8. Recomendar a un alumno
Estoy harto de esta tarea. Llevo días con esto, es muy cansado. En realidad ni siquiera es mi trabajo, yo sólo soy un estudiante de doctorado. Consiste en evaluar cartas de recomendación para alumnos que han solicitado entrar al máster que mi instituto de investigación oferta.
El caso es que la mayoría de las cartas son positivas, como es de esperar. Un alumno que pide una carta de recomendación a un profesor suele tener una idea de qué profesor puede hablar bien de él o ella y cuál no. Entonces yo evalúo cómo de buena es, sin embargo la carta que tengo delante he de evaluarla en función de cómo de mala es. Es la primera que me encuentro en la que el profesor habla mal del alumno. De hecho, habla fatal. El contenido de la carta es sumamente escueto, y reza así:
"A la Comisión de Selección para el máster,
No recomiendo que admitan a Shelyno Meláez para su programa de máster. Se trata de un estudiante de aptitudes mediocres, cuyos trabajos dejan bastante que desear. Las incoherencias en la redacción son su norma en lugar de su excepción. Sus presentaciones orales se hallan sistemáticamente fuera de tiempo y no consigue captar la atención de su audiencia. Con las preguntas que efectúa en el aula demuestra que no comprende los contenidos de la asignatura, lo cual se corrobora en su mejorable rendimiento en las pruebas escritas.
Prof. Jurano Vamfester"
¿Cómo le escribe una carta así? Me pregunto de quién es más culpa, si del profesor por hablar así de su alumno o del alumno por pedirle la carta a ese profesor. Tanta curiosidad me produce la situación que quiero averiguar quién es este hueso duro de docente. Jurano Vamfester. Tiene un nombre peculiar, quizá sea fácil encontrarlo por las redes sociales. Abro Facebook y escribo su nombre. Enseguida me aparece. Ha de ser él, pues pone que es profesor de la Universidad de Fénix en Arizona, lo cual coincide con los datos que tengo.
Curioseo su cuenta, que tiene configurada con una privacidad laxa. Lo primero que hago es mirar sus fotos de perfil. Menudo hueso. Tiene la cara del típico profesor estricto e insensible al que le dan igual sus alumnos. Viejo, flaco, de pelo blanco y expresión de pocos amigos. Está solo en su foto de perfil principal. Después descubro que en las demás también, incluso en las que no son de perfil. Qué persona más triste. Sólo en una foto de hace siete años aparece con otras personas, deduzco que su familia. Una mujer, y dos chicos jóvenes. Están en el jardín de una casa, imagino que la suya. Sonríen. Incluso el profesor sonríe, cuando en todas las demás fotos se muestra serio.
Paso a mirar las publicaciones en su muro. Me sorprendo al ver la más reciente. Habla de donación de riñones. Qué extraño. Aunque bueno, puede ser una de esas publicaciones que apelan a la solidaridad humana y se comparten y se vuelven a compartir hasta hacerse virales. Pero una mirada más detenida me hace percatarme de que no es el caso. La publicación es original de Jurano, y además es reciente, de menos de un mes.
Es un micromecenazgo (más conocido en su forma anglosajona crowdfunding). Está recaudando fondos para un trasplante de riñón. Para él mismo. Un texto en el enlace dice así:
"Para seguir adelante necesito un riñón. Por ello pongo en marcha este proyecto de financiación, no consigo reunir el dinero por otros medios. La operación cuesta la astronómica cifra que podéis ver si pincháis en el enlace, y parece ser que ningún banco está dispuesto a otorgar un préstamo a alguien, a menos que demuestre que no lo necesita. Así es el mundo que nos hemos construido. Por ello os pido ayuda. Cualquier aportación es bienvenida, de cualquier cantidad, no hay mínimo ni máximo. Gracias a todos."
Me quedo petrificado. El hombre se está muriendo. Como es natural, eso explicaría su mal humor escribiendo cartas de recomendación. ¿Es más sincera una persona que siente cercana la muerte? La verdad es que lo ignoro, pero esto me hace ver al profesor con otros ojos. Quizá sea un buen profesor, y el alumno un mal alumno, y lo único que ha hecho el primero es contar la verdad sobre el segundo, y punto. Estoy considerando realizar una aportación a la causa del profesor.
Tras comentar el asunto con mi directora de tesis, con la que guardo una relación estrecha, me sugiere que escriba un correo electrónico al profesor Jurano para agradecerle su franqueza. Y también para ofrecerle todo el apoyo institucional de nuestra universidad, sin mencionar el asunto del riñón. Mi directora se entrega mucho a los demás, me parece genial su idea y la llevo a cabo de inmediato. Miro y reviso mil veces el correo antes de enviarlo, asegurándome de que he escogido las palabras adecuadas y que no meto la pata. Estoy representando a mi universidad.
Su contestación llega el mismo día, por la noche, y al contrario que mi correo sí que merece la pena que la transcriba:
"Buenas tardes, por favor agradecería que no me hiciera usted perder el tiempo con correos de este estilo. Como profesor con décadas de experiencia acumuladas en la universidad, recibo una media de setenta correos electrónicos cada día. Si todos me enviaran correos como el suyo, no podría desempeñar mi trabajo en el departamento. Aun así le responderé. No debería escribirme a mí por ser íntegro en lo que hago, sino a todos los demás que regalan cartas de recomendación incluso cuando no conocen al alumno. Y no necesito el apoyo de su institución, gracias, para ser honestos no había oído hablar de ella hasta que este alumno me dijo que quería matricularse en un máster que ofrecen ustedes.
