CAPITULO 4 - Nuevos amigos
Desperté.
Es la primera vez que duermo cómoda desde que todo esto comenzó.
Ya me sentía mejor, un poco mareada, pero mejor.
Al lado de la cama había una mesita de luz. Sobre esta, las pastillas que me había dejado Beth y un vaso con agua. Tragué una de ellas y luego el agua.
¡Puaj! Odio las pastillas, son imposibles de tragar. Me resulta más sencillo comer de un solo bocado toda una hamburguesa que tragar esta diminuta pastilla.
Hamburguesas... las extraño.
Me levanté y guardé algunos cuchillos en mis pantalones. Solo por si acaso.
Salí de mi celda, estaba en la segunda planta.
Miré todas las celdas, las de al lado y las de abajo. Nada. No había nadie.
Baje por las escaleras mientras cantaba una dulce melodia.
¿Donde mierda se encontraba la salida?
-NARRA CARL-
Me encontraba en el bloque A. Tenía que quedarme aquí a cuidar a Judith, mi hermanita. Estaba muy aburrido, asi que para matar el tiempo, coloque sobre una mesa mis armas. Necesitaba recargarlas y comprobar que funcionen a la perfección.
Una dulce melodia me distrajo de mis asuntos. Nunca antes la había oído, no reconocia esa voz. Era de una mujer, pero, la única que cantaba aquí era Beth, y estaba muy seguro de que no era su voz. Esta era más dulce y agradable.
Fui a investigar quién era la dueña de tan melodiosa voz. Me dirijí al pasillo y pude visualizar una silueta alejándose, no la reconocía, iba a ir a ver de quién se trataba hasta que Judith comenzó a llorar.
- OH ¡Gracias Judith! - dije sarcásticamente y algo molesto.
Realmente quería ir a conocer a esa "extraña silueta". Pero no podía dejar aquí a Judith sola, y llorando.
-NARRA EMMA-
¡Aleluya!
Ya encontré la salida. Esta prisión es enorme, y por lo que vi hay mucha gente aquí. Pase por varias celdas, y todas ellas estaban llenas.
Salí al patio delantero y pude notar como todos me observaban.
- Hey, ¡Emma!
Volteé, agh, era Daryl
Se acercó hasta mí. Lo mire con desprecio.
- Hey, se que empezamos con el pie izquierdo, pero, quiero agradecerte por habernos ayudado con aquellos caminantes en la cabaña.
Asentí, pero aún lo miraba con desprecio.
- Que tal... ¿si empezamos de nuevo?
-se aclaró la voz- Soy Daryl Dixon. Y ¿tu eres?
Tal vez no me caiga tan bien Daryl, pero, se lo debía, me trajo a su refugio, y digamos que gracias a él todos aquí estámos bien alimentados y seguros. Además ¿quién soportaría estar bajo el mismo techo con su enemigo?
Sonreí.
- Soy Emma Green.
- Bueno, Emma, necesitas comer, aún estás débil -me hizo una seña para que lo siguiera, y me llevo hasta un lugar en donde estaba una mujer asando pollo, creo- Así que te presento a Carol. Emma-Carol. Carol-Emma.
Esta era una mujer ya adulta. Tenia el cabello corto y con algunas canas. Era de ojos cafés y una agradable sonrisa.
- Un placer Emma -me dijo con una gran sonrisa.
Asentí y le devolví una media sonrisa.
- Bueno, Carol, necesito que le des una ración extra a Emma. Lo necesita. -dijo Daryl codeandome el brazo.
Carol asintió y Daryl se marchó.
- Hey Daryl, espera. -lo llamé y fui hasta él. - Gracias por la comida, el refugio y todo esto, pero no puedo aceptarlo sin hacer nada a cambio. -no iba a ser ese tipo de persona. No iba a aceptar que otros arriesguen sus vidas para alimentarme o darme un lugar donde dormir. No lo aceptaría.- Soy buena cazando, puedo ir con ustedes y ayudarlos a cazar o...
- No -me interrumpió- mira, estas muy débil para hacer eso, además eres muy pequeña. Prefiero que te quedes aquí , sana y salva.
- Vamos Daryl, sobreviví todo este tiempo yo sola, viste como mate a esos caminantes que iban tras ustedes. Puedo hacerlo Daryl.
Él seguía firme con respecto a su decisión.
-No, lo lamento, pero no.
- ¡Vamos!, por favor, ¿sii? - puse la "cara de perrito abandonado", por supuesto que no lo logré, más bien parecía aborto de mono.
Este suspiró.
