Capítulo 18 - Solos

Corremos lo más lejos que podemos de la prisión. Jake se encarga de disparar a un par de caminantes, quienes nos han perseguido desde la prisión, luego se lanza al suelo junto a mí, intentando recuperar el aire.

Se cubre la cabeza con las manos, mientras suelta varios gruñidos. Pasa la mano, con mucha rabia, por su cabeza varias veces. Suelta un fuerte grito que me sobresalta, y golpea el suelo a puñetazos.

No lo interrumpo. Me quedo allí en silencio. Sé que será inútil detenerlo, ninguna palabra mía, o de cualquiera, lo hará sentir mejor. Él necesita descargarse.

No debí ser tan fría con él.

Espero a que se calme. Luego de unos minutos, los cuales fueron eternos para mí, Jake para de golpear y deja colgar su cabeza, manteniendo la mirada clavada al suelo. Estaba temblando. Me acerco, mientras observo sus manos manchadas de sangre, situo mi mano sobre su hombro y suelto un débil: "Lo lamento..." Él no responde. Se levanta y limpia sus lágrimas de su rostro, el cual se había tornado totalmente rojo.
Entiendo que quizás no quiera hablarme. O incluso que esté enojado conmigo, no merecía enterarse de esa forma. Me dejé llevar por la presión del momento.

De repente, el rubio abre sus ojos como platos, como si se hubiese acordado de algo, y comienza a buscar, moviendo su cabeza de una dirección a otra.

- ¿Qué sucede? -pregunto, pero Jake ya había decidido marcharse, por lo cual me apresuro a alcanzarlo.

El olor a humo penetraba mi nariz, por lo que sabía que estábamos cerca de la prisión. No sé hacia donde nos dirigíamos, Jake estuvo todo el camino evitando mis preguntas, por lo cual sólo me resigno a esperar.
Nos detenemos en un árbol frondoso. Jake busca algo entre los arbustos mientras yo lo miro atentamente. Comienza a desesperarse luego de unos segundos al no encontrar lo que buscaba, hasta que de la nada empieza a correr.

- ¡Niñas! ¿Dónde están? -grita al aire, mientras yo trato de alcanzarlo- ¡Niñas! -repite.

En ese instante oímos un disparo. Noto como a Jake se le acelera la respiración. Sin dudarlo, corre hacia el lugar de donde provino el sonido. Imito su acción.
A lo lejos podía observarse un grupo de caminantes rodeando, probablemente, a su presa. Sin vacilar, Jake corre hacia ellos. Aún sin comprender bien lo que sucede, voy detrás de Jake, mientras busco algo con que poder defenderme.

Del bolso de Milton saco una pequeña navaja y acelero mis pasos. Al llegar al lugar, clavo la navaja en la sien de un caminante. Hago lo mismo con dos más de ellos. Busco con la mirada si aún queda uno de ellos. Al no encontrar nada, suelto un largo suspiro y dejo caer mis brazos.

- Jake, ya dime que sucede... -protesto, dando media vuelta para encontrarme con el rubio, sólo que para sorpresa mía, no estaba solo.

Una sonrisa se planta en mis labios al verlas. El hecho de que hayan sobrevivido me sorprende, pero me alegra a la vez. Siento como un nudo se forma en mi garganta.

- Pero... ¿Cómo? -es lo único que logro pronunciar.

- Lizzie quería ayudar, y no pensaba subirse al autobús. Yo por supuesto no iría a ningún lado sin ella -se encoje de hombros-. Luego Jake nos encontró y nos trajo hasta aquí.

Me acerco a ellas y las abrazo. Siento un pequeño bulto, y bajo mi mirada hasta los brazos de Mika, que cargaban una manta enrollada a algo. Veo como este "algo" se mueve. Lanzo una mirada confusa a Mika, quien me mira con una gran sonrisa, y aparto la manta. Mis ojos se iluminan al ver a Judith reposando en sus brazos. Inmediatamente la cargo y la aprieto suavemente hacia mi cuerpo.

- Creí que las había perdido... -susurro.

