Capítulo 17 - Adiós prisión
Un tanque acompañado de dos coches se abren paso entre los arboles, con varias personas colgando de estos. No logro reconocer a ninguno de ellos, pero a juzgar por el rostro de Rick, podría decirse que no se llevan nada bien.
Cuando estos tres vehículos se estacionan frente a la cerca, me doy el lujo de observarlos mejor.
Un tanque, realmente gigante. Una ambulancia, con algo especial; unas grandes y filosas garras de metal fijadas en la parte delantera de este. Y una camioneta, cuyo montacargas esta repleto de hombres y mujeres, todos ellos armados.
El ambiente está silencioso, ninguno de ellos se mueve, al igual que nosotros. Hasta que una bomba sale disparada del cañón del tanque. Carl me toma de la muñeca y me jala detrás del criadero de cerdos, que quedaba solo a unos pasos de nosotros. Por reflejo cerré mis ojos, hasta que escucho la voz de Carl, y los vuelvo a abrir.
- ¿Estás bien?
Asiento, temblorosa. Noto como los ojos de Carl miran pasmados una escena detrás de mí. Volteo, y veo caer algunos escombros de la torre de vigilancia, la cual estaba ardiendo en llamas. Regreso mi mirada hacia Carl, él estaba igual de asustado que yo.
Observo hacia las personas de la prisión, todos ellos con las miradas desorientadas, confundidos. Recorro mi mirada por todos ellos, hasta que me detengo en Rick, su mirada, estaba desbordada de furia.
- Detenganse muchachos, no querrán destruir nuestro nuevo hogar.
Al oír esa voz, un escalofrío recorre mi cuerpo. Esa singular voz irónica, la reconozco, y la quiero muerta.
Oigo como Carl maldice por lo bajo. Al parecer, él también lo odia bastante. Dirige su mano hasta su arma, pero antes de que pudiera hacer algo, aparece su padre y le lanza una mirada. Él la entiende y asiente.
- No dejes que te vean -me susurra en un tono firme. Obedezco, pero aún así quiero ver lo que sucede, por lo tanto saco ligeramente la cabeza de mi escondite, lo suficiente para ver a todos, pero nadie a mi.
Mi rostro esta rojo de furia, la mano me tiembla por las ganas que contengo de ir a golpearlo. Golpeo con fuerza la pared del criadero, es la única forma de descargarme, aunque no ayuda mucho. Al parecer Carl nota mi enojo.
- ¿Lo conoces..? -se detiene un segundo- ¿Al gobernador?
Oh, no tienes idea.
Asiento sin despegar mi vista de la escena.
- ¿Que quieres? -pregunta con desprecio Rick, acercándose a la cerca.
- Vamos, solo quiero platicar -dice Phillip, o el gobernador, o quien sea, bajando del tanque. Él estaba diferente, más bien, todo. Su parche y su creciente barba, lo hacían parecer una persona totalmente diferente a la que conocí en Woodbury. Aquellas personas que lo acompañaban, no eran de Woodbury, no conocí a todos de allí, mejor dicho a casi nadie, pero definitivamente estas personas no eran de Woodbury. Me pregunto como habrá hecho para lograr liderar otro grupo, porque, ¿Quién querría un lunático como su líder?
- ¿Que quieres? -vuelve a replicar Rick, aún mas furioso.
- ¿En serio no fui lo suficiente claro? -pregunta irónico y ríe- Veamos, toda mi gente con armas y un tanque, aquí en tu prisión... No pasamos a saludar si es lo que piensas.
Rick observa el césped, como si estuviese pensando. Dirige su mirada hacia la prisión y la regresa hacia Phillip.
- ¿Y que te hace creer que te la daremos? -ataca cruzandose de brazos.
En ese preciso momento fue donde comprendí que es lo que Phillip quería; nuestro hogar.
- No lo sé. Tal vez... mi tanque -da una palmada a este-, mis hombres -los señala con la mano-. Podríamos matarlos a todos ustedes en menos de cinco minutos -sonríe de lado soberbiamente-. Pero -levanta en alto su dedo índice, buscando la atención de todos- no tiene porque ser así -arquea una ceja-. Los dejaremos ir -hace una pausa-, tienen hasta esta noche para largarse.
- No nos iremos -contraataca Rick-, este es nuestro hogar. Lucharemos por el.
- Tal vez esto te haga cambiar de opinión... -sonríe macabramente a Rick- ¡Muchachos! -grita.
