Capítulo 13 - Secreto
Me encontraba en la celda de Beth. ¿Por qué? Porque, debido a que mi celda se encuentra en el segundo nivel, que no puedo caminar bien y mucho menos subir unas escaleras, tendré que dormir en su celda. Ya que es la única que queda libre, y que se encuentre en el primer nivel.
Sinceramente preferiría dormir afuera, en el frío suelo o en la sucia tierra.
Es como si al mundo le encantara verme sufrir. Primero me quita a mi amiga, luego me daña, convirtiéndome en una completa inútil, que no puede dar ni dos pasos sin sus preciadas muletas, y ahora me obliga a dormir en la misma habitación de la que antes pertenecía a mi amiga.
<<Gracias, querido mundo>>.
Notese el sarcasmo.
Ya era como medianoche, y no lograba conciliar el sueño. Tener alrededor de mi, todos los objetos de Beth, no ayudaba mucho a superar su muerte.
Me levanté de la cama, tomé las muletas y me dirigí hacia el patio delantero, lo más silenciosa que pude.
Mis muletas, que rechinaban con cada paso que daba, no ayudaban mucho que digamos. Pero, por suerte, no desperté a nadie.
Al salir, escuché débiles sollozos, eran de mujer. Busqué con la mirada a la persona, dueña de aquellos sollozos, y pude distinguir una pequeña silueta entre la penumbra.
Me acerqué a ella, e inmediatamente distinguí a la niña, era Mika.
Estaba sentada en una banca (banco, asiento) del patio, la rodeé y me senté junto a ella.
- ¿Qué sucede? -pregunté, colocando mi mano en su hombro.
- Mi-mi padre -tartamudeaba.
- ¿Está bien? -pregunté, acariciando su espalda.
- Está muerto -dijo entre lágrimas, y me abrazó. Enterró su cabeza en mi pecho, y siguió llorando- Lo vi y ya no era él, era uno de esos mounstros -escuché que dijo debilmente.
La abracé aún más fuerte.
- Tranquila -dije rompiendo el abrazo- Ahora él esta en un lugar mejor, -sonreí- cuidando de ti y de Lizzie -dije mientras apartaba un mechón de su cabello, que cubría su rostro.
- Pero yo lo necesito, lo quiero aquí, conmigo -soltó, bajando la cabeza.
- Él algún día tendría que irse de todos modos, todos algún día nos iremos de este mundo -dije levantando su rostro- y su día ya había llegado.
- Pero es injusto...
- Cariño, la vida siempre fue injusta. -suspiré- Pero no por eso hay que rendirnos, la vida siempre nos pondrá obstáculos, y debemos superarlos -sonreí levemente, mientras acariciaba su mejilla.
- Tú no me entiendes...-dijo apartando su rostro de mis manos- Ahora estoy sola, no tengo a nadie...
- Claro que te entiendo Mika. Yo también perdí a alguien... de hecho, he perdido a muchas personas muy importantes en mi vida, y mírame -me señalé- aún sigo aquí, luchando, porque se que después de todo esto, algo bueno vendrá. -hice una pausa, mientras intentaba recordar algo- Como dicen; "Después de la tormenta, siempre vendrá un arcoiris". -limpié una lágrima que caía por su mejilla- No estás sola, tienes a tu hermana, me tienes a mí... -dije.
Ella me devolvió la sonrisa, y me abrazo.
- Lo superaremos juntas, ¿de acuerdo? -sentí como movió su cabeza de arriba para abajo. Le besé la cabeza y nos separamos.
- Lo haremos... -susurré, para mi misma, mientras a lo lejos miraba la pequeña cruz de Beth.
- ¿Podemos dejarle algunas flores? -preguntó luego de unos minutos, algo tímida- A mi padre siempre le gustaron las flores -comentó.
- Claro -sonreí, levantándome de la banca.
Mika corrió hacia el jardín, y arrancó de la tierra algunas flores que había plantado Hershel. Me miró, y luego corrió hacia dónde se encontraban todas las tumbas. Se detuvo en una, supongo que en la de su padre.
Me acerqué lo más rápido que pude. Y cuando digo "lo más rápido", me refiero a unos 2 metros por hora.
Realmente iba muy lento.
Cuando al fin llegue junto a su tumba, vi a Mika plantando las flores en la tierra. Se volteó, y me regaló una casi inexistente sonrisa.
