pulmones- ¡¡MAGGIE!!
- No Emma, no por favor -me decía Beth- detente por favor, no la llames.
- MAGGIE -insistía, no iba a permitir que Beth se muera, ya no iba a permitir que personas importantes en mis vida se mueran.
- Emma ¡NO! Detente -me reiteraba Beth- por favor, ya no aguanto -bajo su cabeza- ya no quiero vivir.
Abrí la boca para hablar pero las palabras no salían, sentía un gran nudo en la garganta, aquellas palabras me chocaron, demasiado, tanto que me dificultaba respirar.
- Ya no quiero -replicó y soltó un fuerte suspiro- ¿Porque querer vivir en este mundo? ¿Porque querer despertar cada día y tener que luchar a muerte por un trozo de pan? Está vida ya no tiene sentido, ya no. ¿Para que vivir? ¡Dime! ¿Para ver cómo la gente que más amas muere? ¿Para matar?
- Para sobrevivir -dije con la voz entrecortada.
Ella negó con la cabeza.
- Pues ya no quiero sobrevivir -dijo en un hilo de voz.
Era cierto, todo lo que dijo. De alguna forma lo era. Esta vida, este mundo, ya no teníen sentido.
Nos quedamos en silencio. No sabía cómo reaccionar, ni que hacer, tan solo contemplaba su sangre salir de sus muñecas hasta caer de gota en gota al suelo.
Nada la iba a convencer.
Guíe mi mirada a su otro brazo, hasta llegar a su mano. Un pensamiento atravesó mi mente.
Tome la navaja que se encontraba atrapada en sus dedos y la coloqué sobre mi muñeca, dispuesta a hacerlo.
Ella era la única persona que me quedaba, si ella se iba, una parte de mi iría con ella. Y no soportaría vivir sin aquella "parte", sin ella.
- Detente ¿Qué haces? -impidió mi acción.
- Iré contigo -dije segura.
- No, no lo hagas -insistió con una voz temblorosa.
- Esa no es decisión tuya. -dije molesta.
- ¿Por qué lo haces? -dijo en un susurro.
- No puedes entrar en la vida de los demás, hacer que te quieran y luego irte sin más. -solté un gemido- ¡Eso no se hace! -grité molesta- ¡Si tú te vas, yo voy contigo!
E hice el primer corte.
El dolor era inexplicable. Era tan intenso y parecía eterno. Era mucho más doloroso que una bala atravesandote. Era verte desangrar hasta la muerte, lentamente.
- ¡NOO! -gritó Beth, mientras lágrimas salían sin cesar de sus ojos.
Nuestras miradas vacias se encontraron por unos segundos hasta que cayó inconsciente al suelo.
Arrojé la navaja por algún sitio del baño y me agaché hacia Beth.
-Beth ¿me escuchas? -grité, sacudiendola, pero no obtenía respuesta - ¡Beth! ¡Responde!
Ella seguía sin responder, su rostro se tornaba cada vez más pálido y su herida sangraba más conforme pasaba el tiempo.
Rasgué un trozo de mi blusa y la amarré a mi antebrazo, para así detener la hemorragia.
Corrí lo más rápido que pude hacia el patio delantero donde se encontraban todos. Me sentía aturdida por toda la sangre que había perdido, pero debía buscar ayuda.
- ¡Ayuda! -grité entre sollozos al llegar- ¡POR FAVOR!
[...]
- Tranquila, estará bien -dijo Carol tratando de consolarme- Ella esta en buenas manos, tiene a su padre y a Maggie.
Solté un fuerte suspiro.
Beth está en su celda descansando, perdió mucha sangre, y su estado es delicado. Hershel y Maggie están con ella, haciendo todo lo posible para que despierte.
-Ten, come, aún no has desayunado -dijo ofreciéndome un tazón con cereales. Tan sólo negué con la cabeza, no tenía ganas de comer, solo quería ir a ver como se encontraba Beth.
Escucho unos pasos acercándose a mis espaldas.
- Hola pequeña -dijo Daryl sentándose junto a mí- ¿Cómo te sientes?
