Capítulo 22 - Esperanzas

Lo noche en la búsqueda en el hospital de ancianos. Los venenos que recolectó Norman. Eran para Lizzie.

La noche del incidente de los caminantes en la cárcel. Lo inició el papá de Mika. Lo mató Lizzie.

La muerte de Beth. Mi pelea con Carl. Fue Lizzie.

Unos golpes en la puerta me despiertan de mis pensamientos.

- Emma ya debemos irnos -susurra Norman a través de la puerta.

Me pregunto cómo Lizzie convenció a Norman de hacerlo, es decir, él no estaba hecho para aniquilar caminantes, arriesgó su vida por una niña. ¿Por qué?

Beth. A veces imagino como hubiese sido su vida si no hubiese muerto. Iba a estar casada felizmente con Zack. Quien sabe, hasta pudo haber tenido hijos. Siempre quiso tenerlos.
Al menos no tuvo que presenciar la horrible muerte de su padre.
Pobre Maggie. Tuvo que soportar tanto.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta que me encontraba fuera de la cabaña, sino hasta ver las dos cruces, hechas con ramas, clavadas en la tierra.
Siento como mi corazón se estruja.

Observo a Jake, estaba igual que yo, apagado, con ojeras más oscuras que sus ojos, triste por sobre todo. Ambos habíamos decidido que aquí ya no era un buen lugar para vivir.

Me ofrezco a cargar a Judith, pero él se niega. Por lo que tomo la delantera y cargo la mochila. Me dirijo hasta las vías. El único plan que tengo es seguirlas y ver a donde nos lleva.

No recuerdo cuanto tiempo llevábamos caminando. El caliente sol de la mañana ya se había ocultado, y la luna ya se hacía notar de a poco. No nos detuvimos en todo este tiempo, además de para "ir al baño". Tampoco hablamos, y no es que me queje de ello, es que, ¿De que LO haríamos?; "Hey, ¿Recuerdas cuando disparaste a Lizzie?" o "A veces creo que los demás están muertos y ahora estamos solos en esto", exacto, nada bueno. Además, era más que evidente que ninguno quería hacerlo de todas formas.

Mi estómago no paraba de rugir. Ya olvidé como se sentía tener hambre, ese horrible sentimiento de tu garganta ardiendo y tu boca secándose insaciablemente. No había nada parecido a algo comestible por aquí cerca, sólo arboles, arboles y más arboles. ¿Por qué a nadie se le ocurrió construir un McDonald's en medio del bosque?

Suelto un bufido.

Ojalá que encontremos comida pronto.

Cuando la luna había llegado a su punto más alto y era casi imposible distinguir entre la penumbra, nos detuvimos a descansar. Con nuestros estómagos aún vacíos, y con tan solo media botella de agua, nuestras esperanzas de encontrar un nuevo refugio se desvanecían.

- Judith casi ya acaba toda su formula -comenta Jake señalando a Judith, quien bebía su formula en una mamadera-, debemos encontrar más, o esto se pondrá feo.

- ¿Y crees que no lo sé? -respondo cortante. El hambre me ponía furiosa, si paso un día sin comer, mejor ni se me acerquen-. Ya sé que necesita comida, sé que necesitamos un refugio, sé que si seguimos así no sobreviviremos mucho tiempo -escupo irritada-, ¡Ya lo sé!

Él se queda en silencio, con la boca entre abierta, impactado, y molesto, por la forma en que reaccioné.

- Lo sé... -susurro más calmada, al darme cuenta de lo grosera que fui-, lo pienso siempre. Desde el día que nuestro hogar se derrumbó, el día que todos nos separamos -conectamos miradas-. Lo lamento -apoyo mi mano sobre la suya. Suspiro, pasando mi lengua por mis labios-, es que cada día que pasa, mis esperanzas van decayendo más -mis ojos se dirigen a Judith, y la observo por unos minutos-, ¿Crees que los encontraremos?