Para ser tan pequeña, se está llevando bien la muerte de su padre.
- ¿Recuerdas las marcas en la muñeca que tenia Beth? -preguntó sentándose en la tierra.
Como olvidarlas.
Asentí, y oculté lentamente mi antebrazo detrás de mí espalda. Tenía vergüenza de que ella viera también la mía.
- Mi madre decía que las personas que tienen esas marcas son ángeles. -hizo una leve pausa- Que ellos sufrían en este mundo y se dañaban para irse de aquí, y regresar de nuevo a su hogar, el cielo. Donde son felices.
- Tu madre es muy... lista.
- Lo sé. ¿Sabes? Ella también es un ángel, y ahora está en su lugar feliz. ¿Ves aquella estrella? -dijo señalando una estrella- Esa es mi madre. -dirigió su vista de nuevo hacia mí- Mi padre nos dijo que ella siempre estará allí para nosotras, hasta en nuestros momentos más oscuros.
Quede impactada por aquellas palabras de la niña, mejor dicho, algo pasmada por su inocencia. Me sorprende que este mundo no la haya cambiado.
- Beth es aquella -dijo señalando alegremente otra estrella.
- ¿Cómo estás tan segura de ello? -pregunté.
Se que hablábamos sobre las inocentes ilusiones de una niña, pero estaba algo intrigada, así que continúe la conversación.
- Porque a pesar de ser una pequeña estrella, ilumina más que las demás. Beth era así, siempre reflejaba felicidad y un cierto brillo, que nadie poseía -concluyó.
Llevé mi vista hasta esa estrella, y de hecho, era muy pequeña, pero a la vez muy brillante. Una pequeña sonrisa no pudo evitar formarse en mi rostro.
Nos quedamos unos minutos mirando el cielo estrellado.
- Oye ¡Mira! -me llamó, estirando levemente de mis jeans.
- ¿Que sucede? -pregunté algo alarmada.
- ¡Mira! -señaló una estrella, que se encontraba junto a la estrella a la que ella llamaba "su madre"- ¡Es papi! ¡Es mi papi! -dijo muy entusiasmada, incorporándose- Mamá y él por fin están juntos, en su lugar feliz -no dejaba de brincar, y agitar las manos. Su sonrisa era de oreja a oreja, mostrando todos sus dientes.
Solo pude sonreír ante esto.
Mika era una pequeña luz, en toda esta horrorosa oscuridad. Que a pesar de su tamaño, lograba iluminar con su inocencia hasta el lugar más recóndito y oscuro. Podía hacer débil hasta el más duro corazón, con unas simples palabras. Así era ella.
- Mika -susurré, captando su atención- Nunca cambies...
Fruncio el ceño por un momento, y me sonrió algo confundida.
- Vamos a descansar, mañana será un nuevo día -dije ofreciéndole mi mano. La tomo y nos dirigimos hacia la prisión.
- ¡Adiós mami! ¡Adiós papi! -la oigo decir.
[...]
Me encontraba en el patio delantero desayunando. Anoche no pude conciliar el sueño. Sólo pude dormir como unos treinta minutos, y luego me quedé con la vista clavada al techo, hasta el amanecer.
- Saben, esto sabría delicioso acompañado de unas ardillas -dijo Daryl.
- Ya supera las ardillas Daryl -bufé.
- NUNCA -gritó, y quitó su lengua.
Rodé los ojos, seguida de una risa.
- Que infantil eres -dijo Michonne.
- ¡Qui infintil iris! -dijo Daryl imitando su voz, haciendo gestos raros con su rostro.
Michonne tomó un poco de su cereal y lo arrojó a Daryl. Daryl la fulminó con la mirada.
<<Mejor sal de aquí antes de que inicie la tercera guerra mundial>>
Concuerdo contigo conciencia.
Reí y me levanté de la silla.
En una mano llevaba mi tazón, y con la otra intentaba tomar mis muletas. Claro, como siempre, en el intento de acercarme a estas, me tropecé. Me preparé mentalmente para el duro golpe que iba a recibir, pero no sentí nada. Lo único que sentí fueron unas manos rodear mi cintura, evitando que caiga. Estas me levantaron, y me quede a centímetros del rostro del dueño de aquellas manos.
Jake.
El rubio me sonrió; tenía el rostro lleno de rasguños, y alguna que otras pequeñas cicatrices.
