Lo que es mio
Nara.
La facilidad con la que hablaba con este sujeto me asustaba, es un extraño prácticamente, un extraño que mato a tres personas enfrente de nosotras. Pero que de igual forma le agradeci. Reiko no le tenia miedo, incluso se veía lo mucho que le agradaba, pero pienso que es también el sentimiento de gratitud que se formo al darnos una salida cuando pensamos que regresaríamos a los brazos del monstruos de mi padre.
Seokjin despedia un aura oscura, además de que es intimidante, es atractivo y esas facciones calculadoras lo hacen a uno replantearse lo peligroso que es. Pero no estaba siendo asi con nosotras, se notaba molesto cada que le contaba lo que paso con mi padre, además de que puedo jugarme el cuello a que sabe quien es. Usami Kento es el CEO de unas de las mas grandes compañías de Seul, además de que tiene inversiones en empresas de alto renombre.
—En la guantera esta un teléfono, tiene mi numero de teléfono, además recordar mi nombre te ayudara en muchas ocasiones —miro por el espejo retrovisor —¿Cómo es que me llamo linda?
—El señor Kim Seokjin —dijo Reiko sonriendo.
—Eso es, no duden en llamar si me necesitan.
—¿Lo volveremos a ver? —una leve pizca de ilusión se hizo en la voz de mi hermana.
—A cualquiera que le gusten mis panqueques la vería mas de mil veces, además aun tenemos un juego de ajedrez pendiente.
—Perfecto, nunca he destrozado a un adulto en ajedrez a parte de mi maestra.
—Esa voz confiada me gusta.
Nos estacionamos en el mini market donde veríamos a la maestra, abri la guantera y tome el teléfono, se que no esta haciendo esto por lastima, no me ha mirado como mis compañeras de universidad al ver mis marcas, tenia una especie de orgullo al escuchar como es que planee escaparnos de nuestro padre.
—Esperare a que vengan a recogerlas.
—¿Tu identidad estará segura?
—Estaremos usando un nombre falso en lo que buscamos algo más.
—Has pensado en todo.
—Llevo años ansiando la libertad.
Vimos el auto de la maestra estacionarse, sentí un gran alivio m, todo se estaba volviendo real, al fin estaríamos lejos de ese monstruo.
Baje primero sientiendo la mirada de Seokjin todo el tiempo. Cuando ví a la maestra corrí a abrazarla, sentí mi cuerpo relajarse en un llanto profundo, tenía mucho sin llorar, me prometi que no lo haría pero no pude evitarlo. Años de dolor y frustración ahora habían terminado.
—Ya mi niña, ya —la maestra Hwang acariciaba mi cabello — ya estás a salvó.
—¡Oye! —nos giramos al escucharlo —¿Cuál es tu nombre mujer?
—¿El mío? —se señalo la maestra y Seokjin asintió —Lena Hwang.
—Bien, las niñas Usami están bajo mi protección, cuídalas bien.
La maestra asintió, yo me acerque a él y le hice una reverencia.
—Le agradezco señor Kim, en verdad no tiene idea de todo lo que ha hecho por nosotras.
—No agradezcas, aún tengo una partida de ajedrez pendiente.
Le guiño un ojo a Reiko y subió a su auto para después irse.
Kim Seokjin
Un mes después.
La mujer rebotaba sobre de mi haciendo sonidos obsecenos mientras gemía de una manera poco armoniosa.
Yo no me sentía motivado, solo fumaba mientras la veía. Fastidiado de su concierto horrible la empuje de sobre de mi.
Ella obviamente estaba confundida, yo me levanté y me quite el preservativo.
—Vistete y vete, no tengo ánimos de esto.
—¿hice algo malo Seokjin?
Di una calada al cigarrillo y exhale hacia arriba sin dejar de verla.
—Nada cariño, simplemente no eres ella.
No. No era Nara, la obsesión que había ganado hacia ella era enorme, la había tenido vigilada desde que la deje en manos de esa mujer, ahora estaba viviendo en un pueblo pequeño, trabajaba en un restaurante local como cocinera, a veces iba a comer ahí solo para poder verla. Jugaba ajedrez con Reiko mientras llegaba nuestro pedido. Fue realmente jodido cuando probé si comida la primera vez, me sentí en el paraíso.