Alzo la mirada y la sitúo en Jake, quien se encontraba unos metros observando la escena. Su rostro inexpresivo y su mirada perdida me hacen sentir un vacío profundo en mí.

- Debemos seguir -suelta seco.

- Pero, ¿Y los demás? Tenemos que buscarlos -demanda Mika.

- No regresaremos a ese cementerio -clava sus ojos en los míos-, estamos solos ahora -responde Jake, sin una gota de compasión en su voz.

Acomodo mejor a Judith en mis brazos. Llevábamos caminando hacia un largo tiempo, sin dirección alguna. Jake iba solo en la delantera, según él porque era el único con un arma, pero sabía bien que deseaba estar solo. No soltó ni una palabra en todo el camino. Mika y Lizzie iban por delante mío, sus repentinas risas y el hecho de que iban juntas de la mano hacían de mí este viaje, un poco menos afligido.

- ¿Podemos descansar? -pregunta Lizzie, volteando hacia mí.

- Debemos seguir -responde Jake sin despegar su mirada del frente.

Suelto un bufido y me acerco a las niñas para que sostengan a Judith.

- Debemos descansar -digo al alcanzar a Jake. Este se detiene en seco.

- No. Debemos encontrar un lugar donde pasar la noche -contesta y continúa su camino.

- Ya es de noche ¿Qué maldito sentido tiene? -exclamo- Las niñas y yo estamos exhaustas. Todos hemos tenido un pésimo día hoy. Lo mejor que podemos hacer es encender una fogata y esperar a que amanezca.

- Si seguimos así, no encontraremos un refugio -replica molesto.

- Si seguimos así, moriremos - contraataco-. Ve tú si quieres, pero nosotras nos quedaremos aquí -finalizo para irme junto a las niñas.

Jake se queda unos segundos estático, para luego dirigirse hasta unos frondosos arbustos y desaparecer por completo.

Un nudo se forma en mi pecho. Me quedo mirando hacia los arbustos, con la esperanza de que Jake se arrepienta y regrese, pero pasados unos minutos, llego a la conclusión de que no lo hará. Siento como alguien me jala del brazo, quitándome de mis pensamientos, volteo para encontrarme con Lizzie.

- Tenemos hambre... -dice en un hilo de voz.

Asiento, y busco con la mirada un lugar donde sentarnos. Hago un ademán para que me sigan, y nos sentamos a los pies de un árbol. Por suerte, en la bolsa que había traído Mika, estaban todas las cosas necesarias para Judith, por lo tanto, era una boca menos de la que preocuparme. Mientras Mika le daba la mamadera, tomo la mochila de Milton y arrojo todo lo que había en su interior. Dos plumas, un pequeño diario, una barra de cereal, una botella y un trapo. Suelto un suspiro pesado al ver esto.

- Bueno... -parto la barra por la mitad-, creo que hoy cenaremos ligero -digo en un tono burlón, entregándoles la comida.

Ambas miraron su comida con pena, pero aún así la aceptaron y se la terminaron en un sólo bocado.

- Gracias -agradece Mika y le devuelvo una sonrisa.

- Bueno... -digo al cabo de unos minutos de silencio-, será mejor que descansen. Yo me encargo de hacer la primera guardia. Lizzie, ¿Puedes encargarte de Judith? -pregunto y ella asiente.

Ya han pasado horas, y por mas cansada que esté, el sueño no viene a mí. Siento mis ojos secos, ardiendo, y mi estómago gruñendo no me ayuda mucho. Aún no puedo creer que Jake se haya marchado. No debí dejarlo, teníamos que permanecer juntos. Ahora, no puedo dejar de preocuparme por él, además del hecho de que estoy a cargo de cuidar tres vidas, yo sola. Esta idea me aterra.

Sacudo la cabeza.

Mejor pienso en otra cosa, o terminaré aterrándome aún más.

Inmediatamente se me viene a la mente la imagen de la prisión. Pensamientos fugaces corren por mi mente; Hershel, Milton... nuestro hogar. Me enfurece el solo pensar que un estúpido tuerto me ha arrebatado todo lo bueno de mi vida... A Mia, mi hogar, mis amigos... Carl.