Nuestros rostros se encontraban peligrosamente cerca, y sus ojos estaban clavados en los míos.
Nos quedamos así unos instantes.
- ¿Y se van a besar o que? -interrumpió Daryl.
Nos sobresaltemos, y nos separamos.
Lo fulminé con la mirada.
Jake rió levemente, algo tímido y se rascó la nuca.
Un silencio se hizo presente.
- Hum... está bien, esto es... incómodo -dijo Michonne levantándose lentamente- Así que... Adiós -dijo rápidamente, y se marchó.
Daryl sólo rió ante esto, y se levantó de su asiento. Nos guiño un ojo y se marchó.
- Okay..., eso fue raro -dije.
Jake asintió y nos quedamos en silencio. No sé porqué, pero esto se estaba volviendo incómodo.
- ¿Qué te sucedió en el rostro? -pregunté rompiendo el silencio.
- Fue durante nuestra pelea con los caminantes -se rascó la nuca.
- Ah -dije apretando los labios.
- ¿Te encuentras bien? -hizo una mueca- Recuerdo haberte visto caer por las escaleras, pero no pude hacer nada para ayudarte... Me preocupaste.
- Si, lo estoy -respondí- Gracias a Carl, él me salvo.
Jake asintió y soltó una risa amarga.
Y de nuevo, se formó un silencio.
<<Mejor sal de aquí, dí que tienes que mear o que se te vino la regla>>
¿En serio? ¿No tienes algún otro consejo útil?
<<Hum..., no>>
Suspiré.
- Emma, necesito decirte algo... -susurró Jake algo nervioso, despertándome a la realidad.
- ¿Puede ser luego? -pregunté- Es que necesito... hacer algo ahora -dije dudosa.
- Es que...
- Gracias por entender -lo interrumpí- Adiós -dije y me coloqué mis muletas dispuesta a irme.
- Si..., Adiós -es lo último que oigo decir a Jake.
Salgo de allí, y camino lo más lejos posible hasta desaparecer del panorama de vista de Jake. Nuestra conversación me estaba incomodando, cada vez se tornaba más extraña. Nunca antes me había sucedido esto con Jake, de hecho, nunca antes había sido así Jake. Estaba actuando muy extraño.
¿Qué será que trató de decirme?
Me encuentro en esos momentos en los que mi curiosidad me regaña por no haberlo escuchado, y haberla dejado con la intriga.
- Agh -bufé.
Bueno, no tengo nada que hacer. Mis piernas inútiles me quitan todas las posibilidades de realizar tarea alguna. Y no hay nadie cerca con el que pueda platicar.
Visualizo una banca y me siento en ella.
Bueno... Creo que no me queda más de otra.
Hola conciencia. ¿Cómo estás?
<<Vete>>
Oh, parece que no estamos de humor.
<<Cállate>>
Parece que necesitamos socializar más. Con esa actitud nunca tendrás amigos.
<<Mira quien habla, la chica con muchos amigos>>
Tengo muchos amigos.
<<¿Y por qué estás hablando conmigo?>>
Pues, porque... hum... es. Agh, mejor cállate idiota.
<<¿Te das cuenta que te haz dicho idiota a ti misma?>>
No, yo te dije a TI que eres una idiota.
<<¿Y yo soy?>>
Pues, mi concien... ahh. Agh.
<<Mejor haz algo productivo y mueve tu trasero y práctica caminar
Si sigues así nunca te librarás de esas muletas>>
Mejor vete.
Me levanté bruscamente de la banca, bufando y con el rostro algo molesto. Mi propia conciencia me dice que debo hacer, bueno..., ese es su deber ¿No? Agh. Como sea. Es insoportable.
<<Aún sigo aquí>>
Lastimosamente.
Terminé (espero) mi absurda pelea conmigo misma, y dejé mis muletas sobre la banca en la que me encontraba hace un momento. Y me dispuse a practicar.
- Primero la derecha, luego... -susurraba, dándome instrucciones de lo que debía hacer.
Cada paso que daba, dolía, pero lo podía soportar.
Sinceramente estaba caminando horrible, de hecho, un ebrio saliendo de un bar a las 2 A.M. camina mejor que yo.
<<Parece como si estuvieses apunto de mear>>
Oh, gracias por tu apoyo.