Tan sólo lo ignoré. Este soltó un fuerte suspiró.
- ¿Aún duele? -dijo refiriéndose a mi muñeca.
- Sólo un poco. -dije sin apartar la mirada de mi herida.
Nos quedamos en silencio.
- Beth estará bien... -murmuró.
- ¿Tú que sabes? -grité molesta- Ella podría morir, y sería por mi culpa -mi respiración fue acelerando- Si tan solo la hubiese detenido en ese momento, si tan sólo la hubiese llevado junto a Maggie para que la sanará, ella estaría aquí, conmigo. -resoplé- ¡Pero no! Dejé que continuase, dejé que se desangrara, y para el colmo, yo también me corté -mis ojos se cristalizaron- Fuí una estupida...
- No, no lo fuiste...
- SI LO FUÍ -grité, tan fuerte, provocando que muchos volteasen hacia mí, preguntándose que sucedía.
Tragué fuertemente saliva y salí corriendo de allí, dirigiéndome en dirección a la salida. Quería estar sola.
Tan pronto logré salir, corrí lo más rápido que me permitían mis piernas, no sabía a dónde me dirigía, pero mientras mas lejos estuviese de la prisión, mejor.
Me detuve en medio del bosque a tomar una bocanada de aire. Mi respiración estaba muy agitada y mis piernas ya no respondían.
Estaba muy cansada.
Me siento a los pies de un árbol a descansar.
El bosque estaba tan silencioso, que hasta podrías escuchar el aleteo de un ave. Dibujo en la tierra con mis dedos mientras observo a la nada, dejándome caer en mis pensamientos.
No se que sería de mi si Beth muriera. Nunca me lo perdonaría.
Me pregunto que hubiese sucedido si es que la hubiese dejado desangrarse. Si es que yo también me hubiese quedado desangrando. ¿Alguien hubiese llorado mi muerte?
Lo dudo.
Solté un fuerte suspiro.
¡CRACK!
Escucho el sonido de una rama romperse y logro divisar entre los árboles a un par de caminantes.
Me levanto de un salto y dirijo mi mano hasta mi cinturón para tomar mi cuchillo.
- MIERDA.
Olvide traerlo, salí tan apresurada de la prisión que ni siquiera tuve tiempo de tomar un arma.
Se estaban acercando y no tenía nada con que defenderme. Busqué por todas partes si había algo que pudiese serme útil. A los pies de un árbol encontré una rama con la punta filosa, la tomé y me preparé para atacar.
- Espero que sirva...
Los caminantes fueron acercándose a mi, no iba a poder luchar con ambos al mismo tiempo, así que me acerqué al primero y lo empujé lo más lejos que pude para así atacar al otro. Este se aproximó a mi y atravesé su cráneo con la rama. Intenté sacarla, pero se había atascado.
Al caminante que había empujado, logró reincorporarse, e iba acercándose hacia mi. La rama aún seguía atorada en el cráneo, con todas mis fuerzas intentaba sacarla pero era inútil. El caminante se encontraba a pocos metros de mí. Logré extraer la rama del cráneo y volteé en dirección al caminante, en un abrir y cerrar de ojos este se encontraba por encima mio tratando de morderme. Mi única defensa era aquella rama, ubicada por delante de su cuello y hombros, evitando así que se acercase más a mí.
Ya no se cuanto aguantaría, mis brazos ya no resisten y la rama se rompería en cualquier momento.
Tal vez sea mejor que me deje morder y así, toda esta pesadilla terminase.
Estaba apunto de ceder cuando el caminante deja de luchar y su sangre se desliza por mi brazo.
- ¿Estas bien? -preguntó Carl retirando al caminante que se encontraba sobre mí y ayudándome a pararme.
Asentí.
- ¿Qué haces aqui? -pregunté mientras removía las pequeñas hojas que quedaron adheridas a mi blusa.
- Te vi salir de la prisión llorando, y decidí seguirte. -se puso serio- Me enteré lo de Beth -dirigió su mirada hasta mi muñeca- ¿Por qué lo hiciste? -dijo triste.