Pestañeo varias veces al darme cuenta de aquel pensamiento inconsciente. Carl. Nunca me había permitido el tiempo de pensar en él; que siento por él, que pienso de él... Ni siquiera sé si quiero dejarlo entrar a mi mundo. Ya no quiero sufrir, no quiero tener que preocuparme por alguien todas las noches antes de dormir, no quiero que alguien se apodere de mis pensamientos... no quiero. Pero con Carl, todo esto era simplemente imposible.

Me detengo allí mismo y maldigo por lo bajo el no tener compañía, porque sé que un tiempo a solas con mis pensamientos podría destruirme de la manera más cruel posible.

Busco algo con que distraerme, hasta que recuerdo aquel diario en la mochila de Milton. Lo busco y me acerco a la fogata para poder leerlo. Lo abro y hojeo entre sus últimas anotaciones. Pero antes de que pudiera leer algo, escucho el crujido de unas ramas. Inmediatamente me incorporo y tomo mi navaja.

No puedo distinguir nada, por lo que tomo una vara en llamas de la fogata y la apunto hacia el lugar de donde provino el ruido. Unas pisadas se hacen cada vez más sonoras. Aprieto con fuerza el mango de la navaja y en un movimiento rápido la sitúo sobre el cuello del sujeto.

Mi respiración se calma al reconocer aquella cabellera rubia. Bajo la navaja.

- Me tenías preocupada... -espeto.

- Traje comida -se encoje de hombros, mostrando los animales colgando de sus manos.

Doy media vuelta molesta y me acerco a la fogata. Siento las pisadas de Jake por detrás mío.

Llevábamos minutos sin hablarnos. Yo miraba un punto fijo en la tierra, mientras Jake prepara los animales para poder asarlos.

- Necesitaba un tiempo a solas... -susurra el rubio, llamando mi atención-. No debí abandonarte, lo sé.

Le dirijo una mirada rápida, para después regresarla donde antes. Aún seguía enfadada.

- Sucedieron tantas cosas, en tan poco tiempo, que si no las procesaba... -hace señas sin sentido con sus manos-, no lo sé... mi mente explotaría. Lo lamento... -dice clavando sus ojos en mí.

Odio no poder enojarme con él.

- Es sorprendente como las cosas cambian de un momento a otro... -susurro-. Es decir -dirijo mi mirada hacia él-, un momento estaba jugando con mis muñecas, y ahora debo huir para no morir. O sea -se notaba el enojo en mi voz-, ¡Somos adolescentes! -exclamo-. Se supone que debamos ir a fiestas a drogarnos y a hacer cosas de las que luego nos arrepintamos. Yo posiblemente estaría muriendo de amor por... Peter la anguila, y tú... hum... ¿Jugando videojuegos? -miro insegura a Jake-. No lo sé, lo que sea que hagan los niños pubertos.

- Créeme, no querrás saberlo... -dice con los ojos abiertos como platos.

Ignoro su comentario y continúo.

- En fin, deberíamos estar haciendo eso... y no huyendo para sobrevivir.

Oigo el fuerte suspiro de Jake.

- Las reglas han cambiado. Más bien... todo lo que conocemos ha cambiado -clava sus ojos en los míos-, y no hay nada más que podamos hacer además de acostumbrarnos -guarda silencio por unos segundos-, este es el próximo mundo...

Me quedo en silencio, procesando cada una de sus palabras. Y no importa que tanto lo quisiera negar, sabía bien que él tenía razón. No hay nada que podamos hacer...

- ¿Peter la anguila?... ¿En serio? -pregunta enarcando una ceja, luego de unos minutos.

- Debes admitir que su música era pegadiza -me defiendo, elevando mis cejas.

- Odiaba su música -se queja rodando sus ojos-. Agradezco que ya no pueda oírla, esa es una de las pocas cosas buenas que trajo este nuevo mundo.

Suelto una ligera risa y me levanto.