Del coche, cuatro de sus hombres bajan a dos personas, ambos con la cabeza cubierta. Los dejan frente al tanque, y estos se arrodillan. Los hombres les quitan el paño que los cubría.
- Hershel... -susurro para mi misma al verlo. Está allí, sin ni un rasguño, asustado pero a la vez pacífico, y a unos metros de él, está Michonne, bastante furiosa y con una herida leve en la cabeza. Puedo escuchar como la respiración de Carl se altera.
En ese instante, Rick se quiebra. El ver a Hershel y a Michonne, lo afecta. Ahora la situación cambio. Ahora las vidas de ellos peligran. Una decisión debe ser tomada, salvar las vidas de Hershel y Michonne, o nuestro hogar. La decisión solo la puede tomar él.
No desearía estar en su lugar.
- Tú decides, pueden irse de aquí pacíficamente o... -Phillip ladea su cabeza hacia Hershel y Michonne- Pues, creo que ya lo sabes.
- Hay... Hay -Rick está muy nervioso- Hay niños aquí, enfermos. No sobrevivirán. Liberalos, yo me quedaré aquí -la mandíbula le temblaba-. Dejalos ir.
- Ay Rick. ¿Que no entiendes? Te dí dos opciones; o se largan o todos mueren -se queda mirándolo por unos minutos y una sonrisa se dibuja en su rostro-, te conozco desde hace tiempo, sé que tomarás la decisión correcta... y ambos sabemos cual es.
Rick se queda aturdido, con la mirada pérdida. Mira por todos lados, no sabe que hacer.
- No me obligues a llegar a esto Rick -dice impaciente. Uno de sus hombres le pasa una pistola. Phillip se acerca a Michonne y la apunta a la cabeza- ¿Rick? -pregunta impetuoso. Aguarda unos segundos, hace una mueca como diciendo "Lo intenté", y le quita el seguro al arma.
- ¡Entiende! -grita Rick como si aquel sonido lo hubiese despertado de su trance- Entiende que no podemos irnos, aquí esta nuestro hogar, todo esta aquí, nuestros cultivos, nuestros... nuestros criaderos... -su pecho subía y bajaba aceleradamente-. Resolvamos esto de una manera pacífica... Podemos.., podemos vivir juntos. Hay suficientes provisiones para todos... Podemos...
- ¡No Rick! -gritó extremadamente furioso-. No podemos -lo interrumpió Phillip- Nunca podremos vivir juntos, nunca habrá paz entre nosotros. Sé de lo que son capaces tu gente -observa a Michonne con desprecio-, solo uno podrá ganar. Y será mejor que se larguen ahora mismo, o juro que rebanaré al viejo en dos -amenaza guardando su arma y arrebatandole con furia una katana a uno de sus hombres.
Se acerca furiosamente a Hershel y coloca la punta de la katana a lo bajo de su espalda. En ese preciso momento algo despierta en mí, y por instinto, le arrebato el arma a Carl y salgo de mi escondite apuntando a Phillip, aunque en el fondo sé que no serviría de nada.
Phillip se queda unos segundos atónito, observándome. Relaja sus músculos, pero aún así no deja de apuntar a Hershel, y una sonrisa aparece en su rostro. Yo mientras trato de ignorar a toda su gente quienes me apuntan con sus escopetas. Phillip voltea y les ordena algo, y en ese instante todos bajan sus armas. Yo aún me mantengo en mi posición.
- Vaya... ¡Pero que pequeño es este mundo! ¿No lo crees? -ríe ironicamente-. Creí que ya habías muerto.
- ¿Gobernador..? ¿En serio? -dije sarcástica, ignorando completamente lo que me había dicho-. ¿No crees que te queda muy grande?
- Lo único que no logro creer es que te hayas ido de Woodbury y te unieras a ellos -deja escapar una sonora risa-. Y vamos, ya baja el arma, ambos sabemos que no dispararas.
Tenso mi agarre.
- Vaya.., si que tienes agallas. Tal vez si las hubieras tenido un poco antes, las cosas serían diferentes... Ya sabes... ella estaría viva.
El dedo situado en el gatillo del arma estaba tan sólo a un segundo de disparar, pero por el rabillo del ojo distingo una sombra, era Carl, quien me observaba atentamente. Su mirada, solo eso bastó para poder lograr calmarme.
Respiro profundamente y bajo el arma.
- Primero me arrebatas a Mia... ¿Y ahora mi hogar?
