Capítulo 15 - Flashback _Parte 2_
<<Y ahora, ¿Cuál es el plan?>>
No lo sé.
Miro por todos lados en busca de alguna respuesta, algún indicio que me diga que hacer, pero lo único que logro detectar es un campo desierto en medio de esta oscuridad pesada, que casi no me permite ver lo que se encuentra en mi camino.
<<Se van acercando, solo corre>>
Obedezco a mi conciencia y de inmediato corro, mis piernas se mueven lo más rápido que pueden. Lo cual no es tan rápido que digamos.
He comido poco últimamente, toda la comida que encontraba se la guardaba a Mia. Ella comía, y yo sus restos..., si es que sobraban.
Ella es lo único que me importa.
Debía aprovechar este tiempo que tengo para idear un plan, antes de que esos monstruos me rodeen.
De acuerdo, ¿Matarlos? No. No puedo, en el intento ellos me derrotarían y moriría.
Idea desechada.
¿Esconderme? No es una mala idea, aunque, solo tiene una pequeña complicación. Mia. No sé cuánto tiempo tendré que permanecer escondida, no quiero dejar sola a Mia por mucho tiempo, de hecho, ni siquiera tuve que haberla dejado sola, pero no tuve opción.
Idea desechada.
Tal vez podría guiarlos lejos de el lugar donde me refugio con Mia. Es una buena idea; no debo enfrentarme a ellos, posiblemente no tarde mucho en hacerlo, y estaré pronto de nuevo con Mia, pero la pregunta es:
¿Cómo lo hago?
Solté un bufido.
Mi respiración estaba muy agitada, y de hecho ya empezaba a marearme. Mis piernas ya no podían soportar otro paso más, entonces, aprovechando que los mutantes estaban a algunos metros de mí, me detengo junto a un árbol, me apoyo sobre este y tomó una rapida bocanada de aire. Llevo mi vista hacia arriba, y observo por un segundo las ramas del árbol.
Una idea apareció en mi mente.
Los árboles son altos, los mutantes no saben treparlos, pero yo si. Es un lugar perfecto para resguardarme de ellos, mientras ideo mejor el plan, y también descanso por un momento.
Coloco de nuevo el peso en mis pies, y busco un árbol que me fuese fácil de trepar. Avanzo unos tres metros más, y visualizo un árbol no tan alto, con las ramas bajas, las cuales me ayudaran a que me sea más facil trepar.
Me acerco velozmente al árbol y subo a la primera rama más baja. Los mutantes me alcanzan y dos de ellos me jalan del pie; los pateo y me zafo de su agarre, y con la respiración agitada, más bien por el miedo a ser mordida que por el cansancio, trepo con la ayuda de las otras ramas hasta alcanzar la más alta.
Suelto un largo suspiro mientras observo a los mutantes luchar por mí, por alcanzarme, su comida.
Recuesto mi espalda por el tronco del árbol, y estiro mis piernas sobre la fuerte rama.
Suelto otro largo suspiro.
¿Cómo mierda entraron esos mutantes a la casa?
¿Por qué la puerta estaba abierta?
¿Quién era esa misteriosa silueta con la que me había topado?
Al hallar esa casa, lo primero que hice fue volverla segura. Coloqué todo tipo de trampas, para que ningún mutante pudiese entrar. Y eso incluye mantener la puerta siempre cerrada y bloqueada. Entonces, ¿como es que lograron entrar?
Pero eso no es lo que más me preocupa. Esa misteriosa silueta era lo que me inquietaba. Era muy fuerte como para ser un mutante, además, si lo fuera, me hubiese mordido ¿No?
<<¿Quieres decir que posiblemente sea un humano?>>
Si.
<<¿Estas diciendo que dejaste a Mia, sola, con un extraño?>>
S..i-i.
Los pelos se me pusieron de punta, y mi corazón se agitó.