- Iré a descansar. Grita si sucede algo -digo dirigiéndome hacia el lugar donde dormían las niñas. Jake responde con un tenue "Ok"-. Este es el estilo de Peter la anguila, Peter la anguila... -comienzo a tatarear lo suficientemente fuerte para que Jake me escuche. Oigo como suelta un bufido y no puedo evitar reír.

Abro los ojos, y me encuentro con la luz cegadora del sol. La voz de Mika atraviesa mis oídos.

- ¿Qué haces? -dice molesta- ¿Por qué haces eso? -vuelve a preguntar luego de unos segundos-. ¡Ya basta! Eso es muy... -susurraba fuerte.

- ¿Qué sucede? -las interrumpo, algo somnolienta.

- Lo lamento, no quise despertarte -se disculpa rapidamente Mika-. No pasa nada...es sólo que Lizzie... -se notaban los nervios en su voz-, me robó el desayuno.

Noté como las manos de Lizzie estaban sutilmente escondidas detrás de ella. Ambas me miraban nerviosas.

- ¿Haz dormido bien? -pregunta Lizzie intentando cambiar de tema.

A decir verdad no, ni siquiera había dormido. Lo único que logré en toda la noche fue cerrar mis ojos y nada más. No podía evitar pensar en Carl. La idea de saber si sigue con vida o no me tiene muy preocupada. No puedo imaginar el dolor que debe sentir por su hermanita, debe pensar que ella ya no está en este mundo, y realmente me gustaría evitarle aquel sufrimiento.

Nunca debí separarme de él.

Asentí con una sonrisa, y al no notar nada fuera de lo común entre Lizzie y Mika, me levanto del suelo y tomo una porción del conejo que ayer trajo Jake. Hablando de él, ¿Dónde estará?

- ¿Y Jake? -pregunto arrancando un trozo de carne con mis dientes.

- Lo vimos hace unos minutos yéndose hacia allí -señala Lizzie hacia un cierto lugar.

- Vuelvo pronto -digo, dirigiéndome hacia el lugar.

- ¡No Emma! -corre Mika hacia mí, tomandome del brazo- No te vayas, por favor, no nos dejes solas.

- Volveré en seguida, lo prometo -trato de calmarla.

- ¿Y si aparece uno de ellos? -pregunta desesperada.

- Disparen -digo señalando el arma que se encontraba en el suelo-. Yo vendré corriendo.

- No entiendo porque tanto odio hacia ellos -suelta Lizzie de repente-. Son personas, no quieren dañarnos -bufa-.

Al oír esto mis ojos se abren como platos.

- Dime que estás bromeando -digo, dirigiéndome a Lizzie. Esta me mira seria-. Lizzie... -me acerco a ella-, ellos son monstruos -su mirada cambió en ese instante. Podría decir que se enfadó-. Están muertos -ella niega con la cabeza-. Ellos no son buenos, ellos matan, a nosotros, a gente buena e inocente...

- ¡Ellos no están muertos! -me interrumpe-, sólo son diferentes -se encoge de hombros-. Tal vez los únicos monstruos seamos nosotros... -susurra, apretando los labios.

- ¿Estas consciente de lo que dices? -pregunto sarcástica.

- ¡Son personas! No debemos por qué tenerles miedo. Algún día también nosotros acabaremos así -grita.

Abro la boca para responder pero un ruido nos sobresalta. Tomo rápidamente el arma que se encontraba en el suelo y apunto. Luego de unos segundos, aparece Jake con las manos en alto.

- Tranquila... soy yo -dice calmado. Su rostro esta rojo, al igual que sus ojos, donde se encuentran pronunciadas ojeras, lo que revela que no ha dormido bien. Hasta me atrevo a decir que estuvo llorando-. Creo que ya es hora de continuar nuestro camino -dice apretando los labios.

Todas asentimos sin protestar. Mientras los demás se preparaban, amarro una manta, que encontré en el bolso de Judith, sobre mi hombro, de tal forma que pueda cargarla, sin tener que usar mis brazos. Saco el diario de Milton para poder leerlo y así entretenerme durante nuestra travesía.

Hoy será un largo día...

***

Me encantaría leer sus opiniones sobre la historia :D
No olvides dejar tu voto❤

Gracias por leerme
XoXo

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top