- Está bien, puedes ayudarnos en algunas tareas -sonreí- sólo si prometes no volver a hacer lo que sea que acabas de hacer. -dijo señalando mi rostro- Da miedo.
¡AUCH! ¿Acaso lo hice tan mal?
- Te lo prometo. -dije soltando una leve carcajada.
- Pero aún no, primero debes reponer fuerzas, y tal vez así te deje ir a cazar conmigo. ¿De acuerdo pequeña?
- Claro, claro, claro. -sonreía de oreja a oreja- Y no me llames pequeña -lo regañe y me marche.
-De acuerdo, ¡PEQUEÑA! -oí a lo lejos gritar a Daryl. Sonreí por mis interiores.
Fui junto a Carol quien me dio una gran pata de pollo, además de una agradable sonrisa. Ya me estaba cayendo bien.
Me senté en unas de las mesas que había allí, no tarde ni 5 minutos en terminar mi inmensa (y deliciosa) comida. Mientras lo hacía no pude evitar mirar hacia los cultivos. Estaba aquel hombre viejo de una sola pierna, acompañado por Rick. Debería ir a hablarle, y a agradecerle.
Deje mi plato sobre la mesa, y fui hasta donde estaba Rick.
Llegué y vi al hombre viejo conversando con Rick.
-Debes primero remover la tierra, para que así las plantas crezcan bien -dijo aquel hombre viejo a Rick.
No quise interrumpir su plática, así que me acerqué lo más silenciosamente que pude, pero como siempre, mi torpeza me ganó, y eché unas cubetas que se encontraban cerca mío.
Aquel hombre viejo se sobresaltó y volteó hacia mi.
- Oh, ¡Hola! Tu debes ser la chica que ayudó a Rick y Daryl con los caminantes ¿no? Soy Hershel -dijo mientras me extendía su mano para saludarlo.
- Si, soy esa chica, Emma Green. -dije devolviendolé el saludo.
Ahora que lo veía más de cerca pude notar más detalles.
Era un hombre viejo, que podría pasarse desapercibido por mi abuelo. Tenia el cabello blanco, era largo y estaba recogido con una liga. Baje mi mirada hasta su pierna derecha, tan solo la tenía hasta la rodilla. ¿Habrá nacido así o le sucedió algo? No quise preguntar, no quería sonar maleducada.
Hershel notó mi intriga hacia su pierna y me dijo:
- Apuesto a que te estas preguntando que me sucedió ¿no? -asentí- Bueno, cuando estábamos despejando esta prisión de los caminantes, uno de ellos me mordió la pantollirra. Rick no iba a aceptar verme morir, así que no tuvo más opción que cortarmela -dijo mirando con un poco de nostalgia su pierna.
Me quedé sin palabras. Este hombre había soportado ser mordido por un caminante, luego que le cortarán la pierna, y ahora vivir sin una pierna. ¿Qué acaso estaba hecho de piedra? Cómo sea, lo admiraba.
- ¿Tienes hijos? -cada vez me intrigaba la vida de este hombre.
- Si, dos hijas. Están aquí, una se llama Maggie, y la más pequeña, Beth.
- Oh, Beth. La conozco, ella fue muy amable conmigo.
- Si, así es ella.
En eso Rick nos interrumpe.
- Ya acabé Hershel. -notó mi presencia- Hola, ¿sucede algo? -dijo refiriéndose a mi.
- Hola, no, solo quería hablar de algo contigo.
- Gracias Rick. Si me disculpan me iré a ocuparme de algunos asuntos. -dijo Hershel, quien se marchó, no sín antes regalarme una sonrisa.
- Bueno, ¿Qué sucede? -preguntó Rick, limpiándose sus manos sucias por la tierra con su camisa.
- Sólo quería agradecerte por aceptarme aquí. Se que no es fácil dejar que un extraño venga y este en el mismo lugar donde duermes. Lo que quiero decir, es gracias por confiar en mi y darme un techo y comida. -le sonreí- Te prometo que ayudaré, ya hablé con Daryl, en cuánto me sienta mejor, los ayudaré a mantener este refugio. No quiero deberte nada.
- Mira, primero, no hay de que. Y segundo, no me debes nada, mejor dicho, yo soy el que esta en deuda contigo, tú me salvaste de los caminantes, lo mínimo que pude haber hecho es haberte traído aquí. -me sonrió- Mejor, ve a descansar, ya esta anocheciendo, mañana seguiremos hablando. ¿Está bien?
- Está bien. Gracias Rick. -Y fui corriendo hacia la prisión.
[...]
Me perdí, de nuevo. No tengo ni idea de dónde estoy o hacia dónde voy.
El llanto de un bebé me saca de mis pensamientos.