<<Hasta Hershel con la falta de una de sus piernas camina mejor que tú>>
Está bien, eso sí dolió.
- ¡Cállate! -grité.
- ¿Con quien hablas? -oí una voz por detrás mío. Volteé y vi al ojiazul.
Sentí como un calor se apoderaba de mis mejillas. Se que estoy bastante ruborizada.
- Hum... -llevé un mechón de mi cabello detrás de mí oreja- Con nadie, bueno... si, con mi conciencia, bueno, realmente no estaba hablando... -dije rápidamente nerviosa.
El chico frunció el ceño y se le escapó una pequeña risa.
De seguro piensa que soy una loca.
- Nada -dije, negando con la cabeza.
- ¿Y que haces? -preguntó acercándose hacia mí.
- ¡Trato de liberarme de ellas! -dije, con exageración, señalando mis muletas.
- ¿Y como va?
- Creo que nunca volveré a caminar.
Carl soltó una risa.
Oye, no volveré a caminar, ¿Qué te resulta tan gracioso?
Se acercó a mí y se colocó a mi lado.
- Mira es así -señaló sus pies- Primero derecha, luego izquierda..., y así sucesivamente. -volvió a mirarme- Sencillo -dijo algo sarcástico.
- Ya lo sé -bufé- Es que me resulta muy difícil, sin las muletas no tengo equilibrio -me quejé.
- Déjame ayudarte -dijo y se acercó más a mí.
Se colocó a mis espaldas y sitúo sus manos en mi cintura, lo cual hizo que la piel se erizara, y provocó un escalofrío recorrer desde mi cintura por todo mi cuerpo. Me agarró fuerte, pero a la vez con delicadeza.
Suspiré, y moví mi pierna derecha, y luego la izquierda, con algo de dificultad. Esta última, al parecer lo hice muy bruscamente, haciéndome tropezar, pero no, no caí, los fuertes brazos de Carl me sostuvieron.
Me sentí algo mal.
¿Por qué Carl siempre estaba allí para mí, pero yo no para él? Yo lo deje a un lado, por Jake, y él aún así estuvo para mí. Aún así me salvó de esos caminantes, y aún así está aquí, ayudándome. Ni siquiera me he disculpado con él, o nunca le he dicho un decente y digno "Gracias" que se merece, no, pero él igual se quedó junto a mí.
<<Eres una persona horrible>>
De acuerdo, creo que por primera vez, estoy de acuerdo con mi conciencia.
- Carl -susurré, apartando sus manos de mi cintura- Debo decirte algo -volteé quedando cara a cara con él.
Él me miró confundido, arqueando sus cejas.
- Hum -murmuré. Mi mente estaba en blanco.
¿En serio? ¿Justo ahora se te ocurre ponerte así?
- Yo... -suspiré- Nunca te di las gracias por lo que hiciste por mí. Y mucho menos nunca me disculpé por haberte tratado así.
<<Wow, maravillosas palabras Emma. Toda una poeta>>
Carl trató de hablar, pero lo interrumpí.
- Lo que trato de decir es que... -dije nerviosa- Fui una persona horrible contigo, y tu igual estuviste para mí. Carl, no soy muy buena con las palabras, pero quiero pedirte disculpas. Lamento haber sido así contigo.
La sonrisa que tenia hace un momento, se esfumó.
- Mira... -se rascó la nuca- Las cosas no son tan sencillas.
Ya se a dónde se dirige esto.
- Ojala que las fueran, pero no... -continuó- Claro que te perdono, pero..., no lo sé. Las cosas entre nosotros, ya no serán como antes.
- Entiendo -dije algo triste.
Bien, me lo merezco. Así es la vida, no es un simple; ¿Perdón? Y todo resuelto. Nuestros actos dejan consecuencias, pero eso si; intentaré regresar las cosas como eran antes.
- Bueno -dijo luego de unos minutos- A lo que vine -carraspeó- Hershel me pidió que te ayudará a recordar las cosas. Como que, yo soy el único que sabe casi todo sobre ti, tal vez te ayude con algo.
Es cierto, Beth y él eran los únicos que realmente me conocían. Pero Beth ya no está, así que sólo Carl podría ayudarme.
Jake, pues, él también me conocía. Pero, no del todo como Carl.
Nos dirigimos a la banca, donde descansaban mis muletas, las tomé y las coloqué en el suelo, mientras que nos sentábamos allí.
