Un mundo cruel.


Nara.

—Ya no puedo correr hermanita.

Estaba haciendo mucho frio, a ambas nos dolía el pecho, yo estaba sangrando del costado, tenia el rostro magullado, además de que me había torcido el tobillo. Reiko no había dejado de llorar desde que nos salimos de la casa.

—Vamos Rei Rei, solo un poco más.

Necesitaba encontrar un lugar para hablar por teléfono, pero estábamos casi en medio de la carretera. Sabia que a media milla más encontraría una estación de servicio, pero el cansancio nos quería vencer a las dos.

—¡Estas sangrando mucho!, ¡Debiste dejarlo, tal vez no te hubiera hecho tanto daño!

La abrace fuertemente contra mi pecho.

—Jamás le hubiera dejado que te pusiera un dedo encima.

—Pero casi te mata por mi culpa.

Sus pequeñas manos se aferraron a mi chaqueta. Mi padre había bebido demasiado ese día, cuando llegué de la escuela estaba golpeando la puerta del cuarto de manera bestial, Reiko lloraba dentro, yo corrí hasta llegar con él. Intente separarlo de la puerta, recibiendo la primera bofetada.

—No te metas en esto —volvió a golpear la puerta —¡ABRE LA PUTA PUERTA REIKO!

—¡DEJALA!

No se de donde saque esa fuerza, pero logre empujarlo, se golpeo contra una de las mesitas del pasillo, quedando en el suelo brevemente.

—Rei, Rei soy yo.

Abrió la puerta y me metí rápidamente, debajo de mi colchón saqué una cajita, la cual puse en la mochila de Reiko.

—Debemos irnos ya.

Salimos del cuarto, pero apenas dimos un par de pasos lejos del pasillo, mi padre tomo a Reiko del cabello, la tumbo al piso empezando a darte de bofetadas, tomé el florero y se lo quebré en la cabeza, lo hizo soltarla.

—¡Corre a la puerta!

Con su cara hinchada y su cabello alborotado empezó a correr, mi padre me tomo por el tobillo, haciéndome caer, todo su peso me hizo encajarme uno de los vidrios del florero en el costado, también empezó a golpearme. Reiko regreso dándole en la espalda con un atizador, volvimos a correr, tan pronto salimos de la casa y nos subimos a uno de los autos, comenzaron a seguirnos los de seguridad.

Logre perderlos, pero el auto no dio para más, pues nunca tenía la gasolina suficiente como una precaución extra.

Así que aquí estábamos caminando en medio de la nada, golpeadas, cansadas y esperando una especie de milagro.




Seokjin.

Mierda.

El día fue una mierda, estaba tan hastiado, la boca me sabia a bilis y junto con lo metálico de la sangre, tenia un labio roto además de unas cuantas heridas en mi puño. Generalmente me contenía, pero mi ira había sido demasiada, no suelo tolerar la incompetencia, ya estaba en lo alto de la cadena alimenticia y no debía bajar ningún peldaño pues de lo contrario, me harían pedazos y se divertirían con mis restos.

Sentía la espalda aun tensa. Me toco deshacerme de un par de tipos que se atrevieron a ir amenazarme a unos de mis bares, esos hijos de puta no le temían a la muerte, ese fue su principal error. Me di el gusto de deformar su rostro con mis puños, mientras con horror sus subordinados solo veían siendo lo suficientemente inteligentes para no meterse en algo que terminarían igual o peor que sus amos.

Ahora estaba llenando el tanque de gasolina de mi auto, mientras fumaba en el frio terrible de Seúl, aunque solo llevaba una chaqueta la adrenalina que tenía encima podía incendiar la maldita gasolinera. Mi vista periférica capto un par de figuras que caminaban de manera errática por el asfalto, eran dos niñas, pero al parecer estaban muy heridas.

La mas pequeña venia con las mejillas inflamadas, pero sus ojos estaban totalmente rojos e hinchados por el llanto, la mayor se le notaba el esfuerzo terrible al caminar, estaba peor de herida que la mas menor, pero aun así la sostenía para ayudarla a caminar.

Trate de decirme que no era mi problema, pues en realidad no lo era, no debería de importarme menos, el mundo real es muy jodido y esto pasa a diario.