—Mi hermana cocina delicioso.
Y no mentia, la comida de Nara era como tocar el cielo con la lengua, no me importaba ser pateado en ajedrez por una niña de once años si seguía probando de esos deliciosos platillos.
Pero ahora tenía un nuevo problema, había visto sonreír a Nara, si ella ya era dolorosamente hermosa su sonrisa fue mi perdición. Ahora no podía follarme una mujer sin ponerle el rostro de esa linda chica japonesa.
Aquí estaba de nuevo en mi ducha masturbándome mientras pienso en ella.
Cuando salí del baño, Jimin estaba en mi cama leyendo una revista.
—Largo.
—Me encantaría poder irme, pero tenemos trabajo.
—Hazlo tu solo, para eso te pago.
—Lo se, pero esto es algo que haríamos los dos, ahora —se levantó de la cama y camino directo hacia mi —si las chicas que metes a tu cama no te satisfacen, sabes que puedo darte la mamada de tu vida, amaría ahogarme con eso que llevas entre las piernas.
—No me van los de tu especie por más que tengas un rostro bonito.
Jimin ríe divertido. Yo termino de secar mi cabello.
—De todos modos ¿Qué no estás saliendo con Taehyung?
Se encoge de hombros.
—Hicimos un trío la semana pasada y se molestó porque bese a la chica.
—Como sea, dejemos los pendientes para mañana, voy a salir.
—Ire contigo.
—No estás invitado.
Hizo un puchero y se plantó en la puerta.
—No me interesa, si la chica por la cual viajas casi cinco horas todos los viernes será parte de esta familia la debo conocer.
—Mete la pata con ella y será el último día de tu vida, Taehyung deberá de juntar tus pedazos uno por uno.
—Eso quiere decir que si voy —salio de la habitación, pero regreso —por cierto Kento volvió a Corea.
Desde que sus hijas escaparon ese mal nacido se había ido del país, pero se que más anduvo rastreando a las chicas. Pero ha vuelto y cuando termine mis asuntos iré por él.
Extrañamente Jimin estuvo calmado en el camino, se lo agradecí ya que no quería llegar de mal humor con Reiko quien era la primera en recibirme siempre.
—Es un bonito lugar, muy pintoresco.
Mire a Jimin que se quitaba las gafas de sol mirando el pequeño restaurante donde trabajaba Nara.
—No llames mucho la atención.
—¿Yo? —me recortó de arriba abajo —eres un tipo con un aura oscura a más no poder, pero te preocupas por mi, además —se arreglo el cabello en el reflejo de una motocicleta —parece que el lugar está lleno.
No me había percatado pero está a lleno de motocicletas, entramos al lugar y Nara nos recibió con esos uniformes de mesera que son ajustados al cuerpo, no desimule para nada cuando la devore con la mirada.
—Señor Seokjin.
—Sigues con lo de señor —tenia el cabello recogido en una coleta alta y pude notar como una pequeña gota de sudor recorría su cuello, sentí un tirón fuerte en la entrepierna deseando lamerla — ¿Qué haces fuera de la cocina?
—Estela enfermo y hay demasiados clientes, estoy ayudando en los dos lados —miro a Jimin —hoy viene acompañado.
—Es Jimin, un socio.
—Park Jimin —me corrigió —un ola era señorita.
—Usami Nara, aunque aquí me conocen como Sora, pasen está la mesa de siempre.
Se esfumó hacia la cocina, guíe a Jimin hasta al rincón donde estaba sentada Reiko con demasiados libros mientras escribía en su cuaderno.
—Rei.
Levantó la mirada, seguido de eso corrió a abrazarme la alce en brazos.
—¿Hoy no jugaremos?
—Debo adelantar tarea, mi hermana dijo que iremos de día de campo y quiero no tener pendientes.
—¿Necesitas ayuda?
—Solo compañía Oppa.
—¿Oppa?