- De acuerdo -dijo, y su rostro pasó de ser serio a uno pensativo- ¿Cuándo sucedió el incidente con los caminantes?
Me quedé un momento pensando.
- Fue... ¿hace dos días?
Él asintió y continuó.
- ¿Qué te sucedió allí? -dijo señalando una cicatriz en mi mejilla.
Realmente no lo recuerdo bien. Al pensar en ello, dos imágenes, no muy claras, retumban en mi mente. Una, de una botella rota, y otra, de yo cayendo.
- Creo... que fue durante el incidente con los caminantes... -fruncí el ceño- ¿o quizás no?
- No. -respondió- Fue en una discusión con tus padrastros.
¿Discusión? ¿Qué?
Recuerdo a mis padrastros, que siempre discutiamos, pero no recuerdo que me hayan causado esto.
Fruncí el ceño y llevé mi mano hasta la cicatriz, pasando una y otra vez mis dedos sobre ella.
- Tranquila, los recuerdos irán apareciendo -sonrió levemente y luego giró su rostro hacia otro lado- Hershel me habló sobre una cicatriz que tienes en el abdomen -regresó su rostro hacía mí- Nunca me habías hablado de ella -dijo apretando los labios.
Oh no, esa cicatriz, no.
- Hum... ¿Creo que se me pasó? -dije evitando hacer contacto visual.
- ¿Recuerdas lo que te sucedió? -preguntó buscando mi mirada.
- Nop -dije remarcando la "P", mientras jugaba con un mechón de mi cabello.
Él continuó observándome por unos segundos, y luego suspiró.
- Mientes -susurró.
Lo miré confundida.
- Sé que estas mintiendo -volvió a susurrar.
¿Cómo está tan seguro de aquello? Yo soy muy buena mintiendo. De hecho, casi toda la mitad de mi vida me la pasé diciendo mentiras a respuestas de preguntas como: ¿Estas bien? Siempre respondía un seguro "Si" y la gente se lo creía. Hasta yo me lo creía aún sabiendo que no es verdad.
- ¿Por qué dices eso? -pregunté. Los nervios se notaban en mi voz.
- Porque te conosco Emma. Y sé cuando mientes. -dijo con la cabeza gacha.
- ¡Pero te estoy diciendo la verdad! -exclamé- No recuerdo lo que me sucedió -insistí, tratando de evitar hacer contacto visual.
No iba a decirle lo que me sucedió, no importa cuánto insista. Prefiero ocultar esa espantosa verdad, por una dulce mentira. Porque sé que Carl, ni nadie, volvería a mirarme de la misma manera.
Levantó su cabeza y clavó sus penetrantes ojos en los míos, como si estuvieran insistiendo, en busca de una respuesta, en busca de la verdad.
Pero no la hallaron, y se rindieron.
Negó con la cabeza, soltando un suspiro. Se levantó de la banca, y tomó su sombrero que se encontraba junto a él. Se volteó dispuesto a irse.
- Carl... -musité, levantando una mano para intentar detenerlo.
- ¿Sabes? -paró en seco- Realmente quise que las cosas entre nosotros vayan bien, de nuevo. Pero creo que tú no. -soltó. Se notaba la furia y a la vez la decepción en su voz- ¿Por qué no confías en mí? -dijo volteandose, dejándome ver su rostro.
- Carl, si confío en ti -me levanté de la incómoda banca- Sólo que... no es tan sencillo.
- Si realmente me consideras tu amigo, lo sería. -se colocó su sombrero- Pero creo que nunca lo harás -y se marchó sin más.
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HOLA UNICORNIOS Y UNICORNIAS
*-*
¿Cómo estan?
Hice este capítulo un poco largo.
Me inspiré ^-^
***
¿Que demonios es el secreto de Emma? ;-; 😲
¿Volverán Emma y Carl a estar como antes?
🐙¿Los unicornios existen?🐙
(se que es un pulpo, no tengo emoji de unicornio >.<)
➰ Estas y otras muchas preguntas más serán respondidas en el próximo capítulo. ➰
😍Gracias por leerme, y no olvides dejar tu voto.😘
PD: Emma en multimedia.
(Se supone que hubiese puesto aquí la imagen de Michonne y en el capítulo anterior la de Emma -_-' , pero bueh)
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