¡ESPERA UN MOMENTO!
-El... llanto... de un... ¿bebé? -repasaba lentamente mis palabras, no me las creía.
¿Cómo puede ser que haya un bebé en medio de un apocalipsis? Definitivamente, estaba loca.
O tal vez no... el llanto seguía y seguía... Mejor voy a averiguar de donde proviene ese sonido.
Iba corriendo por los pasillos, el llanto se hacia cada vez más y más fuerte. Hasta que llegue a uno de los bloques de la prisión.
El "ala A".
Oí que el llanto provenía de la primera celda, asi que, entré.
Allí estaba un chico, pero este estaba de espaldas. Estaba tratando de calmar a un bebé que tenía en brazos. Obviamente no le iba nada bien, el bebé no dejaba de lloriquear.
- ¿Necesitas ayuda? - dije
Este se volteó y... ¡OH POR DIOS!
Era alto, de cabello castaño y piel blanca. Y sus ojos, WOW, azules, incluso más azules que el cielo y el mar juntos. Eran hermosos.
Mataría por ver esos ojos todos los días.
-NARRA CARL-
- Judith por favor, para de llorar.
Judith llevaba mucho tiempo llorando, no podia calmarla. Ya intenté todo, la acurruqué, le di su biberón, la mecí, hasta incluso le canté (a pesar de que si escucharan mi canto, llorarían, pero llorarían de sufrimiento y rogarían a que me detenga)
Ya estaba apunto de rendirme, ya no sabía que más hacer.
- ¿Necesitas ayuda?
Volteé.
Mis ojos se me abrieron como platos. ¿Quien era esta chica? Corrección: ¿Quién era esta bella chica?
Me quedé observándola un momento. En serio era muy bella. Su cabello castaño y lacio, que caian como cascadas hacia su rostro. Sus ojos, mieles con unos toques de verde. Sus labios, rosados y...
- ¿Necesitas ayuda? -insistió.
Me quede hipnotizado por su belleza que se me había olvidado que me habló.
- Oh, lo siento. Si la necesito, no sé que hacer no deja de llorar.
Me extendió sus brazos y le di a Judith.
Ella la trató de calmar con unas tiernas palabras, pero no funcionaron. De sus labios salieron unas hermosas melodías, las cuales me resultaban muy conocidas. Hasta que empezó a cantar una canción, era la misma canción que escuche en el pasillo hace ya unas horas. Ella era la extraña chica de la bella voz.
Mientras le cantaba a Judith la pude observar mejor. Cada parte de su rostro era hermoso, hasta esa pequeña cicatriz que tenia en la mejilla.
Judith dejó de llorar, y fue calmandose hasta que cayó en un profundo sueño.
Ella la dejo en su cuna.
- Gracias -le dije- Soy Carl Grimes, y ¿tu eres?
- Emma Green.
Hasta su nombre era perfecto.
- ¿Como se llama? ¿La bebé? -preguntó
- Judith. Es mi hermanita.
Noté como se le lagrimearon los ojos.
- ¿Sucede algo? -pregunté
- Es qué, también tuve una hermanita, se llamaba Mia. Recuerdo cantarle todas las noches para que se durmiera. -hizo una pausa- No sobrevivió -bajó la cabeza.
- Lo lamento -la tomé por el mentón y levanté delicadamente su rostro.
Aparté un mechón de su cabello que cubría sus preciosos ojos. Eran tan hipnotizadores, que podrías quedarte por horas admirandolos y nunca cansarte. Yo lo haría.
Me sonrió, pero aún así pude notar la tristeza en sus ojos, no sabía qué más hacer, no quería verla de esa manera, así que la envolví en un cálido abrazo.
-NARRA EMMA-
- Es qué, también tuve una hermanita, se llamaba Mia. Recuerdo cantarle todas las noches para que se durmiera. No sobrevivió -baje la cabeza. No quería que me viera llorar.
- Lo lamento - levantó delicadamente mi rostro.
Apartó un mechón de mi cabello que me cubría la cara. Me miró directo a los ojos. Tenia unos ojos hermosos, esos en los que te puedes perder, y de alguna forma lo hice.
Le sonreí, y me abrazó.
Vaya... hace años que ya no sentía un abrazo como este. Se sentía tan bien. Era cálido y me daba protección. No quería que me soltase, nunca.
Pero como que el mundo me odia y me odiará hasta el fin de los tiempos, tuvo que arruinar este precioso momento.
- Hey Carl, por si acaso... -entro Beth a la celda, y se quedó sorprendida al vernos a Carl y a mi así.
Nos soltamos y pude notar como Carl se sonrojó.