- No iba a soportar perderla -me excusé bajando la cabeza.
- ¿Y no pensaste en lo demás, el cómo se sentirían al perderte?
- Dudo que a alguien le hubiese importado -lleve un mechón de mí cabello por detrás de mí oreja.
- ¿No pensaste en cómo me sentiría? -gimió- ¿No pensaste el dolor que pudiste haberme causado? Emma, tu eres muy importante para mí, para mí y para todos.
- Yo-o... -tenía un gran nudo en la garganta, no sabía que responder. Mi corazón latia más rápido que nunca, mi respiración se agitaba. Tan sólo lo miré y algunas lágrimas brotaron de mis ojos.
Se acercó a mi y me envolvió en un acogedor abrazo.
- Prometeme que nunca más lo volverás a hacer. Prometelo. Por mí.
- Lo prometo -lo abrazé más fuerte.
Nos quedamos así por unos minutos hasta que un ruido nos interrumpió e hizo que nos separemos.
- Deberíamos salir de aquí. -dije buscando ver si alguien o algo se encontraba cerca.
- Vamos -dijo él, quitando un cuchillo de su cinturón y entregandomelo.
[...]
Llegamos a la prisión y fui al baño a limpiarme. Aún habían manchas de sangre seca por el suelo. Al ver esto un escalofrío recorrió mi cuerpo y sentí como si un cuchillo atravesara mi corazón.
Salí de allí y fui a buscar a Carl a devolverle su cuchillo.
Fui a su celda y de lejos lo pude escuchar maldiciendo y rezongando.
Me coloqué en la entrada de su celda.
- ¿Puedo pasar?
- Si claro, adelante. -dijo guardando un abrigo en su mochila.
- ¿Te sucede algo? -pregunté acercándome a él- Te ves molesto, además desde la entrada se puede escuchar quejarte.
Suspiró.
- No es nada. Tuve una pelea con mi padre -se rascó la cabeza- Me regaño por haberme salido sin avisarlo. Es que no confía en mí, en que puedo cuidarme solo. -bufó- A veces desearía que el no fuese mi padre.
- No digas eso...
- ¡Es qué tu no sabes lo que es tener un padre así! -dijo molesto- Uno que te tenga encerrado aquí, mandandote a cuidar a una bebé, o a cultivar el jardín, en vez de llevarte a sus búsquedas, para cazar, buscar provisiones o algo. Él me considera un completo inútil, me odia.
- Debe ser horrible, ¿no? -él me miró confundido- El tener a un padre que se preocupa por ti, protegiendote y manteniendote aquí a salvo -observé a Judith durmiendo en su cuna y luego volví a observar a Carl- Es cierto, nunca entenderé lo que es tener a un padre que haga eso por ti -suspiré- ¿Alguna vez te conté lo que me sucedió aquí? -dije señalando mi cicatriz en la mejilla. Carl negó con la cabeza.
-FLASHBACK-
Era media noche, estaba terminando mis deberes de la escuela. En eso escucho el fuerte cerrar de una puerta y los gritos de mi padrastro.
- ¡AMANDA! Ven aquí ¡AHORA!
Bajé silenciosamente las escaleras para ver que sucedía. Al llegar a la planta baja, me escondi detrás de los barrotes de la escalera, y vi a mis padrastros discutiendo, de nuevo.
Como siempre Richard, mi padrastro, venía ebrio a la casa todos los días, y siempre discutía con Amanda, mi madrastra.
- ¡CÁLLATE! -su grito me quitó de mis pensamientos- Eres una maldita zorra -Richard golpea a Amanda- ¡UNA MALDITA ZORRA! -la golpea de nuevo.
Siempre sucedía esto, Amanda nunca lo denunciaba porque Richard aparecía a la mañana siguiente con un ramo de flores, rogándole perdón y diciéndole lo mucho que la amaba y que cambiaría. Claro, la estúpida de Amanda, se lo creía.
Me paré dispuesta a irme de nuevo a mi habitación, pero mis tontos pies se enredaron entre sí, haciéndome tropezar y caer de las escaleras.