- Oye, oye, oye. ¿Mia? ¿Piensas que yo maté a Mia? -suelta una risa, como si le hubiese contado un chiste-. ¿Piensas..? -su risa no lo dejaba hablar.
- Fue uno de tus hombres -respondí con la mandíbula tensa.
- Mis hombres tenían órdenes muy claras de no tocar a la bebé. Su único objetivo siempre ha sido mantenerla a salvo -pausa un momento, pero estalla de risa-. ¡Dios! ¿En serio no lo sabes? -se queda unos minutos en silencio, al igual que yo, no comprendo que está sucediendo. Él calma su respiración y pasa su lengua por sus labios hasta que por fin suelta- Todo este tiempo... Haz estado viviendo con el asesino de Mia.
Yo lo miro atónita. No comprendo por qué dice eso.
- Tus amigos son los culpables por la muerte de Mia. Estas personas son los responsables -señala a todos los que estaban al fondo de la prisión-. ¿No me crees? -cambia su gesto como si se sintiera ofendido-. Tan sólo pregúntales -ríe, como si disfrutara toda esta escena, y realmente lo hacía.
Mi mente estaba en blanco. Dirijo mi mirada a Rick y este estaba igual de confundido que yo. Vuelvo a mirar a Phillip, desorientada, no muy convencida por lo que había dicho.
- ¡Ellos mataron a tu hija! -grita tan fuerte, que siento como cada palabra retumba en mi mente y recorre cada extremo de mi cuerpo. Cada palabra me golpea y me deja débil. Si no fuera por la mano de Carl que rápidamente sostiene mi brazo, juro que ya estaría en el suelo.
Me quedo observándolo, en el fondo rogando para que mostrara algún gesto, algún indicio, que indique que todo lo que estaba diciendo era un chiste. Pero a pesar de que este hombre haría cualquier cosa con tal de verme sufrir, sabía bien que esta no era una de esas cosas.
- Que pequeño es el mundo ¿No? -dijo lentamente, luego de unos minutos, aquella frase con orgullo.
- ¿Estas bien? -pregunta Carl analizandome con su mirada.
Oigo un disparo y volteo hacia atrás. Veo como el cadáver de un caminante cae.
- El ruido atraerá a más mordedores y les será más difícil escapar -dice Phillip a Rick.
Me vuelvo hacía Carl.
- Si lo estoy -observo al fondo como los demás suben a los enfermos al autobús y reparten las armas-, ten -le devuelvo el arma a Carl-, esto no terminará bien.
Él traga saliva y nos quedamos con nuestras miradas conectadas, hasta que el grito de Rick nos devuelve a la realidad.
- ¿En serio quieren hacerlo? -pregunta con desesperación- ¿Quieren matarnos? -observa a aquellos quienes estaban del otro lado de la cerca-. Pueden bajar sus armas, cruzar esa puerta.., los recibiremos, serán uno de nosotros, podran estar a salvo. No es necesario pelear, podemos hacer esto.
Phillip tensaba su agarre en la katana, la cual nunca dejó de hincar la espalda de Hershel, tal vez, el hecho de que sus hombres lucían como si quisieran aceptar la idea de Rick lo alteraba.
- Podemos cambiar -continuó Rick-, lo sé, todos, podemos hacerlo. Dejar todo atrás, iniciar un nuevo futuro.., sin muertes. Aun hay esperanza, podemos hacerlo.
La sonrisa de Hershel demostraba el orgullo que sentía por las palabras de Rick. Todos parecían estar de acuerdo con él. Muchos bajaron sus armas. Y otros dudaban en hacerlo, hasta Philip parecía cambiar de idea. Por un momento, todo parecía que iba a salir bien.
Pero no fue así.
- ¡MIENTES! -gritó Phillip a todo pulmón, e hincó la katana en el medio del torso de Hershel- ¡MIENTES! -repitió, deslizando la katana hasta su garganta- ¡MIENTES! -y, desbordado de furia, elevó la katana hasta llegar al cráneo de Hershel, rebanandolo así, justo por la mitad.
No había momento en pensar en lo sucedido, no había momento de llorar por su muerte. Las balas comenzaron a salir justo cuando el cadáver de Hershel cayó al césped. Los vehículos, junto al tanque, derribaron la cerca. Los nuestros no dejaban de disparar, al igual que los otros. Los gritos y llantos retumbaban en el ambiente, y de a poco los gruñidos se nos unían.
- ¡QUÉDATE DETRÁS MÍO! -grita Carl, quien me agarra y me sitúa detrás de su espalda, mientras comienza a disparar.