Podría ser cierto, estoy casi segura de que esa silueta era un humano, y lo peor es que había dejado a Mía allí, sola e indefensa.
Mierda.
Debo apresurarme.
De acuerdo, debo alejar a los caminantes, y rápido.
Pero, ¿Cómo lo hago?
¿Cómo?
Esa pregunta no dejaba de resonar en mi mente.
- Me sería mucho más fácil concentrarme, si no fuese por SUS MOLESTOS GRUÑIDOS -exasperé, gritando aún más fuerte las últimas tres palabras.
Bufé.
Bien, vamos, piensa, gritarles no me servirá de nada.
Necesito escapar de aquí; pero antes debo distraerlos. ¿Cómo los distraigo? Lo único que sé, es que se distraen con cualquier ruido o con algún objeto brillante. Cualquier cosa que esté relacionado con la vida.
Y por como lo veo, aquí no hay nada de eso.
- Hada madrina ¿Dónde estás cuando te necesito? -dije echando mi cabeza hacia atrás.
Suelto un puchero, y la vuelvo a levantar. A lo lejos veo unos puntos brillantes moviéndose en círculos, no distingo que son. Acerco más mi cabeza hacia ellos y entrecierro mis ojos; son luciérnagas.
Esto despierta un viejo recuerdo en mi mente; Cuando fui a un campamento con mis padres, las luciérnagas iluminando, mientras el malvavisco se asaba en el fuego abrasador..., era magnífico.
Desearía volver a esos tiempos.
Espera.
- Mientras el malvavisco se asaba en el fuego abrasador... -susurré.
Abrí mis ojos como platos.
- ¡FUEGO! -grité emocionada.
Fuego, eso es.
Puedo intentar hacer fuego fricciónando dos ramas. Ya he visto a mi padre hacerlo y no se ve tan difícil. Nunca lo he hecho pero debo inténtarlo.
Me levanto cuidadosamente de la rama, admito que tengo miedo de caer; sobretodo si abajo me esperan unos monstruos come-carne, tomo dos pequeñas ramas brotadas del tronco del árbol que se encontraban a unos centímetros por encima de mi cabeza, y vuelvo a mi posición anterior.
Las coloco, guiándome por como me había enseñado mi padre, a pesar de que ya habían pasado más de cinco años, aún lo recuerdo, una abajo, como base, y la otra apoyada verticalmente sobre esta. Empiezo a girar rápidamente la rama con mis manos, pero no sucede nada.
<<Vamos Emma, hasta Dora la Exploradora lo puede hacer>>
Bufo y continuo haciendo esto por varios minutos, mis brazos comienzan a cansarse. Sigo así hasta que una tenue línea de humo brota de la rama. Esto me anima a seguir, y giro aún más rápido la rama. El humo se vuelve cada vez más y más opaco y más intenso hasta que en un abrir y cerrar de ojos se transforma en una diminuta llama. La soplo débilmente para que la llama se extienda por toda la rama y no se apague; y así lo hace. De inmediato la lanzo lo más lejos que puedo.
El plan funciona, la llama atrae a todos los mutantes. Aguardo a que todos ellos se alejen y comienzo a bajar cautelosamente del árbol. Bajo despacio, de una rama a otra, cuando de repente resbalo al pisar una rama llena de moho y caigo de espaldas.
El fuerte sonido que hago al caer capta la atención de un mutante, este voltea y se acerca a pasos lentos hacia mí.
La mayor parte de mi peso cayó sobre mi pierna. La estiro lentamente y la siento palpitar a un ritmo muy rápido. Por esto no consigo levantarme a tiempo. Aguardo a que el mutante se acerque un poco más a mi, lo pateo en el torso con la pierna buena y este cae. Aprovecho esto y me levanto con dificultad, corro a tientas de regreso colocando la mayor parte de mi peso en la pierna buena. Volteo unos segundos y veo una silueta seguirme a pasos lentos, esta estaba en llamas. Unos escalofríos corrieron por mis venas.