Esto llamó la atención de Richard.
- ¡Tú!, ven aquí -dijo señalandome.
Oh, si, estoy bien, gracias por preguntar.
Me reincorporé del suelo y me acerqué a él. El olor a alcohol era tan fuerte que penetraba profundamente mis pulmones.
- ¿Qué hacías allí? ¿Eh?, nos espiabas, para luego contárselo a Daisy ¿no?
Daisy es la trabajadora social. Si, la que permitió que estas personas me adoptasen. Y la única que puede separarme de ellos.
- Sabes lo que te sucederá sí se lo cuentas... ¿no? -una malvada sonrisa se dibujó en su rostro- ¿LO SABES, NO? -grito empujandome.
- Richard déjala -Amanda lo tomo por el brazo.
- Tu no me dirás que hacer ¡ZORRA! -la abofeteó haciendo que le sangrase la nariz.
- Oye, ¡ya basta! -me arme de valor y lo empujé haciendo que cayera al suelo.
Este se reincorporó con dificultad debido al estado en el que se encontraba. Tomó una botella de vidrio que se encontraba cerca de él, y la rompió por la mitad, haciendo que esta quede filosa.
- ¡Estúpida niña! Te arrepentirás por eso -me empujó- ¿Quién te crees que eres?
Este se acercaba cada vez más a mí. Tambaleaba, y sus pies apenas podían sostenerlo. Y tan solo bastó que un tapete se interpusiera en su camino para que este tropesaze y cayese sobre mí, haciendo que la botella impactará contra mi mejilla y que esta sangre.
Maldecí por lo bajo y rápidamente lleve mi mano a mi rostro, cubriendome la herida, que no paraba de sangrar. Me ardía, y mucho.
Richard se reincorporó, guió su mirada desde mi herida hasta su mano que tenia la botella. Este la soltó, provocando un fuerte ruido.
- ¡Par de perezosas! Levantense y limpien este desastre -dijo señalando los vidrios rotos en el suelo.
Subió las escaleras y al llegar a la mitad de esta se detuvo y nos dijo con voz amenazadora:
- Si algo de lo que sucedió aquí sale de esta habitación, se lo lamentarán -y continuó su camino hasta llegar a su habitación, cómo si nada de esto hubiese sucedido.
-FIN FLASHBACK-
Carl se quedó callado. Sus ojos, se encontraron con los míos, no reflejaban nada, estaban vacíos.
Decidí romper el silencio.
- Tuve que mentir a la trabajadora social, diciéndole que caí de una bicicleta. Ni siquiera tuve una, irónico ¿no? -solté una risa seca.
- ¿Y si no te amaban, por qué te adoptaron? -preguntó.
- Ellos no me amaban, no, amaban el dinero. El gobierno les pagaba mensualmente una gran suma de dinero para cubrir mis gastos. Claro que lo único que hicieron con ese dinero fue malgastarlo con alcohol y esas estupideces. -suspiré.
- Lo siento -dijo mirándome a los ojos.
Tenia una mirada tan sincera y profunda. Le regalé una media sonrisa.
Nos quedamos en silencio, que se fue tornando incómodo.
- Ah, por cierto, casi lo olvido. -rompí el silencio- Ten -le entregué su cuchillo- Gracias.
- Y no sólo quisiera darte gracias por eso -proseguí- Sino también por lo de anoche. Fue la primera noche que no tuve pesadillas. Gracias, por estar ahí para mí -le dí un tierno beso en su mejilla.
- No hay de qué -dijo con una gran sonrisa y envolviéndome en un tierno abrazo.
- Emma -entra Maggie a la celda.
Me separo de Carl y me acerco a Maggie.
-Necesitamos hablar, es sobre Beth.
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¡HOLA!
😙🐷
¿Que tal?
Disculpen por no actualizar :( De recompensa les dejo aquí un capítulo largo y muchos pandas
🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼🐼
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XOXO
PD: CARL Y MAGGIE EN MULTIMEDIA
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