Pero entonces una suburban negra derrapo hasta quedar aun lado de las niñas, la mayor coloco a la pequeña tras de ella cubriéndola, de la suburban bajaron tres sujetos. Tres contra ellas dos, panda de cobardes. Pero la chica mayor tenía determinación en los ojos, su mirada brillaba con furia y valentía, la batalla la tenia perdida claramente, pero algo en ella la hacia querer seguir, y eso era la pequeña a sus espaldas.

—¡Hey!

Me acerque tirando la colilla de mi cigarrillo al suelo, pisándolo para apagarlo en su totalidad. La chica mayor me miro, sentí una especie de furia contra quien había dejado un rostro tan lindo de esa manera, la tensión volvió a mi espalda y esos tres estaban justo ahí para desquitarme.

—No te metas en esto.

—¡HERMANA!

Uno de ellos fue por ellas, quitando a la mas pequeña de los brazos de lo que ahora se es su hermana, el grito que dio me hizo reaccionar, sin dejarlos pestañear les dispare sin reparo a los tres, cayeron inertes mucho antes de que ellas reaccionaran.

La niña corrió a los brazos de su hermana.

—Gracias.

Fue lo único que dijo antes de desplomarse en el suelo, también.

¿Cómo bajaba la guardia así? Cuando yo era mil veces mas peligroso que los sujetos que las perseguían.

—Llevaremos a tu hermana a un médico.

La más joven extrañamente también confió en mí, debieron vivir un infierno si ambas confiaban en alguien que apenas habían conocido. Jodida situación en la que me había metido.

Ahora estaban en mi casa, siendo atendidas por mi médico. No las podía llevar a un hospital sin que me hicieran mil preguntas, no conocía su situación y no quería tener que lidiar con todo eso ahora.

—Mira hacia tu derecha —la mas pequeña hacia lo que el médico le pedía —bien —le puso una pomada en su mejilla pequeña —con esto se te bajara la hinchazón, solo no te toques demasiado.

—¿Doctor? ¿Mi hermana?

—Ella estará bien, le tomara mas tiempo que a ti sanar, pero se nota que es una chica fuerte, tranquila, puedes recostarte a su lado, pero no la muevas demasiado.

—Gracias.

Las dejamos en la habitación de invitados, les había traído ropa seca y limpia, una de las mucamas que trabajaba para mi me ayudo a cambiarlas mientras el doctor hacia su chequeo, yo estuve afuera de la habitación hasta que me pareció prudente entrar.

—¿Desde cuando eres un caballero de brillante armadura?

—Cállate Taehyung, ¿Cómo están las niñas?

—La mas chica esta bien, solo tiene cansancio, los golpes en su rostro no son tan graves, pero la mas grande, ella es otro asunto, parece como si un gorila la hubiera atacado, tiene lesiones viejas en el cuerpo, además de algunas cicatrices que no son nada agradables—hizo una mueca —es claro el abuso que ha sufrido, tiene laceraciones internas. ¿Dices que venían caminando por la carretera?

—Si, seguramente huyendo de los sujetos que asesine.

—¿Qué vas hacer con ellas?

—No lo se hombre, ni siquiera se porque las ayude, es claro que no estaba en mis cinco sentidos.

—Pues piensa bien, porque la mayor no podrá moverse en algunos días.

—Ya pensare en algo.

—¿Quieres que te revise a ti también? —me observo los nudillos.

—No, esto ya es habitual.

—Bien, manda por los medicamentos que pedí, no las dejes sentir mas dolor, al menos dales un poco de paz.

Asentí e hice lo que me pidió. Cuando entre a verlas de nuevo, la pequeña estaba aferrada de la cintura de su hermana, ella un dormida la rodeaba con el brazo, sin duda el mundo es una mierda ellas dos son el claro ejemplo.



Es la primera vez que manejare a Jin como alguien calculador y frio, asi que tengan paciencia pues debo de imaginarlo bien, esta historia ya esta totalmente formada en mi cabeza, pero no abandonare las demas saben que siempre actualizo todo aunque sea de forma lenta, pero con la euforia que siento por este fic puede que sea uno de los que actualice mas rapido XD.

¿Opiniones?

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