Nos invadió un silencio incomodo, de esos que parecen nunca terminar.
- ¿Qué pasó Beth? -dijo Carl rompiendo el silencio.
- Oh, nada, solo te iba a preguntar si ya conociste a Emma, y por lo que veo ya lo hicieron. -sonrió picaramente-
- Bueno, hoy fue un largo día, iré a descansar. Adiós -dije evitando hacer contacto con los ojos de Beth o los de Carl.
Salí lo más rápido que pude de esa celda. Eso fue lo más incómodo que me sucedió en la vida. Y eso que ya me hice pis en la escuela frente a todos.
Sentí a alguien detrás mio siguiéndome. Volteé. Era beth
- ¿Podemos hablar?
Asentí. Nos dirigimos hasta mi celda y una vez allí, me acosté en la cama. Beth se sento en la orilla de esta.
- Asi que... ¿son novios?
Me sobresalté con respecto a su comentario.
- ¿Qué? ¿Novios? Apenas lo conocí hoy. Lo único que se de él es su nombre.
- Pero te gusta... ¿no?
No respondí. No me gusta, lo acaba de conocer. Admito que es muy guapo, pero, no se nada sobre él. No puedo tenerle cariño a alguien solo por saber su nombre. Pero, era diferente, lo sentía. Carl era diferente.
- Mejor hablemos de ti... ¿Tienes novio? -pregunté con mucha intriga.
Su sonrisa desapareció.
- Lo tuve. Pero un día salió a buscar provisiones y unos caminantes lo mordieron. También perdí a mi madre, madrastra y hermanastro.
- Oh, cuanto lo lamento. No debí preguntar.
- No, tranquila. Esta bien. Y tú. ¿Tu familia?
- Fallecieron en un accidente automovilístico cuando tenía 6 años. Luego me adoptaron, pero ellos tampoco sobrevivieron.
Nos quedamos en silencio.
- Casi lo olvido, mira te traje esto -me mostró una mochila- he notado que no tienes ninguna, así que como que me sobraba una, pensé en regalártela -me la pasó-
- Gracias -la tomé, la sentí un poco pesada, así que la abrí y vi que tenía una manta y algunos abrigos- ¿Qué es esto?
- Tan solo tienes una ropa, y ya que somos del mismo talle, te regalo algunas de las mías. Y esta haciendo frío últimamente aquí, me imagino que necesitaras una manta ¿no?
- ¿Por qué haces esto? No tienes ni idea de quien soy, o de cómo soy. Pero igual, eres buena conmigo... ¿Por qué?
- Porque se que tu eres diferente, se que darías lo que fuera por los demás, se que a pesar de no conocerlos los ayudarías, se que no haces las cosas a cambio de algo, se que has estado sola, y que mereces aunque sea... una manta y algunos abrigos.
Estoy apunto de llorar. NO EMMA, no seas débil. Aguanta
Pero no pude, se me cayeron algunas lagrimas. Nadie me había dicho algo como eso, y, esta chica, sin siquiera conocerla, ya se había ganado mi cariño.
Creo que el mundo no me odia tanto después de todo.
Conversamos por algunos minutos más, hasta que el cansancio venció a Beth y fue a su celda a dormir.
Y quedé sola, de nuevo. Odiaba esta sensación, el estar sola, podría decirse que es unos de mis mayores miedos.
Quite la manta de la mochila que me dio Beth. Me acosté en la cama, me cubrí con la manta y me quedé dormida.
[...]
- Mia... ¿Donde estás?
Entré a la habitación pero ella ya no estaba. Noté como la puerta que dirige a otra habitación estaba abierta.
OH NO.
- ¡MIAAAA! ¿DONDE ESTAS? -insistía pero no obtuve respuesta alguna.
Entré a la otra habitación pero no estaba ella. No había rastro de ella, tan solo vi su peluche favorito en el suelo. Ella estuvo aquí.
En eso escucho su grito desgarrador
- ¡MIAAA!
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¡Hola mis queridas walkers!
¿Qué les parece la historia?
Dejen sus comentarios.
Mia y Emma esconden un gran secreto e.e
*Primeramente pensé en ponerle a "Emma" "____" pero la verdad no me gusta cuando un personaje lleva esto "___" como nombre, así que opte por ponerle Emma.*
DISCULPEN POR NO SUBIR ES QUE ESTUVE MUY ENFERMA, PERO YA ESTOY BIEN Y SUBIRÉ MÁS SEGUIDO.
De recompensa les traje un capítulo larguito.
Las quiero y Mucha suerte :)
No olvides dejarme tu ☆
Gracias por leerme.
♡.♡
PD: Hershel y Rick en multimedia
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