Prof. Jurano Vamfester"
¡Pero bueno, qué borde! Me han quitado completamente las ganas de hacerle una donación. Será gilipollas... Estar uno muriéndose no es motivo para ser un grosero y ofender a todos los que le rodean.
De hecho, ya me da igual este tipo. Voy a contactar con Shelyno, el alumno, para preguntarle por qué le ha pedido una carta a semejante energúmeno. Me puede la curiosidad, y ya no tengo reparos morales. Mi correo no es demasiado largo, simplemente le informo de que la carta que Jurano le ha escrito no es favorable y le pregunto por qué no ha escogido a otro docente.
En este caso, la respuesta también llega el mismo día.
"Buenas tardes,
estimado profesor Mjuldavo (cree que soy profesor), agradezco que se haya puesto en contacto conmigo. También aprecio su franqueza y honestidad. Ahora sé que no tengo oportunidades para entrar en su programa de máster, y puedo comenzar a valorar otras opciones. El profesor Jurano Vamfester es el mejor docente que he tenido en mi vida y sin duda el mejor que tiene la Universidad de Fénix. En mi experiencia con él, no sólo exponía los contenidos de manera clara, sino que lo hacía de una manera que despertaba nuestro interés continuo. No importaba cuánta afinidad personal sintiéramos individualmente por los temas, él hacía que nos parecieran siempre estimulantes. Era un profesor sumamente estricto y exigente, pero para alguien que ha disfrutado de sus clases ese hecho pasa a un segundo plano. Se esforzaba por dirigirnos en el camino de la perfección a todos y cada uno de nosotros, y por ello no desperdiciaba cualquier oportunidad para hacernos patentes nuestros errores, de manera que pudiéramos subsanarlos. Si uno adopta una actitud madura, el beneficio es enorme. Y yo se lo agradezco, mejoré mis competencias durante su módulo más que en todos los módulos de todo el grado universitario juntos. Por todo ello, profesor Mjuldavo, es por lo que le pedí la carta de recomendación a él. Para mí, era lo natural. Sabía que sería honesto, que me recomendaría si de verdad pensaba que me debía recomendar. En caso de que no me haya recomendado, como parece ser el caso, estoy seguro de que es lo correcto y lo acepto.
Sin más, atentamente,
Shelyno Meláez"
Me impresiona. El punto de vista del alumno es coherente en sus términos, y compatible con la concepción de un mundo ideal donde las cosas se hagan correctamente. ¿Y por qué me siento tan extraño ante la perspectiva de un mundo donde las cosas se hagan correctamente? Todo este asunto desploma mi moral; parece como si la academia se hubiera convertido en puro politiqueo. Estamos acostumbrados a ver las cosas de otro modo, basándonos casi exclusivamente en el interés propio.
Tras volver a comentar todo este asunto con mi directora de tesis, tomamos una decisión. Vamos a permitir que Shelyno pase a la siguiente fase en el proceso de selección. Nos ha conmovido su integridad y madurez, puede ser enriquecedor seleccionar a personas así. En una fase posterior se determinará si se halla capacitado para el máster o no, pero por el momento queremos brindarle la oportunidad. Quién sabe, quizá los estándares del profesor Vamfester sean tan sumamente elevados que un alumno inepto para él sea apto o incluso muy válido para nuestros estándares.
Un año después, Shelyno viene a verme a mi despacho. No me pasa desapercibido el hecho de que lleva una pulsera verde con un símbolo a favor de la donación de órganos. Se lo he visto en otras ocasiones. Tras una inicial conversación ligera que no vale la pena transcribir, entra en el asunto de la cuestión que quiere tratar conmigo.
-¿Sabes? Haber entrado en el máster pese a la desaprobación de Jurano creía que me haría sentir mal, como con disonancia cognitiva. Sin embargo, es justo al revés.
-¿Cómo es eso? Explícamelo.
-Él no consideraba que yo fuera un candidato válido para el máster. Aun así, superé las pruebas y fui aceptado. Eso significa que soy mejor de lo que él pensaba. Por muy atento que estuviera a las capacidades de sus alumnos, no podía tener una imagen exacta de cada uno. Él sólo habría recomendado como al uno por ciento de sus alumnos, o menos. Quizá yo esté en ese pequeño porcentaje, entonces; quizá si me hubiera conocido un poco mejor me habría escrito una carta positiva. ¿Te imaginas una carta positiva suya?
-Sería para imprimirla y enmarcarla. Y colgarla junto a tus títulos en la pared.
-¿Nunca se supo que su carta fue desfavorable?
-No fue necesario. Pasaste el proceso de selección con altas puntuaciones, sorprendiéndonos a quienes conocíamos la historia que había detrás, o sea, mi directora de tesis y yo. Los seleccionadores la ignoraban y por ello la validez del proceso quedó acreditada. Tus compañeros están contentos contigo, y los profesores también; dicen que tu rendimiento es excelente.
-Jurano diría que mediocre. Era su palabra favorita. Este alumno es mediocre, esta universidad es mediocre, el mundo en que vivimos es mediocre... Y yo, personalmente, preferiría ser mediocre, tendría más espacio para mejorar que si soy excelente.
-Creo que estaría orgulloso de ti si te escuchara decir eso.
Shelyno permanece silencioso unos segundos, contemplando la pared blanca.
-Que en paz descanse -dice al final.
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