Final Parte 1

Nara

El aire fresco en mi rostro me tiene relajada, no había dormido mucho en estas semanas, tenias pesadillas, soñaba que mi padre nos alcanzaba, que le hacia daño a Seokjin. Se que eso no pasara. Pero el terror es demasiado palpable como para ignorarlo.

—Ella se ve feliz —Seokjin se sentó a mi lado mirando como Reiko jugaba con Jimin en el jardín de su casa — ¿Lograste dormir algo?

Negue con la cabeza, Seokjin había estado algo ocupado con su trabajo y casi no estaba en casa, solo los días que dormía en la cama podía dormir mas tiempo. Reiko seguía asistiendo a la escuela, solo que Jimin se había vuelto su guardaespaldas personal, ahora ella podía presentarse con su nombre real sin necesidad de mentir. Yo estaba estresada por no salir a trabajar. Quería ser útil.

—Te tengo algo —me extendió la mano —se que te va a gustar.

Me levante tomando su mano, pasamos dentro de la casa y fuimos hasta nuestra habitación, en la cama había una caja enorme de cartón, camine con lentitud para mirar el contenido, lo primero que vi fue un folder con el logo de la universidad de Seúl.

—¿Qué es esto? —se acercó por atrás y me abrazo por la cintura colocando su barbilla en mi hombro.

—Iras a la universidad, se que te aburre estar en casa, además de que tuviste que dejar tus estudios por la situación en la que estabas, aunque por el momento será todo en línea, iras a presentar los exámenes y algunas cosas a la facultad, pero tendrás algo que hacer.

—¿En verdad? —miré los libros — no creí volver a retomar mis clases.

Me giro y me tomo del mentón.

—Puede asegurar las cosas que necesitas, puede entender lo que extrañas —acaricio mi cintura —se que no ha sido fácil, pero necesito que me pidas las cosas, no dudes que te daré todo lo que me pidas, entiende Nara, ahora eres mía.

Me quede mirándolo a los ojos, su mirada suele ser muy fría la mayor parte del tiempo, solo cuando habla con Reiko y conmigo cambie, muestra cariño, me da una calidez que no espere tener, tal vez sean las pesadillas que me tenían cansada, tal vez era la manera en que Reiko era feliz ahora y quería que así se conservara, pudieron ser muchas cosas.

—Jin —lo tome del rostro —quiero, quiero ser libre —me paro de puntas — acaba con mis pesadillas.

—Perfecto —me acerca mas contra él y me deja un pequeño beso —solo no será lindo te lo advierto.

Le tomo la mano y la meto debajo de mi camisa, lo hago tocar cada cicatriz de mi cuerpo, el la sigue sin decir nada hasta llegar a las de mi pecho, vuelve a besarme, pero baja hasta mi cuello.

—Por cada una de estas, hazlo sufrir diez veces más.

Jin es capaz de borrar las pesadillas, se que lo hará, nos dará lo que necesitamos Reiko y yo, no me arrepentiré de nada, absolutamente de nada.

—Las he contado tantas veces, todas y cada una de ellas, esperando el momento en que me pidieras esto.

Me quito la camisa y se hinco para besar mi abdomen, lamia con cuidado cada parte de la piel donde se hacia el pequeño borde por las heridas viejas. Quito los botones de mi pantalón con los dientes al igual que bajo la cremallera de mi pantalón, yo comencé a sentir como mi respiración se agitaba al sentir sus gruesos labios pegándose a mi centro sobre la ropa interior.

—Nara.

Acaricie su cabeza, se escucha también que diga mi nombre con ese tono grueso de excitación, quito mi ropa interior dejándome solo en el sostén, su lengua sabia tan bien el camino a mi clítoris que me basto solo con abriera un poco mis piernas, mi abdomen pego en su cabeza al inclinarme ante la sensible reacción.

—¿Te he tenido abandonada no es así? —se levanto para ponerme contra la puerta de la habitación, no se desnudo solo saco su duro miembro —te daré un poco de alivio a ese lindo coño tuyo.

—Eres tan vulgar.

Se clavo en mi alzándome con fiereza —¿Y apenas te das cuenta? —abrió mis pliegues con su grosor, mientras yo me aferraba a sus anchos hombros gimiendo —cuando se trata de ti, no puedo tener educación —mi humedad empapaba con perfección su polla —mi lado mas animal brota —deja mordidas duras en mi cuello —me pide que te folle como una puta, que te haga decir mi nombre tantas veces que solo pienses en mi polla cuando un pensamiento obsceno invada tu mente.

Mis pezones me dolían contra la tela del sostén, su voz gruesa con todo lo sucio que decía me tenia aturdida en los instintos mas bajos de la lujuria, quería desnudarlo y sentir contra mí, quería ser me dolieran las piernas al día siguiente, yo también quería que fuera un animal conmigo.

—¡Seokjin! ¡mmmh! —le jale el cabello —hazme correrme.

—¿Qué dices? —sonrió de lado mientras apretó mi culo contra la puerta —estas ahogando mi miembro, una embestida mas y te llenare de mi semen, mientras tocas el maldito infierno.

Las contracciones en mi vientre fueron intensas, al igual el como me lleno, permanecimos besándonos un poco mas antes de que me bajara y acomodara mi ropa.

—No me quedare a cenar con ustedes.

—¿Saldrás de nuevo?

—Es necesario —me dio un beso —cumplir el deseo de mi mujer lleva tiempo —me aferre a su camisa —dame setenta y dos horas para volver a ti.

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