Con la ayuda de la tenue luz de la luna, distingo la casa. Me acerco cojeando hasta ella y camino rapidamente hasta las escaleras.
- ¡Mia! -grité mientras subía- Ya volví -grité de nuevo, alargando la letra "i".
Llegué hasta la puerta de la habitación en donde había dejado a Mia, pero lo que vi me alarmó.
La silla que había dejado como tranca no estaba, de hecho, estaba arrojada en el suelo a unos metros de aquí, y la puerta, la cuál había dejado cerrada, estaba entreabierta.
Mi corazón empezó a acelerarse, al igual que mi respiración. Me faltaba aire.
<<Tal vez ella esté adentro>>
Tragué fuertemente saliva y me acerqué lentamente hasta la puerta, la empuje débilmente y al entrar pregunté:
- ¿Mia?
Me adentré aún más en la habitación.
- Mía si estas aquí responde.
Revise bajo la cama.
- Vamos Mia, sal, esto no es un juego.
Mi voz iba apagandose cada vez más por la desesperación de no encontrarla.
Dirijo mi vista hacia la otra puerta que se encontraba en la habitación; la cual la había trabado con una silla hace unos momentos; silla que ya no se encontraba.
Esta bien, ahora si estoy muy preocupada.
- ¡MIA! -grito mientras me acerco a la puerta recien nombrada.
- Mia... ¿Donde estás? -insistí, al llegar allí.
Entré a la otra habitación pero no estaba ella. No había rastro de ella, tan solo vi su peluche favorito en el suelo.
Ella estuvo aquí.
Salgo corriendo de allí y bajo las escaleras gritando su nombre.
Un ruido proveniente de la cocina me sobresalta.
- ¿Mia? -pregunto mientras me acerco hacia el lugar- ¿Eres tú?
Llego hasta allí y abro la puerta; lo siguiente que veo es una silueta abalanzandose hacia mí. Esta me empuja, haciéndome caer al suelo y corre rápidamente hacia la salida.
En eso escucho un grito.
Era de Mia.
Aquella cosa la estaba secuestrando.
- ¡MIAAA! -grito mientras me reincorporo rápidamente.
La desesperación opaca el dolor en mi pierna, no mucho, pero lo suficiente como para dejarme correr.
Corro hasta la puerta de salida, y visualizo entre la penumbra como alguien se va alejando velozmente de mi panorama de vista, penetrandose al bosque.
- No te la llevarás -susurro, para luego correr tras el maldito bastardo.
Corro todo lo que me permite mi pierna lesionada en la misma dirección que se dirige esa persona. De repente un extraño olor ataca a mis fosas nasales. Olía a quemado.
Me detengo y doy media vuelta, para encontrarme con una gran muralla brillante y amarillenta. De esta salía un espeso humo negro.
Mis ojos se abren como platos.
Era un incendio.
<<Que tú lo iniciaste>>
Oops.
Regreso mi vista al campo, pero Mia se me había perdido, bueno eso pensé hasta que la escuché gritar.
Corro hacia el lugar de donde provenía el grito. Me adentro más y más al bosque, mientras sus gritos se hacían cada vez más potentes.
Un mutante se cruza en mi camino, pero lo mato fácilmente. Sigo corriendo, hasta que oigo varios pasos. Me escondo tras un árbol, y saco un poco mi cabeza del escondite para observar que sucede. Un grupo de mutantes se va apareciendo, todos dirigiéndose a la misma dirección, hacia el incendio.
Mi respiración comienza a acelerarse, y me tapo la boca para evitar hacer ruido. Los mutantes van avanzando sin notar mi presencia, hasta que de nuevo se oye el grito. Su grito.
Los pelos se me ponen de punta y todos los mutantes voltean hacia la dirección de dónde provino el sonido.
- Por favor, por favor, no sigan el ruido -susurré para mí, apretando mis labios con fuerza.