Jake me mira compasivo. Buscando la respuesta adecuada ante mi pregunta. Aunque ya conocía su respuesta desde antes, sólo quería oírla, porque me ayudaría, tal vez para elevar mis esperanzas, o tal vez para devolverme a la triste realidad.

- No importa lo que pase, nos mantendremos unidos. Siempre -afirma-. ¿Ok?

- Ok -esbozo una media sonrisa.

A pesar de no haber respondido a mi pregunta, me siento más calmada.

- ¿Continuamos? -pregunta levantándose de mi lado. Asiento, y me ofrece la mano para ayudarme.

No caminamos mucho hasta encontrar esta pequeña cabaña. Agradezco a la pésima vista de Jake, quien aseguró haber visto a un venado, cuando en realidad solo había un montículo de piedras, y afortunadamente a unos metros se encontraba esta cabaña. Pequeña, con solo dos habitaciones en mal estado, en medio de la nada. Apuesto a que esta cabaña era de esas donde ibas para despejar la mente, cuando te encontrabas muy estresado o simplemente no tolerabas a nadie. Venías aquí a pasar uno o dos días, porque definitivamente esto no era un buen lugar para vivir, y luego volvías relajado nuevamente. Era un lugar excelente para pasar aquí la noche.

Sobre la manta de Judith, se acostaron Jake y ella, en cambio yo decidí dormir sobre el piso helado, por alguna razón lo encontraba cómodo de esa manera.

En tan solo diez minutos ya se comenzaron a oír sus ronquidos. Ojalá yo durmiera así de rápido también, pero el único ruido que proviene de mí, es el de mi estómago. Siento como se carcome a sí mismo.

Impaciente, me levanto silenciosamente, y salgo de la cabaña. No podré dormir así, por lo que aprovecharé y buscaré por aquí cerca algo de comer, además, no quiero volver a despertar por la mañana y no tener nada que comer.

Camino unos metros, sin encontrar nada. Todo está muy silencioso, además de que casi no se puede ver nada. Sin rendirme, camino varios metros más, en dirección hacia la carretera. Tal vez allí hallan casas o quizás alguien haya olvidado algo en su coche. Pero en todo el camino no encuentro nada, sólo aparecieron un par de caminantes, que por suerte no notaron mi presencia, pero además de ellos, nada.

Exhausta, me rindo y decido volver a la cabaña. Quizás Jake ya haya notado que no estoy y se debe estar preocupando. Doy media vuelta, pero el sonido de un disparo me detiene. Mi corazón acelera su palpitación. Se supone que debería salir de aquí, pero me quedo allí estática, y aún sabiendo que no debía hacerlo, regreso mi cuerpo y lo dirijo hacia donde provino el sonido.

Por cada paso que daba, me gritaba mentalmente a mí misma que me detuviera, pero mi curiosidad era mayor. Además, fue un sonido de bala, debe haber alguien muerto, quizás tenga algo que pueda serme útil.

Me acerco al lugar, la luz de la luna se reflejaba sobre la carretera. Puedo observar a un gran número de personas, aunque no distinguirlas, y un coche a unos metros. Distingo a dos de ellas, arrodilladas y a otras dos a su lado, apuntándoles en la cabeza. Luego, junto al coche, se encuentran otras dos, observando la escena, con las armas en sus manos, listas para disparar.

Estas son suficientes pruebas para demostrar que debo salir de aquí, pero algo capta mi atención.

Algo cercano al coche se mueve exasperadamente. Una persona con un poco de sobrepeso no paraba de agitarse de un lado al otro. Quita un cuchillo de su cinturón y sus movimientos cesan. Una de las personas comienza a gritar pero la callan golpeándola. El hombre comienza a caminar y logro distinguir que tiene a alguien entre sus brazos. Lo deja caer fuertemente contra la carretera. Entrecierro los ojos para distinguir mejor a la persona.

Entonces lo veo.

Siento como un nudo se forma en mi garganta.

- ¿Carl?

***

¿Que opinan?

¿Continúo?

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