No tengo nada con lo que defenderme.
Mientras intentaba localizar un arma improvisada, observo como aquella extraña ambulancia se estaciona en medio de la prisión. Unos hombres se bajan de ella, abren la puerta trasera, e inmediatamente se alejan de allí.
Decenas de caminantes descienden de aquel vehículo, y lo más extraño, es que todos me resultan muy familiares.
Hasta que lo veo a él, y lo confirmo. Eran el grupo de los desaparecidos; él era el padre de Jake.
El gruñido de un caminante me sobresalta y oigo la bala pasar a unos centímetros míos.
- Tienes que salir de aquí Emma -grita Carl, mientras me jala del brazo para escapar de los caminantes.
- No puedo. No te dejaré solo -respondo.
- No interesa. Tienes que salir de aquí -dirige su mirada por toda la prisión, buscando algo-. Ve al bús -me ordena-, estarás a salvo con ellos.
- Carl...
- ¡Vete ahora! -gritaba mientras disparaba- Yo te cubro. Luego nos vemos ¿Ok? Ahora vete ¡YA!
Obedezco y salgo corriendo de allí. Volteo por un segundo y veo a Carl disparando a los caminantes, protegiendome la espalda. Regreso mi vista al frente, inspeccionando cada tanto el suelo por si algún arma aparece.
Logro divisar el bus entre el humo y corro lo más rápido posible hasta el, pero no logro alcanzarlo. No había nadie cerca. Veía como todos se marchaban en los carros o simplemente corriendo. Y los caminantes no dejaban de multiplicarse.
Visualizo una torre de vigilancia, casi completamente destruida, y corro hasta ella. Pego mi cuerpo contra una de las paredes y tomo una gran bocanada de aire. Cuando de repente, de una de las esquinas aparece un caminante y se lanza sobre mí. Con la ayuda de mis brazos, empujo su pecho para mantener su mandíbula lejos de mí.
- Milton... -susurro al reconocer su rostro cubierto de sangre. Siento como mis brazos tiemblan, siento como algo se rompe dentro de mí.
Retomo las pocas fuerzas que me quedan y logro mover una de mis manos hasta su cuello mientras que con la otra busco algo con que golpearlo. Tomo un pedazo de escombro y golpeo la cabeza de Milton, un par de veces, hasta que por fin esta deja de moverse. Aparto su cuerpo y lo dejo a un costado. Lo observo y recuerdo por un momento nuestra última charla, respiro profundamente. Veo el bolso que siempre llevaba junto a él colgando de su brazo, lo tomo y salgo corriendo de allí.
Mientras huyo, intento encontrar a Carl, pero es imposible ver algo con este humo, además, no tengo con que defenderme y es difícil evitar a los caminantes, así que decido correr y ocultarme en el bosque.
En el camino, me topo con algunos caminantes de quienes logro huir. Volteo hacia la prisión, que ahora no era nada más que un montón de escombros, el tanque aun seguía arrojando cañones y los caminantes ya se habían adueñado del lugar. Me pregunto si alguien habrá matado al maldito ese.
Choco contra algo que me quita de mis pensamientos, volteo, y siento un alivio al ver que es Jake. Me arrojo a él y lo abrazo.
- Tenemos que salir de aquí -digo al separarme del abrazo.
- No Emma. Mi padre podría estar ahí, debo ir a buscarlo -dice e intenta correr pero lo detengo.
- No Jake, no vayas. Allí no hay nada. ¡No encontrarás nada allí! Tenemos que irnos -insistía jalandolo del brazo. Los caminantes se acercaban a nosotros y no iba a dejarlo ir sabiendo que no lo encontraría.
- Emma no entiendes. Es mi padre, y esta vivo. Está allí buscándome, lo sé - se suelta de mi agarre.
- Jake, ¿Qué no ves? Tenemos que irnos - lo vuelvo a tomar del brazo. Estaba comenzando a desesperarme la cercanía de los caminantes.
- Emma ¡No..!
- Jake tu padre está muerto -grito. Él voltea su rostro, y sus ojos se llenan de lágrimas al instante-. Jake, lo siento, pero tenemos que irnos ahora -digo y lo arrastro, adentrándonos al bosque.
***
¡VOLVÍ! :D
En serio amo a tod@s l@s lector@s que han seguido mi novela hasta aquí❤.
❤
❤Los amo❤
❤
Me encantaría leer sus opiniones
:)
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