Pero esa es su naturaleza, ir hacia cualquier sitio donde haya vida. Y así lo hicieron.
Maldigo y saco mi cuchillo, salgo de mi escondite y corro hacia la misma dirección que los mutantes irían. Varios de ellos intentan morderme pero logro zafarme, por poco. Acelero más mis pasos y voy muy por delante de ellos.
Llego hasta una carretera y me paralizo al ver la escena.
Una pequeña bebé sentada en la carretera, con lágrimas en las mejillas, gritando. Y un hombre, con una capucha negra que no me permitía ver su rostro, ambos, rodeados por mutantes.
- Mia -grito al verla.
Corro hasta allí y remato a un mutante. Oigo gritar a Mia mi nombre, volteo hacia ella y veo a otro mutante apunto de morderla. Me apresuro y lo mato antes de que la muerda. Miro a Mia por un segundo con una sonrisa, y me volteo, para continuar matando.
El hombre de la capucha, el maldito que secuestró a Mia, estaba matando a los mutantes con una katana.
Suspiré y seguí matando.
Tan sólo quedaba uno más, me acerqué a este, lo tomé del cuello con una mano y con la otra penetré su cráneo con mi cuchillo.
Solté un largo suspiro del cansancio. Sentía como si algo estrujara mi pierna, pero podia soportarlo, ahora debo terminar algo.
Giré mi cabeza hacia el hombre, quien estaba sentado en el suelo, con la respiración agitada. Apenas lo ví, juro que tuve que controlarme para no matarlo, pero antes debía ver el rostro del maldito.
Apreté mis dientes, y me acerqué a él dispuesta a golpearlo, pero las risas de Mia me distrajeron. Volteé hacia ella con una gran sonrisa. Algunas lágrimas caían de mis ojos. Todas esas ganas de asesinar al hombre desaparecieron al verla. Lo único que pienso ahora es en abrazarla. Fulmino con la mirada al hombre y me acerco a Mia, pero el sonido de unos gruñidos cesan mi acción.
Mierda, se acercaban más de ellos.
Guardé mi cuchillo y me incliné frente a Mia para tomarla.
- Cariño, debemos irnos -le susurro con la mayor tranquilidad posible para no asustarla.
Iba a agarrarla, pero siento como alguien me jala el hombro. Volteo mi cabeza y lo siguiente que veo es un puño impactando contra mi cara.
Caigo al suelo. Mi vista se nubla y el sonido de los gruñidos se mezclan con el de unos gritos. Levanto mi cabeza a unos centímetros del pavimento, y veo la borrosa imagen del hombre de la capucha con Mia en sus brazos, corriendo lejos de mí. Los gritos de socorro de Mia se oían cada vez menos.
Se me partía el corazón el escucharla y no poder ayudarla.
- ¡NOO! -grito débilmente- ¡VUELVE! -solté un gemido.
Volteo, aún en el pavimento, quedando boca abajo.
- ¡MIAA! -volví a gritar. Mis mejillas estaban inundadas por mis lágrimas- ¡VUELVE! -estiré mi brazo en vano, como si pudiese alcanzarla.
Sus gritos casi no se oían, pero los gruñidos en cambio se hacían más fuertes. Ladeo mi cabeza y observo a aquel grupo de mutantes, con los que me había encontrado en el bosque hace un momento, haciéndose ver entre los árboles.
Intento levantarme, pero no logro sentir mi pierna. Dirijo mi vista hacia esta, y le doy leves palmadas, pero aún así no la siento.
Miro por todos lados, buscando que hacer, donde esconderme. Hasta que mi vista se topa con un coche, este está a unos metros de mí. Me arrastro hasta este, y me escondo bajo el. No pasa ni más de un minuto para que los mutantes me rodeen.
Me acomodo mejor, y seco mis lágrimas. Esta será una larga noche.
- Lo siento Mia...
***
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¿Quien no se traumaría con esas criaturas bien Zukhulentas?
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