Fulmine con la mirada a Jimin, Reiko puede llamarme así cuanto quiera, pero si el trata de bromear haré que trague su lengua.
—Hola pequeña Rei-chan.
—El es amigo mío, no debes temerle.
La baje y saludo de manera formal.
—Usami Reiko, un placer.
—Park Jimin, pero puedes decirme Jiminnie o minnie.
Nos sentamos y Jimin se puso a colorear los mapas que Reiko hacia, mientras hablaban de dibujos animados.
Reiko se acercó con una jarra de café.
—Ya vengo, ¿Pediras lo de siempre?
Te quisiera a ti en mis piernas.
—Si, para Jimin traerle lo mismo.
—Perfecto.
Se retiro a atender las mesas de los motociclistas yo me le quede viendo hasta que escuche a Jimin.
—Rei-chan, ¿Conoces la palabra discreción?
—Si, es cuando debes de ser cauteloso con alguna acción.
—Eres muy lista.
—Lo se, también se que lo dices porque a Oppa le gusta mi hermana y no lo disimula nada.
—¿Quién quiere disimular?
Dije sonriéndole a Reiko, ella se cubrió la boca con sus dos manitas mientras Jimin me miraba asombrado. Pero nuestro bello momento se arruinó cuando escuchamos un vidrio romperse.
—Suelteme —Nara se zafo de la mano de uno de los cerdos motociclistas —no me vuelva a tocar.
¿Tocar?
¿Ella dijo tocar?
—Jin, no seas tan impulsivo —Jimin ya me estaba sujetando de la chaqueta —espera un poco.
Pero en eso otro de los cerdos la tomo por atrás y el de enfrente le vacío la taza de café en su escote del uniforme.
—Rei-chan debajo de la mesa y no salgas de ahí.
Reiko asintió, Jimin me alcanzó en cuanto aseguro a la niña.
—Ve con tu hermana.
Jimin ya la había ayudado a soltarse del agarre del segundo cerdo, le di mi chaqueta para que se quitará la camisa mojada.
—No se metan en esto par de niños bonitos.
Jimin le dio un golpe fuerte en las costillas a uno de los tipos y lo empezó a patear mientras reía.
—Veras —dijo limpiando su zapato lleno de sangre en los pantalones del sujeto en el suelo —Jin es más delicado que yo, pero suelo exaltarme cuando me dicen niño.
—Idiotas de mierda, claramente somos más.
Saque mi pistola y le dispare a tres de ellos en las rodillas.
—Ya no —apunte a la cabeza del que le lanzó el café a Nara —mi puntería es de lo mejor, si tus hombres se acercan porque es claro que eres el cerdo mayor. Tus sesos mancharan el piso.
—¿Todo esto por una puta?
Jimin giro los ojos y apuñaló en la garganta a quien hablo, su expresión al asesinar siempre me impresiona.
—Veran, la única persona más peligrosa en este lugar, es mi amigo de la pistola —se sienta en una mesa mientras trata de controlar sus ganas de destazar más personas —ahora vuelvan a abrir la boca y todo se pondrá peor.
—Llevatelas al auto, me voy a encargar desde aquí.
—Les dije.
Jimin se fue hacia las chicas, pude notar la piel enrojecida de Nara por la bebida caliente que le habían arrojado.
En cuanto salieron del lugar, tome por el cuello al principal causante de todo esto.
—Saca a los clientes, no te preocupes por nada, yo pagaré todo aquí.
El gerente asintió haciendo lo que le dije, arrastre hasta la cocina.
—Te diré que fue lo que hiciste mal antes de que preguntes —encendi una de las mechas de la estufa —la primera es —tome su mano y la puse directo en el fuego —toca y dañar algo que es mío —un grito de dolor atravesó su garganta y la carne quemada empezába a oler.
—Pare por favor pare.
Quite su mano y lo tome del cuello nuevamente.
—Y lo segundo fue, alterar mi tiempo con ella.
Acerque su rostro al fuego hasta que ya no pudo gritar más….
Si eso hizo con unos cualquiera.
¿Que le irá hacer al padre de Nara?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top